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domingo, 2 de marzo de 2014

The Monuments Men

The Monuments Men (2014)

Año 1943. Mientras las tropas alemanas retroceden en todos los frentes, el especialista en arte Frank Stokes (George Clooney)  propone al alto mando estadounidense la creación de una unidad especial, denominada “Monuments Men”. El objetivo de dicha unidad será el de recuperar las obras de arte expoliadas por los nazis en toda Europa, evitar su destrucción, y devolverlas a sus legítimos dueños. Para ello, Stokes contará con la colaboración de un variopinto grupo de expertos en arte sin formación militar, a los que embarcará en una peligrosa misión recorriendo los frentes de batalla europeos en busca de las obras de arte robadas.

La filmografía de Hollywood está plagada de proyectos cinematográficos que a priori, lo tenían todo a favor para convertirse en grandes películas -un generoso presupuesto, un reparto estelar, y un punto de partida argumental fascinante- pero que sin embargo resultaron fallidos.  Y sin lugar a dudas, puede decirse que ese es el caso de The Monuments Men, la más reciente producción auspiciada por el astro hollywoodiense George Clooney, quien, además de reservarse para sí el papel  protagonista, se encargó de coescribir el guión del film.  La película se basa en los hechos históricos que rodearon a una unidad real del ejercito estadounidense, denominada MFAA (Monuments, Fine Arts and Archives) encargada de recuperar obras de arte en los frentes de batalla y evitar la destrucción de los momunentos y edificios históricos, en la medida de lo posible. Como el mismo Clooney afirmó en la presentación del film “El 80% de lo que aparece en la película es verídico”.

Pero el principal problema de la película no es la fidelidad histórica del guión, sino más bien lo fallido de la propuesta de Clooney a la hora de trasladar la historia a la gran pantalla. Para empezar, el ritmo de la narración resulta excesivamente lento, a la vez que bastante deslavazado (pues la historia va saltando entre los distintos puntos de vista de los personajes en sus misiones de búsqueda de las obras de arte) y lo cierto es que, transcurridos los diez primeros minutos de metraje, el interés de la historia cae en picado, sin que los torpes intentos del guión por crear cierta tensión dramática consigan hacerle remontar el vuelo en ningún momento. 

Por otra parte, da la sensación de que el film no termina de encontrar el tono adecuado para contar la historia ya que esta deambula sin ninguna fortuna entre la comedia ligera, el drama bélico, y algún que otro diálogo grandilocuente, que corre a cargo (como no) del protagonista.  Y para no perder la costumbre, no falta ni la típica y superflua subtrama romántica de rigor, a cargo del personaje de Cate Blanchett, el cual, por cierto, parece muy desaprovechado.  El resultado de todo ello es que la película, más que deleitar a la audiencia, aburre. Ni siquiera la introducción de alguna que otra escena de acción sirve para que el film termine de captar la atención del espectador, y por si fuera poco, la cosa termina definitivamente de estropearse cuando se introducen algunas escenas de carácter marcadamente patriotero, que terminan por restarle aun mas interés a una historia que, definitivamente, merecía ser mejor contada.

En conclusión “The Monuments Men” supone el enésimo ejemplo de una historia que ofrecía muchísimo interés, pero que se pierde en su adaptación cinematográfica. Una película que considerada en su conjunto resulta más bien plomiza, y de la que solo puede salvarse su reparto y su buena puesta en escena. Todo lo demás resulta sencillamente mediocre.

Calificación: 4,5/10

domingo, 23 de febrero de 2014

Emperor


Emperor (2013)

Japón, 1945. Poco después de producirse la rendición nipona, el General Douglas McArthur (Tommy Lee Jones) llega a Tokyo para hacerse cargo del ejército de ocupación estadounidense. Además, McArthur  trae consigo un encargo especial de la Casa Blanca: detener a los principales criminales de guerra japoneses y determinar si el emperador Hirohito puede ser procesado como resposanble del ataque a Pearl Harbor. Para esta espinosa tarea McArthur confiará en uno de sus expertos en asuntos japoneses, el general Bonner Fellers (Matthew Fox), quien, de forma paralela a la investigación sobre el Emperador tratará de averiguar el paradero de Aya, una mujer japonesa con la que Fellers mantuvo un breve romance antes del inicio de la guerra.
 
Emperor es una muy reciente coproducción entre Japón y Estados Unidos que aborda uno de los episodios quizás más poco tratados en el cine sobre la II GM, como es el de la posguerra en Japón.  El guión se basa en un libro escrito por el autor japonés Shiro Okamoto  titulado “His Majesty Salvation” (La Salvación de su Majestad) que ahondaba en el papel que jugó Hirohito en  la rendición de Japón y en la inmediata posguerra.  Hay que decir que pese a tratarse de una producción relativamente modesta, Emperor resulta un título mejor de lo que puede esperarse a priori, introduciendo la historia de un modo bastante interesante, y desarrollando la investigación del general Fellers como una trama en forma de Thriller, lo que sirve para dotar de una más que estimable agilidad al relato, sobre todo en su primera mitad. La ambientación de Tokyo arrasada por los bombardeos y del resto de escenarios exteriores también resulta bastante convincente, y facilita que el espectador se sumerja de lleno en la historia.  
 
No obstante, la película adolece igualmente de un par de puntos débiles que impiden que la narración termine de resultar redonda en su conjunto. El primero –y quizás, mas importante- es el poco vuelo de la subtrama romántica que se introduce para contar la historia de amor entre Fellers y la japonesa Aya. Una trama afortunadamente breve en cuanto a minutos de metraje, pero que entorpece más que enriquece la narración principal, y que no aporta absolutamente nada de valor a la historia. Una trama, por tanto, que perfectamente podría haberse suprimido del guión.

El otro aspecto que no me terminó de convencer radica en la elección del reparto.  Tommy Lee Jones cumple con corrección en su papel de McArthur, pero da la impresión que en algún momento sobreactúa, y además su caracterización física no termina de encajar con la del personaje real. Por encima de ello, la interpretación de Matthew Fox  (famoso por su participación en la serie “Perdidos”) en el papel principal del general Fellers, me pareció un completo fiasco, dada la poca credibilidad que el actor imprime a su personaje, haciendo gala de unos recursos interpretativos más bien limitados.  Por añadir otro pequeño “pero”, hay que decir que es una pena que el guión no ahonde más en el desarrollo algunas de las cuestiones que apunta: el choque entre culturas, el verdadero significado de la justicia entre naciones que han sido enemigas, o la responsabilidad de quien ostenta el mando supremo de una nación o un ejército.  De haberlo hecho, muy posiblemente habríamos estado ante una de las grandes películas de la década.
En cualquier caso, no cabe duda que “Emperor” es un título que resultará sin duda intereante para los aficionados al cine histórico, y un título más que asequible para el público en general. Una historia interesante, aunque no del todo bien desarrollada, que tiene momentos y algunas líneas de diálogo bastante apreciables. En definitiva, un film de pulcra factura que no desmerece un visionado.

Calificación: 6/10

domingo, 9 de febrero de 2014

La ladrona de libros (The Book Thief)



La Ladrona de Libros (2013)
Pocos meses antes del estallido de la II GM la niña Liesel Merminger, hija de una familia comunista detenida por los nazis, es enviada junto a su hermano pequeño para reunirse con sus padres de adopción en una pequeña ciudad de Baviera.  Sin embargo, el hermano muere durante el viaje, lo cual sumirá a Liesel en una profunda tristeza que irá superando gracias al cariño de su padre adoptivo Hans Hubermann (Geoffrey Rush), quien le enseña a leer y le inculca el amor por la lectura; y a las atenciones de su vecino y compañero de colegio Rudy. Sin embargo la apacible existencia de Liesel junto a su nueva familia se verá alterada cuando Hans decide acoger en su casa a Max, un judío fugitivo que se instalará en el sótano de la vivienda y con quien Liesel establece una estrecha y secreta amistad, basada en la pasión que ambos sienten por los libros.
La Ladrona de Libros es la adaptación para la gran pantalla de la novela homónima de Markus Zusak, que apareció publicada en 2005 y se convirtió en uno de los Best Seller de mayor éxito dentro de los libros destinados al público infantil, manteniéndose durante cuatro años entre los libros más vendidos en EEUU.  No es de extrañar, por tanto, que la historia haya sido llevada a la gran pantalla, en este caso de la mano del director Brian Percival,  quien ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en el mundo televisivo, alcanzando la notoriedad por su labor de dirección de la galardonada serie británica Downton Abbey. 
En ese sentido, se nota que Percival es un realizador acostumbrado a manejar producciones de época, puesto que la ambientación y puesta en escena resulta, de largo, el aspecto más cuidado y sobresaliente del film. La recreación de los lugares y ambientes de Alemania en la época de la II GM resulta bastante esmerada, con una puesta en escena impecable y cuidada hasta el mínimo detalle. Lamentablemente, considero que la historia novelesca que sirve de eje argumental al film no termina estar del todo bien desarrollada. Se nota demasiado que la película quiere agradar al público general, y por ello evita cualquier exceso dramático, prefiriendo optar por un tono narrativo descaradamente sentimental y edulcorado, yendo a lo seguro, sin salirse de lo que podríamos denominar “narración mainstream”. Esto se traduce en que la parte central del relato resulte más bien plana y sin ritmo, lastrada por un guión excesivamente convencional. Y ello a pesar del buen hacer interpretativo de los actores principales, encabezados por el siempre eficaz Geoffrey Rush, y el solvente trabajo de la niña Sophie Nelisse, en el papel de Liesel.
Pero, como apuntaba,  a la película le falta capacidad para ahondar en los sentimientos de sus personajes y despertar la fascinación del espectador, a pesar de tener un desenlace que sí transmite una cierta carga emotiva, aunque quizás resulta excesivamente almibarado en su conjunto. A destacar, aparte de la mencionada labor actoral, algunos momentos interesantes como la recreación de la Noche de los Cristales Rotos, o la escena de la quema de libros, secuencias que logran romper la monotonía en una narración que al final resulta más bien plana. Sin duda (pese a no haber leído la nóvela original) estamos ante una de esas historias que ofrecían más posibilidades de cara a su adaptación al cine. Al final, La Ladrona de Libros se queda en un título agradable de ver, aunque falto de ritmo, de profundidad narrativa, y demasiado convencional en su desarrollo. Unos de esos films más interesantes por lo cuentan que por la forma de contarlo, y que sin duda desperdicia en gran medida una historia que podría haber dado más de sí.
Calificación: 5,5/10