
La película narra la historia del joven noruego Max Manus, quien tras combatir como voluntario en la Guerra de Invierno de Finlandia contra la URSS regresa a su país, viendose sorprendido por la invasión alemana. Tras formar uno de los primeros grupos de la resistencia noruega y ser capturado por los alemanes, Manus consigue evadirse a Inglaterra, donde será entrenado como experto en sabotajes por los británicos. Ya de vuelta en su país, Max Manus se convertirá en una pesadilla para las fuerzas ocupantes a la vez que en uno de los principales objetivos de la Gestapo, eludiendo su captura mientras planea su golpe maestro: el hundimiento del carguero militar alemán “Danubio”.
Da la impresión de que recientemente el cine escandinavo ha querido echar la vista atrás y recuperar la memoria de algunos de los héroes de la resistencia autóctona durante la II GM. Así, si la reciente producción danesa “Flame y Citron” se encargaba de dar a conocer las andanzas de dos de los más famosos resistentes de Dinamarca, esta producción Noruega hace lo propio con uno de los más afamados héroes de la resistencia local. El film, cuya producción contó con una riqueza de medios desacostumbrada para los estándares del cine noruego, ha sido con 8 millones de dólares de presupuesto, la película más cara de la historia del país nórdico, convirtiéndose en un gran éxito de taquilla en su pais desde la fecha de su estreno. Este despliegue de medios se aprecia sobre todo en la excelente factura formal del film, que cuenta con una excelente fotografía, una soberbia ambientación y recreación de los escenarios, y varias escenas de acción espectacularmente filmadas, en las que aparecen numerosos extras.
En cuanto a la valoración del film, hay que decir que, dejando de lado los muy conseguidos aspectos formales, la historia no termina de carburar de todo bien. Ello se debe en parte a la discreta labor de dirección de Joachim Ronning y Espen Sandberg (cuya más conocida carta de presentación a nivel internacional fue un bodrio protagonizado por Penélope Cruz y Salma Hayek, titulado Bandidas) que no saben a imprimirle a la película un ritmo medianamente consistente. Pero aparte de esto la película también falla por culpa de un guión que pretende abarcar los dos frentes de la historia real del protagonista (su labor como resistente y sus sentimientos personales) quedandose a medias en ambos casos. Así, por un lado, la actuación de Manus como saboteador y su ascensión dentro de la resistencia hasta convertirse en uno de sus líderes aparece narrada de una forma un tanto deslavazada; mientras que el aspecto personal del personaje al final se queda en unas cuantas pinceladas acerca de su personalidad, sin que llegue a ahondarse realmente sobre la misma, y sin que tampoco llegen a mostrarse las “sombras” que se esconden detrás del heroe. En cualquier caso hay que reconocer que, pese a las limitaciones del guión, el actor protagonista que da vida a Max Manus, Aksel Hennie, compone un buen papel dando vida al famoso resistente.
En cuanto a las escenas bélicas, me quedo especialmente con las que muestran a Manus combatiendo contra los rusos en Finlandia, escenas muy bien filmada y para mi gusto lo mejor de la película. En cuanto a las escenas de acción que muestran los sabotajes, hay que decir que están bien rodadas y resultan convincentes, si bien se echa en falta algo más de habilidad por parte de los directores a la hora de dosificar las mismas para dotarlas de tensión dramática y mantener el ritmo narrativo.
En definitiva, “Max Manus” se queda en una más que decente producción sobre uno de los muchos héroes de la resistencia a los que dio lugar la lucha contra el nazismo durante la II GM. Sin embargo, y al igual que ocurria en el caso de “Flame y Citron” da la impresión de que la película no termina de explotar todas las posibilidades que ofrecían la historia y el personaje, pese a lo cual, no puede negarse que se ve con agrado y que, en general, mantiene el interés a lo largo de su metraje.
Calificación: 6,5/10