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miércoles, 25 de febrero de 2009

Escarlata y Negro (The Escarlet and the Black)

Escarlata y negro (1983)

La acción nos sitúa en Roma, tras la ocupación de la ciudad por tropas alemanas en 1943. El coronel de la SS Herbert Kappler (Christopher Plummer) recien nombrado nuevo jefe de la Gestapo en la ciudad, decidido a acabar con las actividades de la Resistencia en la capital italiana. Por su parte, Monseñor Hugh O’Flaherty (Gregory Peck), es un sacerdote irlandés perteneciente al Santo Oficio del Vaticano, que dedica todos sus esfuerzos a ocultar soldados aliados evadidos y familiares de la resistencia italiana para ayudarles a escapar de los alemanes. Pronto, Kappler comenzará a sospechar de O´Flaherty, trabándose entre ambos hombres una intensa rivalidad.

Puede decirse que el caso de Escarlata y Negro es ciertamente atípico, ya que, pese a ser una producción hecha para la televisión, tanto por su despliegue de medios de producción como por su calidad artística, estamos ante un telefilm perfectamente equiparable a cualquier producción hecha para la gran pantalla. La historia que nos cuenta se basa en una novela publicada en 1967 por el escritor J. P. Gallagher titulada The Scarlet Pimpernel of the Vatican (La pimpinela escarlata del Vaticano). En dicha novela se narraba la historia real de Monseñor O´Flaherty, cuyas actividades clandestinas durante la guerra habían sido de mucho valor para rescatar a decenas de personas en peligro de ser detenidas por los alemanes. Por tanto, era una historia que claramente se prestaba para ser llevada al cine.

Como apuntaba antes, pese a tratarse de un telefilm (ganador, por cierto, de 3 premios Emmy), “Escarlata y Negro” tiene toda la apariencia de una gran producción convencional. Destaca en primer lugar, la presencia de dos grandes intérpretes como Gregory Peck y Christopher Plummer, que bordan sus respectivos papeles de luchador sacedorte y cruel oficial de la Gestapo respectivamente. También llama la atención la cuidada ambientación de los escenarios y exteriores, con muchas escenas filmadas en las localizaciones reales de Roma y el Vaticano. Pero por encima de todo, el film destaca por el sobresaliente duelo interpretativo entre Peck y Plummer, que llena la pantalla de una manera abrumadora, especialmente en las escenas que comparten. Un mano a mano actoral que por momentos recuerda al no menos memorable de Laurence Olivier y Michael Caine en “La Huella”. De entre todas las escenas que comparten los dos grandes actores me quedaría especialmente con dos: el primer encuentro de Kappler y O´Flaherty a la salida del teatro de la Ópera, y la parte del desenlace, con el duelo dialéctico entre los protagonistas, en la que Kappler termina apelando a los sentimientos cristianos de su acérrimo rival para conseguir su ayuda.

Además, la película ofrece una buena visión general de la situación en Roma durante los meses de ocupación alemana, y de las actividades clandestinas de la Resistencia durante ese periodo. Todo ello muy bien aderezado con la banda sonora compuesta por el siempre eficaz Ennio Morricone, que acompaña muy bien a la historia. Por ponerle algún “pero” quizás se le puede achacar algún que otro pequeño bajón de ritmo, y que, debido a la extensión de su metraje (casi 140 minutos) puede hacerse un poco larga, pese a que el ritmo narrativo es sostenido, por lo que la historia no llega a aburrir en ningún momento. Otro aspecto a su favor es el de que la mayoria de personajes reales que aparecen como Kappler, el Papa Pio XII, el General Wolf (jefe de la SS en Italia aunque aparece en el film con otro nombre) o el mismo Himmler son retratados de una manera bastante creíble y fidedigna.

En definitiva “Escarlata y Negro” es un telefilm que supera ampliamente a otras producciones de su estilo, quizás no especialmente sobresaliente en ningún aspecto, pero hecho con mucho oficio. Un título que no viene mal revisar de vez en cuando y que sobre todo merece ser recordado por la brillante actuación de su dúo protagonista.

Calificación: 7/10

viernes, 20 de febrero de 2009

Camarada (Paisà)

Camarada (1946)

A lo largo de seis historias, narradas en forma de episodios independientes, la película nos muestra distintos hechos sucedidos durante la campaña en el frente Italiano, desde el desembarco en Sicilia hasta la lucha en el Valle del Po, y las peripecias de una serie de personajes anónimos involucrados de una u otra manera en los sucesos históricos de dicha campaña.

Después de rodar “Roma, ciudad abiertaRoberto Rossellini continuó con “Paisà” la trilogía “de guerra” que había iniciado con aquel film. El éxito inesperado y la muy buena acogida entre la crítica que había tenido en EEUU “Roma, ciudad abierta” hizo que varios estudios de Hollywood se interesasen por el siguiente proyecto del director italiano. De ese modo, Rossellini pudo contar en esta ocasión con el apoyo de la poderosa productora norteamericana MGM, para realizar un film que, a modo de fresco cinematográfico, cubriera los hechos más importantes de la campaña italiana y como la guerra había afectado a la población local. Como curiosidad, apuntar que el primer título que se le dió la película (seguramente como tributo al apoyo financiero norteamericano) fue el de "Sette Americani" o "Seven from the U.S." (Siete Americanos), ya que en principio iba a contener siete episodios relatando la lucha de los aliados y la resistencia en suelo italiano. Sin embargo, cuando los episodios se redujeron a seis, se eligió el título de Paisà (camarada), por ser esta la palabra la usada por la población italiana para saludar o dirigirse a los soldados aliados cuando se los encontraban.

En ese sentido, puede considerarse que “Camarada” fue una película de un contenido mucho más “comercial” que el de Roma ciudad abierta; y en general, aunque recibió algún que otro reconocimiento en forma de galardón cinematográfico, tuvo una fría acogida entre la crítica y el público italiano. Y entrando a valorar el film, la verdad es que no es de extrañar que este no fuera un éxito en la época de su estreno. Porque lo cierto es que, a pesar de que Rossellini vuelve a ofrecernos una nueva muestra de su capacidad para presentar situaciones que rezuman naturalidad y realismo, amén de estar muy bien recreadas por los actores (no profesionales en su mayor parte), la película falla en varios aspectos.

No puede negarse que la idea original de la película es buena: combinar una visión general de la guerra en Italia, narrada mediante fragmentos de documentales, con las historias cotidianas de la gente corriente para ofrecer un completo tapiz narrativo de la época de la contienda. Sin embargo, a mi modo de ver la naturaleza episódica de la historia hubiera exigido algo más de elaboración en lo tocante al guión y las sucesivas tramas que se van presentando. Aunque hay algún episodio destacable (especialmente el segundo, con la historia del policía militar negro desvalijado por el niño pobre en Nápoles); en general, el contenido de las historias se queda en el terreno de lo anecdótico, y se echa en falta algo más de trascendencia argumental. Otro aspecto que no me terminó de convencer es el idiomático. En el film, los personajes de las distintas nacionalidades hablan en sus respectivos idiomas, con lo que en bastantes escenas vemos como se cruzan diálogos en italiano (o castellano en la versión doblada) con respuestas en inglés o alemán, lo cual resulta sin duda muy verídico, pero redunda en contra de la inteligibilidad de aquellos.

En resumidas cuentas “Camarada” vuelve a ofrecer un ejercicio de estilo artístico de su realizador, quien nos ofrece una película caracterizada por la naturalidad y verosimilitud de las distintas historias que relata. Ahora bien, dicha naturalidad no basta por sí misma para que la película sea redonda, y aunque es de agradecer la visión general que el film nos ofrece acerca de la campaña italiana, da la impresión de que los elementos narrativos están poco pulidos. Por ello, aunque Camarada es un trabajo estimable en varios aspectos, posiblemente sea la más floja de las tres películas que componen la trilogía bélica de Rossellini. Un film recomendable desde el punto de vista histórico, aunque algo fallido en cuanto a sus planteamientos y desarrollo, pese a lo cual no desmerece un visionado.

Calificación: 6/10

viernes, 13 de febrero de 2009

El general de La Rovere (Il generale della Rovere)

El general de La Rovere (1959)

La acción de la película nos sitúa en Génova en algún momento de 1944. Victorio Emanuele Bertone (Vittorio de Sica) es un buscavidas y pequeño estafador que aparenta tener contactos con las altas esferas de las autoridades alemanas. De este modo, con el seudónimo de Coronel Grimaldi y haciéndose pasar como mediador con influencia ante los alemanes, finge realizar gestiones que le permiten liberar a ciudadanos italianos retenidos a cambio de importantes sumas de dinero, que luego dilapida en el juego. Sin embargo, una serie de peripecias conducirán a Bertone a ser descubierto y detenido por la policia. Una vez bajo custodia, un oficial de la SS, el coronel Mueller, le ofrecerá a Bertone la libertad a cambio de que se encargue de suplantar en prisión la identidad del general de la Rovere, un importante líder de la resistencia fallecido, con la misión de descubrir sus contactos en Génova, lo que le acarreará una serie de consecuencias insospechadas.

Si hubo algo que caracterizó la carrera cinematográfica del realizador italiano Roberto Rosselini fue el indudable compromiso de su cine con los aspectos sociales y humanistas del arte, como demostró en su Obra Maestra, “Roma, ciudad abierta”. En este caso, Rosselini retomó el tema de la II GM, basándose en una hecho real recogido en sus escritos por el periodista Indro Montanelli, quien había conocido la historia acerca De la Rovere durante su reclusión en una cárcel por sus posturas antifascistas, historia que sirvió de inspiración para el guión del film. Curiosamente, Rossellini solo aceptó el proyecto por encargo expreso de su productora, ya que en principio no sintió especial interés en realizar una nueva película sobre la resistencia, un tema que ya había abordado en varias ocasiones en sus films anteriores. Pero finalmente accedió a dirigirla, lo que supuso una de las últimas incursiones cinematográficas del fundador del movimiento neorrealista, antes de volcarse en las producciones televisivas. Y puede decirse que, a la postre, fue su última gran película.

El relato de Montanelli nos traslada de lleno a los últimos meses de gobierno fascista y ocupación alemana en el Norte de Italia. La película retrata con maestría dicha época, marcada por la lucha de la resistencia italiana contra los fascistas y fuerzas alemanas, y las represalias emprendidas por estos contra los partisanos en forma de ejecuciones y encarcelamientos. Es en este ambiente donde el pícaro aprovechado de turno, magistralmente interpretado por un enorme Vittorio de Sica, intenta sacar el máximo provecho posible de las desgracias ajenas. Al igual que en “Roma ciudad abierta”, Rosselini, siempre fiel a sus postulados neorralistas nos ofrece una ambientación muy cuidada, realzada por una elegante fotografía en B/N que acompaña perfectamente a la historia y la sitúa apropiadamente en su contexto temporal.

Aparte de la ambientación, lo mejor del film a mi modo de ver es el cuidado con el que se retrata a los distintos personajes, y la forma tan creíble en la que se presentan las situaciones cotidianas en las que se desenvuelve el protagonista. Y es ahí donde la soberbia interpretación de Vittorio de Sica cobra especial relevancia, ya que el actor compone un papel inolvidable, dotando a su personaje de una profundidad y riqueza de matices pocas veces vista en el cine. Y el otro aspecto inolvidable de este film es su mensaje. La bella parábola que nos transmite la historia, acerca de cómo incluso el aparentemente más vil de los seres humanos puede ser capaz de albergar una tremenda dignidad y efectuar el máximo sacrificio por un ideal, destila una tremenda humanidad que realmente cala en el espectador, a la vez que consigue emocionar con un desenlace brillantemente filmado y tremendamente emotivo.

El ritmo narrativo del film no decae gracias a un guión muy bien elaborado que sabe dosificar a la perfección los distintos elementos de la historia. Y pese a que el desarrollo argumental se basa casi en su totalidad en diálogos, la película va creciendo en interés y dramatismo hasta el mencionado desenlace. A esto hay que añadir varias escenas memorables, que ponen de manifiesto la maestria de Rosselini como realizador. De entre ellas destacaria el momento en el que de La Rovere lee en su celda los mensajes escritos por los jóvenes que minutos después iban a ser fusilados y el momento en que el coronel Muller le intima a revelar la identidad del lider de la resistencia, y Bertone, totalmente imbuido de su papel, le escribe una breve carta a la verdadera esposa del general.

En resumen, “El general de la Rovere” es para mi uno de los pequeños grandes clásicos a descubrir sobre la II GM. Sin llegar a alcanzar la maestría de “Roma, Ciudad Abierta”, Rosselini obsequió al público con una gran película y, sobre todo, con un mensaje de optimismo y humanidad que aun hoy consigue emocionar al espectador. Y de paso, el gran Vittorio de Sica logró la que probablemente supuso la mejor interpretación de toda su carrera como intérprete. Una película que verdaderamente merece la pena verse y que sirve de excelente colofón para redondear con esta reseña la entrada nº 200 del blog.

Calificación: 8/10

viernes, 6 de febrero de 2009

Alemania, año cero (Germania anno zero)

Alemania, año cero (1948)

Berlin, 1947. En el periodo más duro de la posguerra, millones de personas se afanan entre las ruinas de la capital alemana por sobrevivir como pueden en medio de la destrucción causada por la guerra. Entre ellas se encuentra Edmund Moeschke, un niño de 12 años, cuya familia se encuentra en una difícil situación. Acogidos de mala gana en una casa ajena, con su padre gravemente enfermo, el hermano mayor veterano de la Werhmacht ocultandose de la policía, y su hermana alternando con soldados aliados, Edmund deberá asumir responsabilidades de adulto para ayudar a sus parientes. En sus andanzas en busca de comida por la ciudad Edmund volverá a encontrarse con un antiguo profesor, el Señor Enning, quien le inculcará ideas nazis, precipitando una serie de trágicos acontecimientos.

Con Alemania año cero, el director italiano Roberto Rosselini cerraba su trilogía neorralista dedicada a la II GM. Una trilogia que Rosselini habia iniciado con “Roma ciudad abierta” y continuado con “Paisà”. En esta ocasión Rossellini abandona el ambiente italiano para retratar las ruinas de la Alemania devastada por la guerra, tanto material como moralmente. Fiel a su estilo hiperrealista, Rossellini vuelve a ofrecernos las mismas constantes estilísticas de sus anteriores trabajos. Esto se aprecia principalmente en el uso de escenarios y decorados reales (es destacable el largo plano secuencia inicial mostrando las ruinas de Berlin), la iluminación natural, y el empleo de actores no profesionales que más que interpretar, se relacionan entre sí con una naturalidad que traspasa la pantalla.

Sin embargo, pese a que Rossellini no se apartó ni un ápice de su manual de estilo habitual, en mi opinión el resultado final está muy lejos de igualar la calidad de su magnífica “Roma, ciudad abierta”. En esta ocasión, la mirada del cineasta italiano se dirige hacia la desolación que acompaña a los perdedores de la guerra, pero también hacia los causantes de la devastación de Europa, y eso se nota. El cuidado dibujo de las situaciones y de los personajes de los films anteriores del director está aquí totalmente ausente; y su lugar lo ocupa una fría y descarnada visión de la sociedad alemana de la posguerra. Cualquier atisbo de humanidad u optimismo brilla por su ausencia, y en lugar de ello asistimos, a través de la historia del protagonista, a una visceral y descendente espiral de horror, rematada con un trágico desenlace. Una historia que muestra bien a las claras la poca esperanza de redención que Rosselini expresa hacia Alemania en su conjunto, lo cual deja en el espectador cierta sensación de revanchismo latente en forma de testimonio cinematográfico.

En ese aspecto opino que “Alemania año cero” es una película que no ha envejecido bien. Aun reconociendo que las situaciones cotidianas que plantea, mostrando todas las penurias de la posguerra, son muy creíbles, el conjunto de la historia resulta extremadamente desolador. En ese sentido, creo que este film se deja llevar demasiado por los excesos dramáticos e incluso en algún momento (sobre todo en el tramo final del film) bordea el efectismo puro y duro. Contemplada desde un punto de vista meramente documental no puede negarse que el film ofrece un testimonio tremendamente aleccionador sobre las consecuencias de la guerra, pero desde el punto de vista cinematográfico opino que está bastante lejos de ser uno de los mejores trabajos de Rossellini. En mi opinión, una película que es mejor por su forma que por su fondo, aunque indudablemente nos cuenta una historia que impacta por su crudeza y que es difícil de olvidar, a mi no me terminó de convencer en términos cinematográficos.

Calificación: 6,5/10

lunes, 2 de febrero de 2009

Valkiria (Valkyrie)

Valkiria (2008)

Mientras Hitler arrastra a Alemania hacia el abismo en los campos de batalla, un grupo de conspiradores se prepara en la sombra para atentar contra la vida del Führer y deponer el régimen nazi. Los conspiradores, liderados por el general Beck preparan un atentado con bomba en el Cuartel General de Hitler en Prusia Oriental, y el subsiguiente golpe de Estado que habrá de salvar a Alemania de la destrucción. El hombre encargado de ser el ejecutor material del atentado y dar así comienzo a la denominada “Operación Valkiria” para derrocar el régimen nazi, es el Coronel Claus Von Stauffenberg (Tom Cruise) un oficial de estado mayor lisiado a consecuencia de las heridas recibidas en el Norte de Africa, de cuyo éxito depende el éxito de la conspiración.

Tras varios meses de retraso (en principio el estreno se había fijado para Ocubre de 2008) y alguna que otra polémica debida a un rodaje accidentado, y a los rumores sobre los problemas de la productora con las autoridades alemanas, debido las creencias cienciológicas de Cruise, por fin ha llegado a la cartelera española “Valkiria”. La verdad es que era extraño que los hechos que rodearon a la Operación Valkiria y el golpe de estado contra Hitler solo hubieran sido objeto de un par de modestas producciones alemanas hasta la fecha. La primera, una película de los años 50 titulada “Sucedió el 20 de julio”; y un telefilm mucho más reciente, titulado “Operación Valkiria”. Pero ciertamente se echaba en falta una gran producción como esta sobre uno de los hechos más importantes de la II GM. Eso, unido a la gran expectación despertada por un estreno que ha sido publicitado hasta la saciedad, ha hecho que muchos de los aficionados al cine histórico hayamos esperado su estreno con inusitada avidez.

En cualquier caso yo me apresté a ver la película con dudas. Porque, pese a estar de por medio un director quizás no brillante pero sí bastante competente como Brian Singer, tratandose de un producto “made in Hollywood” y con Tom Cruise metido de lleno en la película, no solo como actor principal, sino también en tareas de producción, habia motivos sobrados para recelar de “Valkiria”. Y he de decir que mis sospechas se han visto justificadas, al menos en parte. Vayamos primero con lo que me ha gustado del film.

La película arranca bien, con un trepidante prólogo en el Norte de Africa que nos muestra como Stauffemberg resulta gravemente herido en un ataque aereo. Seguidamente evoluciona hacia el thriller, con la reconstrucción histórica de los hechos referentes a la preparación de Valkiria, comenzando con el fallido atentado de las botellas de coñac explosivas, que logra enlazar muy bien con la subsiguiente trama del atentado del 20 de julio. Sin embargo, a partir de ahí es cuando la película comienza a flojear en algún que otro aspecto. El desarrollo de los hechos que rodearon a la preparación del atentado se hace de una forma mucho más convencional, y quizás confusa, ya que no se explica bien el papel de los distintos personajes secundarios que intervinieron. Pese a lo cual considero que el film, para no confundir demasiado al espectador, acierta a centrarse en los principales colaboradores de Stauffenberg: los generales Olbrich y Ludwig Beck.

Lo que menos me gustó, no obstante, es como se narra la ejecución del atentado, la cual me pareció demasiado apresurada y carente de tensión dramática. Además, hay un fallo grande, la pata de la mesa de reuniones (la que salvó la vida de Hitler) era de un grosor considerable, de manera que amortiguó la explosión cuando el coronel Brandt puso la cartera de Stauffenberg al otro lado de la misma. En cambio, la que sale en el film es una pata normal y bastante delgada, de modo que si hubiera sido así, a buen seguro la bomba habría matado a Hitler. Igualmente, la descripción de los sucesos en el Cuartel General del ejército en Berlin no me terminó de llenar, aunque ciertamente se hace de manera bastante fidedigna respecto a los hechos históricos. También eché en falta que se ahondara algo más en los dilemas morales del protagonista, y en sus motivaciones internas, aspectos que en mi opinión quedan un tanto desdibujados en el film.

Sobre la interpretación de Cruise en el papel de Stauffenberg se puede decir aquello de “ni frio ni calor”. Dejando de lado el hecho de que el actor no da el típo físico del personaje (Stauffemberg era un hombre fornido, que medía 1,85) no puede decirse que su interpretación sea mala, pero sí que tiene ese punto de inexpresividad que caracteriza últimamente los papeles que interpreta Cruise. En cambio, sí que me gustó bastante la interpretación de los actores secundarios, en general muy bien caracterizados, especialmente los que encarnaban a Olbricht (Bill Nighy) y Beck (Terence Stamp).

En resumidas cuentas, “Valkiria” resulta un producto de buena factura visual, además de contar con una excelente ambientación y puesta en escena, pero no aporta nada especialmente destacable a la historia que cuenta. Y aunque en lineas generales es muy fiel a los hechos históricos, se echa en falta algo más de brio a la hora de describirlos, y sobre todo, al presentar a los principales personajes. Se nota que es un producto destinado al consumo del gran público y eso redunda muy probablemente en contra de su calidad, quedándose en una producción estimable pero muy convencional. Como suele ocurrir, aunque había mimbres para ofrecer algo más, “This is Hollywood”. Pese a ello, no desagradará a los aficionados a este tipo de films históricos.

Calificación: 6/10