Monsieur Batignole (2001)
París, 1942. La vida del modesto y acomplejado charcutero Edmond Batignole (Gérard Jugnot), da un cambio rádical cuando gracias a la mediación del novio de su hija Jean Pierre, un destacado colaboracionista, se convierte en proveedor oficial del ejército alemán. Todo se complica cuando los Bernstein, una familia judía de buena posición vecinos de los Batignole, son arrestados y sus bienes confiscados, pasando el piso que ocupaban a ser propiedad de Batignole. Días después, mientras Batignole ofrece una fiesta en su casa a sus clientes alemanes, aparece el niño Simon Bernstein (Jules Sitruk), el hijo menor de la familia que, tras escapar del cautiverio, embarcará a Batignole en un arriesgado viaje para encontrar a su familia.
Monsieur Batignole es un título que puede enmarcarse dentro de cierta tendencia del cine francés de los últimos años, decidido a volver la vista al pasado para ofrecer una visión más o menos crítica acerca de la época de la ocupación alemana, y sobre el colaboracionismo de una parte de la sociedad civil francesa con los nazis. En este caso Monsieur Batignole opta por hacerlo en un tono indisimuladamente amable, con algunos toques de comedia ligera que por momentos se notan bastante inspirados en “La vida es Bella” de Begnini. El papel principal, así como la dirección, recayó sobre el popular cómico Gerad Jugnot, quien encarna en el film a un hombre acomplejado e ingenuo, pero a la vez bondadoso, un papel hecho a la medida del actor, que ofrece un registro interpretativo muy similar al que tres años más tarde mostraría en la existosa “Los chicos del Coro”.
Entrando a valorar el film, hay que decir que Monsieur Batignole es una película que se queda a medias en más de un sentido. Como denuncia del colaboracionismo, no resulta demasiado convincente, ya que el personaje del colaboracionista fanático y antisemita (Jean Pierre) se antoja excesivamente caricaturesco. Además, la historia huye deliberadamente de los aspectos más truculentos y sórdidos de la persecución de los judíos, por lo que en ese aspecto peca de una evidente ausencia de una mayor carga crítica. En cuanto a la parte cómica, pese a que Gerard Jugnot explota a fondo sus dotes como comediante, lo cierto es que la mayoría de las situaciones resultan más simpáticas que divertidas y aunque la pelicula se ve con agrado, al final queda la sensación de que no llega a remontar del todo el vuelo. Y ello se debe a que el guión se queda lejos de explotar todas las posibilidades tanto dramáticas como cómicas, que ofrecía el punto de partida argumental.
Por lo demás, estamos ante un producto más que correcto en sus aspectos formales y estéticos, con una esmerada labor de ambientación y puesta en escena. En definitiva, Monsieur Batignole es una película amable y razonablemente entretenida que se deja ver bastante bien, pero que a cambio ofrece una historia excesivamente almibarada, lo que hace que finalmente se quede en la superficie de los temas que apunta. Unas dosis mayores de intensidad narrativa y emoción habrían mejorado, sin duda, el resultado final del film.
Calificación: 5,5/10