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miércoles, 4 de marzo de 2020

En la Niebla (V Tumane)


En la Niebla (2012)

Bielorrusia, 1942. Tras la ejecución en la horca de unos saboteadores capturados por los alemanes, el mando partisano de la zona sospecha que han sido traicionados por Sushenya (Vladimir Svirskiy), dado que este ha sido puesto en libertad. En represalia por ello, los partisanos Burov y Voitik reciben el encargo de capturar y ejecutar a Susheyna por traición. Sin embargo, la aparición de las milicias fascistas les impide realizar la misión, lo que obligará a los tres hombres a emprender juntos una penosa huida a través de los bosques.

Como he apuntado anteriormente en alguna ocasión, el cine bélico ruso producido en la última ha venido caracterizado principalmente por adoptar un tono marcadamente épico y patriotero. Sin embargo, al igual que ocurrió durante el periodo comunista de la antigua URSS, también aparecen puntualmente otros títulos (normalmente más modestos) de temática  anti belicista. En este caso “En la Niebla” se enmarca claramente dentro de esta segunda corriente que, lejos de narrar los aspectos épicos o patrióticos de la contienda, se centra en describir los desastres de la guerra. En ese sentido esta producción bielorrusa, con guión basado en la novela homónima de Vasiliy Bykov, nos ofrece un relato duro y sin concesiones, sobre unos personajes atrapados entre los dos bandos en conflicto, que por fuerza de las circunstancias se ven obligados a cooperar en un entorno hostil, donde el enemigo no son solo los alemanes, sino también las propias milicias fascistas que colaboran con el invasor.

Partiendo de esa base, la película tiene una primera media hora bastante buena, en la que se cuenta –sin mostrarla directamente- la ejecución de los partisanos y la presentación de los personajes, y la extraña cooperación que se ven obligados a llevar. El problema es que, tras ese primer tramo del metraje, el ritmo de la narración se hace tan excesivamente pausado y contemplativo que en ocasiones llega a desesperar al espectador. Se abusa un tanto de los planos excesivamente largos y continuados, en los que apenas hay diálogos y la acción se limita a ver como los protagonistas caminan por el bosque o paran a descansar.  Esa ausencia de acción no se compensa con una parte discursiva que lo compense de algún modo, ni tampoco se justifica con el efecto de transmitir una mayor intensidad dramática, de modo que es el principal problema que lastra la película.  Pese a ello hay que señalar el acertado uso de sucesivos “flashbacks” que muestran la historia de los tres personajes principales, si bien de estos el único que resulta verdaderamente interesante es el dedicado a Shusenya, ya que los dedicados a los otros dos resultan más bien intrascendentes.

Pese a ello, la historia no deja de tener su punto de interés, por el trasfondo moral que plantea, acerca de cómo en una guerra, los límites entre “amigos” y “enemigos” se vuelven bastante difusos, y también como la desconfianza y la crueldad se vuelven habituales.  También presenta el atractivo de de mostrar el tema del colaboracionismo en los territorios ocupados por los alemanes, un aspecto que no suele aparecer demasiado a menudo en las películas dedicadas a la resistencia. En el apartado interpretativo hay que decir que el trío de actores protagonistas cumple bien en sus respectivos papeles, aunque las limitaciones del guión tampoco les permiten un lucimiento excesivo.

Como conclusión, se puede decir que “En la Niebla” resulta unos de esos films que son más interesantes por lo que cuentan que por cómo lo cuentan, aunque hay que reconocer que la historia presenta una serie de matices narrativos no exentos de interés. Sin duda es una película que de haberse reducido en su metraje habría resultado bastante más redonda y asequible para el espectador medio, pero que en cualquier caso no desmerece un visionado.

Calificacion: 5,5 /10

lunes, 17 de febrero de 2020

La Batalla por Sebastopol (Bitva za Sevastopol)


La Batalla por Sebastopol (2015)

La historia comienza en Kiev, en 1937. La estudiante universitaria Lyudmila Pavlichenko (Yuliya Peresild) realiza unas prácticas de tiro donde muestra una gran habilidad con el rifle. Ello le valdrá para ser enviada a un curso de tiro, y para enrolarse como francotiradora en el Ejército Rojo tras la invasión alemana de la URSS. Tras convertirse en una afamada francotiradora durante las campañas de Odessa y Sebastopol, es enviada junto con una delegación soviética a Estados Unidos en misión propagandística, trabando amistad durante la visita con la esposa del presidente Norteamericano, Eleanor Roosvelt.

Lyudmila Pavlichenko fue una de las escasas mujeres combatientes en la II GM que alcanzó cierta fama internacional por sus hazañas bélicas. De origen ucraniano, Pavlichenko se alistó en el Ejército Rojo al producirse la invasión alemana de la URSS en junio de 1941 y fue destinada al cuerpo de francotiradores, convirtiéndose en pocas semanas en una heroína nacional por su pericia como tiradora. Los dirigentes soviéticos decidieron aprovechar la fama de Pavlichenko enviándola en agosto de 1942 junto a una delegación soviética a EEUU en una gira propagandística, durante la cual trabó amistad con la primera Dama Eleanor Roosevelt, e incluso fue invitada a alojarse en la Casa Blanca durante su estancia. Tras finalizar su servicio en el frente, al ser herida por fuego de mortero en Junio de 1942, se le atribuían a Pavlichenko 309 bajas confirmadas, convirtiéndose en la mujer francotiradora más letal del Ejército Rojo durante toda la contienda. No obstante, después de la guerra surgieron serias dudas respecto a la veracidad de las cifras que se le atribuían, especialmente porque de haber sido ciertas, habría recibido mayores condecoraciones por parte del mando del ejército. Hay que tener en cuenta que durante los meses iniciales de la guerra, la propaganda soviética buscaba desesperadamente figuras militares a las que ensalzar, para subir la moral de la población frente a las continuas victorias alemanas, por lo que no sería de extrañar que las bajas atribuidas por la prensa de la época a Pavlichenko fueran deliberadamente exageradas.

En cualquier caso, “La Batalla por Sebastopol” nos ofrece una semblanza biográfica de la citada francotiradora, centrándose en sus años inmediatamente anteriores a la guerra, y también en su actuacion durante la campaña de Odessa y la defensa de Sebastopol.  Esta película se enmarca dentro de la corriente épica del cine bélico ruso producido en la última década, basada en la narración de historias de heroicidades y hazañas de los militares rusos durante la lucha contra la invasión alemana. No obstante, al menos en este caso es de agradecer que el tono de la narración resulta menos patriotero que en otros títulos similares, y que también se muestre la cara amarga del conflicto. Ese aspecto, junto a la habitual buena puesta en escena de las secuencias de combate condensan los aspectos positivos del film. En cuanto a los negativos, se puede decir que la película falla tanto en el ritmo narrativo, que se hace excesivamente lento, en parte por una presentación del personaje que se dilata en exceso; como por la inclusión de una ficticia (y aburrida) subtrama romántica en forma de triángulo amoroso que se establece entre la protagonista, el médico militar Boris, y su compañero de armas.

También se echa en falta algo más de desarrollo de los personajes, que resultan bastante unidimensionales, aunque al menos si se muestra el estrés postraumático que experimenta la protagonista como consecuencia de sus experiencias en el frente. Pero el problema principal es, como apuntaba, que la historia está desarrollada sin imaginación ni ritmo, y no se incluyen demasiadas escenas de combate, de modo que la película se hace algo larga.

En resumen, La Batalla por Sebastopol es una producción típicamente rusa en el aspecto de la carga patriótica de su argumento, aunque resulta algo más creíble en el aspecto bélico que otros títulos similares. No carece de interés por contar la historia un personaje poco conocido de la II GM, pero en líneas generales no pasa de ser una película simplemente pasable.

Calificacion: 5/10

miércoles, 29 de enero de 2020

T-34


T-34 (2018)

Frente Oriental, noviembre de 1941. En una aldea a las afueras de Moscú el teniente Nikolay Ivushkin, al mando de un solitario carro T-34 se dispone a combatir a una compañía de panzers alemanes que se dirige a la capital soviética. Tras un feroz combate contra los tanques del capitán Klaus Jäger, este logra destruir el tanque ruso, capturando a Ivushkin. Tres años más tarde Jäger se reencuentra con su antiguo oponente en un campo de prisioneros, y lo recluta a la fuerza para que tripule un carro T-34 capturado en una simulación de combate contra tanques alemanes, lo que será aprovechado por Ivushkin para planear una arriesgada fuga a bordo del tanque.

Puede afirmarse que el cine bélico ruso ambientado en la II GM producido en la última década presenta dos grandes constantes. Por un lado, son películas que ofrecen un grado de espectacularidad  técnica y visual que nada tiene que envidiar a las producciones de Hollywood; y por otra parte, se centran en narrar historias que ofrecen unas grandes dosis de patriotismo. En ese sentido T-34 no es una excepción, y sigue la senda de otros títulos recientes producidos en Rusia como “Stalingrad” o “Los 28 hombres de Panfilov”. Para la realización de esta película, el director Alexander Sidorov contó con un estimable presupuesto de 10 millones de dólares, logrando además un notable éxito de público en su país. Para la producción se construyeron varios decorados exteriores a escala real, y se reacondicionó y se puso en funcionamiento un auténtico carro T-34 de la IIGM, de modo que ese aspecto de la película está muy cuidado.

Hay que reconocer que T-34 tiene un comienzo trepidante, con la breve presentación de los personajes y la recreación del combate entre carros en la aldea a las afueras de Moscú. Realmente esa primera media hora de metraje resulta espectacular para el espectador, no solo por la perfecta puesta en escena, sino también por el ritmo trepidante de las secuencias bélicas que muestran el enfrentamiento de los panzers de Jager contra el T-34 de Ivushkin, unas escenas filmadas con una excelente intensidad y virtuosismo visual (atención a las ralentizaciones de los proyectiles de los carros), que logran dejar al espectador pegado a la pantalla. Para mi gusto, esos minutos iniciales son de lo mejor que he visto en un film bélico en la última década.

El problema es que, una vez concluye ese primer tramo del film, el interés de la narración va cayendo en picado. Las secuencias que transcurren en el campo de prisioneros resultan demasiado tópicas y en algún caso, inverosímiles. También se introduce con calzador una tópica historia romántica entre Ivushkin y la traductora del campo de concentración, una subtrama que resulta tan claramente forzada, como prescindible. El otro gran lastre de la película es que cuando retoma las escenas bélicas, en la parte dedicada a narrar la fuga y huida de los protagonistas, esta resulta tan absolutamente inverosímil que en algún momento da grima. Por añadidura, el guión rezuma un patrioterismo  absolutamente exacerbado, ya que en algún momento los  personajes rusos parecen capaces de eliminar ellos solos a todo el ejército alemán, lo cual no resulta demasiado asequible para el espectador foráneo. En ese sentido, se puede afirmar que T-34 es la versión rusa (y contraparte) de la hollywoodiense "Fury, Corazones de Acero".

En definitiva, T-34 es un título más que notable y apreciable en su apartado técnico, pero totalmente trasnochado en el aspecto narrativo. Y es una pena, porque sus primeros minutos ofrecen al espectador unas soberbias escenas bélicas. Al final, se queda en un título simplemente pasable, y una historia a todas luces desaprovechada.

Calificacion: 5,5/10

jueves, 22 de marzo de 2018

Los 28 hombres de Panfilov (Dvadtsat vosem panfilovtsev)

Los 28 Hombres de Panfilov (2016)

Frente Oriental, Noviembre de 1941. Mientras las fuerzas alemanas se preparan para iniciar su última ofensiva en dirección a Moscú, un grupo de soldados del Ejército Rojo se dispone a defender su estratégica posición en las afueras de la capital frente a los tanques enemigos. Pese a ser conscientes de su inferioridad numérica y material, los defensores se muestran dispuestos a detener el ataque enemigo a cualquier precio.

Desde la época del régimen soviético hasta nuestros días, pueden distinguirse dos grandes corrientes dentro del cine bélico ruso dedicado a la II GM. Una, de tipo épico-patriotero, centrada en describir las hazañas de los soldados del Ejército Rojo durante la denominada “Gran Guerra Patria”, y otra, más minoritaria (pero de mayor calidad) de tintes mucho más antibelicistas, dentro de la cual podemos citar títulos notables como “La infancia de Iván” o “Masacre, ven y mira”.

Decididamente “Los 28 Hombres de Panfilov” se encuadra dentro de la primera corriente, la de exaltación patriótica de las hazañas militares rusas, cosa que no es de extrañar en un contexto histórico como es el del régimen de Putin, que ha hecho del nacionalismo unas de sus banderas. La película se basa en un hecho real, pero que fue distorsionado por la propaganda soviética de la época.

Concretamente, el film recrea los combates de una parte de la 316ª División de Fusileros del Ejército Rojo, comandada por el General Panfilov, en la estratégica carretera de Volokolamsk frente a las tropas alemanas durante la segunda fase de la ofensiva contra Moscú. Los defensores de la 316ª Division combatieron a las tropas enemigas entre el 15 y 16 de Noviembre de 1941, hasta que sus posiciones fueron superadas por los atacantes. Pocos días después, la prensa soviética publicó diversas informaciones afirmando que los últimos 28 hombres de una de las compañías de la división habían luchado hasta la muerte destruyendo 18 tanques alemanes, y retrasando el avance de la 11ª Division Panzer. Los estudios posteriores a la guerra indicaron que lo más probable es que dicha historia sea apócrifa o como mínimo muy exagerada, ya que de hecho el alto mando soviético tuvo que enviar refuerzos a la zona para contener el avance alemán. En cualquier caso, se ve que los productores del film decidieron aplicar el viejo aforismo cinematográfico que dice que “No dejes que la verdad te estropee una buena historia”.

Entrando a valorar la película, hay que reconocer que el apartado técnico es absolutamente sobresaliente, con una puesta en escena que recrea a la perfección el atrezzo militar de la época, incluyendo los tanques alemanes Panzer III y IV. Ese aspecto, junto al tremendo realismo de las secuencias de acción bélica condensan las mejores virtudes del film. Sin embargo, la excelencia técnica no va acompañada de una historia sólida que la respalde, porque básicamente el film se queda en un pastiche de propaganda patriótica. No se muestran para nada los aspectos oscuros del régimen estalinista (en aquellas semanas de 1941 muchos oficiales fueron amenazados con el fusilamiento si retrocedían), los diálogos se centran en destacar la valentía y arrojo del soldado ruso, y el desarrollo de los personajes es muy esquemático. De hecho, si se obvía la falta de exaltación de la ideología comunista, el guion la película podría haber sido perfectamente un producto de la época anterior a 1989.
En conclusión, se puede afirmar que “Los 28 Hombres de Panfilov” merece la pena verse por su virtuosismo técnico y por la recreación de la parte bélica de la historia, pero en cuanto a su valor cinematográfico (o incluso histórico) hay que decir que este es más bien escaso.

Calificación: 5/10

lunes, 26 de septiembre de 2016

1944

1944 (2016)

La historia comienza en el Frente Oriental en Agosto de 1944. Un grupo de soldados estonios enrolados en la Werhmacht combaten a los rusos defendiendo suelo patrio,  decididos a hacer frente al enemigo pese a lo desesperado de su situación. Tras varias semanas de combates, los protagonistas se enfrentarán en combate a una unidad estonia enrolada en el Ejercito Rojo, a través de cuyos miembros se conocerá la otra cara de la contienda, hasta el final de la misma.  

1944 es una producción estonia realizada por el director de esa nacionalidad Elmo Nüganen, que nos ofrece un drama bélico ambientado en la Segunda Guerra Mundial, centrado en mostrar una perspectiva del conflicto a través de las vivencias de varios soldados estonios que tuvieron que combatir en ejércitos distintos durante los últimos meses de la contienda. En ese sentido, puede decirse que el film ofrece una visión bastante completa del drama sufrido por la pequeña nación báltica durante el conflicto, encontrándose atrapada entre el invasor soviético (que había ocupado militarmente el país en 1939) y el alemán; de modo que muchos de sus soldados combatieron en distintos bandos y, a veces, unos contra otros. Dicha paradójica situación, amén de una cierta denuncia de las dictaduras nazi y soviética, constituye el eje principal de la historia.

En cuanto a la valoración, hay que decir que pese a lo ajustado del presupuesto de la producción (apenas unos 10 millones de Euros), la película contiene una serie de escenas bélicas que, sin llegar a ser espectaculares, sí que resultan bastante estimables y están bien filmadas. Por otro lado, el aspecto narrativo logra alcanzar un punto de cierta originalidad cuando, a mediados de metraje, cambia el punto de vista de la narración, la cual se traslada desde el grupo de soldados enrolados con los alemanes, al de la unidad estonia que combate en el Ejército Rojo. Este cambio de perspectiva permite que la narración le ofrezca al espectador una perspectiva más completa del conflicto, lo cual es realmente de agradecer.   Entre los puntos más débiles del film, puede decirse que el desarrollo de la historia resulta muy convencional, tanto en la forma como en el fondo, y que el carácter esquemático de los personajes principales, con poca ocasión para profundizar en su desarrollo, impide que se llegue a empatizar con alguno de ellos.

En definitiva, 1944 es una correcta producción bélica Europea que nos ofrece una historia poco conocida para el gran público, y que se sigue con razonable interés para el espectador, pero que adolece de una mayor dosis de originalidad formal o narrativa para subir un peldaño su interés y poder ser considerada como un referente dentro del género bélico. Pese a ello, no puede negarse que ofrece una historia que se ve con interés, y que, pese a su sencillez, es un producto de cierta calidad, por lo que su visionado no desagradará a los aficionados a este tipo de cine.

Calificación: 6/10

martes, 17 de diciembre de 2013

Stalingrad

Stalingrad (2013)

Stalingrado Otoño de 1942. Tras un fracasado asalto por parte de una division de infanteria soviética contra las posiciones alemanas al otro lado del Volga un pequeño grupo de cinco supervivientes rusos mandado por el Capitan Gromov ocupa un estratégico edificio situado en la zona de la ciudad controlada por los alemanes. Dentro del inmueble se encuentran con Katia, una joven residente del edificio que ha decidido permanecer alli pese a los combates. Pese al hecho de que Gromov solo cuenta con un puñado de supervivientes del asalto, recibe órdenes del mando de mantenerse en el edificio y rechazar cualquier ataque. De forma paralela, el Capitán Kahn, un oficial alemán que vive un difícil romance con la jóven rusa Masha, recibe instrucciones expresas de su superior de reconquistar el edificio a cualquier precio.

Stalingrad es una muy reciente producción rusa, realizada para coincidir en su estreno con el 70º aniversario del final de la Batalla de Stalingrado, y que ha contado con la dirección del cineasta Fedor Bondarchuk, hijo del afamado director Sergei Bondarchuk, famoso por haber sido el encargado de dirigir algunas grandes superproducciones históricas durante la época soviética. Hay que apuntar que esta película viene a llenar en cierta medida un vacio existente en la filmografía rusa, ya que si bien la batalla de Stalingrado ha sido tratada con anterioridad en distintas producciones europeas como Stalingrado, Batalla en el Infierno, Stalingrado (1993), o Enemigo a las Puertas; desde el punto de vista ruso solo había un film de 1989 realizado por el director Yuri Ozerov, dedicado específicamente a esta histórica batalla.

En cuanto a la valoración del film, hay que decir que la película tiene un arranque bastante prometedor, con una espectacular secuencia bélica que muestra el intento de cruce del Rio Volga por parte de una división soviética, el cual resulta frustrado por la detonación de los explosivos colocados por los alemanes en la orilla. También me gustó la presentación que se hace de los personajes cuando estos se van encontrando en el edificio y se conocen entre sí. Sin embargo, una vez pasados los primero veinte minutos, el ritmo de la narración va decayendo de forma simultánea al interés de la historia, que deriva en una sucesión de clichés y lugares comunes del cine bélico, sazonados con unas descafeinadas subtramas románticas que giran en torno a los dos personajes femeninos, y que resultan más bien superfluas por lo poco que aportan al conjunto de la narración.

Otro aspecto que no me terminó de convencer del film es el del retrato que se hace de ambos bandos, que me pareció un tanto impostado. Los personajes rusos son retratados de manera mayormente heroica y -por supuesto- muy humana; mientras que los alemanes se muestran de manera mucho más impersonal, pese al evidente intento de humanizar en cierta medida al enemigo a través de la figura del capitán Kahn. En ese sentido, hubiera sido de agradecer que el film ofreciera un retrato mucho más equilibrado de ambos bandos, y que la historia se pusiera al servicio de ofrecer un mayor trasfondo antibélico, algo que aquí brilla por su ausencia en aras de ensalzar el heroísmo de los soldados rusos. Un heroísmo, por cierto, que redunda en la poca credibilidad de algunas escenas de combates, en las que los alemanes son sistemáticamente masacrados por los rusos, siempre inferiores en número a sus enemigos. En ese aspecto, da la impresión en más de un momento de que la historia bebe mucho más del cine de propaganda soviético de los años 60 y 70 que de las más recientes producciones del cine bélico, volviendo a incidir en recursos propios de ese tipo de cine, más que superados en la actualidad.

Entre los aspectos más destacables del film cabe mencionar la excelente labor de ambientación y puesta en escena (algo que viene siendo común en las producciones bélicas rusas) así como la cuidada recreación del atrezzo militar. Los restantes aspectos técnicos, como la fotografía y el sonido también resultan bastante buenos; pero no son suficientes por sí solos para hacer levantar el vuelo a una narración que acusa bastante las fallas de un guión manifiestamente mejorable. En definitiva, es una pena que este nuevo punto de vista cinematográfico ruso sobre la batalla haya resultado, pese a la evidente riqueza de medios y el buen hacer en el apartado técnico, un producto tópico y ramplón, que se queda en un título simplemente pasable.


Calificación: 5,5/10

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Hijos del Tercer Reich (Unsere mütter, unsere väter)

Hijos del Tercer Reich (2013)

Berlin, junio de 1941. Poco antes del inicio de la invasión de la URSS por las tropas alemanas cinco amigos de la infancia se reúnen en una fiesta de despedida y, tras hacerse una foto de grupo, prometen volverse a ver una vez terminada la guerra. Los protagonistas son Wilhem Winter (Volker Bruch), un condecorado teniente de la Werhmacht, su hermano Friedlhem (Tom Schilling), soldado recien reclutado para servir en el frente junto a Wilhem; Greta, una camarera cuya aspiración es la de convertirse en estrella de la canción, la jóven enfermera Charlotte, destinada a servir en los hospitales del frente oriental, y el joven sastre judío Viktor Goldstein, novio de Greta. Pese al optimismo inicial con el que estos cinco amigos miran al futuro, pronto se verá como sus aspiraciones vitales son sacudidas por las crueldades y vicisitudes de la guerra.

Hijos del Tercer Reich (título español que poco tiene que ver con el título original de la serie, “Nuestras madres, nuestros padres”) es una muy reciente producción televisiva alemana que aborda, en formato de miniserie la historia de la II GM, centrándose particularmente en describir la lucha en el Frente Oriental y la vida en retaguardia, para ofrecer el punto de vista alemán sobre el conflicto. La historia está lejanamente inspirada en los diarios de guerra del padre del productor alemán Nico Hoffman -uno de los principales responsables del proyecto- quien declaró que el personaje de Wilhem Winter viene a ser un trasunto de su progenitor, cuyas experiencias de combate en el Frente Oriental sirvieron de base para elaborar el guión.

Hay que decir que pese a tratarse de un producto pensado y producido para la TV, Hijos del Tercer Reich ha sido un proyecto bastante ambicioso que ha contado para su rodaje con un más que generoso presupuesto de 14 millones de Euros. Un dinero que se ve que ha sido bastante bien empleado, puesto que la labor de ambientación, puesta en escena y recreación de los escenarios, esmeradamente cuidada hasta en los más mínimos detalles, resulta sencillamente soberbia. El rodaje tuvo lugar a lo largo de casi tres meses en diversos escenarios exteriores de Letonia y Lituania, combinado con la filmación en distintos estudios alemanes que se habilitaron para ambientar los escenarios interiores y las calles de los años 40 del pasado siglo.

En ese sentido, no es de extrañar que los aspectos técnicos de la serie rayen a gran altura, con una fotografía de excelente calidad (que recuerda a la de las series norteamericanas Hermanos de Sangre o The Pacific), unas escenas de acción que impactan por su realismo, asi como el empleo de unos muy buenos efectos especiales. En ese sentido puede afirmarse que, como producción alemana, poco o nada tiene que envidiar a dichos títulos producidos en EEUU. En esos aspectos, la realización técnica de la serie resulta sobresaliente y desde luego está a la altura de la mostrada en Hermanos de Sangre, sobre todo en el apartado de la brillante factura visual.

En el plano narrativo, me ha parecido que la serie aporta algún elemento interesante, en especial la evolución de los dos personajes principales, los hermanos Wilhem y Frieldhem Winter. Wilhem comienza siendo un aguerrido oficial que actúa movido por el patriotismo y convencido de la victoria final. Frieldhem, por su parte es el típico joven culto y sensible que advierte a Wilhem que “La guerra sacará lo peor de nosotros”, como efectivamente ocurre. De ese modo Wilhem evoluciona desde su inicial fervor patriotico al desengaño y hastío hacia la guerra, mientras que su hermano irá convirtiendose progresivamente, guiado por su instinto de supervivencia, en una despiadada máquina de matar. El desarrollo del resto de personajes protagonistas (la enfermera Charlotte, Greta, y el amigo judío, Viktor Goldstein) me pareció un poco más plano, si bien sus historias complementan bien la narración principal.

Los tres capítulos de la miniserie vienen a cubrir todo el periodo comprendido entre la invasión de la URSS en 1941 hasta la derrota del III Reich en 1945. El primer capítulo, que comprende entre junio y diciembre de 1941, me pareció interesante como presentación de la historia y de los personajes, pese a que algunos de los diálogos podrían haberse mejorado, y a que también se eche en falta algo más de acción que habría servido para dotar de mayor espectacularidad y agilidad narrativa a este capitulo.

El segundo episodio, que para mi gusto es el mejor de la serie, abarca desde mediados de 1943, en vísperas de la Batalla de Kursk, hasta finales de ese año. Este episodio contiene algunas lineas de diálogos realmente memorables, amen de mostrar unas excelentes escenas de acción recreando con tremendo realismo un sangriento combate urbano librado por la unidad de Wilhem contra las tropas soviéticas durante la batalla de Kursk. Además, considero que este segundo episodio es un magnifico exponente de cómo transmitir un rotundo mensaje antibélico mostrando la propia guerra en toda su extensión. Un episodio sobresaliente del que me quedo con una frase: “Mucha gente piensa que la guerra consiste en pelear. Se equivocan. Consiste en esperar, el próximo día, la próxima comida, el próximo combate…”.

Finalmente, el tercer episodio, que sirve de desenlace a la historia lo encontré un algo inferior al segundo, cubre el periodo comprendido entre finales de 1944 y los meses finales de la guerra en 1945. Este último capitulo, si bien mantiene el interés del espectador para conocer cual será la suerte final de los protagonistas, se queda algo corto a la hora de cerrar todos los temas apuntados en los dos primeros episodios (en especial el romance entre Wilhem y Charlotte, que no termina de concretarse). En ese aspecto, también he de apuntar que el desarrollo de la secuencia final que cierra la narración me pareció un tanto falta de una mayor dosis de emotividad. De haber transmitido algo más de emoción en el desenlace habríamos estado sin duda ante una serie absolutamente memorable. En cualquier caso, hay que reconocer que la valoración global de “Hijos del Tercer Reich” resulta bastante positiva. Una serie sin duda muy recomendable.


Calificación: 7,5/10

miércoles, 6 de febrero de 2013

White Tiger (Belyy Tigr)


White Tiger (2012)

Frente Oriental, 1944. Tras sobrevivir milagrosamente a las graves quemaduras sufridas en combate, el conductor de tanques Ivan Naydenov se reincorpora a su unidad con una obsesión: destruir el tanque Tiger alemán que causó sus heridas. Mientras tanto, comienzan a difundirse rumores por el frente acerca de la existencia de un fantasmagórico Tiger pintado en tonos blancos que una y otra vez aparece de la nada para destruir decenas de tanques rusos antes de desaparecer en los bosques. Ante la gravedad de los rumores, la inteligencia militar soviética decide destinar un tanque T-34/85 con Nadeynov como jefe y tripulado por los mejores tanquistas del Ejército Rojo para dar caza al misterioso blindado alemán.

Ya he comentado en alguna ocasión como el cine ruso más reciente parece mostrar un creciente interés en volver la vista atrás para producir películas bélicas ambientadas en la II Guerra Mundial, un tema que el cine ruso parecía haber dejado de lado en cierta medida en los años inmediatamente posteriores a la caída del Régimen Comunista en la URSS. Dentro de esta corriente, puede decirse que White Tiger es una película ciertamente atípica, ya que lejos de ser una película bélica al uso, es un film que ofrece una aproximación bastante filosófica a la hora de tratar el tema de la guerra. En ese sentido puede decirse que el film contiene dos historias en una. Por un lado, la parte estrictamente bélica, que sigue el hilo argumental del tanquista ruso obsesionado con destruir el carro enemigo, embarcándose para ello en una especie de cruzada personal que recuerda mucho a la del protagonista de Moby Dick.

Lo sorprendente en este caso es que esos elementos típicamente bélicos aparecen mezclados en el film con otros temas de índole casi metafísica, lo que provoca que la narración acabe discurriendo por unos cauces cercanos al realismo mágico. Esto se acentúa especialmente con el giro de la trama que se produce en el último tercio del metraje y que –dicho sea de paso- no resulta del todo convincente. Esa falta de solidez argumental es el principal problema que lastra el film, que termina por ofrecer al espectador un desenlace ciertamente sorprendente, pero que deja demasiadas interrogantes abiertas y no me resultó en absoluto satisfactorio. Tampoco puede decirse que el trabajo de los actores sea especialmente memorable, ya que las interpretaciones son simplemente correctas.

En cualquier caso, hay que destacar que la ambientación y la puesta en escena de la película, como suele ser habitual en las producciones rusas, es sobresaliente. El atrezzo militar resulta no solo creible sino absolutamente cuidado hasta el detalle. Así, además de los tanques rusos T-34/85, aparecen carros occidentales (que fueron adquiridos por la URSS en virtud de los acuerdos del Lend and Lease) como el norteamericano M1 Grant, el británico Matilda, carros alemanes Pz IV, y por supuesto, un  Pz. VI Tiger. Por otro lado, hay que  reconocer que las secuencias bélicas, pese a su relativa brevedad, están excelentemente filmadas, mostrando unas escenas de combate carro contra carro que poco tienen que envidiar en cuanto a espectacularidad a las de las producciones Hollywoodienses. En esos aspectos técnicos y visuales, el film resulta ciertamente soberbio.

Por lo demás “White Tiger” ofrece el interés de lo atípico de su temática, y sus ya reseñados aspectos técnicos, que elevan indudablemente el interés de un film que, en términos estrictamente cinematográficos resulta un tanto fallido. Pese a ello opino que los aficionados al las películas sobre la II GM no lamentarán en absoluto su visionado.

Calificación: 5/10

jueves, 17 de enero de 2013

La Balada del Bombardero (Ballada o Bombere)

La Balada del Bombardero (2011)

Verano de 1943. La inteligencia militar sovietica descubre que los alemanes planean instalar cerca del frente rampas del cohete V-2 para lanzarlos contra Moscu. A fin de destruirlos, la Fuerza Aerea sovietica planea una incursión de bombarderos liderados por el valiente capitán Andrey Gritsov. Sin embargo, antes de alcanzar su objetivo, el escuadron de Gritsov es destruido por la defensa antiaerea alemana, y su avión cae derribado tras las lineas enemigas, si bien Gritsov y su amada Katia, que viajaba en el avión como operadora de radio, consiguen sobrevivir. Cuando Gritsov es capturado por los alemanes, intentará escapar para volver a reunirse con Katia y regresar a las lineas rusas.

En los últimos años el cine ruso parece haber encontrado un auténtico filón temático en las historias ambientadas en la II Guerra Mundial. De este modo, solo en el último lustro se han producido en la antigua URSS una serie de películas bélicas de generoso presupuesto como "Quemado por el Sol 2", "La Fortaleza de Brest" o "La defensa del Dnper". Dentro de esta corriente puede enmarcarse "La Balada del Bombardero", producida en principio como miniserie compuesta de 8 capítulos para su exhibición en Rusia, pero que fue distribuida en Occidente en forma de película comercial con un metraje superior a las tres horas de duración. Y ciertamente se hacen largas al espectador, sin que ello sea achacable, desde luego, a la falta de acción y de tramas. Lo cierto es que ambas abundan a lo largo del film, seguramente en exceso.

En cuanto a las tramas tenemos muchas y variadas: la V2, la misión de bombardeo, la resistencia de los partisanos sovieticos, la lucha de los alemanes contra ellos, la guerra sucia de los colaboracionistas alemanes y el mismo NKVD...etc. El problema es que se trata de una coctelera deficientemente agitada, que va saltando entre los puntos de vista de los distintos personajes, y de un tema a otro casi sin solución de continuidad, saturando al espectador que fácilmente termina por perder el interés en la historia. Y ello pese a las buenas escenas de acción que contiene el film, siendo especialmente destacables las espectaculares secuencias aereas que ocupan los diez primeros minutos del metraje. En cualquier caso, el resto de la historia ofrece demasiado poco como para sostener las más de tres horas de duración del film, pobremente salpimentadas con la insulsa (y noña) historia romántica de los protagonistas. Una subtrama que aporta realmente poco al conjunto de una narración que, por lo demás, resulta excesivamente densa y atropellada.

Tampoco puede decirse que el apartado histórico sea demasiado realista. En primer lugar, no hay constancia de que los alemanes planearan en algún momento emplear la V2 en el Frente Oriental, y por otra parte, en 1943 el cohete aun estaba en fase de producción, por no mencionar que para esas fechas Moscú habría estado fuera del radio de acción del cohete alemán. Entre los aspectos que sí me gustaron cabe destacarse, como apuntaba, las secuencias aéreas y la ambientación, la cual suele ser muy buena tratandose de producciones rusas. Pero como digo, poco más ofrece esta "Balada del Bombardero", cuya melodia suena más bien a composición mediocre.

Calificación: 4/10

lunes, 31 de diciembre de 2012

My Way (Mai Wei)

My Way (2011)

La historia comienza en la Corea ocupada por los japoneses, en 1928. En la villa de un alto oficial japonés coinciden dos niños que sueñan en convertirse en corredores de Maratón y campeones olímpicos: el coreano Jun Shik y el japonés Tatsuo. Pronto surgirá entre ambos una fuerte rivalidad deportiva que se convertirá en personal cuando Jun Shik derrota a Tatsuo en una carrera pero es descalificado por los jueces japoneses. A consecuencia de la pelea provocada por Jun Shik este es reclutado forzomente como soldado en el ejército japones y destinado junto a otros compatriotas a servir en Manchuria. En ese destino volverá e reencontrarse con Tatsuo, convertido ahora en un implacable oficial del Ejército, y ambos se verán envueltos en la sangrienta batalla de Kalkhin-Gol, siendo capturados por los rusos. Finalmente, tras una serie de peripecias en el duro ambiente del Gulag sovietico, Jun Shik y Tatsuo lograrán escapar, para ser capturados por los alemanes, enrolados en un batallón extranjero de la Werhmacht, y enviados a sevir en Normandia en vísperas del Dia-D.

My Way es una muy reciente película bélica producida por el emergente cine surcoreano, además de ser el segundo film bélico dirigido por el realizador Kang Je-gyu, quien retomaba la dirección tras un parón de siete años que siguió al éxito de su anterior película, la aclamada Lazos de Guerra. La historia de My Way tiene una lejana base real, ya que se inspira en la azarosa experiencia bélica de Yang Kyoungjong un joven coreano que fue sucesivamente enrolado a la fuerza en el ejército japonés, soviético, y alemán, y que terminó siendo capturado por los aliados en las playas de Normandia, siendo el único caso documentado de un soldado que participó con tres ejércitos distintos en la II GM. Sobre este sustrato verídico, Kang Je-Gyu construye una historia de rivalidad nacional, personal y deportiva entre los dos protagonistas, que sirve de Leiv Motiv de la narración. Para recrear la historia del film, el realizador contó con un más que generoso presupuesto de 24 millones de dolares, todo un hito tratandose de una producción coreana, pese a lo cual My Way no terminó de funcionar en taquilla, y su repercursión internacional fue bastante menor que la obtenida por Lazos de Guerra.

Y lo cierto es que viendo la película, se comprende que esta no haya sido un gran éxito. Esto puede achacarse principalmente a que la espectacular recreación de las secuencias bélicas, que incluye una excelente puesta en escena de la Batalla de Kalkhin-Gol en la que vemos un apabullante despliegue de medios técnicos y atrezzo militar (incluyendo carros rusos BT-7) no compensa la flojedad de un guión que abunda demasiado en lugares comunes que parecen entresacados de otras películas. En ese sentido podemos encontrar referencias más o menos cercanas de otros títulos como “Carros de Fuego”, “Gallipoli” o “Camino de la Libertad”. Además, los personajes se antojan excesivamente estereotipados: el noble y abnegado Jun Shik frente al fanático y despiadado Tatsuo, aunque este personaje experimente cierta evolución conforme avanza el metraje. Demasiado poco para sostener una cinta cercana a las dos horas y media de duración que, dicho sea con franqueza, se hacen excesivamente largas.

En ese sentido, hay determinadas partes del film, especialmente el dilatado prólogo y la parte que transcurre en Manchuria, que aportan muy poco a la narración y que podrian haberse acortado. Además falta una mayor dosis de emoción en los diálogos, que no terminan de funcionar en pantalla a la hora de transmitirle al espectador el dramatismo de la historia. Y ello, como apuntaba, se convierte en un pesado lastre que no puede compensar el sobresaliente aspecto técnico del film, que incluye algunas de las escenas bélicas más impresionantes vistas en el cine bélico reciente. Pero las destacadas secuencias de acción, por sí solas, no sirven para que la película termine de remontar el vuelo. Una verdadera pena, porque ciertamente si el despliegue de medios técnicos de la película se hubiera puesto al servicio de una historia algo más pulida, habriamos estado, sin duda, ante una obra maestra del género bélico. Al final, no obstante, My Way se queda en un título simplemente correcto.

Calificación: 5/10

martes, 31 de enero de 2012

Silencio en la Nieve

Silencio en la nieve (2012)

La historia nos sitúa en el Frente Oriental, en enero de 1943. En el sector de la División Azul, un convoy de soldados españoles descubre, entre un grupo de caballos congelados, el cadáver degollado del divisionario Luis del Águila, que presenta una enigmática inscripción grabada a cuchillo en el pecho: "Mira que te mira Dios". Tras el hallazgo del cuerpo, el mando de la división decide abrir una investigación para esclarecer los hechos, encargándole dicha misión al cabo Arturo Andrade (Juan Diego Botto), antiguo inspector de policía que asumirá la tarea ayudado por el Sargento Estrada (Carmelo Gómez). Aunque en principio se sospecha de un infiltrado comunista como autor, la aparición de una nueva víctima evidenciará de que Andrade y Estrada se enfrentan a un asesino en serie relacionado con la masonería.

Por distintos motivos de diversa índole, el cine español ha sido tradicionalmente reacio a tratar el tema de la participación española en la II GM a través de la denominada División Azul. En la época franquista, solo un par de películas abordaron –y de manera más bien tangencial- el tema: "La Patrulla" y “Embajadores en el Infierno”. Desde entonces, no han existido en el cine patrio mayores referencias cinematográficas sobre este episodio histórico, excepto una breve aparición de los divisionarios en la reciente “Ispansi, (Españoles)”. De este modo, con Silencio en la Nieve, producción que ha supuesto la adaptación cinematográfica de la novela del escritor Ignacio del Valle, titulada “El tiempo de los emperadores extraños” el director Gerardo Herrero ha venido a cubrir un importante hueco existente en la filmografía española sobre un episodio destacado de nuestra historia reciente.

En cuanto a la valoración del film, se pueden destacar en primer lugar varios aspectos positivos. En primer lugar, es elogiable la más que correcta tarea de ambientación y puesta en escena (los exteriores se filmaron en Lituania), el cuidado atrezzo militar y el solvente trabajo de la pareja protagonista formada por Juan Diego Botto y Carmelo Gomez, si bien sus interpretaciones se ven un tanto limitadas porque a sus personajes les falta un mayor punto de desarrollo. También tiene alguna secuencia bien filmada, como el plano inicial con los caballos congelados, o en menor medida, la secuencia del juego denominado “la violeta”, es decir, la ruleta rusa.

Sin embargo, considerando la película en conjunto, no se pueden pasar por alto otros aspectos negativos que lastran el desarrollo de la trama. El principal que puede enunciarse, a la par que el más evidente, es que a la parte de thriller policiaco, sobre la que gira la mayor parte del argumento, le falta gancho para llegar verdaderamente a captar la atención del espectador, sobre todo porque el desarrollo de la investigación y los diálogos resultan, en lineas generales, demasiado artificiosos. Ese aspecto, unido a un ritmo narrativo al que le falta un punto mayor de viveza, le restan interés a la resolución del misterio, cuyo desenlace se antoja excesivamente plano y carente de capacidad de sorpresa, puesto que la identidad del asesino se descubre con relativa facilidad, en el segundo tercio del metraje.

Por lo demás, la película ofrece algunos elementos bélicos de correcta factura visual (si bien, con algún que otro efecto digital claramente mejorable) y una muy esquemática subtrama romántica que aporta más bien nada al conjunto de una narración que, como apuntaba, resulta pulcra en sus aspectos formales, pero igualmente, nada brillante en el apartado narrativo. En cualquier caso, es de agradecer el esfuerzo de Gerardo Herrero por abordar el tema de la División Azul y ofrecer una historia que se aparta en gran medida de los cánones típicos del cine español de los últimos años, aun cuando el resultado haya distado mucho de ser redondo.

Calificación: 5/10

martes, 17 de enero de 2012

La Defensa del Dnieper (Dneprovskiy Rubezh)

La Defensa del Dnieper (2009)

La acción comienza en julio de 1941. Mientras los tanques alemanes avanzan hacía el interior de la URSS, el General Zubov es rescatado de las brutales garras del NKVD y enviado a organizar la defensa del sector de la ciudad de Mogilev, situada a orillas del Rio Dnieper, donde las fuerzas sovieticas están dispuestas a ofrecer una fuerte resistencia para impedir el avance las fuerzas invasoras hacia el interior del país. De forma paralela, la joven enfermera Zoya se verá directamente implicada en la lucha, al ser atacado el tren en que viajaba por aviones alemanes.

En los últimos tiempos, los estudios cinematográficos de Bielorrusia parecen mostrar un gran interés por realizar producciones bélicas ambientadas en la II GM, que recreen los combates acaecidos en su territorio nacional. En esta linea se enmarca La Defensa del Dnieper, producción bielorrusa estrenada en 2009, solo un año antes del estreno de la reciente La Fortaleza de Brest. Como su título indica, La Defensa del Dnieper reconstruye los combates, acaecidos en julio de 1941, en la línea de dicho rio, y especialmente en el sector de Mogilev. Dicha ciudad era el centro administrativo de la región fortificada de Mogilev-Podolski, uno de los puntos principales de resistencia de la denominada Linea Stalin, cuya guarnición ofreció una dura resistencia rechazando durante más de tres semanas los ataques alemanes, hasta que finalmente la ciudad fue ocupada por tropas alemanas, el 26 de julio de 1941.

Al igual que otras producciones rusas recientes, lo que más llama la atención y sorprende gratamente es la sobresaliente ambientación, incluyendo un muy cuidado atrezzo militar que muestra en acción a auténticos tanques Panzer II, III y IV alemanes, semiorugas Sdkfz 250, autoametralladoras BA-6… etc. El apartado técnico de la película también es bastante bueno, con escenas de combate bastante realistas y bien filmadas, incluyendo secuencias con un buen número de extras y un inteligente uso de los efectos digitales para recrear los ataques aereos.

Sin embargo, al igual que la calidad de dichos aspectos técnicos suelen ser la norma general en el cine ruso reciente, también sus defectos son reiterados respecto a otros títulos similares: esquematismo de los personajes, guión plano, y un ritmo narrativo más bien lento, que no termina de enganchar al espectador. Pese a ello también es justo reseñar que, a diferencia de otros Films bélicos rusos recientes, la película ofrece una historia algo mejor hilvanada, y no omite criticar aquellos aspectos más oscuros del stalinismo, desde la purgas y las torturas a cargo del NKVD (en la primera escena vemos como el general Zubov pierde los dientes en el curso de un violento interrogatorio en el que se le acusa de "traición"), hasta la perniciosa influencia de los comisarios políticos al interferir en las decisiones de índole militar, lo cual sí que le añade un plus de interés al mero relato de las operaciones militares. En cuanto a las actuaciones, la mayoría resultan correctas, si bien no especialmente destacables dado el poco margen de desarrollo de los personajes que ofrece el guión, aunque el actor protagonista hace un buen papel interpretando al carimático general Zubov.

Por lo demás, La Defensa del Dnieper es un correcto film bélico que destaca sobre todo por su excelente ambientación y puesta en escena, aspectos que apreciables para los aficionados a la historia de la II GM. El aspecto narrativo, resulta simplemente correcto aunque ligeramente más pulido que en otros films similares. Una película que no resulta deslumbrante, pero que sin duda agradará a los amantes del cine puramente bélico.

Calificación: 5,5/10

La Película en Youtube (Disponible solo en V.O.)

martes, 10 de enero de 2012

Nieve Ardiente (Goryachiy sneg)

Nieve ardiente (1974)

Frente Oriental, Diciembre de 1942. Mientras las fuerzas del VI ejército de Paulus resisten el cerco soviético en Stalingrado, el mando alemán prepara una ofensiva para  rescatar a las tropas cercadas. Para conseguir dicho objetivo, Von Manstein organiza un poderoso ataque con divisiones blindadas, que inmediatamente logra hacer retroceder a las fuerzas rusas. El mando soviético, alarmado por el avance enemigo, prepara la defensa en la última barrera natural que se interpone entre los alemanes y Stalingrado: el río Mishkova, donde los hombres del II Ejército de Guardias se disponen a ofrecer una durísima resistencia para impedir el rescate del VI ejército.

Nieve ardiente es una producción soviética de los años 70 que reconstruye, desde el punto de vista soviético, ,los hechos que rodearon a la Operación “Tormenta de Invierno”, una ofensiva lanzada por Manstein en un intento desesperado de liberar a las cercadas unidades del VI ejército de Paulus, que habían quedado aisladas en la retaguardia soviética tras el éxito de la Operación Urano en Noviembre de 1942. Si bien se trata de un título muy condicionado por la época de su filmación, en pleno apogeo del régimen comunista de la Unión Sovietica, también es cierto que, en lineas generales, no resulta un film excesivamente propagandístico.

En ese sentido, Nieve ardiente parece más bien pensada como un vehículo para ensalzar el heroísmo y espíritu de sacrificio de los frontovik (combatientes de primera línea) rusos durante la denominada Gran Guerra Patria. De este modo, la historia gira en torno a tres personajes principales: el general Bessonov, comandante del sector y encargado de detener la ofensiva enemiga, el teniente Kuznetzov, oficial al mando una batería de cañones anticarro, y su novia, la joven enfermera Tania, que no dudará en exponerse a los peligros del campo de batalla para atender a los heridos en combate. Así, la historia gira alrededor de esta terna de héroes soviéticos, que naturalmente darán sobradas muestras de su abnegación y heroísmo ante el abrumador peso de los acontecimientos.

Quizás precisamente por eso, el desarrollo de la historia resulta más bien insulso, y los personajes, más bien acartonados. Por añadidura, el ritmo de la narración no resulta demasiado vivo, de modo que el metraje, algo inferior a las dos horas de duración, parece más largo de lo que realmente es. Además, como ocurre en otras películas sovieticas de la época, los hechos son presentados de una manera absolutamente manipuladora para el espectador, dando a entender que los alemanes poseían una abrumadora fuerza de tanques (en realidad, Manstein hubo de preparar la ofensiva con una división blindada recién llegada al frente, y otra muy castigada por los combates anteriores) y que los rusos estaban en franca inferioridad numérica, cuando lo cierto es que a esas alturas de 1942, las fuerzas totales rusas en el sector del Don ya superaban a las alemanas. Por supuesto, nada de eso se menciona en el film, el cual da la impresión de que eran los rusos los que se veían ampliamente superados en número por los alemanes, cuyo punto de vista sobre la batalla tampoco aparece reflejado.

Entre medias, la película nos ofrece algunas escenas de acción bélica correctamente filmadas, pero que tampoco llegan a abrumar por su espectacularidad, pese al encomiable esfuerzo de “maquillar” los T-34 rusos para hacerlos parecer tanques Tigers alemanes (lo cual es un error de ambientación ya que los Tigers no participaron en dichos combates). Quizás lo mejor la película radica en su ausencia de carga ideológica mas allá de las dosis patrioteras de rigor, y en la cuidada puesta en escena, que refleja bastante bien las condiciones del combate invernal en el frente ruso. Por lo demás, Nieve ardiente no pasa de ser un título bastante discreto, que no aporta demasiado al género bélico más allá de su aseado aspecto formal. Más interesante por su aspecto histórico que por el cinematográfico.

Calificación: 5/10

 

martes, 3 de enero de 2012

Exodo, Quemado por el Sol 2 (Utomlyonnye solntsem 2)

Exodo - Quemado por el Sol 2 (2010)

La historia comienza en el verano de 1941. Cinco años después de que la existencia del general Kotov (Nikita Mijalkov) y su familia se viera fatalmente afectada por las purgas stalinistas, Kotov logra salir del Gulag justo cuando se produce la invasión alemana, siendo inmediatamente destinado a combatir contra los alemanes en un batallón disciplinario. Paralelamente, el protagonista emprenderá la búsqueda de su hija Nadia, y su esposa, sin saber que durante sus años de reclusión, ambas han estado bajo la protección de su antiguo enemigo Mytia, oficial del NKVD que recibirá el encargo directo de Stalin de localizar a Kotov.

Quince años después de alcanzar el éxito y el reconocimiento internacional gracias a Quemado por el Sol (ganadora del oscar a la mejor película extranjera y premio especial del jurado en el Festival de Cannes) el cineasta ruso Nikita Mijalkov retomó los personajes de su laureado film para concluir el díptico de su historia, mostrando el destino de aquellos durante la II GM. Esta segunda parte de Quemados por el Sol ha supuesto la película más cara del cine ruso hasta la fecha, con un presupuesto superior a los 42 millones de euros. Una auténtica superproducción, que ha contado con un apabullante despliegue de medios, extras y efectos digitales. Sin embargo, el abundante presupuesto no le bastó a Mijalkov para captar la atención del público, ya que el estreno de la película en Rusia se saldó con un estrepitoso fracaso comercial y una más que fria recepción por parte de la crítica, mientras que la difusión internacional del film –a diferencia de lo ocurrido con su aclamada precedesora- ha sido mínima, teniendo escasa repercursion más allá de sus fronteras.

Son varios los factores que pueden enunciarse a la hora de explicar este fracaso. El primero, y más importante, es que Mijalkov ha pretendido construir un film abrumadoramente épico, pero con una historia que por momentos, resulta totalmente deslavazada. El guión falla claramente a la hora de entrelazar la historia de Kotov, Mytia, y el resto de personajes, a la par que se recrea en una serie de situaciones pretendidamente tragicómicas, y en la mayor parte de las ocasiones, forzadas. El cuidado desarrollo de los personajes, diálogos y situaciones de Quemado por el Sol brilla en este caso por su ausencia, y en demasiadas ocasiones la película transmite la sensación de ser una colección de sketches mal engarzados entre sí. Tampoco ayuda en absoluto el hecho de que el dilatado metraje, de 3 horas de duración, venga acompañado de un ritmo narrativo que no resulta demasiado vivo, pese a la variedad de situaciones que plantea la historia.

Todo ello empequeñece en gran medida el buen hacer del film en otros apartados, especialmente en los técnicos, de entre los que cabe destacar la excelente ambientación y puesta en escena, así como la espectacularidad de las escenas bélicas. Pero todo ello queda muy deslucido en el conjunto de una narración que avanza de manera más bien sincopada, para ir desgranando una historia que parece contada a retales, hasta llegar a un desenlace que deja bastantes cabos sueltos y cuya resolución definitiva parece parece quedar abierta a una posterior tercera parte de la serie. Entre medio, no faltan las escenas y personajes pintorescos propias del cine de Mijalkov, pero que en este caso no terminan de funcionar en pantalla, en parte porque en algunos casos resultan un tanto forzadas, pero también por la deficiente articulación de las distintas tramas argumentales que propone el guión.

En definitiva, Quemado por el Sol 2 resulta un título brillante en su aspecto formal, pero bastante pretencioso y hueco en el plano narrativo, y está desde luego muy lejos de ser una de las películas más inspiradas de Mijalkov, entre las que se cuenta su predecesora. Sin llegar a ser un desastre total, lo que sí es cierto es que estamos ante una película que decepciona en más de un aspecto y hace bueno el viejo axioma de que “nunca segundas partes fueron buenas”.

Calificación: 5/10

martes, 13 de diciembre de 2011

La Batalla de Moscú (Bitva za Moskvu)

La batalla de Moscú (1985)

La historia comienza a finales de 1940. Tras la derrota de Francia, Hitler ordena a sus generales preparar la Operación Barbarroja, la invasión de la URSS por los ejércitos alemanes. En Moscú, Stalin prepara junto al Alto Mando los planes de defensa, a la vez que procura no provocar a los alemanes, pese a los repetidos avisos de los espías sovieticos Ilse Stobe y Richard Sorge de que el ataque es inminente. Para dirigir la defensa, Stalin asciende a uno de sus mas prometedores generales Georgy Zhukov (Mikhail Ulyanov), al cargo de jefe de Estado Mayor General del Ejército Rojo.

La Batalla de Moscú puede considerarse un hito dentro del cine bélico-histórico, ya que es hasta la fecha la única película dedicada exclusivamente a narrar el desarrollo del mayor hecho militar de la historia: La Operación Barbarroja. Sin duda, un ambicioso proyecto cinematográfico que salió adelante gracias al empeño personal del cineasta ruso Yuri Ozerov, un veterano condecorado del Ejercito Rojo, que quiso realizar la película para que su estreno coincidiera con los actos de conmemoración del 40º aniversario de la derrota de la Alemania Nazi y el fin de la II GM. Ozerov no era desde luego un novato en estas lides, ya que a finales de los años 60, había sido el realizador encargado de dirigir la extensa serie de películas bélicas Liberación, que abarcaban la lucha en el Frente oriental entre 1943 y 1945. Por ello, en cierto modo La Batalla de Moscú vino a ser una especie de precuela de Liberación, narrando en dos partes bien diferenciadas, los hechos acaecidos al inicio de la Operación Barbarroja, en el verano de 1941, y el posterior intento alemán de ocupar Moscú, mediante la Operación Tifón, en el Otoño de ese mismo año. También en este caso, al igual que en Liberación, Ozerov optó por filmar una película con un metraje muy dilatado, ya que sumando la duración de ambas partes, La Batalla de Moscú se acerca 6 horas de duración.

La primera parte del film, titulada “Agresion” muestra con bastante detalle la preparación de Barbarroja desde el punto de vista alemán, los planes de defensa rusos, puestos de manifiesto en la reunión de altos comandantes de Diciembre de 1940, y los inicios de la Operación Barbarroja. Pero eso sí, Ozerov aborda el relato de los hechos desde un punto de vista totalmente maniqueo, pues tras describir la heroica resistencia de la Fortaleza de Brest, y alguna breve escena de combate, el relato de Agresión termina con el contraataque de los cuerpos mecanizados sovieticos, obviando por completo las grandes victorias alemanas de Junio-Agosto de 1941, y se reanuda en Septiembre de 1941, justamente cuando Zhukov le anuncia a Stalin la victoria táctica local de Yelnia. De este modo, la película no solo omite mostrar la serie de catastróficas derrotas sufridas por el Ejército Rojo en el verano de 1941, sino que además, presenta a Stalin como un lider siempre acertado y seguro de sus decisiones, cuando lo cierto es que el dictador sovietico cometió muchos errores militares que a punto estuvieron de llevar a la URSS a la derrota. Seguramente, la vinculación de Ozerov al Partido Comunista tuvo mucho que ver en que se adoptara este enfoque.

Algo más interesante resulta la segunda parte del film, titulada Tifón, la cual abarca, como su nombre indica, la ofensiva alemana denominada en clave Operación Tifón, que tuvo como objetivo la captura de Moscú en el Otoño de 1941, y mediante la que los generales alemanes confiaban en forzar la derrota de la URRS. Si bien en esta parte se mantienen las mismas constantes que en Agresión, con un apabullante despliegue de medios militares y escenas de combate con cientos de extras, la historia, aun sin dejar de lado el tono patriotero, resulta más realista y fiel a los hechos históricos, pues aborda los momentos de crisis que vivieron Stalin y sus generales conforme las vanguardias alemanas se acercaban a la capital rusa. También describe con detalle los principales acontecimientos militares que rodearon la Operación Tifón, como la decisión de Hitler de rodear Moscú, el envío de las divisiones siberianas para reforzar las defensas de la ciudad, y la preparación de la contraofensiva de Zhukov de Diciembre de 1941. Naturalmente, el inicio de esta exitosa contraofensiva supone el punto culminante de la narración y el desenlace de la misma.

En cuanto al apartado técnico de la película, es bastante bueno, ya que se nota que la producción gozó del respaldo del ejército soviético, lo que permitió que el atrezzo militar estuviera bastante cuidado sobre todo en lo concerniente al Ejército Rojo. De este modo, en pantalla aparecen, junto a los inevitables carros rusos maquillados externamente para parecer Panzer III alemanes, auténticos tanques T-34, Kv-1 e incluso alguno de la serie BT, lo cual sirve para dotar de un gran grado de realismo a las escenas bélicas. Además, para recrear las escenas de combates urbanos, incluso se recurrió a la voladura de edificios situados en un barrio de Moscú que iba a ser demolido, por lo que ciertamente hay varias escenas muy de acción que resultan espectaculares en pantalla. Ello, y el interés histórico de los hechos que se narra compensa en gran medida el carácter excesivamente maniqueo de la narración, y que esta resulte por momentos demasiado acartonada por su carácter cercano al docudrama, si bien en líneas generales, la historia se sigue con interés.

En definitiva, La Batalla de Moscú es un título de indudable valor fílmico e histórico, a la vez que es el producto de un esfuerzo titánico por representar en la gran pantalla una de las mayores contiendas militares del S. XX. Solo por eso, y dejando de lado los aspectos más coyunturales y propagandísticos del film, ya merece la pena verse. Un film recomendable para todo el amante del cine bélico-histórico.

Calificación: 6/10

La Película en You tube (V.O.S.E. Primer Fragmento de los sucesivos)

lunes, 23 de mayo de 2011

Ispansi (Españoles)

Ispansi (Españoles) (2011)

La historia comienza en Moscú en el invierno de 1941. Mientras los alemanes avanzan sobre la capital rusa, en un tren encargado de evacuar de la ciudad a un grupo de niños y refugiados españoles coinciden Paula (Esther Regina), hija de una acaudalada familia madrileña conservadora, huida a Moscú para acompañar a su hijo ilégitimo tras robar la identidad de una republicana muerta; y Pablo (Carlos Iglesias) comunista y antiguo comisario político exiliado tras la derrota republicana. Tras varias peripecias en su largo viaje hacia zonas del interior de la URSS, surgirá entre Paula y Pablo un apasionado romance.

Tras el éxito comercial obtenido con su primera película como director, Un Franco, catorce pesetas, el cineasta español Carlos Iglesias quiso tratar en su segundo film detrás de las cámaras otra historia relacionada con el pasado reciente de la historia de España. Concretamente, en este segundo film, Iglesias abordó la historia de los denominados “Niños de la Guerra”, unos 3.000 niños españoles que, entre 1937 y 1938 fueron evacuados de la zona republicana y enviados a la Unión Soviética para garantizar su seguridad mientras durara la contienda civil. Y lo cierto es que, a priori, la película tenia bastantes aspectos atractivos en su haber, especialmente por el hecho de tratar un tema poco trillado en el cine patrio, además de contar con un generoso presupuesto –para los estándares de las producciones españolas- de 4 millones de Euros.

Sin embargo, una vez visionado el film, hay que concluir que el resultado final de Ispansi resulta mediocre en el mejor de los casos, y ello por varias razones. En primer lugar, porque desde el primer momento queda en evidencia que el tema de los Niños de la Guerra es una mera excusa argumental que el guionista usa para hablar de la génesis de la Guerra Civil y del enfrentamiento entre las “Dos Españas”, personificadas en sus protagonistas. En ese sentido, da la impresión de que el guión pretende abarcar demasiados temas, sin desarrollar adecuadamente ninguno, por lo que el desarrollo de la historia resulta más bien insulso, y lastrado además por el recurso de una cansina voz en off que introduce las reflexiones del protagonista. De este modo, las experiencias y penalidades que viven los protagonistas en su largo y accidentado viaje a lo ancho de la URSS, pasan por la pantalla con más pena que gloria, sin que la película logre nunca emocionar al espectador, ni levantar realmente el vuelo a lo largo de sus casi dos horas de duración.

Otro aspecto claramente deficiente radica en la elección del reparto. La interpretación de Carlos Iglesias en el papel de Álvaro resulta demasiado sobreactuada y poco creíble, mientras que la de la protagonista femenina Esther Regina no pasa de discreta en un personaje que requería unas mayores dotes interpretativas. Con todo no pueden negarse algunos méritos (sobre todo técnicos) del film, en especial en lo tocante a la más que correcta ambientación y a la notable fotografía. Sin embargo, ello no es suficiente para salvar a la película del naufragio, no solo artístico sino también comercial, ya que la recaudación de Ispansi en taquilla apenas dio para recuperar una ínfima parte de su presupuesto.

En resumidas cuentas Ispansi es el típìco ejemplo de una película que no sabe desarrollar la buena historia de base que toma como punto de partida. Sin duda hay que agradecerle a Carlos Iglesias su interés en abordar un tema histórico bastante relevante y su esfuerzo por ofrecer una producción española de factura visual más que digna. Sin embargo, al realizador español le ha faltado pulir bastante más los otros aspectos de la película, por lo que al final la historia se queda en agua de borrajas. Una película que tiene su punto de interés para los aficionados al cine histórico pero que en general, decepciona en cuanto a calidad cinematográfica.

Calificación 4/10

lunes, 7 de marzo de 2011

La Estrella del Norte (The North Star)

La Estrella del Norte (1943)

La historia comienza en una aldea de Ucrania llamada “Estrella del Norte”, el 21 de junio de 1941. Mientras los habitantes de la aldea disfrutan de un tranquilo día veraniego, los jóvenes Kolya (Dana Andrews) y Marina Pavlova (Anne Baxter) ultiman los planes para emprender una excursión a pie con destino a Kiev en compañía de otros tres amigos, para celebrar el fin del curso escolar. Sin embargo, al dia siguiente, su tranquilo viaje se ve truncado por la invasión alemana de la URSS. Mientras la Luftwaffe ataca las carreteras, las columnas motorizadas alemanas se dirigen rápidamente a la aldea, por lo que los hombres del lugar deciden escapar a las montañas para formar una guerrilla, mientras Kolya y Marina tratan desesperadamente de regresar a sus casas. Pronto, el pueblo es ocupado por los alemanes, que deciden instalar un hospital militar avanzado en el mismo, bajo las órdenes del Dr. Von Harden (Erich Von Stroheim) usando a los niños del lugar como donantes de sangre forzosos para los soldados alemanes heridos.

Durante el periodo comprendido entre los años 1942 y 1945, la práctica totalidad de los estudios cinematográficos de Hollywood desarrollaron una intensa campaña propagandística en apoyo de la causa aliada. En ese contexto, se produjeron decenas de films dedicados no solo a ensalzar la lucha en el frente de las tropas norteamericanas, sino también la resistencia en Europa frente al invasor nazi. Dentro de esta categoría se encuadra La Estrella del Norte, dirigida por el prestigioso realizador Lewis Milestone, un cineasta que había encontrado en el género bélico su mejor medio de expresión, especialmente desde la realización de la aclamada adaptación cinematográfica de la famosa novela de Erich Maria Remarque Sin novedad en el frente.

Sin embargo, en este caso, puede decirse que Milestone pinchó en hueso. Y desde luego, ello no puede acharcarse precisamente a la falta de medios, ya que el director contó con un reparto plagado de actores de primera fila, incluyendo a la por aquel entonces pareja de moda de Hollywood, Dana Andrews y Anne Baxter, así como al prestigioso Erich Von Stroheim en el papel de médico militar alemán. Sin embargo, las evidentes debilidades del flojo guión que Lillian Hellman escribió para la película, la lastran prácticamente desde el primer minuto de metraje. Para empezar, porque el escenario elegido para presentar a los campesinos soviéticos dispuestos desde el primer día de invasión a luchar contra los ocupantes alemanes resulta totalmente inadadecuado desde el punto de vista histórico.

No en vano, Ucrania era una de las regiones de la URSS que más había sufrido los peores excesos del régimen stalinista, unos excesos materializados en forma de detenciones y deportaciones masivas a Siberia, e incluso la muerte por hambruna de decenas miles de ucranianos debido al programa de expropiaciones agrícolas forzosas ordenado desde Moscú. Por tanto, cuando comenzó la invasión, la mayor parte de la población recibió a los alemanes como libertadores, e incluso miles de ucranianos colaboraron con las fuerzas invasoras en la lucha contra el Ejército Rojo. Por otra parte, la historia está contada más bien con poco ritmo, y la mayor parte de las escenas que transcurren en la idílica granja colectiva antes de la guerra resultan absolutamente pueriles. Tanto es así que, en los años 50 esta película fue marcada por la censura estadounidense como propaganda soviética, al mostrar un retrato demasiado amable e idealizado de la vida en la URSS bajo el régimen comunista.

Dejando de lado lo anterior, al menos hay que reconocer que en las escenas de acción se nota la mano de Milestone. Me gustaron especialmente las secuencias en las que los Stukas bombardean la aldea y en la que un avión ruso ataca una columna de Pz-II alemanes, unas escenas muy bien filmadas, empleando unos efectos visuales notables para la época. Pero aparte de esto, La Estrella del Norte tiene poco más que ofrecer. Una historia propagandística que no ha resistido nada bien el paso del tiempo. Interesante como curiosidad cinéfila, y punto.

Calificación: 4/10