BIENVENIDO

Gracias por visitar este Blog.

Se pueden publicar comentarios en cualquier reseña. Para consultar reseñas antiguas, solo tienes que pinchar en "Listado Alfábetico de las películas del Blog".

Todos los comentarios serán contestados. Para plantear dudas, sugerencias o cuestiones puedes enviar un e-mail a: sgmcine@hotmail.com

Actualmente hay 375 reseñas publicadas.

martes, 13 de diciembre de 2011

La Batalla de Moscú (Bitva za Moskvu)

La batalla de Moscú (1985)

La historia comienza a finales de 1940. Tras la derrota de Francia, Hitler ordena a sus generales preparar la Operación Barbarroja, la invasión de la URSS por los ejércitos alemanes. En Moscú, Stalin prepara junto al Alto Mando los planes de defensa, a la vez que procura no provocar a los alemanes, pese a los repetidos avisos de los espías sovieticos Ilse Stobe y Richard Sorge de que el ataque es inminente. Para dirigir la defensa, Stalin asciende a uno de sus mas prometedores generales Georgy Zhukov (Mikhail Ulyanov), al cargo de jefe de Estado Mayor General del Ejército Rojo.

La Batalla de Moscú puede considerarse un hito dentro del cine bélico-histórico, ya que es hasta la fecha la única película dedicada exclusivamente a narrar el desarrollo del mayor hecho militar de la historia: La Operación Barbarroja. Sin duda, un ambicioso proyecto cinematográfico que salió adelante gracias al empeño personal del cineasta ruso Yuri Ozerov, un veterano condecorado del Ejercito Rojo, que quiso realizar la película para que su estreno coincidiera con los actos de conmemoración del 40º aniversario de la derrota de la Alemania Nazi y el fin de la II GM. Ozerov no era desde luego un novato en estas lides, ya que a finales de los años 60, había sido el realizador encargado de dirigir la extensa serie de películas bélicas Liberación, que abarcaban la lucha en el Frente oriental entre 1943 y 1945. Por ello, en cierto modo La Batalla de Moscú vino a ser una especie de precuela de Liberación, narrando en dos partes bien diferenciadas, los hechos acaecidos al inicio de la Operación Barbarroja, en el verano de 1941, y el posterior intento alemán de ocupar Moscú, mediante la Operación Tifón, en el Otoño de ese mismo año. También en este caso, al igual que en Liberación, Ozerov optó por filmar una película con un metraje muy dilatado, ya que sumando la duración de ambas partes, La Batalla de Moscú se acerca 6 horas de duración.

La primera parte del film, titulada “Agresion” muestra con bastante detalle la preparación de Barbarroja desde el punto de vista alemán, los planes de defensa rusos, puestos de manifiesto en la reunión de altos comandantes de Diciembre de 1940, y los inicios de la Operación Barbarroja. Pero eso sí, Ozerov aborda el relato de los hechos desde un punto de vista totalmente maniqueo, pues tras describir la heroica resistencia de la Fortaleza de Brest, y alguna breve escena de combate, el relato de Agresión termina con el contraataque de los cuerpos mecanizados sovieticos, obviando por completo las grandes victorias alemanas de Junio-Agosto de 1941, y se reanuda en Septiembre de 1941, justamente cuando Zhukov le anuncia a Stalin la victoria táctica local de Yelnia. De este modo, la película no solo omite mostrar la serie de catastróficas derrotas sufridas por el Ejército Rojo en el verano de 1941, sino que además, presenta a Stalin como un lider siempre acertado y seguro de sus decisiones, cuando lo cierto es que el dictador sovietico cometió muchos errores militares que a punto estuvieron de llevar a la URSS a la derrota. Seguramente, la vinculación de Ozerov al Partido Comunista tuvo mucho que ver en que se adoptara este enfoque.

Algo más interesante resulta la segunda parte del film, titulada Tifón, la cual abarca, como su nombre indica, la ofensiva alemana denominada en clave Operación Tifón, que tuvo como objetivo la captura de Moscú en el Otoño de 1941, y mediante la que los generales alemanes confiaban en forzar la derrota de la URRS. Si bien en esta parte se mantienen las mismas constantes que en Agresión, con un apabullante despliegue de medios militares y escenas de combate con cientos de extras, la historia, aun sin dejar de lado el tono patriotero, resulta más realista y fiel a los hechos históricos, pues aborda los momentos de crisis que vivieron Stalin y sus generales conforme las vanguardias alemanas se acercaban a la capital rusa. También describe con detalle los principales acontecimientos militares que rodearon la Operación Tifón, como la decisión de Hitler de rodear Moscú, el envío de las divisiones siberianas para reforzar las defensas de la ciudad, y la preparación de la contraofensiva de Zhukov de Diciembre de 1941. Naturalmente, el inicio de esta exitosa contraofensiva supone el punto culminante de la narración y el desenlace de la misma.

En cuanto al apartado técnico de la película, es bastante bueno, ya que se nota que la producción gozó del respaldo del ejército soviético, lo que permitió que el atrezzo militar estuviera bastante cuidado sobre todo en lo concerniente al Ejército Rojo. De este modo, en pantalla aparecen, junto a los inevitables carros rusos maquillados externamente para parecer Panzer III alemanes, auténticos tanques T-34, Kv-1 e incluso alguno de la serie BT, lo cual sirve para dotar de un gran grado de realismo a las escenas bélicas. Además, para recrear las escenas de combates urbanos, incluso se recurrió a la voladura de edificios situados en un barrio de Moscú que iba a ser demolido, por lo que ciertamente hay varias escenas muy de acción que resultan espectaculares en pantalla. Ello, y el interés histórico de los hechos que se narra compensa en gran medida el carácter excesivamente maniqueo de la narración, y que esta resulte por momentos demasiado acartonada por su carácter cercano al docudrama, si bien en líneas generales, la historia se sigue con interés.

En definitiva, La Batalla de Moscú es un título de indudable valor fílmico e histórico, a la vez que es el producto de un esfuerzo titánico por representar en la gran pantalla una de las mayores contiendas militares del S. XX. Solo por eso, y dejando de lado los aspectos más coyunturales y propagandísticos del film, ya merece la pena verse. Un film recomendable para todo el amante del cine bélico-histórico.

Calificación: 6/10

La Película en You tube (V.O.S.E. Primer Fragmento de los sucesivos)

jueves, 1 de diciembre de 2011

El Secreto Nazi de la Fortaleza (Tajemnica twierdzy szyfrów)

El Secreto Nazi de la Fortaleza (2007)

La historia comienza en Marzo de 1945, durante las últimas semanas de la guerra. El capitán Johan Jorg, un enigmático agente del Abwerh y protegido del Almirante Canaris, es destinado para trabajar como criptógrafo en el complejo secreto del castillo de Czocha, Polonia, cuya seguridad corre a cargo del coronel de la SS Jacob Gloebke. Pronto Jorg descubrirá que el castillo alberga un centro de desencriptación gracias al cual los alemanes consiguen descifrar los códigos secretos soviéticos, informando inmediatamente de ello a los servicios secretos aliados, gracias a la ayuda de la radiotelegrafista Natalia. Esto hará que tanto los norteamericanos como los soviéticos intenten adelantarse a sus adversarios para hacerse con los secretos de Czocha, preparando grupos especiales de asalto para capturar el castillo. De forma paralela, Jorg investigará las actividades del cruel capitán del SD Harry Sauer, encargado de dirigir un proyecto secreto para la obtención de la bomba atómica en los laboratorios subterráneos de un castillo cercano a Czocha.

El Secreto Nazi de la Fortaleza es una serie polaca del año 2007, que supuso la adaptación para la pequeña pantalla de la novela titulada Twierdza szyfrów (“La fortaleza cifrada") del escritor e historiador polaco Boguslaw Woloszanski, una obra que especulaba con la posibilidad de que los alemanes hubiesen desarrollado una especie de Bletchley Park propio, creando un avanzado sistema de desencriptación que les permitía interceptar los mensajes cifrados sovieticos. El éxito que alcanzó la novela en Polonia animó a Woloszanski a producir una serie televisiva basada en la misma, en la que el autor actuó también como guionista, y que contó con un total de 13 episodios emitidos a lo largo de una única temporada.

Entrando a analizar la serie, hay que decir que lo primero que llama la atención de El Secreto Nazi de la Fortaleza es su excelente ambientación y notable puesta en escena, cuidada hasta el detalle. De este modo, los uniformes, los vehículos, el atrezzo militar y los escenarios exteriores realmente logran trasladar al espectador a los últimos meses de la II GM, lo cual resulta muy de agradecer tratándose de una producción televisiva. Otro aspecto muy logrado de la serie radica en la variedad de puntos de vista que va alternando la narración, ofreciendo los hechos tanto desde el punto de vista alemán, como soviético y de los aliados occidentales. Ello se traduce en una variada sucesión de tramas que logra captar la atención del espectador, y realmente engancha en cuanto a su desarrollo conforme avanzan los capítulos.

Sin embargo, no todos los aspectos de la serie rayan a la misma altura que el apartado técnico. En primer lugar hay que señalar que, si bien la narración resulta entretenida, no es menos cierto que el desarrollo de la trama acusa una cierta acumulación de temas y líneas narrativas, no siempre desarrolladas con igual fortuna. De este modo, al tema principal del desciframiento de los mensajes rusos por los criptógrafos alemanes, se le unen las tramas personales de los protagonistas, los planes rusos y occidentales para hacerse con los secretos de Czocha, e incluso el desarrollo de la bomba atómica alemana. Ello deriva en unas tramas bastante densas que por momentos se hacen excesivamente alambicadas y un tanto difíciles de seguir.

Otro aspecto mejorable de la producción radica en el desarrollo de los personajes, que resultan en general más bien tópicos y esquemáticos, y que quedan en un segundo plano, precisamente debido a la densidad argumental que apuntaba antes. Las interpretaciones del elenco protagonista tampoco resultan excesivamente brillantes, exceptuando la del actor que interpreta al fanático y sádico capitán Harry Sauer, que es, de lejos, el personaje más logrado de la serie.

Por lo demás, y pese a la poca veracidad histórica de la historia que desarrolla la serie, hay que concluir que El Secreto Nazi de la Fortaleza resulta un producto más que digno, y una estimable serie de espionaje que ofrece unas buenas dosis de intriga, acción y entretenimiento. Sin llegar a ser una serie sobresaliente, sí que se trata de un título muy ameno que sin duda enganchará a los espectadores aficionados a este tipo de temas. Recomendable.

Calificación: 6,5/10

lunes, 21 de noviembre de 2011

Garbo, el espía (El hombre que salvó al mundo)

Garbo, el espía (2009)

Reconstrucción en clave documental de la vida de Juan Pujol Garcia, doble agente español que trabajó para el servicio secreto británico, enviando información falsa al servicio de inteligencia alemán para el que supuestamente espiaba desde Londres. Al acabar la contienda, la labor de Pujol, más conocido por su nombre en clave como “Garbo” cayó casi inmediatamente en el olvido y se le dio por muerto, hasta que cuatro décadas después el escritor británico Nigel West quiso investigar sobre el personaje y descubrir la verdadera historia del hombre que se escondía detrás de Garbo.

No cabe duda de que la biografía de Juan Pujol Garcia es una de esas historias en las que la realidad parece empeñarse en superar a la mejor novela de ficción. En el caso que nos ocupa, la de Juan Pujol ciertamente merecía ser llevada al cine. Pujol, un hombre corriente que había crecido en el seno de una familia de la burguesía catalana, era un personaje nada atrevido ni extraordinariamente valiente. Hasta el punto de que, tras el estallido de la Guerra Civil, Pujol estuvo escondido durante más de un año en un piso de Barcelona para evitar su llamada a filas. Pese a ello, tras varios avatares, Garbo acabó siendo uno de los espías más renombrados de la II GM, e incluso fue la primera persona que recibió condecoraciones por parte de ambos bandos en reconocimiento a su labor de espionaje. Esta extraordinaria historia real es la que aborda, en clave documental, Garbo, el espía, una producción dirigida por el realizador catalán Edmond Roch, que alcanzó un notable éxito de público y crítica, siendo estrenada en las salas comerciales y haciéndose acreedora del Premio Goya a la mejor película documental del año 2009.

Entrando a analizar el film, lo primero que llama la atención es la original técnica narrativa usada por Roch para abordar el relato, una mezcla de fragmentos de películas hollywoodienses, entrevistas con personajes relacionados con Garbo, e imágenes de archivo documental. De este modo se ofrece al espectador una perspectiva no del todo novedosa, pero sí que bastante interesante para describir la trayectoria vital del personaje biografiado. En ese sentido, cabe señalar que lo mejor del documental se centra en su primera mitad, la cual ofrece unas breves pinceladas biográficas del personaje, para entrar a describir como ofreció sus servicios como espía, primero a los británicos y luego a los alemanes, a los que engañó sistemáticamente gracias a la colaboración del servicio secreto británico, y a las “informaciones” que le transmitia una ficticia red de informadores residentes en Gran Bretaña.

No obstante, también es preciso señalar que el relato pierde sensiblemente fuelle en la segunda parte, cuando la técnica narrativa se hace un tanto reiterativa, y el eje de la narración se desvía del retrato del personaje para ofrecer una visión general del servicio de espionaje británico y su éxito a la hora de engañar a los alemanes en el marco de la Operación Fortitude. En esa parte, se echa en falta que se ahonde en mayor medida en la personalidad de Garbo, y opino que tampoco habría estado mal la inclusión de alguna escena dramatizada, empleando actores reales, que vinieran a complementar las imágenes de archivo y añadirle así un toque más lúdico a una narración que, en conjunto, resulta ligeramente plana.

Por lo demás, hay que reconocer que Garbo, el espía es un buen documental, que constituye un más que digno ejercicio de estilo por parte de su director. Y pese a las fallas enunciadas, se trata de un trabajo bastante estimable, aunque quizás no llege a explotar del todo las posibilidades que ofrecía la historia original del personaje histórico.

Calificación: 6/10

lunes, 14 de noviembre de 2011

Fugitivos del Desierto (Ice Cold in Alex)

Fugitivos del Desierto (1958)

El relato comienza en el Norte de África, en junio de 1942. Mientras las fuerzas alemanas avanzan victoriosas hacia Egipto y la fortaleza de Tobruk, el capitán George Anson (John Mills), un hombre cansado de la guerra y con tendencia al alcoholismo, recibe el encargo de evacuar a dos enfermeras en una ambulancia con destino a Alejandría. Sin embargo, el viaje pronto se complica cuando el acoso de las avanzadas alemanas hace que Anson y sus compañeros de viaje tengan que elegir una nueva ruta dando un largo rodeo por el desierto. Por el camino, la ambulancia recoge al capitán Van der Poel (Anthony Quayle), un oficial sudafricano que, aunque en principio será de gran ayuda gracias a su fortaleza física, gradualmente irá despertando las sospechas del resto de grupo acerca de su verdadera identidad e intenciones.

En 1957 el escritor británico Christopher Landon publicaba la que iba a ser su obra más famosa, una novela titulada Ice Cold in Alex (cuya traducción más fiel sería “cerveza helada en Alejandria”), que se convirtió en un inmediato éxito de ventas. Landon, que durante la guerra había servido como conductor de ambulancias en el Norte de África, se basó parcialmente en sus experiencias personales para escribir el libro, aunque buena parte de los hechos que aparecían en el mismo eran ficticios. En cualquier caso, Landon no solo vendió los derechos de su novela para que esta fuera llevada al cine, sino que también fue contratado para elaborar el guión del film. La dirección del mismo recayó sobre Jack Lee Thompson, un joven y prometedor cineasta británico que solo tres años después iba a alcanzar notoriedad internacional encargándose de la realización de otro film bélico de gran éxito comercial: Los Cañones de Navarone.

Entrando a analizar el film, hay que señalar que Fugitivos del Desierto es una de las producciones bélicas británicas más estimables de la época. Tras un inicio trepidante, que incluye algunas secuencias de acción brillantemente filmadas, que muestran la huida de la ambulancia en medio de un ataque alemán, la película va evolucionando hacia el típico relato de aventuras que incluye un interesante retrato sicológico de los personajes principales. En ese aspecto, es especialmente interesante la evolución del protagonista, el capitán Anson, un hombre que en principio encarna el perfecto antihéroe, por su alcoholismo e incluso su indisimulada “fatiga de guerra”, pero que será capaz de sacar fuerzas de flaqueza para hacer frente a las penalidades de un viaje hacia el interior profundo del desierto y que finalmente ofrecerá lo mejor de sí mismo mientras sueña, como el mismo dice, con “tomar una cerveza helada en Alejandria”. Frente a él, el hercúleo Capitán Van der Poel (magníficamente interpretado por Anthony Quayle) ofrece la nota discordante, pues pese a mostrarse desde el primer momento como un hombre de excepcional valor y arrojo, el misterio en torno a su verdadera identidad será una fuente de tensión para sus compañeros de viaje.

En medio de ello, la película ofrece escenas muy logradas, especialmente la ya citada de la huida de la ambulancia y la del tenso cruce de campo de minas, una escena, por cierto, que después sería imitada hasta la saciedad en títulos posteriores ambientados en el desierto norteafricano. Todo ello compensa en gran medida el evidente bajón de ritmo que experimenta la narración en la segunda mitad del metraje (posiblemente sobran algunos minutos en esa parte), pero que en cualquier caso no afecta a la calidad de un relato que destila un convincente mensaje antibelicista, y que está perfectamente rematado por un estupendo y a la vez emotivo desenlace que sirve para redondear una película bastante completa en todos los sentidos. Un título que, sin llegar a ser sobresaliente, sí que es bastante estimable y que puede considerarse un pequeño clásico del género bélico.

Calificación: 7/10

La Pelicula Online (V.O.S.E.)

lunes, 7 de noviembre de 2011

Los Chacales del Desierto (Commandos)

Los Chacales del desierto (1968)

Norte de Africa, Octubre de 1942. En vísperas de los desembarcos aliados que darán comienzo a la Operación Torch, un comando integrado por soldados de origen italoamericano se prepara para una peligrosa misión. El comando, liderado por el inexperto Capitán Valli (Jack Kelly) y un duro veterano, el Sargento Sullivan (Lee Van Cleef) tendrá como objetivo apoderarse de un estratégico oasis situado en la retaguardia enemiga, y mantenerlo en su poder hasta la llegada de refuerzos, haciéndose pasar por soldados italianos. Pese a que el objetivo es alcanzado con éxito en un primer momento, el abierto desprecio que el Sargento Kelly expresa por su superior y la presencia de un destacamento alemán en las cercanías del oasis, harán que toda la misión peligre.

Los Chacales del Desierto es una curiosa coproducción italo-germana, de claro carácter “sesentero”, que contó como protagonistas con dos grandes secundarios de Hollywood. Concretamente, con Jack Kelly, un actor por aquel entonces muy popular gracias a su papel protagonista en la exitosa serie de TV “Maverick”; y sobre todo Lee Van Cleef, quien por aquellos años se encontraba en la cumbre de su carrera interpretativa gracias a sus brillantes papeles de villano en los míticos Westerns de Sergio Leone, como La Muerte Tenía un Precio. La dirección del film corrió a cargo del realizador italiano Armando Crispino, un director que también rodado algún spaghetti western, y que haría alguna que otra incursión posterior en el cine bélico, quien fue el encargado de conducir un rodaje que tuvo lugar en escenarios de Cerdeña y del Desierto de Almeria.

Entrando a valorar el film, hay que decir que, pese a que estamos ante otro de esos títulos que podrían encuadrarse dentro del género spaghetti-war, lo cierto es que Los Chacales del Desierto, sin ser una maravilla es un título muy superior a otros de su especie. Ello es debido en gran medida al buen hacer de su duo protagonista, ya que Jack Kelly compone un buen personaje como inexperto pero valiente Capitan Vally, mientras que Lee Van Cleef, por su parte, está muy bien en el papel de sargento veterano, curtido en mil batallas y traumatizado por sus experiencias en el frente.

Además, en este caso, y a diferencia de lo que ocurre con otras producciones bélicas italianas, la película ofrece al espectador una historia sencilla, pero bien desarrollada y efizcamente narrada. En ese sentido, es destacable la tensión que se logra crear cuando el comando se infiltra por primera vez en el oasis, eliminando poco a poco a los centinelas, una secuencia bastante bien resuelta y que realmente es digna de una buena película de comandos. El resto de escenas de acción, pese a no ser ninguna maravilla, también están rodadas con oficio, y el atrezzo bélico (exceptuando los carros M-24 Chaffee que se hacen pasar por panzers alemanes) es adecuado al contexto histórico.

Por lo demás, la película ofrece una hora y media de correcto entretenimiento bélico, con una puesta en escena y fotografía que nada tienen que envidiar a otras producciones de Hollywood similares. Es una pena que el guión del film no ahonde algo más en el antagonismo de sus personajes protagonistas, o que incluso desarrollara en mayor medida el tema del estrés postraumático que sufre el personaje del Sargento Sullivan. De haberlo hecho, además de ser una correcta película bélica, habría podido ser un título bastante estimable. En cualquier caso, lo cierto es que, pese a su ausencia de pretensiones más allá de entretener al espectador con un relato de aventuras bélica, Los Chacales del Desierto ofrece unas buenas dosis de acción y entretenimiento, suficientes como para dejar un buen sabor de boca al espectador aficionado a este tipo de cine. Sin ser una gran película, es de esos títulos que no desmerece al menos un visionado.

Calificación: 5,5/10

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Amarga Victoria (Bitter Victory)


Amarga Victoria (1957)

La historia nos sitúa en Africa del Norte. El mayor del ejercito británico David Brand (Curd Jürgens) recibe la misión de liderar un comando que deberá infiltrarse tras las lineas enemigas y asaltar el cuartel general alemán en Bengasi, con el objetivo de robar unos importantes documentos secretos. Todo se complica cuando a Brand le asignan como segundo oficial al Capitán Leith (Richard Burton), quien años atrás había mantenido un romance con la esposa del mayor, Jane. Esto hará que la rivalidad y la tensión entre ambos hombres vaya creciendo progresivamente, llegando a su punto álgido cuando surgen dificultades que ponen el peligro la supervivencia del comando durante el trayecto de vuelta de la misión.

Amarga Victoria fue el primer trabajo europeo del realizador norteamericano Nicholas Ray, uno de los directores más prestigiosos de Hollywood en la década de los 50, gracias a su participación en títulos que alcanzaron un gran éxito comercial como Johnny Guitar, y sobre todo, Rebelde sin Causa, película póstuma del gran actor James Dean, y que acabaría elevándolo a la categoría de mito. Precisamente, fue la prematura muerte de Dean, con quien Ray había trabado una estrecha amistad, la que iba a provocar una grave crisis personal al director, profundamente afectado por la muerte de su estrella. Por este motivo, tras dirigir en EEUU un par de películas que pasaron sin pena ni gloria, Ray decidió emigrar a Europa en busca de nuevos aires personales y profesionales. Una vez instalado en Francia, Ray iba a encargarse de la realización de este film, adaptación de una novela homónima de René Hardy, y que iba ser coproducido por estudios galos conjuntamente con la norteamericana Columbia. Tras el estreno de la película en el festival de Venecia de 1957, al parecer, el cineasta francés Jean Luc Godard afirmó, entusiasmado con el film: “El Cine es Nicholas Ray”.

Entrando a valorar la película, hay que decir que muy probablemente la valoración de Godard tuvo un importante componente de exageración. Ciertamente Amarga Victoria tiene varios aspectos interesantes en su haber, centrados principalmente en el buen hacer de su dúo protagonista, unos muy entonados Curd Jürgens y Richard Burton; así como presentar una historia en la que la acción bélica es un mero telón de fondo, que se usa como excusa para ofrecer una serie de reflexiones sobre diversos temas trascendentes, como el significado del verdadero valor, la cobardía, o incluso la actitud ante la muerte.

Sin embargo, la película también presenta aspectos poco pulidos que provocan que la historia no termine de funcionar bien en pantalla. Bajo mi punto de vista, esto es debido a que la rivalidad y la tensión sicológica entre los dos protagonistas, el Mayor Brand y el Capitán Leith, no fluye con la naturalidad deseable, sino que más bien se desarrolla con un punto de artificio que la hace poco creíble, e incluso forzada en más de un momento. Finalmente, se echa bastante en falta un mayor desarrollo del personaje de Jane, la protagonista femenina, pues su papel, en principio importante como agente provocador de la rivalidad entre los protagonistas, queda un tanto desdibujado. Pese a ello, hay que reconocer que el film tiene algunos diálogos bastante interesantes, y que las escenas de acción, pese a no pasar de tener un carácter meramente incidental en la trama, están correctamente filmadas, amén de contar con un interesante desenlace que eleva en buena medida la valoración general de la película.

En conclusión, puede decirse que Amarga Victoria es un film de cierto calado, pero quizás un tanto pretencioso, y en el que no todos los elementos narrativos están suficientemente bien perfilados como para ser un título redondo. Pese a ello, es una película estimable, sobre todo por su notable reparto, y por el hecho de ofrecer una historia con un punto de originalidad, no exenta de interés.

Calificación: 6/ 10

lunes, 24 de octubre de 2011

Los Jóvenes Leones (Il Grande Atacco)

Los Jóvenes Leones (1978)

La historia comienza en Berlin, en una cena celebrada con motivo de los Juegos Olímpicos de la capital alemana en 1936. A dicha cena acuden delegados de distintos países, entre los que se encuentran el estadounidense General Foster (Henry Fonda), el corresponsal de prensa británico Sean O´Hara (John Huston), y el Mayor alemán Manfred Roland (Stacy Keach). Años después, con el estallido de la guerra, los destinos de estos personajes y de sus familiares se verán progresivamente entrecruzados cuando los avatares de la contienda hacen que un hijo del general Foster, el Mayor Roland, y el corresponsal O´Hara se encuentren en Tunez durante las últimas semanas de la campaña en el Norte de África.

Los Jóvenes Leones es uno de esos films que se encuadran dentro del género que podríamos denominar Spaguetti-War, y que engloba una serie de películas bélicas producidas por los estudios italianos especialmente en la década de los años 60 y 70 del siglo pasado, al rebufo de los grandes éxitos bélicos de Hollywood. En el caso de esta película, normalmente debería haber caido en el más completo olvido, de no ser por el hecho de contar en su reparto con una curiosa mezcla de actores semidesconocidos, y estrellas de Hollywood en pleno declive, como Henry Fonda, e incluso con el mítico director John Huston, quien se puso en esta ocasión delante de las cámaras para interpretar a un veterano corresponsal de guerra, de carácter arrojado y díscolo, decidido por encima de todo a buscar la acción del campo de batalla. Un papel, por otra parte, que Huston interpreta con bastante convicción, y que es de hecho de lo mejor que ofrece este film. Además, para potenciar más el aspecto internacional del reparto, incluso se contrató a Orson Welles para que hiciera de narrador de la voz en off de la versión en inglés del film.

En cualquier caso, se nota que el presupuesto debió agotarse en pagar el caché de las viejas glorias hollywoodienses, porque lo cierto es que Los Jóvenes Leones resulta un bodrio casi absoluto. Partiendo de las historias paralelas de los personajes que se presentan en la introducción de la historia, la película va desgranando el destino de estos, a partir de una serie de “saltos” espacio-temporales, a la vez que plantea una serie de diálogos y situaciones plagados de clichés y lugares comunes. El problema es que prácticamente, no hay historia. Los constantes saltos de una línea narrativa a otra hacen que el desarrollo de los personajes resulte totalmente esquemático, y que la atención del espectador se vea muy perjudicada por esa falta de profundidad argumental. La película levanta algo el vuelo en el tercio final del metraje, cuando la acción se traslada al Norte de África, y la narración se desarrolla de una manera más continua, insertándose algunas escenas bélicas que dotan de algo de ritmo al relato. Respecto a esa parte de acción, hay que decir que las secuencias de combate son medianamente correctas, aunque el uso de abundante material moderno para recrear las batallas de blindados chirría al espectador mínimamente avezado en cuestiones técnicas. Aparte de eso, y de ocuparse de recrear la fase final de la Campaña de Tunez en 1943, la película ofrece bastante poco de interés.

En resumidas cuentas, Los Jóvenes Leones, es el típico film italiano de ciertas pretensiones, pero cuyo escaso presupuesto y deficiente guión lastran casi desde el principio. Una película cuyo principal interés radica en la curiosidad de ver a algunas estrellas de Hollywood participando en una producción europea que roza la serie B. Por lo demás es un título completamente a olvidar.

Calificación: 3/10


lunes, 17 de octubre de 2011

El Zorro de los Océanos (The Sea Chase)

El Zorro de los Océanos (1955)

La historia comienza en el puerto de Sydney, Australia, pocos días antes del estallido de la II GM. El Capitán Karl Ehrlich (John Wayne), un veterano lobo de mar de ideas antinazis, planea zarpar con su barco, el vetusto carguero Ergenstrasse, con rumbo a Alemania antes del comienzo de las hostilidades, para evitar el internamiento. A la tripulación se le unirá un inesperado pasajero, la atractiva agente del servicio secreto Elsa Keller (Lana Turner), que se había prometido al oficial británico Jeff Napier, amigo personal de Ehrlich, quien será el encargado de encabezar la búsqueda y captura del Ergenstrasse.

El Zorro de los Océanos supuso la adaptación para la gran pantalla de la novela The Sea Chase ("Persecución Marítima") del escritor Andrew Geer, la cual apareció publicada por primera vez en 1948. Sin embargo, al preparar el libreto del film, en vez de atenerse fielmente al original literario, los guionistas decidieron introducir varias modificaciones sustanciales, que perjudicaron en buena medida la esencia de la historia original. Para empezar, modificaron el personaje central, que en el libro era un duro lobo mar y un nazi convencido, convirtiéndolo en el film en un hombre de convicciones monárquicas y opuesto al régimen, sin duda para hacerlo más simpático de cara al público norteamericano, sobre todo teniendo en cuenta que el papel iba a ser encarnado por John Wayne, el american hero por excelencia de Hollywood. Además, también alteraron el personaje de la coprotagonista, la espía Elsa Keller, que en el libro era descrita de una manera mucho menos dulce de lo que aparece en el film, de modo que el peso de este personaje en la narración quedó bastante devaluado.

Pero, dejando de lado los cambios introducidos respecto a la novela de Geer, el principal problema de la película es que ninguno de los tres ejes narrativos que plantea, a saber, la acción naval, el romance y el enfrentamiento de Erlich con sus perseguidores, consigue realmente enganchar al espectador. En el apartado puramente bélico, hay que señalar que las escenas de acción son escasas, y están resueltas con unos efectos visuales más bien pobres, incluyendo un cierto abuso del recurso de mostrar la trayectoria del buque que aparece sobre impresionada en un mapa marítimo. Por otro lado, el aspecto romántico de la trama resulta bastante simplón y trillado, amén de que se nota a la legua de no existía química entre John Wayne y Lana Turner, por lo que su romance se antoja más bien forzado e inverosímil.

Y, finalmente, el aspecto dedicado a la persecución que sufre el buque de Ehrlich por parte de la Royal Navy, el típico juego del gato y el ratón que tan buenos resultados suele ofrecer en este tipo de Films, está resuelto en este caso con muy poco nervio narrativo. Tampoco la parte más típica del cine de aventuras, dedicada a la prolongada escala que hace el Ergenstrasse en la isla tropical para aprovisionarse de madera, y que ocupa bastantes minutos de la parte central de la narración, ofrece nada realmente estimulante para el espectador. Es por estas razones que la película se contempla con cierto agrado, pero también con un evidente punto de indiferencia hacia lo que ocurre en la pantalla.

En definitiva, El Zorro de los Océanos es un correcto título de aventuras marinas, que cuenta con un buen reparto, pero que resulta a todas luces bastante discreto en el aspecto narrativo. Por ello, puede considerarse como una de las películas menos memorables del gran John Wayne y una de esas historias que, sin duda, podrían haber dado mucho más de sí de haber contado con una realización más vigorosa.

Calificación: 5/10

lunes, 10 de octubre de 2011

Primera Victoria (In Harms Way)

Primera Victoria (1965)

Tras ser apartado del mando por ver como tras el ataque japonés contra Pearl Harbor su crucero era torpedeado y hundido por un submarino enemigo, el capitán Rockwell Torrey (John Wayne) es rehabilitado y ascendido a vicealmirante, recibiendo el encargo de organizar una importante operación para conquistar un grupo de islas ocupadas por los japoneses cuya captura es vital para las futuras operaciones en el Pacífico. De forma paralela, el hijo de Torrey, su novia, y el capitán Paul Eddington (Kirk Douglas) jefe de estado mayor del vicealmirante, se verán envueltos en un triángulo amoroso que traerá trágicas consecuencias para todos ellos.

El caso de Primera Victoria es el mejor ejemplo de cómo el hecho de contar para la producción de un film con un realizador de reconocido prestigio -en este caso Otto Preminger- y un reparto estelar, con actores de la talla de John Wayne, Kirk Douglas y Henry Fonda, no siempre garantiza el que se vaya a obtener una buena película. El film, que supuso la primera colaboración en pantalla de dos gigantes de la interpretación como Wayne y Douglas, se basaba en la novela homónima del escritor James Basset publicada en 1962, la cual describía una serie de operaciones en el Pacífico, que aunque eran ficticias, estaban lejanamente basadas en la Campaña de Guadalcanal y de las Salomon, que tuvo lugar entre finales de 1942 y principios de 1943. Seguramente, Basset prefirió usar elementos ficticios a la hora de describir las operaciones militares que aparecían en su libro para que estas no dejaran en segundo plano el aspecto humano de la novela, centrada en describir el perfil sicológico de sus personajes.

Al preparar el guión del film, Preminger respetó dicho aspecto del libro, sin embargo, afirmó su intención de hacer un film épico y contar una historia patriótica, que se opusiera al antibelicismo imperante en el Hollywood de la época, que Preminger calificó de “derrotismo”. Y desde luego, si esa era la intención del director, hay que decir que el resultado no fue nada satisfactorio. Wayne, aquejado de una grave enfermedad respiratoria que le hacía toser sangre, no dio lo mejor de sí mismo en el papel de Torrey, mientras que Douglas, por su parte, no simpatizó en absoluto con Preminger, cuyas maneras despóticas de dirigir a los actores no compartía. Pero el problema principal reside en un guión bastante flojo que deriva en una historia más bien folletinesca, en la que todos los personajes se ven envueltos en una madeja de relaciones personales y/o amorosas cruzadas poco creíbles.

Además, el aspecto técnico de la producción resulta asombrosamente pobre. Para recrear las escenas de acción naval se emplearon una serie de maquetas bastante burdas, combinadas con unos efectos visuales de saldo, impropios de una producción de altos vuelos, lo cual deja una inexcusable sensación de producto poco pulido para el espectador. En el apartado histórico, dejando de lado la deliberada inexactitud de los hechos que se narran, es reseñable la aparición en pantalla del superacorazado japonés Yamato, un buque que, por otra parte, nunca entró en combate naval directo contra unidades de la US Navy como aparece en el film. Además, el combate final contra el Yamato y la flota nipona, que supuestamente constituye el autentico climax narrativo del film, decepciona no solo por la pobreza de los efectos especiales, sino también por la forma brusca y chapucera en la que se resuelve la batalla naval con los navios norteamericanos.

En definitiva, entre lo poco rescatable que puede sacarse de este film, habría que mencionar la buena fotografía en B/N, el reparto, y el hecho de que, pese al carácter folletinesco de la narración, no sea una película excesivamente aburrida, si bien se hace algo larga debido a su dilatado metraje. En cualquier caso, está claro que se trata de un título a todas luces decepcionante.

Calificación: 4/10


martes, 4 de octubre de 2011

Acción en el Atlántico Norte (Action in the North Atlantic)

Acción en el Atlántico Norte (1943)

La acción nos sitúa en 1943. El Teniente Joe Rossi (Humphrey Bogart) oficial de la marina mercante y segundo del petrolero North Star verá como su buque es torpedeado por un submarino alemán y hundido en su ruta hacia el puerto de Murmansk, en la URSS. Pese al accidentado naufragio y el rescate tras permanecer varios días en el mar, Rossi no duda en volver a enrolarse en otro barco y repetir el viaje en un buque tipo Liberty que formará parte de un convoy con destino al lejano puerto ruso, al que deberán llegar siguiendo la peligrosa ruta del Atlántico Norte.

Ya hemos comentado en otras ocasiones como durante el periodo comprendido entre 1942 y 1945, los grandes estudios de Hollywood se embarcaron en una intensa campaña propagandística destinada a producir Films que sirvieran para levantar la moral del pueblo estadounidense y ensalzar la causa de los países Aliados en la contienda. Y por supuesto, las grandes estrellas de la industria cinematográfica se prestaron a protagonizar esos films de propaganda. En ese contexto se enmarca Acción en el Atlántico Norte, una película producida por la Warner Bros, y protagonizada por el gran Humphrey Bogart, quien por esas fechas también iba a participar en varios proyectos similares, como Sahara o la mítica Casablanca.

En el caso que nos ocupa, Acción en el Atlantico Norte tiene el interes de ofrecernos una perspectiva de la conocida como Batalla del Atlántico, ofrecida desde el punto de vista de las tripulaciones de la marina mercante. De hecho, el film fue originariamente concebido como un documental, pero finalmente fue producido como película comercial con la finalidad de que actuara como reclamo para estimular el enrolamiento en el servicio de la marina mercante. A tal efecto, la Warner Bros no escatimó medios para lograr que la película fuera creible, construyéndo en sus estudios unas enormes réplicas a escala real de un petrolero y de un buque tipo Liberty, las cuales iban a ser incendiadas durante el rodaje, y dándole el papel protagonista a Bogart, que había sido marino mercante en su juventud, y aceptó encantado el encargo.

En cuanto a la valoración, hay que decir que Acción en el Atlántico Norte acusa bastante el elemento coyuntural que motivó su producción y no puede decirse que haya resistido demasiado bien el paso del tiempo. Lo mejor del film radica, sin duda, en sus escenas bélicas muy bien filmadas para la época, y que combinan una serie de buenas maquetas con imágenes de combate naval sacadas de archivo. En ese sentido, el enfrentamiento del convoy con la Manada de Lobos (grupo de U-Boote que se concentraban para atacar los convoys aliados), y el enfrentamiento final con el submarino alemán condensan los mejores momentos del film. En medio, hay un interludio dedicado al periodo que los marinos pasan en tierra antes de embarcar, y que no presenta mayor interés, más allá de permitir el lucimiento de Bogart, en una secuencia que muestra el peligro de como el hablar en exceso en lugares públicos puede suponer un filón de información para el espionaje enemigo, y en la que Bogey muestra alguno de los tics de “duro” que le hicieron famoso.

En definitiva, Acción en el Atlántico Norte ofrece algunos puntos de interés desde el punto de vista bélico, pero en líneas generales resulta un título simplemente correcto, cuyo principal aliciente reside en abarcar un tema muy poco trillado por el cine de guerra, y en la siempre estimulante presencia escénica de Bogart. Pero no es una película especialmente memorable.

Calificación: 5,5/10

lunes, 26 de septiembre de 2011

El Motin del Caine (The Caine Mutinity)

El Motin del Caine (1954)

La historia nos sitúa en 1944. El dragaminas norteamericano USS Caine recibe a su nuevo comandante, el capitán Phillip Queeg (Humphrey Bogart) un hombre apegado al estricto cumplimiento de las ordenanzas navales, que pronto se granjeará la enemistad de la tripulación por su exagerado sentido de la disciplina. La actitud neurótica de Queeg llevará a uno de los oficiales del Caine, el Teniente Keefer a convencer al segundo oficial, el Teniente Maryk, de que Queeg puede padecer algún tipo de trastorno sicológico que le incapacita para ostentar el mando del buque. Por esta razón, cuando en medio de un violento tifón el capitán Queeg pierde los nervios, Maryk decide relevarlo y tomar el control del barco, lo cual le acarreará ser juzgado en un consejo de guerra por amotinamiento, siendo defendido en el curso del mismo por el Teniente Greenwald (José Ferrer).

Hay varias razones por las cuales El Motin del Caine tiene ganado un pequeño hueco en la historia dorada del Hollywood clásico. Esta película supuso la vuelta a la dirección del brillante realizador canadiense Edward Dmytryck, tras varios años apartado de la industria cinematográfica debido a su implicación en la tristemente célebre Caza de Brujas del Comité de Actividades Antiamericanas del senador McArthy. Tras su vuelta a Hollywood, Dmytryck fue llamado por el afamado productor Stanley Kramer, en la que iba a ser la última gran producción de este antes de pasarse a las tareas de dirección. Kramer había adquirido los derechos de la novela del escritor Herman Wouk titulada “The Caine Mutinity” publicada en 1951, la cual se habia alzado con el premio Pulitzer tras convertirse en un arrollador best-seller en EEUU, e inmediatamente pensó en Dmytryck para dirigir la adaptación cinematográfica, cuyo rodaje iba a tardar más de un año en comenzar debido a las reticencias del Departamento de Defensa de EEUU para respaldar la producción, aspecto que era esencial para sacar adelante el proyecto.

Finalmente, Kramer pudo convencer a los responsables de la Armada para que le prestasen su colaboración, recalcando en los títulos de crédito iniciales que la historia era ficticia y que nunca se había producido un motín en un buque de la marina estadounidense. La película se convirtió desde su estreno en un arrollador éxito en taquilla, siendo uno de los mayores éxitos comerciales de la productora Columbia, e incluso recibió 7 nominaciones a los oscars de 1955, aunque finalmente no se alzó con ninguna estatuilla. Entre los entusiastas espectadores del film se encontraba un por aquel entonces jóven británico llamado Maurice Joseph Micklewhite, quien decidió adoptar el nombre del barco como su apellido artístico, haciéndose llamar en lo sucesivo Michael Caine.

Pese a no ser una película bélica al uso -ya que las escenas de acción brillan totalmente por su ausencia- El Motin del Caine constituye un intenso ejercicio cinematográfico de crescendo narrativo hasta llegar al climax final del juicio, que supone un brillante desenlace y punto culminante de la narración. Una narración que gravita en torno a la mayestática interpretación de Humphrey Bogart como el paranoico y despótico Capitan Queeg que en una de sus más memorables citas afirma: "En este barco hay cuatro maneras de hacer las cosas: la buena, la mala, la de la Marina y la mia". En medio de ello, la película nos ofrece una interesante reflexión acerca de temas como el deber, el sentido de la obediencia o el honor, temas que se condensan a la perfección en el tercio final del metraje, dedicado a la corte marcial, y en el que brilla con luz propia la interpretación de José Ferrer en el papel de enérgico abogado de la defensa, que logra poner finalmente en evidencia a Queeg, en una secuencia memorable que, por cierto, parece que inspiró en bastante medida la también memorable secuencia de Jack Nicholson en el tribunal de Algunos hombres buenos.

Con tantos aspectos brillantes en su haber, es una pena que El Motín del Caine no llegara a la categoria de Obra Maestra, lo cual puede achacarse a varios factores. Como el propio Dymitryk reconoció años después, la primera versión del guión contemplaba un metraje de tres horas de duración en el que se desarrollaban más a fondo los personajes. Sin embargo, Kramer entendió que esta versión del libreto no era la más conveniente desde el punto de vista comercial, así que decidió acortar sensiblemente la duración e introducir una subtrama romántica que no aporta nada de interés a la historia, y que resulta más bien cargante para el espectador. Otro aspecto que le resta puntos al film radica en el tono forzadamente patriotero de algunas de las escenas, asi como un monólogo metido con calzador que pronuncia el personaje de José Ferrer tras el juicio, y la dedicatoria del film, que fue –como no podía ser de otro modo- para la US Navy. Está claro que esto puede considerarse como el peaje que hubo que pagar para contar con la colaboración de la Armada en la producción del film. 

En definitiva, El Motin del Caine es un título clásico de obligado visionado que nos regala una de las mejores interpretaciones del gran Humphrey Bogart, en la que iba a ser una de sus últimas películas. Una gran película lastrada por algunos aspectos coyunturales, pero sin duda, uno de esos Films que hay que ver al menos una vez.

Calificación: 7/10

martes, 20 de septiembre de 2011

Holocausto (Holocaust)

Holocausto (1978)

La historia comienza en Berlin en 1935, con la boda de Karl Weiss, miembro de una acaudalada familia judía de origen polaco, encabezada por el prestigioso doctor Josef Weiss, con Inga (Meryl Streep), una joven alemana de origen no hebreo. A partir de ese momento, el progresivo endurecimiento de las leyes raciales alemanas contra los ciudadanos judíos irá haciendo el ambiente cada vez más opresivo en torno a los Weiss, cuyos miembros iran viviendo en primera persona la persecución racial del gobierno de Hitler. De forma paralela, Erik Dorff (Michael Moriarty), un joven abogado en paro, de ideas apolíticas, ingresa en la SS en busca de un empleo, pero, impulsado por su ambiciosa esposa Marta, irá subiendo progresivamente en la jerarquía nazi, hasta convertirse en un colaborador directo del despiadado Heydrich en su política de exterminio del pueblo judío.

Existen varias razones por las que Holocausto puede considerarse todo un clásico dentro de las series televisivas ambientadas en la II GM. Esta miniserie, de sólo 4 capítulos, alcanzó un rotundo éxito de audiencia en EEUU cuando la cadena nacional NBC la emitió por primera vez en 1978, siendo inmediatamente exportada a decenas de países extranjeros, donde también fue muy bien recibida por el público y la crítica. Además, fue una producción ampliamente galardonada, que se hizo acreedora, entre otros premios, de 2 Globos de Oro y 8 Premios Emmy, además de lanzar al estrellato a una por aquel entonces joven Meryl Streep, en un papel de sufrida esposa que le valió para hacerse con el Emmy a la mejor interpretación femenina. Por su parte, el protagonista masculino, Michael Moriarty, se hizo con el Globo de Oro como mejor actor televisivo.

Sin duda, Holocausto es una serie que atesora no pocos méritos en su haber. Comenzando por una muy buena labor de ambientación y puesta en escena, continuando con unas interpretaciones que rayan a un alto nivel, y terminando en el ágil desarrollo de una trama argumental que abarca un dilatado periodo de tiempo, concretamente, una década. También tiene a su favor el hecho de contar el holocausto desde ambos puntos de vista, tanto el de los verdugos como el de las víctimas, lo cual resulta indudablemente enriquecedor a nivel histórico. En ese sentido, me parece especialmente fascinante el desarrollo del personaje de Erik Dorff, y como asistimos al proceso de transformación de un pacífico abogado sin ideas políticas, en un sanguinario asesino sin escrúpulos. La evolución de este personaje, que en principio ingresa en la SS únicamente movido por la necesidad de encontrar un empleo pero que poco a poco, en parte por inercia jerárquica y en parte por ambición personal, se convierte en un genocida, me parece una metáfora perfecta sobre el ascenso del nazismo en Alemania y como explicar el que una nación culta y civilizada como la alemana se viera inmersa en los horripilantes crímenes nazis.

Por otro lado, también es de recibo destacar el amplio periodo histórico que abarca la serie, comenzando por el inicio del acoso racial contra los judíos, y que abarca la violencia de la Noche de los Cristales Rotos, el inicio de las deportaciones masivas, los campos de concentración, matanzas organizadas como la de Babi Yar en Ucrania, o la gestación de la denominada “Solución Final”, hasta el final de la guerra. Sin duda, es una serie a tener en cuenta por su amplitud de miras, que quizás se traduce en una cierta concisión a la hora de abordar algunos hechos, pero que sin duda merece la pena ver y recordar, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Una producción muy esmerada, de esas que merece la pena volver a ver cada cierto tiempo.

Calificación: 7,5/10


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Doce del Patíbulo, la Serie (Dirty Dozen - The Series)

Doce del Patibulo - Serie TV (1988)

El Teniente Danko, un duro oficial especializado en operaciones especiales, recibe el encargo de adiestrar a un grupo de díscolos soldados sancionados por motivos disciplinarios para realizar misiones de alto riesgo tras las lineas alemanas. Cada uno de estos hombres es un especialista en distintos campos, el experto en demoliciones Lebec, el actor Farrell, el espía Zeke, o el falsificador Dylan Leeds. Al frente de su equipo, Danko realizará una serie de peligrosas misiones en distintos puntos de Europa, de vital importancia para el curso de la guerra.

Dos décadas después del estreno de la exitosa Doce del Patíbulo, la división televisiva de la productora MGM quiso retomar la historia original del film, para producir una serie de televisión que desarrollara las distintas misiones encomendadas al comando de “The Dirty Dozen”. En principio, iba a tratarse de una serie de varias temporadas, cada una de las cuales debía constar de 13 capítulos de una hora de duración. Sin embargo, el estreno de la serie no consiguió la cuota de pantalla esperada, y como los índices de audiencia de los siguientes capítulos fueron bastante malos, la serie fue cancelada tras haberse emitido únicamente 8 episodios de la primera temporada.

Y lo cierto es que esta versión de Doce del Patíbulo es el mejor ejemplo de cómo una buena película no siempre sirve de inspiración para crear una buena serie. En el caso que nos ocupa, el primer gran fallo reside en los personajes, cuyas identidades se cambiaron respecto a la película, (imagino que para evitar comparaciones con el fabuloso reparto de esta) y que en la serie quedaron bastante desdibujados, de forma que los miembros del comando quedan reducidos a un grupo de soldados especialistas en distintas materias, pero sin que ninguno de ellos destile, ni de lejos, el carisma de los personajes originales del film de 1967, lo cual constituyó, sin duda, un serio handicap de la serie respecto a la película.

Además, el hecho de que se eligieran para los papeles protagonistas a toda una serie de actores desconocidos de segunda y tercera fila tampoco ayudó mucho a elevar el interés del público potencial. Pero, aparte de esto, el otro gran problema de la serie radica en unos guiones tópicos, que desarrollaban unas tramas excesivamente trilladas y más bien inverosímiles. En otros casos, los episodios de la serie plagiaban descaradamente éxitos del cine bélico como Ha llegado el Águila, cuyo argumento es calcado en el capítulo en que un comando de paracaidistas alemanes es lanzado sobre Irlanda para asesinar a Eisenhower durante un permiso de Ike. El único capítulo que me causó buena impresión es el que muestra como un falso Montgomery suplanta al famoso mariscal británico para dar caza a un comando de asesinos del servicio secreto alemán. Pero por lo demás, y quitando la correcta ambientación y aseada puesta en escena, lo cierto es que esta versión televisiva de Doce del Patíbulo no pasa de mediocre, en el mejor de los casos.

En definitiva, hay que concluir que la versión televisiva de Doce del Patíbulo, es un producto fallido que solo merece la pena recordar como curiosidad y poco más. Para los fans de la película original que esperaban encontrar en la serie parte de la magia del film supuso sin duda una gran decepción, y el público en general se encargó pronto de darle la espalda. Una serie sin duda decepcionante.

Calificación: 4/10

viernes, 9 de septiembre de 2011

Allo, Allo

Allo, Allo (1982-1992)

En el pequeño pueblo de Nouvion, en la Francia ocupada, el modesto Café Rene, regentado por René Artois (Gorden Kaye) se convierte en el centro de una intensa actividad. Mientras que René intenta contemporizar con los alemanes, convertidos en sus mejores clientes tras la ocupación, y la Resistencia, el Coronel Von Shtrom, comandante de la guarnición alemana, le obliga a ocultar en su local un tesoro artístico buscado tanto por los ocupantes como por la Resistencia, el cuadro de Van Clomp "La Virgen Caída" que se convertirá en el centro de una serie de tramas e intrigas cómicas. Todo se complicará aun más con la llegada de dos pilotos británicos derribados, que la resistencia ocultará en el establecimiento de René, y la del agente de la Gestapo Otto Flick, enviado especialmente desde Berlin para localizar el cuadro de Van Clomp.

Allo, Allo fue una exitosa comedia de situación británica, ambientada en la Francia ocupada durante la II GM, que fue emitida por la BBC a lo largo de 9 temporadas, entre 1982 y 1992. Cada temporada contaba con entre 6 y 8 episodios, de unos 30 minutos de duración, a excepción de la 5ª que contó con 13, y la 7ª que constó de 10 capitulos. El origen de esta telecomedia es un tanto curioso, puesto que Allo, Allo vino a ser una especie de “spin off” o derivación cómica de Secret Army ("Ejercito Secreto") una serie emitida por la BBC entre 1977 y 1979, ambientada en un café regentado por un miembro de la resistencia belga. De hecho, algunos de los interpretes de Secret Army, también iban a aparecer (si bien en un rol cómico) en Allo, Allo.

En cuanto a la valoración, hay que decir que Allo, Allo puede considerarse una de las mejores sitcom británicas del siglo pasado. Con unas tramas tremendamente entretenidas, que mezclaban a la perfección los elementos narrativos típicos de las sitcom, con gags cómicos en la mejor tradición del vodevil, e incluso algunas gotas del cine de espionaje clásico, por supuesto, en clave de comedía, la serie mantuvo un nivel de amenidad y calidad bastante alto a lo largo de sus cinco primeras temporadas en pantalla. A partir de la sexta temporada, sin embargo, cambió el equipo de guionistas y el productor de la serie, resultando que la calidad de los capítulos de las sucesivas temporadas comenzó a decaer de manera bastante acusada, algo que vino dado también por el hecho de que, tras cinco años de emisión, era inevitable que se produjera cierto agotamiento en las tramas y personajes. Pese a ello, la serie aguantó otras tres temporadas más en antena, hasta su finalización en 1992.

De entre los mejores aspectos de Allo, Allo, yo citaría principalmente tres. En primer lugar, el excelente trabajo de los actores del reparto, encabezados por Gorden Kaye, que realmente borda el papel de acomodaticio, mujeriego y oportunista dueño del Café, René Artois, muy bien secundado por unos actores secundarios con gran vis cómica como Richard Gibson, inolvidable en su papel de arquetípico agente de la Gestapo, Otto Flick; o el veterano Jack Haig, el entrañable Monsieur Leclerc, cuyo fallecimiento, en 1989 hizo bajar muchos enteros la serie. También es reseñable la innegable comicidad de muchas situaciones repetidas, como por ejemplo, las torpezas linguísticas del falso gendarme francés Crabtree (especialmente graciosas en la V.O. en inglés), las explicaciones de René a su sufrida mujer Fanny, cuando esta le descubre repetidamente flirteando con las camareras, o los equívocos escarceos amorosos del homosexual teniente Gruber con René. Finalmente, hay que reseñar la buena labor de puesta en escena y ambientación de la serie, que le da un cierto aire intemporal, realzado por la melancólica melodía que, a modo de banda sonora, abría y cerraba cada episodio.

En definitiva, Allo, Allo es una de esas telecomedias que no importa volver a ver una vez pasados los años desde su primera emisión ya que mantiene intacta su comicidad y el encanto original de sus personajes. Muy recomendable para todo aquel que tenga curiosidad por descubrirla o por volverla a rememorar.

Calificación: 7,5/10

jueves, 1 de septiembre de 2011

La Fuga de Colditz (Colditz)

La Fuga de Colditz (1972-74)

La historia comienza en 1940, tras la evacuación de Dunkerke. Tras ser señalados como problemáticos por sus repetidos intentos de fuga, varios prisioneros aliados son enviados al campo Oflag IVC, más conocido como la Fortaleza de Colditz, considerada por los alemanes a prueba de evasiones. Alli llegan, entre otros, el Capitán Pat Grant, uno de los primeros oficiales británicos capturados en Dunkerke, el teniente de la RAF Simon Carter, El teniente de la Marina Real Dick Player, y el norteamericano enrolado en la RAF Phil Carrington. Poco después se les une el inteligente y reflexivo Coronel Preston, el oficial de mayor graduación del campo, que será el encargado de coordinar los distintos planes de fuga que los prisioneros van ideando para escapar de Colditz. Mientras tanto, el comandante alemán del campo, el comandante Karl, y su segundo, el eficiente capitán Franz Ulmann, tratarán de adelantarse a las intenciones y planes de sus escurridizos prisioneros.

La Fuga de Colditz fue una serie para la televisión producida conjuntamente por la BBC británica en colaboración con los estudios Universal, basada en las memorias del Mayor Pat Reid, un prisionero de guerra británico que logró fugarse de Colditz. La historia ya había sido llevada a la gran pantalla en 1955 con un film titulado The Colditz Story (La historia de Colditz) pero dada la densidad argumental que ofrecían las memorias de Reid, la BBC se animó a realizar una serie que recreara las experiencias de los prisioneros aliados recluidos en Colditz, que abarcara desde su captura hasta el final de la guerra. La serie, emitida por la BBC a lo largo de dos temporadas entre 1972 y 1974, constaba de 28 episodios de unos 50 minutos de duración, y fue emitida en España a mediados de los años 80 logrando unos muy buenos índices de audiencia. Además, fue una de las primeras series televisivas en explotar el fenómeno de la mercadotecnia, ya que dio lugar a un juego de tablero, que logró una gran difusión por aquella época en España y en el mercado anglosajón.

En cuanto a la valoración, no es aventurado afirmar que La Fuga de Colditz es una de las mejores series que se han hecho ambientadas en la II GM. Tras dedicar los 4 primeros episodios a la presentación de los principales personajes: El Capitán Grant (personaje basado en Pat Reid, que actuó además como asesor técnico de la serie), el Teniente Cole, el teniente Player y el norteamericano Carrington, la serie nos sumerge de lleno en una densa trama de intentos de fuga, todos los cuales serán cuidadosamente planeados, pero que siempre se verán enfrentados a las dificultades, imprevistos y a la astucia del capitán Ulmann. Además, la serie tiene el mérito añadido de no solo quedarse en describir los planes de evasión, sino que ahonda inteligentemente en el perfil sicólogico de los distintos personajes. En ese aspecto es igualmente de agradecer el retrato bastante equilibrado que se ofrece de los alemanes y en especial del comandante del campo, un hombre defensor de los valores morales, justo y equilibrado en sus juicios, y que incluso tratará de proteger a los prisioneros frente a los intentos de la Gestapo por hacerse con el control de Colditz.

En el apartado narrativo, el ritmo de todos los episodios es bastante alto y logra captar la atención del espectador gracias al ágil desarrollo de unas tramas en las que no faltan elementos de tensión, suspense e incluso algunas notas de humor, por lo cual, valorada en su conjunto tenemos una serie muy estimable. Otro aspecto reseñable es el las interpretaciones, que resultan muy creibles gracias al buen hacer de los actores principales del reparto, formado por un conjunto de intérpretes con una sólida trayectoria en el cine y la TV, que logran componer unos personajes muy sólidos y creibles en sus respectivos papeles.

Entre los aspectos menos pulidos de la producción yo destacaría dos. Por un lado, pese a que se nota la esmerada labor de producción y ambientación para reflejar la época de la II GM, los decorados interiores de Colditz resultan un poco acartonados vistos hoy día; y en segundo lugar, hay algunas transiciones entre los intentos de fuga y la captura de los fugados que resultan algo bruscas, echándose en falta en algunos momentos un punto mayor de continuidad en la narración, y también entre los distintos capítulos.

Pese a lo anterior, solo cabe concluir que La Fuga de Colditz es una muy estimable -y por momentos, brillante- serie que logra meter al espectador de lleno en sus tramas y realmente consigue entretener mostrando el desarrollo de los distintos intentos de evasión de los prisioneros y las vicisitudes que estos viven durante su reclusión en Colditz. Una serie con el típico sello de calidad de las producciones televisivas británicas de la época, cuyo visionado o revisionado recomiendo a todo aquel amante de las buenas series.

Calificación: 7,5/10

lunes, 22 de agosto de 2011

Age of Heroes

Age of Heroes (2011)

Tras ser enviado a una prision militar por enfrentarse a un superior durante la campaña de Francia, el Sargento Rains logra escapar del presidio uniéndose a una unidad de comandos. Dicha unidad, mandada por el comandante Ian Fleming, recibe el encargo de adiestrarse para una peligrosa misión denominada en clave Operación Grendel. Esta tiene como objetivo lanzar al comando en paracaídas sobre territorio noruego para atacar una estación de radar alemana y hacerse con la tecnología de un nuevo tipo de radar enemigo. La misión pronto se complica cuando, poco después del aterrizaje del grupo de Rains en Noruega, un despiadado pelotón de la SS comienza a seguir muy de cerca los pasos del comando británico.

Age of Heroes es una muy reciente producción independiente británica de bajo presupuesto, con un guión lejanamente basado en las experiencias del famoso escritor Ian Fleming (el autor de los libros de la saga James Bond) como comandante del servicio de inteligencia británico durante la guerra. Y digo lejanamente porque, más que inspirarse en una operación real, la película es un refrito construido sobre la base de los hechos que rodearon a la Operación Biting, (una operación de comandos en la costa francesa que tuvo como objetivo apoderarse del radar Wurzburg aleman) junto con bastantes referencias tomadas de las películas clásicas de comandos como Doce del Patíbulo, El Desafio de las Águilas…etc. También en este caso tenemos la típica historia de “Comando formado por hombres intrépidos enviados a una peligrosa misión tras las líneas enemigas, cuyo éxito es vital para el curso de la guerra”, y los personajes de rigor: el suboficial díscolo pero valiente, el miembro del comando patoso, el veterano y duro jefe del grupo, etc. Tampoco falta, para completar la trama, el grupo de nazis sádicos y fanáticos de la SS dispuestos a dar caza al comando enemigo al precio que sea.

Pero si la veracidad histórica de la película es bastante tenue, tampoco la mejora el desarrollo de la trama. Como apuntaba, esta es básicamente un refrito de títulos anteriores, desarrollada de una forma totalmente lineal y tópica, con unos diálogos que suenan a mil veces oidos con anterioridad, y unos personajes que se antojan planos y trillados. En el apartado interpretativo hay que decir que el reparto, formado en su totalidad por actores de segunda fila, como era de esperar, no brilla en absoluto ni logra que alguno de los personajes destaque, aunque esto es más debido a las evidentes limitaciones del guión que a cuestiones interpretativas. Entre los aspectos que se pueden salvar de la quema, yo destacaría por encima de todos la correcta ambientación y puesta en escena, si bien esto es lo mínimo que puede pedírsele a una producción tan reciente.

En definitiva, Age of Heroes puede suponer un entretenimiento pasable para los aficionados al cine bélico en general y a las películas de comandos en particular, pero la verdad es que flojea en demasiados aspectos como para darle el aprobado. Un film que acusa excesivamente sus limitaciones presupuestarias y una historia demasiado tópica como para aportar algo nuevo a estas alturas.

Calificación: 3,5/10

viernes, 29 de julio de 2011

Los Juicios de Nuremberg (Nuremberg)

Los Juicios de Nuremberg (2000)

Tras el fin de la II GM y la derrota de la Alemania Nazi, los principales dirigentes del III Reich, con Hermann Goering (Brian Cox) a la cabeza son capturados por los aliados y enviados a la prisión de Nuremberg, para ser sometidos a juicio por crímenes de guerra y contra la humanidad. El fiscal jefe del proceso, el norteamericano Robert Jackson (Alec Baldwin), ayudado por su asistente Elsie Douglas y el psicólogo Gustav Gilbert (Matt Craven) serán los encargados de encabezar la acusación contra los procesados, y en especial contra la astuta defensa adoptada por Göring frente a las acusaciones.

Esta producción televisiva, coproducida entre estudios de EEUU y Canada, reconstruye -mediante un formato a medio camino entre el telefilm y el docudrama-, el episodio histórico de los célebres Procesos de Nuremberg, un conjunto de juicios que se siguieron en dicha ciudad alemana contra los integrantes de la cúpula dirigente del III Reich entre 1945 y 1946. Con un guión basado en un libro de John E. Persico titulado “Nuremberg Infamy on Trial” ("Nuremberg: La infamia procesada"), el film reconstruye los principales episodios que rodearon el juicio seguido contra los principales responsables de la mayor destrucción sufrida por Europa y el mundo en toda la Historia de la humanidad. Un tema, por cierto, que ya había sido abordado en el clásico de 1961 Vencedores o Vencidos, si bien esta última no trataba sobre el proceso principal contra los dirigentes nazis.

En el caso que nos ocupa, Los Juicios de Nuremberg tiene varios elementos bastante atractivos para el espectador. En primer lugar es destacable la buena labor de ambientación y puesta en escena, así como la fidelidad histórica con la que se reproducen las sesionas del juicio. También acierta el guión al centrarse en el duelo dialéctico y de personalidades que se establece entre el fiscal Jackson y Hermann Goering, quien pronto se erige en el principal cabecilla de los acusados, y el más peligroso de ellos, tanto por su inteligencia y como por su ascendiente moral sobre el resto de encausados. Eso, únido a la brillante actuación de un Brian Cox, (de lejos, el más entonado del reparto) metido de lleno en el personaje del Reichsmarshall alemán, Göring, condesan los aspectos más destacables del film. Una interpretación, por cierto, que le valió al actor para hacerse con un merecido Premio Emmy a la mejor interpretación masculina en un papel secundario en la edicion de dichos premios correspondiente al año 2001.

Por lo demás, Los Juicios de Nuremberg no ofrece nada especialmente novedoso o destacable. Se limita a contar la historia del juicio desde una perspectiva más bien lineal, que no llega a transcender más allá de los hechos históricos ya sobradamente conocidos por el público mínimamente instruido en ellos. Quizás en ese sentido se echa de menos algo más de profundidad a la hora de analizar las motivaciones de los dirigentes nazis y las causas que llevaron a una nación civilizada como Alemania a ir directa a la hecatombe.

En definitiva, Los Juicios de Nuremberg es una pulcra producción televisiva, con elementos típicos del thriller judicial, que se sigue con interés por parte del espectador aficionado a los temas históricos. Quizás en el plano narrativo podría haber ofrecido algún aspecto más estimulante, pero en lineas generales entretiene contando con fidelidad los hechos que relata. Un telefilm no especialmente brillante, pero sí recomendable.

Calificación: 6/10

miércoles, 20 de julio de 2011

Dos mujeres (La Ciociara)

Dos mujeres (1960)

Italia, 1943. Ante el recrudecimiento de los bombardeos aliados sobre Roma, la atractiva Cesira (Sophia Loren) decide abandonar el pequeño comercio que regenta y emigrar al sur del país en compañía de su hija adolescente Rosetta para proteger a esta de los peligros de la guerra. Tras un largo viaje, madre e hija van a refugiarse en la casa de campo de unos parientes residentes en Santa Eufemia, un pequeño pueblo de los montes de la Ciociaria. Alli, Cesira trabará amistad con Michele (Jean Paul Belmondo), un joven intelectual antifascista que quiere unirse a los partisanos y que tratará de hacer partícipe a Cesira de sus ideas. Pese a que en principio la vida en el campo resulta plácida y tranquila, el avance de los frentes de batalla colocará a madre e hija en el centro de los combates.

Dos mujeres supuso el decimocuarto largometraje del famoso realizador italiano Vittorio de Sica, asi como una de sus más exitosas colaboraciones con la actriz Sophia Loren, que por aquel entonces contaba con 25 años de edad, pero que ya era una de las grandes estrellas del cine italiano. Curiosamente, la primera elección para el papel protagonista recayó sobre Ana Magnani, pero cuando esta declinó aceptarlo debido a una enfermedad, el productor Carlo Ponti, a la sazón pareja sentimental de Loren, logró que le dieran el papel a esta. El guión del film adaptaba el texto la novela “La ciociara” publicada en 1957, y que narraba una historia de tintes autobiográficos basada en las experiencias personales del escritor italiano Alberto Moravia durante la guerra. La película supuso el salto definitivo al estrellato internacional de Sophia Loren, quien se hizo acreedora del Oscar a la mejor actriz por su papel en la película, siendo esta la única vez que la estrella italiana lo conseguiría en su carrera, y la única ocasión en que se ha obtenido dicha estatuilla por un papel no interpretado en inglés en su V.O.

Siguiendo la línea marcada por el cine neorralista de Rosselini, Dos mujeres aborda el relato desde un prisma altamente realista, centrando la narración en las visicitudes y penalidades que sufre la población civil (italiana en este caso) atrapada entre los bandos contendientes en el conflicto. El tono empleado por De Sica para contar la historia es claramente costumbrista, presentando una serie de personajes y situaciones arquetípicos que se articulan para denunciar la crueldad y el dolor que lleva aparejados toda guerra. Es de agradecer, no obstante, que la película no caiga en el recurso del dramatismo fácil ni en la demonización de uno de los bandos. Antes al contrario, los personajes (incluidos los alemanes) son presentados desde una perspectiva bastante equilibrada, que escapa de los tópicos de rigor y que evita en todo moemento la contraposición de los "buenos" frente a los "malos". Tanto es asi que este film es uno de los escasos testimonios cinematográficos existentes sobre un crimen de guerra cometido por tropas aliadas contra la población civil, concretamente la oleada de violaciones que desataron los soldados coloniales franceses (los Goumiers) entre las mujeres italianas que cayeron en sus manos. Episodio este, el de la violación, que opera como intenso climax dramático de la narración, a la vez que sirve para poner de manifiesto la desolación y desprotección de los seres más débiles (la mujer y su hija) enfrentados al sinsentido de una guerra que no hace distinciones a la hora de esparcir la destrucción y el dolor allá por donde pasa. Todo ello realzado por el sobrio realismo de una elegante fotografía en B/N que contribuye a dotar de un mayor grado de veracidad a la narración.

Pero por encima de todo, la película se apoya, además de en unos diálogos ágiles e interesantes, en la notable interpretación de su pareja protagonista. En ese sentido, Sophia Loren ofrece una de sus mejores interpretaciones en el papel de Cesira, una mujer sensual, pero a la vez racial y de carácter, empeñada en proteger a su hija por encima de todas las adversidades, que finalmente se verá desbordada por los acontecimientos. Por su parte, un jóven Jean Paul Belmondo ofrece igualmente una sólida interpretación dando vida al joven de altos ideales e inconformista, que se verá irresistiblemente atraído por la sensualidad de Cesira.

En definitiva, Dos mujeres ofrece un más que interesante relato sobre la vida y visicitudes de la población civil en tiempos de guerra, a la vez que dibuja un contundente alegato antibélico que denuncia la sinrazón de todo conflicto bélico. Una película de personajes y con matices apreciables, ágilmente narrada, que construye una historia sobria, honesta y sincera, quizás algo falta de ritmo en alguno de sus tramos, pero bastante interesante en líneas generales. Una de esas películas que decididamente merece al menos un visionado.

Calificación: 7/10