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lunes, 26 de febrero de 2007

Tiempo de amar, tiempo de morir (A time to love and a time to die)

Tiempo de amar, tiempo de morir (1958)

Finales del año 1944. Tras varios meses combatiendo sin descanso en el frente ruso, el cabo Grabner recibe un permiso para volver a Alemania. Al llegar a su casa se la encuentra destruida por un bombardeo y a sus padres desaparecidos. Buscando su familia encuentra a una antigua amiga de la que rápidamente se enamora y con la que decide casarse. Mientras esto ocurre, Grabner se reencuentra con un antiguo compañero de estudios, ahora alto cargo del partido nazi. A través de su relación con este, Grabner irá comprobando como Alemania se aproxima al abismo, mientras los secuaces del nazismo corrompen la fibra moral del pais con su fanatismo.

Basado en una obra de Erich Maria Remarque (autor de “Sin novedad en el frente” también llevada al cine) “Tiempo de amar…” tiene el mérito de saber conjugar una tierna historia de amor, nada sensiblera, con los horrores de una guerra, mostrando además la demencia colectiva que envolvió los últimos estertores del III Reich. Algunas escenas de gran intensidad dramática (atención a la escena del fatalista mayor del SD tocando el piano y hablando de las matanzas en Rusia o la del judío que vive escondido de la Gestapo) bien intercaladas con escenas emotivas dotan de mucha profundidad a la historia, cuyo principal mérito consiste en mostrarnos todas las caras de la realidad. Las interpretaciones también son sobresalientes, especialmente del dúo protagonista, sobresaliendo John Gavin como Grabner, seguramente en el mejor papel de su carrera.

Resumiendo, “Tiempo de amar…” es una magnífica película sobre el amor en tiempos de guerra y sobre la esperanza en medio de la zozobra. Un pequeño clásico que ha resistido bien el paso del tiempo.

6 comentarios:

Major Reisman dijo...

Buenas

Muy buena película que evita caer en la sensiblería como bien apuntas.

Curiosamente hoy la he sacado a colación en un tema de otro blog al discutir sobre la originalidad de "Cartas desde Iwo Jima" al describir una película americana la guerra desde el otro lado. Esta película y "La Cruz de Hierro" son precisamente dos predecesoras en las que películas de Hollywood describen la guerra desde el "lado enemigo".

A mi, el personaje de la portera es el que más se me atraganta por lo inquietante que es.

El final, a pesar de que recuerda mucho a la anterior obra de Remarque, es realmente buenísimo.

Un saludo

Von Kleist dijo...

Buenas Reisman

Efectivamente el personaje de la portera nazi era de lo más inquietante. Otra escena bastante estremecedora es la de la recogida del "paquete" que contiene las cenizas del padre de la mujer de Grabner... siendo una pelicula de los años 50, la verdad es que sorprende por su crudeza y realismo.

jenisais dijo...

Cada vez que veo "Tiempo de amar..." no puedo olvidar la novela. La peli no alcanza la densidad que destila la obra de Remarque. Es más una pelicula "de Hollywood" que una pelicula "europea" (espero haberme explicado). Tuvo notable éxito (ganó 1 Oscar al Mejor Sonido, tras haber logrado previamente un Globo de oro, ambos en 1959). Curiosamente es en este film donde aparece Remarque por primera y única vez: es el profesor Pohlmann, vecino de la escalera que dialoga con la pareja protagonista).
Remarque, nacido en Osnabrück en 1898, huyó a Suiza: los nazis quemaron su 1ª y mejor obra "Im westwn nichts neues" Sin novedad en el frente en una de las famosas hogueras de libros al ser tachada de "pacifista". Y ya se sabe "donde se queman libros, luego se queman personas". Remarque emigró a los USA en 1939 donde llevó una vida de escritor y donde logró llevar al cine otras novelas suyas, todas de gran popularidad: "Tres camaradas" (1938); donde describe de manera magistral la dificil inserción en la vida civil de tres amigos universitarios desmovilizados al acabar la Primera Guerra mundial.Y en 1948, Lewis Milestone, el mismo director que realizó su "Sin novedad en el frente" en 1930 rodó su novela "Arco de Triunfo" protagonizada por Ingrid Bergman y Charles Boyer.
Erich Maria Remarque, nacido Erich Paul Remark, regresó a Suiza donde falleció en Locarno en 1970.
Saludos, Ulzana

Von Kleist dijo...

Buenas

Excelentes comentarios amigo Ulzana. La verdad es que eres una enciclopedia cinéfila... Respecto a lo que dices, estoy de acuerdo en que es dificil captar toda la densidad de un texto literario en una película, pero creo que en este caso (al menos) se hizo una dignísima adaptación.

Y respecto a los cameos, aparte de del de Remarque, tiene un pequeño papel en la película el posteriormente célebre actor Klaus Kinski, que si no me equivoco hace de mayor del SD.

Un placer verte por aquí de nuevo Ulzana.

Klaiver dijo...

Esta película es una de esas que piensas que está adelantada a su tiempo, pues en la década de los 50 desde luego que temas como el de la Gestapo si no se omitían se trataban con una tibieza muy artificiosa.

El film, y eso que yo no soy un enamorado de las historias románticas, sabe entrelazar muy bien el romance con la trama, convirtiéndose por adelantado en la antítesis de pastelazos como Pearl Harbor.

Además, cuenta como pocos la intrahistoria de la vida de los alemanes en la guerra, abarcando una cantidad de frentes en lo que a matices se refiere absolutamente descomunal.

En mi opinión, se trata de una película valiente por parte de Douglas Sirk (que cuenta con otras grandes, especialmente obsesión), que traza y dibuja historias con una crudeza(en una década muy poco dada a hablar de ciertos temas) que películas, diez años mas tarde, no se atreverían ni a insinuar

Rayana en lo sublime.

Un saludo, Von Kleist

Von Kleist dijo...

Buenas Klaiver

Has apuntado algo totalmente cierto: esta es una de esas raras ocasiones en la que la historio romántica no solo no estorba, sino que además, aporta mucho a la trama.

Personalmente soy un enamorado de este film. No solo por su esmerada factura formal, sus muy buenos diálogos o por el interés de la historia. También por lo que señalas, el que tratándose de una película de los años 50 abordara con mucha valentía temas que incluso hoy día apenas se tratan en los films bélicos.

La escena de Klaus Kinski relatando las atrocidades de la SS mientras echa una cerilla sobre el piano, es de las que merece la pena recordar.

Saludos