BIENVENIDO

Gracias por visitar este Blog.

Se pueden publicar comentarios en cualquier reseña. Para consultar reseñas antiguas, solo tienes que pinchar en "Listado Alfábetico de las películas del Blog".

Todos los comentarios serán contestados. Para plantear dudas, sugerencias o cuestiones puedes enviar un e-mail a: sgmcine@hotmail.com

Actualmente hay 375 reseñas publicadas.
Mostrando entradas con la etiqueta Frente del Pacífico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Frente del Pacífico. Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de noviembre de 2019

MIDWAY


Midway (2019)

La historia comienza en Diciembre de 1941. Tras el ataque japonés contra la base norteamericana de Pearl Harbor, el Almirante Chester Nimitz (Woody Harrelson) es nombrado Comandante en Jefe de la Flota del Pacífico y destinado a Hawaii con el objetivo de detener el avance nipón. Para anticiparse a las intenciones del almirante Yamamoto, Nimitz contará con la colaboración de su eficiente oficial de inteligencia Edwin Layton (Patrick Wilson) quien, mediante el descifrado de las comunicaciones enemigas, descubrirá el siguiente objetivo de la ofensiva japonesa: la isla de Midway.

Cuarenta y tres años después del estreno de “La Batalla de Midway” (1976), el realizador alemán afincado en Hollywood Roland Emmerich, conocido principalmente por ser el responsable de Blockbusters como Godzilla o Independence Day, ha sido el encargado de dirigir esta nueva y actualizada versión cinematográfica sobre la famosa Batalla de Midway. En la misma, la flota norteamericana obtuvo una victoria decisiva, destruyendo por completo la agrupación de portaaviones del almirante Nagumo, lo que sirvió para detener definitivamente el avance japonés en el Pacífico central, y a la postre supuso un decisivo punto de inflexión en la Guerra del Pacifico.  

En cuanto a la valoración de la película, hay que decir que estamos, para lo bueno y para lo malo, ante un título con el sello propio de las producciones de Emmerich. Entre los aspectos positivos cabe destacar, sin duda, los sobresalientes efectos visuales del film, que dotan de un brillante realismo a las secuencias bélicas, y la cuidada puesta en escena, que lograr recrear con notable fidelidad los escenarios donde se desarrolla la historia.

No obstante, es en el aspecto narrativo donde la película patina en varios aspectos. En primer lugar por el tono descaradamente patriotero que adopta el guion a la hora de abordar los hechos históricos. Es cierto que no se omite del todo la perspectiva japonesa (que se muestra principalmente a través de los diálogos del Almirante Yamamoto), pero en muchos aspectos, el guion resulta un pastiche de propaganda yanqui. Tampoco ayuda que –a diferencia de la película de los 70, que se centraba más en los hechos históricos generales-, en esta ocasión se intercalan en el contexto de la batalla distintas historias personales de varios “héroes anónimos” americanos (sobre todo, pilotos navales) dispuestos a dar la vida por la patria, con el evidente objetivo de resaltar la valentía de los militares estadounidenses. De ese modo, el clímax de la narración nos muestra, con muchas dosis de épica, la destrucción de los portaaviones japoneses a manos de los bombarderos en picado americanos, sin embargo, el contraataque japonés que logró poner fuera de combate al Yorktown prácticamente ni aparece en la pantalla, en un evidente ejemplo de maniqueísmo que le resta valor al conjunto del film.

Se echa en falta, por ejemplo, algún componente narrativo dedicado a los horrores de la guerra, y que se humanizara en mayor medida al enemigo, algo que el guion del film prácticamente obvia casi por completo. En ese sentido, la película de Emmerich parece optar por un estilo narrativo que adolece de profundidad argumental y de desarrollo de los personajes, que se antoja absolutamente desfasado en la actualidad. En definitiva, Midway es un producto brillantemente terminado en sus aspectos técnicos y visuales, pero decepcionante en el apartado narrativo. En mi opinión, Emmerich no logra superar a la película de los 70, que sin ser una maravilla, sigue siendo mejor que esta nueva recreación cinematográfica de la famosa batalla del Pacífico.

Calificación: 5/10

sábado, 17 de diciembre de 2016

Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge)

Hasta el último hombre (2016)

Desmond Doss (Andrew Garfield), un joven oriundo de Virginia cuyas creencias religiosas y antecedentes familiares, con un padre alcoholizado tras su experiencia en la Gran Guerra, le hacen estar en contra de la violencia, se alista en el ejército de EEUU para servir como médico  militar.  Tras superar un duro periodo de instrucción y las actitudes contrarias a su pacifismo por parte de sus oficiales y compañeros de unidad, consigue su objetivo y es enviado a servir como médico al Frente del Pacífico, siendo destinada su unidad a combatir en Okinawa. Una vez allí, en medio de una sangrienta batalla contra los japoneses, Doss se convertirá en un héroe, a pesar de no empuñar ningún arma, salvando a decenas de camaradas heridos en unas circunstancias terribles.

Tras una década alejado de la industria cinematográfica, Mel Gibson ha retomado las labores de dirección con este potente relato bélico, basado en la biografia del soldado Desmond Doss, el primer objetor de conciencia condecorado con la medalla de honor del congreso de los Estados Unidos, merced a su heroico comportamiento salvando la vida de 75 camaradas heridos en la Batalla de Okinawa. Una historia que se prestaba a ser adaptada a la Gran Pantalla, y que tenía el atractivo -como el mismo Mel Gibson declaró-, de tratar sobre un personaje que era un “superhéroe, pero real”.
Con un estimable presupuesto de 40 millones de dólares, se ve que Gibson ha disfrutado adaptando al cine esta historia sobre el heroísmo y sacrificio personal, temas que, combinados con el componente de violencia (bélica, en este caso); son muy del gusto del realizador australiano.  En cuanto a la valoración del film, hay que decir que si bien este resulta bastante convencional en el planteamiento de su primera mitad, que sirve para la introducción de los personajes y de la historia, incluyendo el posterior paso del protagonista por el campamento de instrucción,  sabe mantener bien el ritmo y la atención del espectador. Y cuando, ya en la segunda mitad del metraje, llega la parte estrictamente bélica, no cabe duda que Gibson hace gala de sus mejores dotes como director, ofreciendo un espectáculo brutalmente realista en la recreación de los combates, filmados con pericia técnica y un excelente pulso narrativo. En esas escenas, Gibson logra ofrecer unas secuencias de acción cuyo nivel de intensidad e impacto visual recuerdan a las de Salvar al Soldado Ryan. Sin duda, es en esa parte bélica donde se condensan las mejores virtudes de la película, que no da un momento de respiro al espectador. A ello se le une la buena labor interpretativa de Andrew Garfield, que consigue dar vida en la pantalla a un soldado Doss tremendamente humano y creíble, con el se puede llegar a empatizar con facilidad.  

Lo único que, bajo mi punto de vista, impide que “Hasta el último hombre” llegue a la consideración de Obra Maestra es, aparte del convencionalismo formal de su primera mitad, el típico tono épico-heroico made in Hollywood  que destila el guión; cuando esta era una historia que –bajo mi punto de vista- hubiera dado mucho más de sí de haberse profundizado en el aspecto antibélico de la misma. El problema es que dicho aspecto queda totalmente relegado y eclipsado porque la historia prefiere recrearse en la faceta heroica del personaje, aun cuando sus convicciones fueran precisamente contrarias a la guerra.  De haberse pulido más esos aspectos, podríamos haber estado ante unos de los mejores films bélicos de la historia del cine.

En definitiva, “Hasta el último hombre” es un título que sin duda no defraudará a los aficionados al cine bélico y que también puede ser apreciado por el público en general. No cabe duda que es una película bastante estimable tanto en la forma como en el fondo, pero que muy probablemente se queda a medio camino en más de un aspecto,  lo cual impide que estemos ante una película absolutamente redonda.  Pese a ello, no puede negarse que se trata de un titulo bastante recomendable.

Calificacion: 7,5 /10

viernes, 7 de diciembre de 2012

Almirante Yamamoto (Rengô kantai shirei chôkan: Yamamoto Isoroku)

Almirante Yamamoto (2011) Japón, 1939. Mientras la fiebre bélica parece apoderarse del gobierno y de gran parte de la población de Japón, la cúpula dirigente de la Armada nipona hace todo lo que puede por obstaculizar la firma del Pacto Tripartito. En este intento se distingue especialmente un ilustre marino, el Almirante Isoroku  Yamamoto, firme defensor de la no participación de Japón en la guerra junto a Alemania. Una postura que hará que el almirante se vea convertido en el centro de las críticas de los sectores más exaltados del ejército, y a pesar de la cual conducirá a la Flota Combinada a una serie de fulgurantes victorias tras el inicio de las hostilidades en el Pacífico.

Almirante Yamamoto es una muy reciente producción japonesa que, como indica su título, ofrece un relato biográfico acerca del que sin duda fue el militar japonés más famoso de la II GM, y una de las figuras más relevantes de la contienda: el Almirante Yamamoto. Aunque desde luego no puede decirse que sea un film especialmente original, ya que de hecho es casi un remake de otra película anterior de 1968, con la que comparte título y que contó con el siempre eficaz Toshiro Mifune en el papel protagonista.

Al igual que la primera película, este film ofrece un repaso de los principales hechos históricos en los que Yamamoto tuvo participación durante la guerra: su marcada oposición al conflicto armado con EEUU, que le granjeó no pocos enemigos en el seno del Ejército; su acertada predicción de que Japón no podría vencer en la contienda, pasando por la audaz incursión contra Pearl Harbor, la derrota en Midway, hasta su muerte al ser derribado el avión en el que realizaba un viaje de inspección del frente por una escuadrilla de P-38 norteamericanos enviados especialmente a dar caza al transporte del almirante.  
Puestos a comparar ambas versiones, la verdad es que la de 1968 sale ganando en casi todos los aspectos. Si acaso, la actual resulta mejor en el aspecto visual, gracias al empleo de unas correctas animaciones generadas por ordenador que dan cierta vistosidad a las escenas bélicas, aunque tampoco puede decirse que sean una maravilla para los estándares actuales. Por lo demás, la película de los 60 me pareció mejor, especialmente por la interpretación de Mifune, infinitamente superior a la que muestra en esta versión el para mi desconocido actor principal, Koji Yashuko, la cual resulta bastante discreta. A esto se le añade un ritmo narrativo tan lento que por momentos parece letárgico, y un argumento desarrollado sin demasiada imaginación, incluyendo la historia paralela de un joven periodista japonés que será testigo de la evolución de la guerra desde la redacción de su diario; una subtrama tan redundante (por plomiza) como poco interesante para el espectador.

En definitiva, esta nueva versión de “Almirante Yamamoto” ofrece muy poco de interés para el espectador medio. Desde un punto de visto histórico, los primeros veinte minutos no están mal, ya que profundizan un poco en el ambiente prebélico que se vivía en el Japón de 1939, y ahonda en las motivaciones japonesas para ir a la guerra. Eso y alguna escena de acción decente es lo que puede salvarse de la quema. Por lo demás, estamos ante un film solo apto para los muy aficionados a la historia bélica.

Calificación: 3,5/10

miércoles, 25 de julio de 2012

Oba, the Last Samurai (Taiheiyou no kiseki: Fokkusu to yobareta otoko)

Oba, the last Samurai (2011)

Saipan, 1944. Tras el desembarco de los marines americanos en la isla, las fuerzas japonesas son rápidamente aniquiladas por la superior potencia de fuego norteamericana. Sin embargo, un oficial japonés superviviente, el Capitán Sakae Oba, reunirá un pequeño grupo de soldados y civiles con los que iniciará una guerra de guerrillas, hostigando a las fuerzas norteamericanas desde las montañas situadas en el interior de la isla. Para capturar al escurridizo grupo de Oba, el Capitán Lewis, un oficial americano conocedor de la cultura japonesa, intentará convencer a los japoneses para que acepten la rendición y lo inevitable de su derrota.

Oba, the Last Samurai es una reciente producción nipona, con guión basado en el bestseller homónimo del veterano de guerra Don Jones, que ofrece una visión de la Guerra en el Pacífico bajo el prisma de ambos bandos en conflicto. De este modo la película plantea un interesante retrato acerca de la guerra, y el choque cultural entre dos sociedades tan dispares como la norteamericana y la japonesa. En ese sentido, resulta especialmente interesante como el film retrata la perplejidad de los norteamericanos ante el irrendento espíritu de lucha de los japoneses y su predisposición al suicidio. También está muy bien dibujado el personaje central de la narración, el capitán Oba, un hombre sensato e inteligente, que se ve atrapado entre su sentido del honor militar y sometimiento al código del Bushido, y por otra parte, el absurdo de las muertes y sufrimiento que presencia en una guerra que ya sabe perdida.

No obstante, la película también tiene una serie de puntos débiles que le restan interés al conjunto de la narración. Especialmente algunas caídas de ritmo, que, pese a la introducción de varias secuencias bélicas de muy correcta factura, hacen que las algo más de dos horas de duración del film resulten algo largas. Tampoco son muy brillantes las interpretaciones, sobre todo por parte del casting norteamericano, cuyas actuaciones resultan un tanto acartonadas y que están un peldaño por debajo de las del elenco japonés. Finalmente, hay que señalar que los diálogos resultan demasiado tópicos en su mayor parte, y en ese aspecto no habría venido mal desarrollar un poco más en profundidad los distintos temas que se apuntan y que desembocan en un bonito desenlace de tintes pacifistas y antibelicistas.

En cualquier caso Oba, the Last Samurai es un título de más que correcta factura formal y visual que se deja ver con cierto interés. Un título japonés reciente, con el interés añadido de ofrecer las dos visiones de la contienda, que merece la pena ver.

Calificación: 5,5/10

lunes, 10 de octubre de 2011

Primera Victoria (In Harms Way)

Primera Victoria (1965)

Tras ser apartado del mando por ver como tras el ataque japonés contra Pearl Harbor su crucero era torpedeado y hundido por un submarino enemigo, el capitán Rockwell Torrey (John Wayne) es rehabilitado y ascendido a vicealmirante, recibiendo el encargo de organizar una importante operación para conquistar un grupo de islas ocupadas por los japoneses cuya captura es vital para las futuras operaciones en el Pacífico. De forma paralela, el hijo de Torrey, su novia, y el capitán Paul Eddington (Kirk Douglas) jefe de estado mayor del vicealmirante, se verán envueltos en un triángulo amoroso que traerá trágicas consecuencias para todos ellos.

El caso de Primera Victoria es el mejor ejemplo de cómo el hecho de contar para la producción de un film con un realizador de reconocido prestigio -en este caso Otto Preminger- y un reparto estelar, con actores de la talla de John Wayne, Kirk Douglas y Henry Fonda, no siempre garantiza el que se vaya a obtener una buena película. El film, que supuso la primera colaboración en pantalla de dos gigantes de la interpretación como Wayne y Douglas, se basaba en la novela homónima del escritor James Basset publicada en 1962, la cual describía una serie de operaciones en el Pacífico, que aunque eran ficticias, estaban lejanamente basadas en la Campaña de Guadalcanal y de las Salomon, que tuvo lugar entre finales de 1942 y principios de 1943. Seguramente, Basset prefirió usar elementos ficticios a la hora de describir las operaciones militares que aparecían en su libro para que estas no dejaran en segundo plano el aspecto humano de la novela, centrada en describir el perfil sicológico de sus personajes.

Al preparar el guión del film, Preminger respetó dicho aspecto del libro, sin embargo, afirmó su intención de hacer un film épico y contar una historia patriótica, que se opusiera al antibelicismo imperante en el Hollywood de la época, que Preminger calificó de “derrotismo”. Y desde luego, si esa era la intención del director, hay que decir que el resultado no fue nada satisfactorio. Wayne, aquejado de una grave enfermedad respiratoria que le hacía toser sangre, no dio lo mejor de sí mismo en el papel de Torrey, mientras que Douglas, por su parte, no simpatizó en absoluto con Preminger, cuyas maneras despóticas de dirigir a los actores no compartía. Pero el problema principal reside en un guión bastante flojo que deriva en una historia más bien folletinesca, en la que todos los personajes se ven envueltos en una madeja de relaciones personales y/o amorosas cruzadas poco creíbles.

Además, el aspecto técnico de la producción resulta asombrosamente pobre. Para recrear las escenas de acción naval se emplearon una serie de maquetas bastante burdas, combinadas con unos efectos visuales de saldo, impropios de una producción de altos vuelos, lo cual deja una inexcusable sensación de producto poco pulido para el espectador. En el apartado histórico, dejando de lado la deliberada inexactitud de los hechos que se narran, es reseñable la aparición en pantalla del superacorazado japonés Yamato, un buque que, por otra parte, nunca entró en combate naval directo contra unidades de la US Navy como aparece en el film. Además, el combate final contra el Yamato y la flota nipona, que supuestamente constituye el autentico climax narrativo del film, decepciona no solo por la pobreza de los efectos especiales, sino también por la forma brusca y chapucera en la que se resuelve la batalla naval con los navios norteamericanos.

En definitiva, entre lo poco rescatable que puede sacarse de este film, habría que mencionar la buena fotografía en B/N, el reparto, y el hecho de que, pese al carácter folletinesco de la narración, no sea una película excesivamente aburrida, si bien se hace algo larga debido a su dilatado metraje. En cualquier caso, está claro que se trata de un título a todas luces decepcionante.

Calificación: 4/10


miércoles, 5 de enero de 2011

Kamikaze: moriremos por los que amamos (Ore wa, kimi no tame ni koso shini ni iku)

Kamikaze: moriremos por los que amamos (2007)

La historia comienza en 1944. Ante la cada vez más desesperada situación militar de las fuerzas japonesas en el Pacífico, el vicealmirante Onishi decide crear un cuerpo de pilotos suicidas, denominados Kamikazes, para atacar los buques de la flota norteamericana estrellando contra ellos sus aviones cargados de bombas. La historia se centra en el jefe de una de estas unidades kamikaze, el alférez Tabata, y la señora Tome, la encargada de un restaurante junto a la base aérea de Chira, donde se preparan los pilotos suicidas, que irá narrando la historia y las preocupaciones de estos jóvenes durante las semanas anteriores a ser enviados al combate.

Kamikaze, moriremos por los que amamos es una reciente producción japonesa dirigida por Taku Shinjo con guión basado en el libro de Shintaro Ishishara, antiguo gobernador de Tokyo, quien recopiló los testimonios de varios pilotos kamikaze gracias a la colaboración de Tome Torihama. Esta mujer era la antigua encargada un restaurante cercano a base aerea de Chira, desde donde partieron cientos de pilotos suicidas con destino a Okinawa durante las últimas semanas de la guerra, gracias a lo cual tuvo la oportunidad de tratar personalmente a muchos de esos jóvenes pilotos kamikaze, y conocer sus historias personales, que sirvieron de base para el libro de Ishishara y que inspiraron las historias que aparecen en el film.

De este modo, inspirandose directamente en los relatos del libro, Kamikaze moriremos por los que amamos ofrece una perspectiva que podemos considerar novedosa a la hora de describir las motivaciones de los jóvenes pilotos japoneses que aceptaron inmolarse en un acto de sacrificio ya inútil a esas alturas de la guerra. En ese sentido, la película ofrece un retrato de los kamikazes que se aparta diametralmente del tópico de fanáticos combatientes, deshumanizados y sin sentimientos, para mostrar una semblanza mucho más humana de ellos. Apartándose del estereotipo, el film nos muestra a un conjunto de jóvenes recien salidos de la adolescencia, con inquietudes artísticas, enamorados e inquietos por la suerte de sus familiares, que fueron coaccionados moralmente e incluso obligados por sus superiores a realizar misiones suicididas. Un enfoque ciertamente novedoso, y que resulta bastante enriquecedor desde el punto de vista histórico.

No obstante, a la hora de desarrollar el tema, bajo mi punto de vista la historia no termina de conectar totalmente con el espectador. Y ello es principalmente debido a que la parte dramática de la narración, que ocupa dos tercios del total del metraje, resulta bastante irregular. Aunque hay algunas escenas de diálogo bastante logradas (por ejemplo, cuando el hermano menor de uno de los kamikaze pregunta ingenuamente a este: “Si tu mueres…¿Japón gana?"), en general, la película abusa de secuencias discursivas que resultan más bien planas y reiterativas. En cuanto a la parte bélica, es destacable la aparición de varios aviones que parecen auténticos cazas Ki-43 Oscar, y la recreación de los ataques contra la flota norteamericana, mediante unos excelentes efectos visuales generados por ordenador que dotan de espectacularidad a la parte bélica del relato, pese a que esta queda finalmente un tanto encorsetada, entre la parte dramática y el dilatado epílogo de la historia, al que claramente le sobran varios minutos de metraje.

En resumen, Kamikaze, moriremos por los que amamos es una interesante muestra del cine bélico japonés, cuyo principal aliciente es el de ofrecernos la versión japonesa del conflicto desde una nueva perspectiva. No es un film del todo redondo en el plano cinematográfico, pero sí que es un título de correcta factura y bastante logrado en el plano visual. Agradará sin duda a los aficionados al cine de la II GM.

Calificación: 6/10

sábado, 1 de enero de 2011

Almirante Yamamoto (Rengo kantai shirei chôkan: Yamamoto Isoroku)

Almirante Yamamoto (1968)

La historia comienza en 1939. Mientras la guerra en Europa hace que muchos altos mandos militares japoneses presionen al gobierno para establecer una alianza con Alemania, el Almirante Isoroku Yamamoto (Toshiro Mifune) se muestra contrario a la guerra contra los Estados Unidos, advirtiendo al estado mayor del poder industrial norteamericano, lo cual le granjeará la enemistad de los comandantes del ejército. No obstante, cuando el gobierno japonés decide entrar finalmente en la guerra atacando Pearl Harbor, Yamamoto se pondrá al frente de la Flota Combinada de la Marina Imperial para dirigir las operaciones navales a lo ancho del Pacífico.

Rengo kantai shirei chôkan: Yamamoto Isoroku (“El Almirante de la flota combinada: Isoroku Yamamoto”), es una producción nipona de finales de la década de los 60, dedicada al que probablemente es el militar japonés más famoso del S. XX, el almirante Yamamoto. Al estallar la II GM, Yamamoto, que había participado como alferez en la Batalla de Tsushima en 1905, ya era uno de los militares japoneses más respetados y prestigiosos, y su temprana muerte en combate aéreo en 1943, hizo que su figura fuera elevada a la categoría de héroe legendario para el pueblo japonés. En este caso, la narración abarca el periodo comprendido entre 1939, y la muerte del almirante, acaecida el 18 de Abril de 1943, tras ser derribado el bombardero en que viajaba por una escuadrilla de cazas P-38, especialmente enviada a interceptar el avión de Yamamoto, al tener conocimiento la inteligencia aliada de la ruta que iba a seguir el mismo, gracias a la intercepción de los mensajes cifrados japoneses.

En ese sentido, el film ofrece una correcta síntesis de los principales hechos políticos y militares del periodo que relata, además de ofrecer un retrato bastante elogioso –y a veces, casi hagiográfico- del personaje. Personalmente me gustó especialmente la parte que muestra la posición cauta de Yamamoto respecto a las posibilidades reales de Japón de vencer en una guerra contra los aliados occidentales, y la preparación del ataque a Pearl Harbor. Tampoco está mal como se relata la derrota japonesa en Midway, reflejando con fidelidad las circunstancias que determinaron la destrucción de la escuadra de portaaviones del almirante Nagumo en dicha decisiva batalla naval, que cambió definitivamente la suerte de la guerra en el Pacífico.

Ahora bien, la película también tiene aspectos mucho menos logrados, aparte del ya mencionado retrato enteramente benigno de Yamamoto. En primer lugar, para recrear las escenas de combates aéreos y navales, quitando algunos planos filmados y de material de archivo que están bien insertados, se emplearon una serie de maquetas bastante evidentes y burdas, de modo que los efectos visuales resultan bastante deficientes incluso para los cánones de la época. No en vano, la realización de los efectos especiales correspondió a Eiji Tsuburaya, conocido mundialmente en aquella época por ser el responsable de los efectos visuales de las películas de la serie “Godzilla”, que eran producciones de pura serie B.

Además, la película adolece de otro defecto muy común a las producciones bélicas japonesas: su absoluto maniqueísmo a la hora de presentar las motivaciones japonesas para entrar en la guerra, que fueron de carácter puramente imperialista e incluso racista. Aunque al menos, hay que reconocer que contiene cierto atisbo de autocrítica al mostrar la insidiosa influencia del patriotismo exaltado de los jefes del ejército de tierra, impacientes por entrar en la guerra del lado del Eje. Igualmente, el retrato que se hace de los políticos y militares japoneses en general, resulta bastante amable, mostrando una galería de personajes más bien planos y esquemáticos. En cualquier caso, es destacable el enorme carisma interpretativo del que hace gala el actor Toshiro Mifune encarnando a Yamamoto, un papel que repetiría ocho años más tarde, volviéndose a poner en la piel del famoso almirante en “La Batalla de Midway”.

En resumidas cuentas, Almirante Yamamoto ofrece un correcto relato histórico-biográfico sobre el personaje. Pero desde el punto de vista cinematográfico, la película es bastante mediocre en el aspecto visual y narrativo. Merece la pena verse sobre todo por la interpretación de Mifune, y agradará al aficionado a la historia de la II GM, pero es un título que, en cuanto a calidad artística, no pasa de discreto.

Calificación: 4/10

viernes, 28 de mayo de 2010

Los desnudos y los muertos (The naked and the dead)

Los desnudos y los muertos (1958)

Frente del Pacífico, año 1943. Las fuerzas americanas desembarcan en una isla del Pacífico ocupada por los japoneses. Entre ellas se encuentra el pelotón de reconocimiento liderado por el Sargento Croft (Aldo Ray), un brutal combatiente decidido a no dar cuartel a los soldados nipones que caigan en sus manos. También coincidirán en la isla el General Cummings, el cínico y altivo jefe de la división, y el Teniente Hearn (Cliff Robertson), un oficial íntegro, enfrentado a su general por la forma despótica en que este dirige a sus soldados, enfrentamiento que le costará ser enviado al frente junto al sargento Croft en una peligrosa misión.

The Naked and the Dead es el título de una afamada novela antibelicista escrita por el autor norteamericano Norman Mailer, publicada en 1948. La novela estaba basada en la propia experiencia personal del autor, que había combatido como soldado de infanteria en el Pacífico, ofreciendo una cruda y descarnada visión de la guerra. Poco después de su publicación, el libro se convirtió en un best seller aclamado por la crítica literaria estadounidense. Aprovechando su éxito literario, Mailer quiso vender los derechos de la obra a alguno de los grandes estudios de Hollywood, pero sus elevadas pretensiones económicas lo impidieron, así que finalmente tuvo que venderlos a una pequeña productora independiente propiedad de los actores Charles Laughton y Paul Gregory. Sin embargo, Laughton por aquella época estaba plenamente dedicado a la preparación del guión y el rodaje de La Noche del Cazador, cuyo posterior fracaso en taquilla hizo que perdiera el interés por adaptar el texto de Mailer. De este modo, fue finalmente la Warner la que se hizo con los derechos de la novela y se comprometió a financiar el rodaje, si bien el estudio exigió a cambio tener el derecho a introducir cambios en la historia original. La dirección le fue encomendada a Raoul Walsh, realizador que ya tenia experiencia en dirigir films bélicos como “Objetivo: Birmania”, y que inmediatamente sugirió que se introdujeran en la película unas escenas de combate más intensas que las que aparecían en la novela.

Este no fue el único cambio que se introdujo respecto al texto de la novela, cuyo argumento era demasiado radical para los gustos de la época. Tanto es así que ante la ausencia de escenas románticas en el texto original, Jack Warner, jefe del estudio le dijo a Paul Gregory que: “Raoul [el director] meterá algunas domingas en la historia”. Eso se tradujo en la escena del baile sensual de la cabaretera que sirve de apertura a la película, y que no aparece en el libro. En cualquier caso, el resultado final del film no agradó en absoluto a Mailer, quien al parecer exclamó, tras visionarlo: “Hollywood ha arruinado mi libro”.

Y lo cierto es que, viendo el film, se entiende el disgusto de Mailer para con la adaptación de su novela, ya que la película ofrece algunas luces, pero tambien bastantes sombras. En primer lugar, como principal aspecto positivo puede mencionarse el tono bastante realista, sobre todo para los cánones de la época, que adopta la narración y que obviamente está directamente sacado del texto de la novela. De este modo vemos, por ejemplo, a los americanos matando a prisioneros japoneses a sangre fría, y buscando dientes de oro en los cadáveres, lo cual nos ofrece una visión de la guerra nada idealizada y bastante rompedora para los años 50. Asimismo, lejos de mostrarnos los típicos personajes acartonados de otros films bélicos de la época, la película ofrece una galería de personajes bastante humanizados, como el sádico sargento Croft, un hombre atormentado por la infidelidad de su esposa; o el altivo general Cummings, para quien sus soldados son simples peones que sacrificar en el juego de la guerra.

Sin embargo, la película tiene una serie de defectos que le restan brillantez al conjunto. Pese a que las escenas de acción no están mal (la mano de Walsh se nota) la verdad en que en conjunto resultan más bien insustanciales y aportan poco a la historia. Y ya en el plano narrativo, la verdad es que se notan demasiado los tijeretazos que sufrió el texto original de la novela, cuyos aspectos más políticamente incorrectos fueron convenientemente suavizados para hacer la película más digerible para el gran público. Así por ejemplo, el guión se encargó de aligerar las dosis de sadismo del personaje del Sargento Croft, y se cambió el trágico desenlace de la novela, por uno mucho menos duro, pero que, obviamente alteraba el mensaje central del texto literario.

Finalmente, hay que señalar que la película tiene un marcado bajón de ritmo en la parte central del metraje, que hace que sus dos horas de duración se hagan un poco largas. En cualquier caso, la película, pese a disgustar al autor de la novela, gustó al público estadounidense, ya que funcionó bien en taquilla, aunque vista en perspectiva está claro que no pasa de ser un título correcto. Seguramente si se hiciera una adaptación hoy día podría reflejarse mucho mejor el espíritu de la novela original, pero el problema es que los aspectos novedosos de esta ya han quedado hoy un tanto desfasados. En conclusión, “Los desnudos y los muertos”, no pasa de ser una adaptación más bien edulcorada de una novela que hubiera requerido unas mayores dosis de crudeza para ser traslada a la pantalla sin perder su esencia. No es está del todo mal, pero dista de ser una película brillante.

Calificación: 5,5/10

martes, 11 de mayo de 2010

The Pacific (IX): Okinawa

The Pacific: Capitulo IX: Okinawa

Mayo de 1945. Sledge y el resto de la 1ª division de Marines se encuentran en la isla de Okinawa luchando en unas condiciones extremadamente difíciles. A la feroz resistencia opuesta por los soldados japoneses, se les unen las inclementes condiciones del clima y la presencia de civiles en el campo de batalla, que hará que cada enfrentamiento entre ambos bandos se cobre nuevas víctimas inocentes. La brutalidad de la lucha en Okinawa y las atroces condiciones de la misma harán que tanto Sledge como el resto de marines se embrutezcan y saquen lo peor de sí mismos en la lucha contra los japoneses.

Después de alcanzar su cenit cualitativo en el episodio VII, y decepcionar a propios y extraños con un plomizo capítulo VIII, tenía la duda si el último de los capítulos dedicados a los combates en el Frente del Pacífico propiamente dicho seguiría la senda del primero o del segundo. Y afortunadamente, Okinawa ha tenido bastante más que ver con Peleliu Hills que con el episodio dedicado a Iwo Jima. Al igual que en aquel, Okinawa omite el prólogo (que solo había servido para ralentizar en buena medida el ritmo de varios de los capitulos anteriores), y nos ha mostrado directamente a los marines en faena de combate. Además, como ha ocurrido en los episodios anteriores dedicados a Sledge, el episodio ha versado sobre los aspectos más inhumanos de la guerra, y lo ha hecho mediante el empleo de unas contundentes y bien dosificadas escenas bélicas que muestran lo que hoy eufemísticamente se denomina “daños colaterales”, es decir, las bajas entre la población civil.

También me ha gustado como se describe la evolución del personaje de Sledge (de lejos, el mejor de la serie) que ha pasado del endurecimiento inicial (que se mostraba en el capítulo VII) a la absoluta deshumanización de sus sentimientos, provocada por la barbarie que contempla a su alrededor. En cuanto a las secuencias bélicas, quizás hayan estado un punto por debajo en cuanto a espectacularidad respecto a las de Peleliu Hills, pero no puede negarse que están bien insertadas en la historia y que sirven al propósito de desarrollar esta. También ha insistido este episodio en introducir algunos toques ligeramente “gores”, algo que viene caracterizando la segunda mitad de la serie. Finalmente, habría que hacer mención del personaje del marine “sonado” amigo de Sledge, que cobra en este capítulo mucho protagonismo, y que ha sido sin duda el mejor personaje secundario de la serie, una pena que solo haya aparecido al final de la misma, porque prácticamente “roba” cada plano en que aparece. El mayor peso que adquiere el personaje en este episodio es de agradecer.

En resumidas cuentas, Okinawa me ha parecido un episodio notable, que desde luego está entre los mejores de la serie. Puede considerarse que está intimamente conectado al capítulo VII y que viene a ser una continuación, tanto cronológica como narrativa, de este. Eso sí, comparando ambos capítulos, me sigo quedando con Peleliu Hills, tanto por la variedad de sus escenas de acción como por la riqueza de matices narrativos que se introducían en dicho episodio. En ese sentido, quizás Okinawa ha sido un tanto más plano, centrándose en describir los horrores de la guerra y sus efectos sobre la población civil, pero no puede negarse que es un episodio intenso y que varias de sus escenas logran estremecer al espectador por momentos. Tras Peleliu Hills, me ha parecido el mejor capítulo de la serie, y un dignísimo cierre de la parte estrictamente bélica de la misma, antes del epílogo que va a suponer el capítulo X.

Calificación: 7,5/10

miércoles, 5 de mayo de 2010

The Pacific (VIII): Iwo Jima

The Pacific. Capitulo VIII: Iwo Jima

Noviembre de 1944. Tras conseguir una costosa y sangrienta victoria en Peleliu, los marines son retirados del frente. Mientras tanto, el sargento John Basilone, cada dia más frustrado por su papel meramente decorativo en la campaña de venta de bonos de guerra solicita volver a la acción. Su deseo se verá finalmente cumplido permitiendosele hacerse cargo de la instrucción de los nuevos reclutas del cuerpo de marines en Camp Pendleton, un centro de entrenamiento cerca de Los Angeles. Allí Basilone se enamora de una sargento del cuerpo auxiliar femenino llamada Lena, a la que tras un breve cortejo, propondrá contraer matrimonio. Mientras tanto, los marines se entrenan para su próximo objetivo: la captura de una isla volcánica llamada Iwo Jima.

La verdad es que después del alto nivel mostrado por el capítulo VII de la serie, me temía que iba a ser difícil que ese nivel se mantuviera. Y tampoco puede decirse que los anteriores episodios dedicados al personaje del sargento Basilone hayan sido los más interesantes de la serie. Ambos temores se han visto confirmados con este octavo episodio, que ha vuelto a incidir en los defectos ya observados en otros capítulos anteriores, pecando de un ritmo demasiado apático y de una parte discursiva excesivamente dilatada y poco estimulante. Y el hecho de que dos tercios del metraje de este capítulo giren en torno al romance de Basilone con Lena no contribuye especialmente a elevar el interés de la trama. Y personalmente no he encontrado nada que me haya interesado en toda esa parte de la trama, que –dicho sea de paso- se hace bastante pesada, por mucho que se hayan intercalado las típicas escenas del campo de entrenamiento, que por otra parte se antojan bastante tópicas.

Afortunadamente, los últimos quince minutos del capítulo, que nos trasladan, tras una transición algo brusca, a la lucha en las playas de Iwo Jima, logran finalmente captar la atención del espectador con las escenas de combates, que como es habitual, están magníficamente filmadas. En esa parte final, el capítulo sí que muestra un ritmo vivo y trepidante que –al igual que en capitulos anteriores- contrasta con la plúmbea parte de diálogos y desarrollo de los personajes. Lo que ya queda meridianamente claro a estas alturas de la serie, es que si bien “The Pacific” merece una notable valoración en lo que sus escenas bélicas se refiere, la parte argumental desde luego, no será recordada por la calidad de sus diálogos ni por la profundidad de sus personajes.

En resumidas cuentas, Iwo Jima puede considerarse, al igual que la mayor parte de sus predecesores, como un capítulo bastante destacable en lo tocante a la puesta en escena y recreación de las escenas bélicas, pero también decepcionante en su valoración de conjunto. En ese sentido parece que la calidad del séptimo episodio fue más una excepción que un punto de inflexión de la serie.

Calificación: 5,5/10

miércoles, 28 de abril de 2010

The Pacific (VII): Peleliu Hills

The Pacific. Capitulo VII: Peleliu Hills

18 de Septiembre de 1944. La zona del aeródromo de Peleliu ha caido en manos de los marines, pero la lucha continúa en el interior de la isla. La zona de las colinas, fuertemente defendida y fortificada por las tropas japonesas, se revela como una dura prueba para Sledge y sus compañeros, enfrentados a un tipo de guerra en el que el fanatismo de las tropas japonesas lleva a ambos bandos a no dar cuartel al enemigo y en el que se combate a muerte por cada palmo de terreno.

Han tenido que pasar siete episodios, para que al fin hayamos tenido ocasión de contemplar un capítulo a la altura de las expectativas, y de una calidad equiparable a la de los de “Hermanos de Sangre”. Y es que este séptimo episodio de la serie, dedicado a la lucha en las colinas de Peleliu ha ofrecido una serie de aspectos relativamente novedosos respecto a los anteriores, que han elevado el interés de la historia. En primer lugar destacaria que, por primera vez en lo que llevamos visto de serie, las escenas bélicas no solo han estado perfectamente imbricadas en el desarrollo de la historia del protagonista –Sledge en este caso- sino que además se introducen con mucho sentido. Me han parecido sobresalientes las escenas del combate casi cuerpo a cuerpo en el bunker ocupado por tropas japonesas, y también están muy logradas las que recrean los durísimos combates en las colinas. Todo ello para mostrar al espectador no solo la brutalidad inhumana de la guerra, sino también la pérdida de la inocencia de un soldado jóven y aun novato como Sledge ante la contemplación de la barbarie que el ser humano es capaz de desplegar contra sus semejantes.

Otro aspecto que me ha parecido mejorado respecto a capítulos anteriores es que, por una vez, los diálogos pretendidamente profundos (y a veces pretenciosos) sobre la guerra se han dejado de lado para mostrar diálogos cortos y escenas contundentes, que a mi modo de ver sirven mucho mejor para transmitir el mensaje antibélico al espectador. Como ya he apuntado alguna veces, a mi modo de ver, la mejor manera de denostar la guerra es mostrarla en toda su dimensión, cosa que este capítulo ha cumplido sobradamente. Y un detalle final, el comentario de Sledge al ver a las enfermeras que reparten bebidas a los marines, y la mirada de odio que dirige al teniente que bromea con él, parecen confirmar que se insinúa la homosexualidad del personaje, que, con la salvedad de Leckie, comienza a ser el más interesante de la serie.

En conclusión, me ha parecido que Peleliu Hills ha sido, de largo, el mejor episodio de la serie hasta el momento. Un capítulo lleno de escenas de esas es las que una imagen vale más que mil palabras y que, a diferencia de los anteriores, merece la pena darle un segundo visionado para apreciarlo completamente. Esperemos que los próximos episodios superen este nivel o al menos lo mantengan hasta el final.

Calificación: 8/10

miércoles, 21 de abril de 2010

The Pacific (VI): Peleliu Airfield

The Pacific. Capitulo VI: Peleliu Airfield

16 de Septiembre de 1944. Es el segundo dia de combates en la isla de Peleliu y la 1ª división de marines afronta un peligroso objetivo, al tener que avanzar hacia el interior de la isla atravesando el aeródromo, el cual se encuentra barrido por el fuego japonés. Además la escasez de suministros y de agua, unidos al intenso calor tropical, causan estragos en la moral de los marines.

Vistos ya seis episodios de la serie, y atravesado por tanto el ecuador de la misma, hay que decir que el sexto capítulo ha ido en la linea de los anteriores y confirmado las constantes que, para bien y para mal, están caracterizando todos los episodios de The Pacific. En cuanto a lo positivo, hay que señalar que este episodio ha mantenido la linea ascendente en cuanto a la contundencia y espectacularidad en lo que a escenas bélicas se refiere. En este caso, mostrando el espectacular ataque de los marines a través del aeródromo de Peleliu, barrido literalmente por el fuego enemigo.

Como viene siendo habitual, la parte de acción ha ofrecido un nivel bastante alto, que no tiene su contrapartida en la parte discursiva de la serie. Creo que a los personajes les sigue faltando ese punto de carisma que tenían los protagonistas de “Hermanos de Sangre” y tampoco las escenas de diálogo ofrecen demasiado interés. De este modo la brecha existente entre las escenas de acción y las de desarrollo de los personajes da la impresión de que va ensanchando capítulo a capítulo. Y por otro lado, se va haciendo más patente que, más alla de otras consideraciones, la finalidad o principal moraleja de la serie es la de transmitir el sentimiento antibélico al espectador. Lo malo es que esto se está haciendo, bajo mi punto de vista, tirando de ciertos tópicos y clichés del cine bélico ya un tanto manidos a estas alturas, y que, además de no aportar nada nuevo, ralentizan más que enriquecen la parte de acción de la serie, la cual -como apuntaba antes- está bastante más lograda que la parte discursiva.

Por tanto en ese aspecto la serie ha seguido los mismos derroteros en este sexto episodio, con la única novedad de que uno de los protagonistas (Leckie) ha resultado herido, pero sin añadir nada especialmente reseñable a la trama. En resumidas cuentas Peleliu Airfield ha sido un episodio brillante en cuanto a la parte estrictamente bélica, y correcto en lineas generales, pero sin alardes considerado en conjunto.

Calificación: 6,5/10

miércoles, 14 de abril de 2010

The Pacific (V): Peleliu Landing

The Pacific. CapítuloV: Peleliu Landing

Junio de 1944. Mientras el sargento John Basilone disfruta las mieles de la fama de heroe de guerra en su gira por EEUU, la 1ª división de marines continúa destinada en la isla de Pavuvu, descansando y entrenándose para su próxima misión. Poco después llega a la isla el soldado Sledge, quien finalmente vuelve a reunirse alli con su viejo amigo Sidney Phillips. Unas semanas más tarde, la 1ª de Marines vuelve a entrar en acción, debiendo desembarcar está vez en la pequeña isla de Peleliu, donde los japoneses disponen de un aeródromo que debe ser capturado antes de que MacArthur comience sus operaciones contra las Filipinas.

El mejor resumen que se me ocurre para describir este quinto episodio de la serie se condensa en una expresión de dos palabras: ¡Por Fin!. Los seguidores de The Pacific, hemos tenido que esperar cinco episodios, pero finalmente se ha visto un capítulo espectacular en lo que a la acción se refiere, con unas escenas bélicas excelentemente filmadas, y de calidad equiparable a las de “Hermanos de Sangre”. Y ello pese a que no todo lo que relata este episodio me ha parecido bueno, especialmente en la primera mitad del mismo. Dicha parte, que sirve de largo prólogo a la acción, nos ha mostrado el reencuentro entre Sledge y Phillips, el cual, la verdad, me ha dejado bastante frio. Se supone que este encuentro entre los protagonistas, que son dos viejos amigos, debía transmitir alguna emoción, pero en este caso me ha parecido que queda un tanto desdibujado. Por otro lado, dicha primera mitad, que vuelve a incidir de nuevo en el aspecto antibélico que definitivamente parece impregnar cada capítulo de la serie, no me ha aportado gran cosa, quizás porque vuelve a reiterar los mismos elementos narrativos que se han visto en los cuatro episodios precedentes.

Pero, por fortuna, llegados a la parte del desembarco en Peleliu y la lucha hacia el interior de la misma, el capítulo ha remontado el vuelo para mostrarnos con bastante realismo la dureza del desembarco en las playas barridas por el fuego enemigo y el difícil avance hace el interior de la isla. Unas secuencias de acción que son, de lejos, las mejores que ha mostrado la serie hasta el momento y que recuerdan bastante a las que sirven de apertura a la película Salvar al Soldado Ryan. Tanto es así que esos veinte minutos finales se pasan prácticamente en un soplo y a mi modo de ver, constituyen los mejores momentos que ha ofrecido la serie hasta la fecha.

En resumidas cuentas, aunque la parte discursiva de este episodio no ha ofrecido demasiadas novedades, las excelentes secuencias de acción bélica merecen que se le destaque por encima de lo que The Pacific venia mostrando en los capítulos anteriores. Esperemos que estas destacables secuencias de combates no sean las últimas que nos ofrezca la serie.

Calificación: 7/10

martes, 6 de abril de 2010

The Pacific (IV): Cape Gloucester

The Pacific. Capitulo IV: Cape Gloucester / Pavuvu / Banika

Diciembre de 1943. Mientras Sledge, ya enrolado en el cuerpo de Marines, recibe el adiestramiento de combate, los soldados de la 1ª división desembarcan en la isla de Cape Gloucester, en Nueva Bretaña. Tras una serie de combates en los que los soldados tendrán que hacer frente no solo a los japoneses, sino también al las durísimas condiciones de la lucha en la jungla, los marines son enviados a la isla de Pavuvu, donde comenzará a hacerse patente el desgaste físico y mental sufrido por los hombres durante los combates.

Tras un arranque un tanto a medio gas de la serie The Pacific, el cuarto episodio de la saga prometía ofrecer mayores y mejores emociones que sus predecesores. Y lo cierto es que Cape Gloucester, sin ser tampoco una maravilla, me ha gustado más que los dos capítulos anteriores. Este episodio, claramente dedicado a mostrar al público la realidad cotidiana de los soldados que combaten en un entorno hostil, ofrece una estructura narrativa bien construida, unas no abundantes pero bien dosificadas escenas de acción, y un trasfondo interesante, como es el de describir las secuelas morales y físicas que la guerra va causando en los protagonistas. Este ha sido un capítulo, más que ningún otro anterior, de contenido eminentemente antibélico y en ese sentido me ha gustado como describe el proceso de desmoralización y abatimiento que se va apoderando de los soldados por causa del inhóspito entorno y las adversas condiciones climáticas del mismo. Un proceso perfectamente descrito a través de la experiencia personal de Leckie, primero abrumado, más tarde desesperado, y finalmente físicamente hundido y hospitalizado por una enfermedad causada por la humedad del ambiente.

Por lo demás tampoco ha sido un episodio especialmente destacable por sus secuencias bélicas –que se espera ganen intensidad a partir del quinto capítulo- pero al menos sí que ha sido interesante en lo relativo a la descripción del aspecto humano de los protagonistas, y por mostrar con acierto los dramas personales que se esconden bajo los uniformes. En esa linea, me ha gustado especialmente la inclusión de la historia del personaje del soldado Gibson, que retrata bastante fidedignamente la figura del soldado con los nervios destrozados por la llamada “fatiga de combate”, y su conversación con Leckie que sirve de cierre al episodio.

En definitiva, aun sin contener demasiadas secuencias de acción bélica, Cape Gloucester sí que me ha parecido un episodio bastante interesante desde el punto de vista humano, y que toca varios temas que mueven a la reflexión del espectador. Esperemos que la serie siga esta línea ascendente hasta el último capítulo.

Calificación: 6,5/10

miércoles, 31 de marzo de 2010

The Pacific (III): Melbourne

The Pacific. Capitulo III: Melbourne

Tras los duros meses de combates en Guadalcanal, la 1ª división de Marines es retirada del frente y enviada a Australia para descansar. Leckie, Basilone y el resto de marines son enviados a la ciudad de Melbourne, donde son recibidos como héroes salvadores por la población local. Mientras sus compañeros disfrutan del periodo de descanso, Leckie inicia un romance con una mujer australiana, y el sargento Basilone es condecorado con la Medalla de Honor del Congreso por su heroica actuación en Guadalcanal, recibiendo órdenes de volver inmediatamente a EEUU para participar en la campaña de venta de bonos de guerra.

Después de dos episodios de instroducción, que han servido sobre todo para ir presentado a los personajes este tercer episodio de la serie prometía ser, ante todo, un capítulo de transición. Y la verdad es que lo ha sido, ya que se trata de un capítulo enteramente dedicado a lo que se denomina “el descanso del guerrero”. Al fin y al cabo los periodos de descanso de los soldados forman también parte de la guerra, y no está mal que también se muestre en la serie.

Lo malo es que –a mi modo de ver- quizás es excesivo dedicarle todo un capítulo al tema. Un tema que además, se agota pronto porque este capítulo lo trata de manera bastante tópica, mostrando lo acostumbrado: soldados entregados a los excesos alcohólicos de rigor, alternando con las mujeres del lugar, y viviendo intensamente las horas de permiso. Nada que no se haya visto bastantes veces en otras películas bélicas. En cuanto al otro eje argumental del capítulo, el romance de Leckie con la chica australiana de origen griego llamada Stella, la verdad es que tampoco me ha aportado gran cosa. Al fin y al cabo, se limita a relatar otra historia más de amor en tiempos de guerra, un tema bastante recurrente en el cine bélico, y que en este caso tampoco es que haya sido abordado con un dechado de originalidad ni de dramatismo.

En definitiva, “Melbourne” me ha parecido un capítulo simplemente, con seguridad será el más flojo de la serie. Lo bueno es que transcurrido ya el primer tercio de la serie y una vez consumidos los capítulos de presentación de los personajes, con seguridad los próximos capítulos van a ofrecer mayores dosis de acción y emoción por lo que es de esperar que el interés de los mismos subirá muchos enteros a partir del próximo episodio.

Calificación: 5/10

martes, 23 de marzo de 2010

The Pacific (II): Basilone

The Pacific. Capitulo II: Basilone

Octubre de 1942. Mientras la 1ª división de marines combate duramente por mantenerse en sus posiciones de Guadalcanal soportando todo tipo penalidades debido a la falta de abastecimientos provocada por la acción de la marina japonesa y por las enfermedades tropicales los japoneses se preparan para atacar. Poco después llegan a la isla refuerzos del 7º regimiento de marines, entre los que se encuentra el sargento John Basilone, cuya actuación personal será de crucial importancia en la batalla que se avecina contra los japoneses.

Basilone es el segundo episodio de The Pacific dedicado a la campaña de Guadalcanal y ambientado en los duros combates que tuvieron lugar en dicho escenario durante el Otoño de 1942, lo que viene a coincidir con la segunda fase de la lucha por la isla. Tras un primer episodio interesante, aunque un tanto convencional, tenía ganas de ver que derroteros seguía la serie con el segundo capítulo. Y la verdad es que, tanto para bien como para mal, ha seguido más o menos la senda del primer episodio. La historia de este capítulo se centra en las operaciones que rodearon la lucha por el control de Henderson Field, cuando una gran ofensiva japonesa destinada a reconquistar el aerodrómo derivó en una batalla nocturna que puso en graves aprietos la linea defensiva establecida por los marines alrededor del perímetro del mismo, y que pudo ser finalmente rechazada, aunque con muchas dificultades para los defensores.

Como apuntaba, me ha parecido un capítulo de similares características al anterior, si bien con un componente antibélico más marcado. De este modo, la historia de este episodio se centra en describir todas las penalidades de la guerra: las privaciones materiales, las enfermedades, el miedo a la muerte, y por supuesto, la pérdida de apreciados camaradas. Quizás por ese acusado tono antibelicista, la heroica acción del sargento Basilone al frente de la defensa de su posición en el sector de Lunga frente a una brigada japonesa (acción por la que recibió la medalla de honor del congreso) queda un tanto desdibujada pues no llega a apreciarse en toda su magnitud. En cuanto a las escenas de acción de la batalla nocturna contra las tropas japonesas, nuevamente hay que decir que están bien filmadas, pero personalmente me quedo con las del primer episodio, más breves, pero a la vez, más intensas, ya que en este caso me parecieron un poco reiterativas y en bastantes momentos, confusas.

Por último, un aspecto que no me ha terminado de convecer es como se cierra el relato de la campaña de Guadalcanal. De pronto, vemos como dicen que la campaña ha terminado, y como los marines son embarcados para su evacuación de la isla, pero no hay ni siquiera una breve explicación de cómo se ha alcanzado la victoria contra los japoneses. En mi opinión habría sido de agradecer la inclusión de algún tipo de escena de transición que llenara ese hueco argumental ya que el desenlace del episodio me ha parecido algo brusco.

En definitiva, no creo que pueda decirse que Basilone mejore mucho el arranque de la serie e incluso personalmente opino que es un punto inferior a Guadalcanal. La excelente ambientación y puesta en escena no es suficiente por sí misma para cubrir las expectativas que muchos tenemos puestas en The Pacific. Esperemos que el tercer episodio ofrezca algún elemento algo más novedoso y mejore el nivel de estos dos primeros capítulos.

Calificación: 6/10

martes, 16 de marzo de 2010

The Pacific (I): Guadalcanal

The Pacific: Capitulo I. Guadalcanal / Leckie

La acción nos sitúa en Diciembre de 1941 poco después del ataque japonés contra Pearl Harbor. Mientras el Sargento de Marines John Basilone se dispone a partir para luchar en el Pacífico, dos jóvenes ven como la guerra cambia sus vidas. Mientras Robert Leckie se alista en el cuerpo de Marines, su mejor amigo Eugene Sledge, ve como su padre se niega a dejarlo enrolarse, debido al problema cardiaco que padece. Meses después, ya en Agosto de 1942 la 1ª division de Marines, unidad en la que están destinados los protagonistas, desembarca en Guadalcanal con la misión de capturar un aeródromo que están construyendo los japoneses en la isla y expulsar a los soldados nipones de la misma.

Siguiendo la estela de la exitosa mini serie Hermanos de Sangre ("Band of Brothers") y tras mas de 8 años de espera desde que se emitiera aquella, la prestigiosa productora televisiva HBO ha estrenado The Pacific, centrada en describir, como su propio título indica, el curso de las operaciones militares en el Frente del Pacífico durante la II GM. La serie, cuyos guiones se han basado en las memorias de guerra escritas por los soldados norteamericanos Eugene Sledge y Robert Leckie, ambos veteranos de la campaña del Pacífico, ha contado con un gigantesco presupuesto de más de 200 millones de dólares y la colaboración en las labores de producción de Steven Spielberg y Tom Hanks, quienes ya habían producido Hermanos de Sangre. Ahora, siguiendo el mismo esquema narrativo de esta, The Pacific promete desgranar a lo largo de sus diez episodios las batallas más importantes que tuvieron lugar en el Frente del Pacífico entre las fuerzas norteamericanas y las del Imperio Japonés, mediante el relato de los combates en los que tomó parte la 1ª división de marines.

De momento, para abrir boca este capítulo primero de la serie está dedicado a introducir la trama y presentar a los principales personajes de la historia. Tras una breve descripción de los dias posteriores al ataque contra Pearl Harbor, y de los momentos inmediatamente anteriores al desembarco en la isla de Guadalcanal de la unidad de los protagonistas, la historia muestra de forma bastante resumida los principales hechos de la primera fase de la lucha en la isla. Así, asistimos al desembarco inicial en las playas sin resistencia, la captura del aerodromo Henderson Field, la Batalla de la Isla de Savo y el primer contraataque japonés. Las secuencias relativas a este último son lo que más me gustado de este episodio, mostrando una batalla nocturna excelentemente filmada, y un par de momentos posteriores bastante emotivos, como la contemplación de las decenas de muertos japoneses en la mañana siguiente al combate, y la muerte del soldado japonés aislado que se enfrenta a los norteamericanos poseído por una especie de frenesí suicida.

Por lo demás, no me ha parecido un episodio especialmente sobresaliente en cuanto al fondo de la trama, aunque correcto en líneas generales. Quizás los primeros minutos del episodio resultan algo tópicos, pero son necesarios para ir presentado a los personajes. Aunque, en relación a esto, considero que se pasa de una forma un tanto abrupta desde la vida civil de aquellos a su desembarco en Guadalcanal, obviando las típicas escenas que muestran el adiestramiento de los soldados. En cuanto a la parte estrictamente bélica, es de agradecer que la serie mantenga el nivel –bastante alto- que había dejado Hermanos de Sangre en lo tocante a la calidad de la ambientación, la soberbia puesta en escena y el cuidado atrezzo bélico de la II GM.

En definitiva, Guadalcanal supone un más digno comienzo para esta muy esperada mini serie. Y a buen seguro que el nivel de este episodio piloto irá subiendo progresivamente conforme vaya avanzando el desarrollo de la historia y los personajes. Un capítulo no sobresaliente, pero bastante prometedor.

Calificación: 6,5/10

lunes, 6 de julio de 2009

Treinta segundos sobre Tokio (Thirty seconds over Tokyo)

Treinta segundos sobre Tokio (1944)

Reconstrucción de la famosa incursión aérea de represalia por el ataque contra Pearl Harbor organizada por el Teniente Coronel James Doolittle contra Tokio. A través de la historia de la tripulación del bombardero B-25 “Ruptured Duck”, y del mayor Ted Lawson, uno de los escogidos para llevar a cabo la misión, la película muestra la preparación, ejecución y resultado del audaz raid realizado sobre la capitál nipona por los B-25 de Doolittle.

Los estudios de Hollywood siempre han sido propensos a reflejar en sus films las hazañas bélicas conseguidas por sus compatriotas, aunque a veces tales hazañas tengan en realidad más contenido épico que real. Y esto no solo puede predicarse de las películas producidas durante la II GM, en un contexto de lógica exaltación patriotica, sino de otras producciones mucho más recientes como por ejemplo “Black Hawk, derribado”. En cualquier caso, el famoso raid llevado a cabo por los hombres de Doolittle, que causó pocos daños y cuya importancia táctica fue casi nula, pero que supuso un gran golpe psicológico para los japoneses y un acicate para la moral estadounidense, es una de esas hazañas que se prestaban a ser llevadas inmediatamente al cine. De hecho, el tema de la incursión de Doolittle ya había sido tratado incidentalmente en otra película bélica anterior: “Destino Tokio” (1943), que narraba las peripecias de submarino estadounidense enviado a reconocer la bahia de Tokio de cara al posterior ataque aéreo contra la capital nipona. Y solo un año después se llevó a la gran pantalla la historia de la incursión propiamente dicha, basándose el relato de los hechos recogido en el libro homónimo escrito por Ted Lawson, uno de los aviadores que había participado en el famoso raid.

Para la realización del film, el director Mervyn Leroy contó con un reparto de lujo que incluia a estrellas como Robert Mitchum o un jóven Spencer Tracy que se encargó de dar vida al Coronel Doolittle. Hay que decir que “Treinta segundos sobre Tokio” fue una de las películas de propaganda más exitosas en la época de su estreno, teniendo una gran aceptación entre el público y ganando un muy merecido oscar a los mejores efectos especiales. En ese sentido hay que decir que el aspecto técnico es lo más destacable del film. Pese al tiempo transcurrido desde su filmación, las tomas aéreas son realmente buenas, y los efectos especiales, especialmente en las escenas del bombardeo de Tokio, aun hoy resultan notables y bastante creíbles, en gran parte gracias a la muy buena fotografía en B/N del film, y al empleo de unas excelentes maquetas de la ciudad japonesa. Por ponerle algún “pero” habría que señalar que los resultados del bombardeo quizás aparecen algo sobredimensionados en el film, haciendo ver que fueron más devastadores de lo que realmente resultaron, pero eso no le quita brillantez al resto del apartado técnico. También es apreciable la parte en la que se nos muestra el difícil entrenamiento al que tuvieron que someterse las tripulaciones para lograr hacer despegar sus bombarderos desde la corta cubierta del portaaviones Hornet.

Pero en otros aspectos, la película acusa bastante el paso del tiempo. El inicio resulta un poco lento, porque incide mucho en la parte romántica del argumento, centrada en la relación del Mayor Lawson con su esposa embarazada y los temores de esta a perder a su marido. Y tras la parte central del film, que contiene las escenas del entrenamiento y la misión, que son lo mejor del film, el ritmo vuelve a decaer con una parte final demasiado dilatada, que muestra los intentos de los supervivientes por ser rescatados con la ayuda de los guerrilleros chinos. Esta parte está claramente dedicada a la propaganda del movimiento de la resistencia china contra los japoneses, algo que por otra parte es comprensible, dado que el gobierno chino de Chiang Kai Shek era por aquel entonces uno de los mas estrechos colaboradores de EEUU. En cualquier caso, estas fallas no impiden que el conjunto resulte apreciable.

En definitiva, “Treinta segundos sobre Tokio” es un film que aun hoy dia, y prescindiendo de su carga propagandística, conserva cierto interés y que seguramente gustará a los aficionados a la historia por su cuidada reconstrucción del raid de Doolittle. Uno de esos films clásicos que merecen la pena verse al menos una vez.

La Crítica de Reisman

Calificación: 6/10

lunes, 29 de junio de 2009

Ataque Fuerza Z (Attack Force Z)

Ataque Fuerza Z (1982)

La acción nos sitúa en 1945.Un pequeño comando australiano, perteneciente a la Fuerza Z de operaciones especiales y liderado por el Capitan Kelly (Mel Gibson), desembarca en una isla china del Pacífico ocupada por los japoneses. Su misión será infiltrarse en la jungla para rescatar a los dos supervivientes de un avión aliado que se ha estrellado en la isla o confirmar la muerte de estos, ya que uno de ellos es portador de un secreto de vital importancia para poner fin a la guerra. La misión del comando pronto se complica cuando son descubiertos por los japoneses, quienes no dudarán en atemorizar a la población local para capturar a los supervivientes del avión y eliminar a los miembros del comando.

Ataque Fuerza Z es una curiosa coproducción de bajo presupuesto australiano – taiwanesa, basada en las acciones de un comando integrante de dicha unidad, (que existió realmente) aunque en este caso, relate una misión ficticia. Lo más destacable de esta película, es la presencia en el reparto del por aquel entonces ya emergente actor australiano Mel Gibson (que ya había protagonizado la éxitosa Mad Max e iba a comenzar rodar otro film bélico como Gallipoli) y del neozelandés Sam Neill. Aparte de eso, la película tiene muy poco que ofrecer, ya que tanto por su modestia de medios como por su escasa calidad por momentos parece una producción de serie B. La historia es bastante convencional y está contada con poca imaginación, el guión resulta de lo más previsible que uno pueda imaginar y el desarrollo de los personajes brilla por su ausencia, resultando bastante planos. Las escenas de acción no pasan del aprobado en el mejor de los casos, y la impresión de estar ante un producto de Serie B se ve reforzada por la presencia en el reparto de un actor Taiwanés experto en artes marciales que ejecuta varias exhibiciones de golpes frente a los incautos soldados japoneses, que naturalmente caen como moscas ante los miembros del comando.

Por lo demás, hay poco que comentar. Como en otras producciones australianas, el retrato que se ofrece de los japoneses es bastante negativo, mostrándolos como unos sádicos torturadores sin escrúpulos, lo cual no deja de tener su parte de veracidad histórica, pero sorprende por su tono excesivo. Al menos es de agradecer que, gracias a lo ajustado del metraje (90 minutos), la película no se haga demasiado larga; y también es de reseñar su ausencia de pretensiones más allá de entretener del espectador, cosa que consigue, en mi opinión, solo a medias. En cualquier caso, no deja de ser curioso ver la actuación del jovencísimo Gibson en un papel que se ajustaba al perfil interpretativo de los inicios de su carrera, pese a que el actor no brilla mucho debido a las evidentes limitaciones del guión.

En resumen, “Ataque Fuerza Z” aunque sea una producción de interés marginal, no deja de tener su gracia por aquello de ver a la futura gran estrella australiana en una producción modesta. Un film ideal para desconectar las neuronas en una tarde de laxitud dominical.

Calificación: 4/10

martes, 24 de marzo de 2009

Guadalcanal (Guadalcanal Diary)

Guadalcanal (1943)
La acción nos sitúa en 1942. Un grupo de infantes de la 1ª división de marines es trasladado a bordo un barco con un destino desconocido. Sin embargo, pronto se conoce que el destino es la captura de Guadalcanal, una de las más grandes islas de las Salomón, y de valor estratégico por causa de un aerodromo que los japoneses intentan poner en funcionamiento dentro de la isla. A través de las vivencias de varios de los marines participantes en la batalla, como el recluta hispano Jesús Alvarez (Anthony Quinn), el jovencisimo recluta Johnny Anderson (Richard Jaeckel); o el duro sargento "Taxi" Potts (William Bendix); la película nos narra las vicisitudes de la dura lucha que a lo largo de varios meses tuvo lugar por el control de Guadalcanal.

Durante los años de la contienda, y especialmente a partir de la entrada de Estados Unidos en guerra, todos los grandes estudios de Hollywood desarrollaron una intensa actividad propagandística en apoyo de la causa aliada. Esta labor se tradujo en un buen número de films bélicos en los cuales naturalmente se trataba de ensalzar el valor de los combatientes, aunque también de describir los hechos que se iban produciendo en el campo de batalla. Dentro de este grupo de películas, de entre las cuales pueden mencionarse, por ejemplo, "Bataan" o “30 segundos sobre Tokio”, se encuadra “Guadalcanal”.

El film, basado en el libro “Guadalcanal Diary”, relato periodístico sobre la batalla escrito por corresponsal de guerra Richard Tregaskis, se rodó con una extraordinaria rapidez e inmediatez respecto a los hechos que cuenta. Para hacerse una idea, basta con decir que la batalla de Guadalcanal concluyó en Noviembre de 1942 y la película se estrenó menos de un año después, en Octubre de 1943. Pese a lo apresurado del rodaje y las limitaciones presupuestarias, el apoyo que el ejército y el cuerpo de marines prestaron a la producción posibilitó que esta pudiera llevarse a buen término en ese tiempo record.

Y lo cierto es que “Guadalcanal” es una de esas películas que sorprenden porque dan la impresión de haberse adelantado a su tiempo en más de un aspecto. Y digo esto porque el film refleja bastante bien los hechos reales y las condiciones que rodearon a la lucha en Guadalcanal, desde el desembarco inicial sin oposición, pasando por la fácil captura del aeródromo “Henderson Field”, hasta la dura lucha por derrotar a los japoneses en el interior de la isla. Pero además la película no se queda ahí sino que se preocupa ahondar en los sentimientos y motivaciones de los personajes, lo cual dota a la película de una cierta profundidad argumental normalmente ausente otras producciones similares. El hecho de que la historia esté basada en un relato de primera mano sobre la batalla se nota, y le confiere a la película un tono de veracidad semidocumental muy de agradecer. Por otra parte las escenas de combate, pese al tiempo transcurrido, están bastante bien filmadas, y aun hoy resultan convincentes, algo que no puede decirse de muchos otros films bélicos contemporáneos.

En el aspecto interpretativo, destaca la presencia en uno de los papeles principales de un joven Anthony Quinn, que ya comenzaba a dar muestras de su carisma como actor. El resto de actores del reparto cumplen bien sus papeles, quizás un tanto arquetípicos, pero correctamente dibujados. Sorprende también la crudeza de ciertas escenas teniendo en cuenta la época de su filmacion, especialmente cuando aparecen los primeros prisioneros japoneses, de aspecto famélico y tembloroso, y un marine pregunta: ¿Y contra estos monos luchamos? o el ametrallamiento del francotirador japonés abatido. Otro aspecto que me gustó es que el film no elude en ningún momento contemplar los aspectos más duros de la lucha en la isla, y en especial la ausencia de todo triunfalismo gratuito, optando por un acentuado realismo a la hora de describir las condiciones reales de los combates en Guadalcanal.

En resumidas cuentas, y dejando de lado los aspectos propagandísticos del film y algunas limitaciones impuestas por la época de su filmación, “Guadalcanal” puede considerarse un más que digno film bélico que ha resistido bastante bien el paso del tiempo. En muchos aspectos tiene poco que envidiar a producciones más recientes como “La delgada linea Roja”. Un film que seguró que gustará a los aficionados al cine bélico en general, y un pequeño clásico del género a descubrir.

Calificación: 6,5/10