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lunes, 7 de mayo de 2012

El Ángel de Budapest

El Angel de Budapest - TV (2011)

Hungría, 1944. Mientras los ejércitos alemanes retroceden en todos los frentes ante el empuje aliado, en el país magiar, Adolf Eichman supervisa la deportación acelerada de miles de judíos húngaros con destino a los campos de concentración. En Budapest, ante el cariz de los acontecimientos, el gobierno de Franco decide llamar al embajador español de vuelta a España, dejando al jefe de negocios de la embajada Ángel Sanz-Briz (Francis Lorenzo) al frente de la legación. Desde su puesto diplomático, como reacción frente a la barbarie nazi, Sanz Briz emprenderá una titánica tarea para salvar la vida de miles de judíos, emitiendo visados y pasaportes españoles que garantizaban la inmunidad de sus titulares, una acción que le valdría para ser recordado como “El Angel de Budapest”.

Hay que reconocer que con la producción de “El Angel de Budapest” Televisión Española ha hecho un ejercicio de justicia histórica, al rescatar del olvido la figura de este diplomático español, al que algunos periodistas denominaron “El Schlinder español”. Y es que la historia de Angel Sanz-Briz parece una de esas en las que la realidad parece empeñarse en superar a la ficción. Haciendo uso de una fina habilidad diplomática, Sanz-Briz pudo continuar con la labor de su predecesor, el embajador Muguirio, y haciendo uso de un decreto de la época de Primo de Rivera (el cual, sin saberlo los alemanes, había sido derogado durante la II Repúnlica) pudo ofrecer la nacionalidad española a varios miles de judíos húngaros que estaban en peligro de ser deportados a los campos de exterminio nazis. Con la colaboración de otros diplomáticos como el sueco Raoul Wallenberg, el nuncio Apostólico Angelo Rota, o el italiano Giorgio Perlasca, se calcula que Sanz-Briz pudo salvar la vida de unas 5.000 personas, siendo posteriormente reconocido como “Justo Entre las Naciones” por el gobierno de Israel.

Entrando a valorar la miniserie que reconstruye los hechos históricos, hay que reconocer que, pese a tratarse de una producción televisiva, “El Angel de Budapest” sorprende por la calidad de su ambientación y su convincente puesta en escena, que nada tienen que envidiar a las producciones cinematográficas patrias en esos aspectos. También el reparto de actores raya a un buen nivel, especialmente un entonado Francis Lorenzo, que se encarga de dar vida al protagonista, muy bien secundado por el resto de intérpretes. En el apartado narrativo, la serie es bastante fiel a los hechos históricos, y comienza con buen ritmo, presentando la situación de Hungría en 1944 y la determinación de algunos miembros del círculo diplomático extranjero para salvar las vidas de los judíos húngaros. Es una pena que, a medida que avanza el relato, este va perdiendo gradualmente fuelle, primordialmente porque le falta un punto de precisión a la hora de centrar el interés de la historia. En ese sentido, se introducen una serie de subtramas (con romance incluido) sobre los avatares de varias familias judías, que quizás resultan un tanto redundantes y solo sirven para apartar el foco de la historia principal.

Pese a ello, hay que reconocer que “El Angel de Budapest” resulta una miniserie de muy esmerada factura, bastante interesante desde el punto de vista histórico, que reivindica la memoria de un hombre justo que supo hacer lo correcto en un momento de crisis. Sin llegar a ser del todo redonda, sí que me parece una serie recomendable.

Calificación: 6/10

martes, 28 de abril de 2009

Sin destino (Sorstalanság)

Sin destino (2005)

Gyorgy Köves, es un joven judío hungaro de catorce años residente en Budapest, cuya vida se ve repentinamente sacudida cuando su padre es enviado a un campo de concentración. Gyorgy comienza entonces a trabajar en una fábrica, hasta que un día es apresado en un control de carretera y enviado junto con otros judios al campo de concentración de Auschwitz. A partir de ese momento, el protagonista iniciará un duro periplo por varios campos de exterminio nazis, donde conocerá el horror, el hambre y las penalidades, aunque también aprenderá la importancia de valores como la esperanza, la dignidad o la amistad.

A estas alturas, teniendo en cuenta la cantidad de películas y documentales que se han hecho sobre el holocausto judío y el genocidio nazi, resulta bastante difícil ofrecer algo minimamente original o novedoso respecto a este infame episodio de la historia del S. XX. Pese a ello, el director de fotografía y realizador húngaro Lajos Koltai, ha ofrecido una de las más recientes aproximaciones al tema del genocidio nazi, adaptando la novela homónima de tintes autobiográficos escrita por el premio Nobel húngaro Imre Kertész, basándose en sus propias experiencias cuando fue deportado a un campo de concentración en 1944.

Apuntaba antes la dificultad de ofrecer algo novedoso a la hora de tratar el tema de holocausto, hecho por el que resulta doblemente meritorio el que “Sin destino” lo haya logrado en buena medida. En primer lugar, llama la atención el hecho de que no solo se denuncie la barbarie nazi, sino también la colaboración de buena parte de la población húngara, (ejemplificada en la escena en la que el policía húngaro trata de extorsionar a sus prisioneros judíos a cambio de agua) y también de aquellos presos de los campos que abusaron de sus privilegios a costa de sus compañeros. También es destacable que en su enfoque, y aun viviendo el horror de los campos, el personaje del joven Gyorgy aun encuentra lugar para la amistad, la ternura e incluso la alegría, unos matices que dotan de una inusitada humanidad a los personajes. Finalmente, también hay que reseñar la excelente recreación de los escenarios y la puesta en escena, la cual, unida a una magnífica fotografía (se aprecia aquí el oficio técnico de Koltai), la cual sirve para realzar el ambiente opresivo que se retrata, mediante el uso predominante de unos tonos de color apagados y cenicientos, que dotan de un innegable halo de veracidad a la narración.

Sin embargo, no todo alcanza la excelencia en este film. Lo cierto es que la historia acusa una marcada falta de ritmo en su primera hora, y también se resiente por el excesivo uso que se hace de las elipsis y “fundidos a negro” en su segunda mitad. Sin embargo, hay que reconocer que, tras el inicio un tanto plomizo, la película sabe remontar el vuelo conforme avanza la trama e ir captando gradualmente la atención del espectador, aunque el tono desapasionado de la narración hace que la historia no termine de fascinar completamente al espectador.

Por otra parte, el film se apoya en una muy buena interpretación del joven protagonista Marcell Nagy, bien secundado por el resto de actores; así como en unas secuencias bastante logradas. De entre estas destaca la que nos muestra la larga espera de los prisioneros en formación para un recuento obligados a permanecer en pie durante horas, mientras sus cuerpos extenuados se agitan intentando no perder el equilibrio, una bellísima metáfora visual soberbiamente filmada mediante la alternancia de planos cenitales y travellings laterales, secuencia que me pareció lo mejor del film.

Además, la buena factura estética de la película se ve respaldada por la banda sonora compuesta por Ennio Morricone, que acompaña bastante bien los momentos culminantes del film. En resumidas cuentas, “Sin destino” nos ofrece una nueva visión alternativa acerca del drama que sufrieron millones de seres humanos recluidos en los campos de concentración. Y lo hace ofreciendo una historia honesta y de hondura humana, y en la que se echa en falta principalmente algo más de continuidad en el ritmo de la narración, lo que hubiera elevado aun más su categoría cinematográfica. Con todo, no cabe duda de que se trata de una película bastante estimable y que resulta aleccionadora en más de un sentido.

Calificación: 6,5/10