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viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Que hiciste en la guerra, papi? (What you did in the war, daddy?)

¿Qué hiciste en la guerra Papi? (1966)

Sicilia, año 1943. Durante la invasión de la isla italiana por los aliados, el Capitan Cash (Dick Shawn), un estirado oficial de infanteria, recibe órdenes general Bolt de tomar el mando de la compañía C, en la que se encuentran el teniente Christian, (James Coburn) y el sargento Rizzo, y marchar al frente con la misión de capturar el pueblo de Valerno, un importante objetivo del sector. Cuando los hombres de Cash llegan a Valerno, en medio de un partido de fútbol, se encuentran con que no hay resistencia. El comandante italiano, Capitán Oppo, desea rendirse junto con la guarnición, a cambio de que le dejen celebrar una fiesta, dejando la rendición formal para el dia siguiente. Sin embargo las cosas se complican cuando la novia de Oppo, Gina seduce al Capitan Cash, con el consiguiente enfado del oficial italiano, quien se niega a rendirse. Mientras tanto los altos mandos americanos y alemanes son inducidos a creer que en Valerno se combate duramente, por lo que deciden enviar refuerzos complicando aun más la situación de Oppo y Cash.

El famoso director de comedias Blake Edwards dirigió y coescribió el guión de esta comedia bélica ambientada en la campaña de Sicilia, siguiendo la estela de otra comedia bélica filmada por el años antes, “Operación Pacífico”. Al parecer la idea del film surgió cuando el hijo de Edwards le hizo a su padre la pregunta que sirvió de inspiración para el título. Pese a que Edwards no había visto demasiada acción durante su servicio en la armada (sirvió en un guardacostas) decidió recrear una historia disparatada que ocurriera en la campaña siciliana de 1943. Pese tratarse de una comedia, la ambientación está bastante cuidada en lo tocante al atrezzo militar y en la producción, cosa que se ve reflejada, por ejemplo, en el empleo de un buen número de extras. Y pese a que la película se rodó en un estudio y en decorados de exteriores construidos al efecto en Hollywood, lo cierto es que la ambientación del pueblo es bastante realista y está muy lograda a la hora de recrear los escenarios de Sicilia.

La verdad es que tenia un recuerdo lejano de esta película, la cual recordaba como una comedia ligera de tono amable, y no especialmente memorable; opinión que se ha visto refrendada con un nuevo visionado. Posiblemente lo mejor de la película radica en la actuación del reparto, al que se le nota muy a gusto explotando la vis cómica de actores tradicionalmente encasillados en papeles “duros” como James Coburn o Aldo Ray, así como del resto de intérpretes. Sin embargo, los aspectos cómicos de la película no pasan, en mi opinión, de correctos. Algunas situaciones que se plantean son bastante divertidas (como por ejemplo el simulacro de batalla en el pueblo, con las mujeres italianas aplaudiendo desde los balcones); pero en general, los diálogos y gags mantienen un tono simpático a la vez que poco hilarante. Algunas escenas comicas -en especial las de la fiesta nocturna en la que se emborracha el capitán Cash- se alargan en exceso y no resultan especialmente ingeniosas ni ocurrentes, de modo que uno tiene la impresión de que a la película le sobran varios minutos en más de una parte de su metraje. Ello se debe, en gran medida a que el guión cae en un desarrollo demasiado convencional, y a que le falta ingenio para exprimir la comicidad de las distintas situaciones que va planteando.

En resumen, ¿Qué hiciste en la guerra, Papi? es la típica comedia holliwoodyense amable y “blandita” de los años 60. No considero que esté entre los mejores títulos de Blake Edwards (cuya carrera, por cierto, sufrió un serio bajón creativo después de este film) aunque es un film aceptablemente entretenido, que se contempla con una sonrisa en la boca. Una comedia medianamente divertida, aunque no brillante.

Calificación: 5/10

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Cuando pasan las cigüeñas (Letyat Zhuravli)

Cuando pasan las cigueñas (1957)
 
Moscú, primavera de 1941. La joven pareja de novios formada por Boris y Verónica contempla una bandada de cigueñas que sobrevuela el cielo que parece saludar su romance. Sin embargo su plácida existencia pronto se ve alterada por la invasión alemana. Boris acude con entusiasmo a su llamada a filas y es enviado al frente, situación que será aprovechada por su primo Mark para intentar seducir a Verónica. Aunque esta en principio, se niega, la muerte de sus padres en un bombardeo hará que acepte casarse con Mark. Tras trasladarse a Siberia junto con su esposo y el doctor Fiodor Ivanovich, padre de Boris, Veronica se entera de que Boris ha sido dado por desaparecido en el frente, pero aun así, se niega a creer que haya muerto y prefiere no perder la esperanza de reencontrarse nuevamente con él.

En plena época de “deshielo” posestalinista, solo un año después de la denuncia del régimen del dictador sovietico por parte de Nikita Kruschev, el director ruso Mikhail Kalatozov estrenaba Cuando pasan las cigüeñas, film que alcanzó un gran éxito internacional alzándose con la Palma de Oro del festival de Cannes en la edición de 1958. Al igual que ocurría en “La Balada de un Soldado” el aspecto verdaderamente rompedor del film radica en el modo en que este aborda el conflicto. Frente al cine eminentemente triunfalista y politizado del cine bélico anterior, que ensalzaba lo que en Rusia se conoce como “Gran guerra patria” como una gloriosa cruzada contra el fascismo, la temática de película de Kalatozov supuso toda una novedad dentro del cine sovietico contemporaneo. Porque lo realmente novedoso de esta película no es solo que no tenga contenido propagandístico, sino que se trata de un film eminentemente antibelicista. El símbolo de la cigüeña es utilizado por Kalatozov como emblema de la paz, una paz que nunca debería verse quebrada por la guerra, que es la causante de destruir las vidas y sueños de la gente corriente que se ve arrastrada dentro del torbellino bélico. En ese aspecto, la película no es nada original, centrándose en la típica historia de amor en tiempos de guerra, y el sufrimiento de los amantes por su separación, mientras la guerra cambia sus vidas irremediablemente.

Este eje argumental es eficientemente desarrollado a lo largo del metraje del film, si bien con los defectos y las virtudes propias del cine ruso. Entre estas últimas, cabe destacar el original juego de camaras que exhibe el realizador, usando encuadres atípicos, movimientos de cámara compulsivos y puntos de vista subjetivos para realzar la acción. Otro aspecto cuidado es el apartado visual, con una elegante y sobria fotografía en B/N que transmite realismo. Finalmente, el film se apoya en unas interpretaciones bastante buenas de su duo protagonista, especialmente por parte de la actriz Tatyana Samojlova en el papel de Verónica, que logra una interpretación de un dramatismo sobresaliente a la vez que contenido.

Sin embargo, estos innegables méritos se ven oscurecidos por los típicos defectos que suelen ser usuales el cine ruso: un ritmo narrativo lento, que se hace demasiado plomizo en algunos momentos; unido a ciertos excesos melodramáticos que hacen que la película no resulte del todo redonda y se haga un poco larga pese a su ajutado metraje de 95 minutos. Con todo, no puede negarse que “Cuando pasan las cigueñas” es una de las películas más interesantes de su época, por ofrecer una nueva muestra de la otra cara de todo conflicto bélico.

Calificacion: 6/10

viernes, 5 de septiembre de 2008

La Balada de un Soldado (Ballada o Soldate)

La Balada de un soldado (1959)

El joven soldado Alyosha Skvortsov de solo 19 años de edad, se convierte en un involuntario héroe de guerra al quedar aislado en una posición avanzada y dejar fuera de combate a dos tanques alemanes durante su intento de huida. En reconocimiento por su hazaña, es propuesto para una condecoración, pero en vez de ella, Alyosha solicita y obtiene una licencia para volver a su aldea para visitar a su madre, y reparar el techo de su casa. En el tren que lo lleva a casa, conoce a la joven Shura, una muchacha que también se encuentra de viaje en busca de su tia. Durante el trayecto, Alyosha y Shura descubrirán el amor a la vez que irán conociendo a una serie de personajes cuyas vidas se han visto afectadas por la guerra.

"La Balada de un Soldado" fue una de las películas realizadas durante uno de los periodos más peculiares de la historia sovietica, concretamente los años del post estalinismo. Este breve periodo, que abarcó menos de una década entre mediados de los 50 y principios de los 60, se caracterizó por una cierta apertura ideológica del régimen comunista, impulsada desde arriba por el premier sovietico Nikita Kruschev. Ciertamente este periodo supuso un autentico soplo de aire fresco para las artes en la URSS, ya que momentáneamente los artistas, escritores y cineastas volvieron a gozar de cierta libertad creativa, de la que habían carecido durante el férreo mandato de Stalin. En este contexto favorable, el director Grigori Chukhrai llevó al cine esta historia que, alejada de toda intención política y exenta de cualquier atisbo triunfalismo, ofrece una sincera muestra de los devastadores efectos morales que la guerra produjo en la población rusa. A través de las sencillas y breves historias personales que Alyosha va presenciando, el film nos ofrece un muestrario de los desastres de la guerra: el soldado lisiado que tiene miedo al reencuentro con su esposa, los civiles expuestos a todo tipo de penalidades, el alejamiento de los seres queridos, o la esposa adultera que ha abandonado al marido mientras este lucha en el frente.

Debido en gran parte a esa honestidad narrativa, y al mensaje universal que transmite el film (toda guerra es detestable, porque al final destroza las vidas de las personas comunes), la película tuvo un gran reconocimiento internacional. Entre otros premios, fue galardonada en el festival de Cannes de 1960, asi como en los festivales de cine de Roma, Londres y San Francisco, recibiendo por añadidura la nominación al mejor guión para los oscars de Hollywood correspondientes a ese año.

En cuanto a la valoración de la película, he de decir que esta me llenó solo a medias. Aunque muchos críticos han considerado que "La Balada de un Soldado" es una de las mejores películas rusas del S. XX, en mi opinión creo que es exagerado atribuirle tales méritos. Ciertamente, como apuntaba antes, lo mejor del film es la universalidad de su mensaje, su asepsia política, y la honestidad moral que transmite la historia. Además, la película se apoya en unas magníficas interpretaciones del duo protagonista, y una excelente fotografia en B/N, visualmente impecable.

No obstante, en mi opinión, la película adolece también de una serie de defectos que le restan brillantez al conjunto. En primer lugar, lo inverosímil de la hazaña de Aloysha (dejar fuera de combate a dos “Tigers” con un ligero fusil antitanque) chirría demasiado a quien entiende minimamente de técnica militar. Por otra parte, la historia experimenta un acusado bajón de ritmo en la parte central de su metraje, bajón que coincide con las reiterativas escenas del enamoramiento de los jóvenes protagonistas a bordo del tren que los lleva a retaguardia. En esa parte, en más de un momento la película roza la sensiblería, aunque, por fortuna, sin llegar a caer en ella. Finalmente, encuentro que el desarrollo argumental tiene un problema de fondo, y es que el tono generalmente amable e incluso levemente humorístico que envuelve a la narración, no termina de casar bien con el trasfondo marcadamente melodramático que enmarca toda la historia, aspecto en el cual la película se queda a medias.

En definitiva, “La Balada de un Soldado” es una película más que estimable, que nos cuenta una historia humana de valor universal, y de una factura casi impecable. No obstante, por los aspectos comentados, no creo que sea una obra maestra ni uno de los mejores films rusos de todos los tiempos. En esta linea me quedo más con la magnífica “La infancia de Iván”. Pese a ello, es una película que merece la pena verse y desde luego, una de las mas interesantes producidas durante el periodo soviético.

Calificación: 6,5/10

lunes, 1 de septiembre de 2008

Embajadores en el Infierno

Embajadores en el Infierno (1956)

Un grupo de prisioneros españoles de la División Azul encabezado por el Capitán Adrados es conducido a un campo de reclusión soviético. Alli son obligados a realizar trabajos forzados, aparte de sufrir todo tipo de privaciones y penalidades por negarse a realizar propaganda pro sovietica, gracias a la resistencia moral de Adrados. Este será trasladado a otro campo donde se reecuentra con otros compañeros de armas, que viven en las mismas malas condiciones. Como Adrados se niega a realizar trabajos forzados, es recluido junto a otros compañeros en celdas de castigo. Después de unos años, tras sufrir todo tipo de penalidades y la presión de los captores para que hagan propaganda, se niegan a trabajar en el campo acogiéndose a Convención de Ginebra. Tras ser acusados de agitación política, un tribunal los condena a veinticinco años de trabajos forzados en Siberia. Pese a ello, Adrados y sus compañeros seguirán mostrandose rebeldes frente a sus captores rusos.

En 1954, tras más de una década de cautiverio en la URSS, regresaron a España en barcos de la Cruz Roja los prisioneros españoles integrantes de la División Azul que habían estado retenidos en campos de prisioneros soviéticos desde el final de la contienda. El periodista Torcuato Luca de Tena se propuso entrevistar a varios de estos retornados para documentar sus experiencias durante su reclusión en Rusia. Entre ellos se encontraba el Capitán Palacios, al que los hombres señalaban como un auténtico heroe de cautiverio. La serie de entrevistas que el periodista mantuvo con Palacios le sirvieron a Luca de Tena para escribir el libro “Embajador en el infierno” basándose en los recuerdos de áquel como prisionero de guerra. Gracias al éxito del libro, que fue publicado en 1955, la figura de Palacios fue elevada a la categoria de héroe anticomunista y Tena no tardó en llevar la historia al cine.

Obviamente el personaje del Capitan Adrados es el trasunto de Palacios, cuyas experiencias plasmadas en el libro sirvieron de hilo conductor de la historia. Sin embargo, como había ocurrido con “La Patrulla”, al régimen le interesaba dar una imagen de los divisionarios como cruzados anticomunistas en vez de militantes fascistas. Consecuentemente, en la película, tras varias fricciones con los ministros falangistas, se suprimieron la mayor parte de las referencias a La Falange que contenía el libro, procurando que estas quedaran reducidas al mínimo, lo cual provocó algunas voces airadas dentro de la prensa falangista. Pero lo cierto es que el film, siguiendo el éxito del libro, tuvo una muy buena acogida por parte del público español.

En cualquier caso, “Embajadores en el infierno” es considerada -a mi modo de ver, con razón- el mejor film que se ha hecho sobre la División Azul hasta la fecha. El director Jose María Forqué, aun manejando un presupuesto relativamente reducido para una producción de este tipo, pudo contar con respaldo total del Ejército para la ambientación del film, especialmente apreciable pues le permitió usar material ruso capturado en la Guerra Civil española. La historia, además, se beneficia del realismo que le confiere el estar basada en hechos reales que describen los aspectos más oscuros del régimen sovietico: los maltratos de sus campos de prisioneros, los intentos de obligarlos a realizar propaganda comunista o los juicios farsa a los que someten a algunos prisioneros.

Lo malo del film, como era de esperar, radica en el descarado tono propagandístico que adopta desde un primer momento. Se trata, con poco o ningún disimulo, de demonizar al régimen soviético ensalzando el valor moral de los prisioneros españoles; de forma que el argumento se vuelve demasiado reiterativo en ese aspecto, a la vez que las situaciones que nos va presentando resultan bastante previsibles y monótonas en el mayor de los casos. Además, el personaje central, el Capitán Adrados, es dibujado de una forma tan heroica y perfecta que parece más bien un personaje sobrehumano por lo impasible que se muestra ante todas las penalidades que sufre junto a sus compañeros, lo cual le resta credibilidad (y dramatismo) a lo que el film nos cuenta. No cabe duda de que si la historia hubiese adoptado un tono menos maniqueo y más realista, podría haberse convertido en una gran película.

Con todo, y pese a sus deficiencias, “Embajadores en el Infierno” es una película de una buena factura para los estándares del cine español, con unas actuaciones correctas por parte del elenco de actores, y bien ambientada. Un film interesante porque constituye el unico testimonio cinematográfico dedicado íntegramente a la División Azul.

Calificación: 5,5/10