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martes, 28 de octubre de 2008

La Hora 25 (La Vingt-cinquième heure)

La Hora 25 (1967)

La Acción comienza en Rumania, en Marzo de 1939. La apacible vida del matrimonio formado por Johann Moritz (Anthony Quinn), un pacífico y bonachon campesino rumano, y su esposa Suzanna se verá alterado cuando el sargento Dobresco, jefe de la policia local, comienza a acosar a esta última. Con el fin de librarse de Johan, Dobresco lo cataloga falsamente como judio y lo envía a realizar trabajos forzados junto con miles de prisioneros hebreos para la construcción de un canal. Tras evadirse, intentando volver a reunirse con su mujer, una serie de peripecias conduciran a Moritz a ser elevado por los alemanes a la categoría de modelo del perfecto ario lo cual le acarreará su reclusión por los aliados una vez terminada la guerra.

He de admitir que “La hora 25” era una de mis grandes asignaturas pendientes sobre el cine de la II GM, ya que hasta este momento no había tenido oportunidad de verla, supongo que debido al hecho de que se trata de una película relativamente desconocida. La historia se basa en una obra del escritor rumano C. Virgil Gheorghiu quien, pese a haber servido en el cuerpo diplomático rumano durante la etapa del régimen dictatorial del general Antonescu, escribió, durante su cautividad de posguerra la novela “Ora 25”, en la que criticaba duramente la actitud colaboracionista del gobierno rumano con los nazis, y la persecución de los judios en Rumania. La novela, publicada en 1949, se convirtió en un Best Seller, que sin embargo, no libró a Gheorghiu de la polémica, al descubrirse unos escritos suyos que databan del periodo de la guerra, y en los que expresaba sus convicciones antisemitas, lo que dió lugar una polémica que persiguió al escritor hasta el final de sus dias. En cualquier caso, la historia tiene bastante interés por ser una de las escasas aproximaciones literarias que se han hecho sobre la participación de los paises satélites de Alemania en la persecución de los judios durante la II GM, un tema apenas tratado hasta la fecha.

Cuando finalmente el famoso productor italiano Carlo Ponti decidió llevar al cine la novela de Gheorgiou en los años 60, ciertamente lo hizo a lo grande. Ponti logró montar una coproducción multinacional en la que se involucraron estudios de Francia, Italia y Yugoslavia, por lo que el film pudo contar con una riqueza de medios inusuales en las producciones europeas; incluyendo un reparto internacional en el que destacaba una estrella de Hollywood como Anthony Quinn.

Todo ello ayudó a que “La Hora 25” se convirtiera en una película de factura formal hollywoodiense, pero con alma netamente europea. La película se apoya sobre todo en la colosal actuación de Quinn como Moritz, en el que supuso uno de los más brillantes papeles en la carrera cinematográfica del gran actor mejicano. Quinn llena la pantalla en cada uno de los planos en que aparece, y dota de credibilidad y de una tremenda humanidad a un personaje nada sencillo de interpretar. Además, la película cuenta con un excelente plantel de secundarios, que cumplen a la perfección en sus papeles; asi como una brillante puesta en escena y ambientación que redondean la excelente factura del film.

Posiblemente, lo único que le resta brillantez al conjunto, e impide que esta película pueda ser considerada una obra sobresaliente es el aspecto narrativo del film. Tras una primera hora bastante buena, en la que asistimos a la presentación de los personajes y la injusta reclusión de Moritz en el campo de trabajo para judios, la segunda mitad de la historia no logra mantener el nivel de la primera. Da la impresión de que por rázones de síntesis argumental el guión tuvo que recortar sustancialmente importantes partes de la novela, de forma que los hechos que presenta en esa parte aparecen demasiado esquemáticos. Pasan muchas cosas en poco tiempo, de modo que el hilo argumental principal queda un poco desdibujado en esa parte. Pese a lo cual, el film vuelve a retomar el pulso en el último tramo de la historia, con el juicio a Moritz por sus labores de propaganda en favor de los alemanes, y el desenlace, un final semitrágico que sobrecoge por la carga emotiva que transmite al espectador, y que supone un excelente colofón a una buena película.

En definitiva, “La hora 25” es una pequeña joya cinematográfica que merece ser descubierta por todo buen aficionado al cine que no haya tenido ocasión de verla. Una película muy recomendable.

Calificación: 7/10

miércoles, 22 de octubre de 2008

El Secreto de Santa Vittoria (The Secret of Santa Vittoria)

El Secreto de Santa Vittoria (1969)

La caida del gobierno fascista de Mussolinni viene a alterar la tranquila vida del pequeño pueblo vinícola de Santa Vittoria. Por aclamación, los habitantes eligen como nuevo alcade a Italo Bombolini (Anthony Quinn), uno de los mayores borrachos del lugar, cuya principal preocupación será poner a buen recaudo la reserva de botellas de vino del pueblo, para evitar que caigan en manos de las fuerzas alemanas que se dirigen a Santa Vittoria. De este modo Bombolini, con la ayuda de Fabio y de su sufrida esposa Rosa (Ana Magnani) lograrán involucrar a toda la población local para engañar al destacamento alemán mandado por el capitán Von Proum (Hardy Kruger) acerca del destino del vino.

Basándose en el best seller homónimo de Robert Crichton, el director Stanley Kramer adaptó para la gran pantalla esta historia de ambiente Italiano. Como la acción de la novela se desarrolla en el pueblo real de Santta Vitoria, la idea inicial de Kramer fue filmar alli mismo las localizaciones de exteriores. Sin embargo, para sorpresa del equipo de producción, el pueblecito descrito en el libro resultó ser una moderna ciudad de gran extensión, por lo que no hubo otro remedio que buscar un sitio alternativo para el rodaje, que recreara la apacible villa vinícola descrita en el libro, siendo finalmente elegido el pequeño pueblo de Anticoli Corrado, que reunía todas las características necesarias para servir de ambientación a la película.

La película se apoya sobre todo en el carisma del duo protagonista, un Anthony Quinn que dota a su personaje de un punto histriónico (pero adecuado), y la siempre eficaz Ana Magnani en el papel de sufrida esposa. Hay que decir, por cierto, que la relación entre Quinn y Magnani fue bastante tensa, ya que no se soportaban mutuamente, lo cual vino bien para el rodaje dado que ambos actores interpretaban a un matrimonio separado y enfrentado por las aficiones alcohólicas del marido.

Desde el punto de vista cinematográfico, puede decirse que “El Secreto de Santta Vittoria” es un film de humor costumbrista italiano made in Hollywood. La película va subiendo el tono desde la comedia ligera inicial, hacia una mayor intensidad dramatica conforme se va acercando el desenlace, el cual es, posiblemente, lo mejor del film. Personalmente no he encontrado que la parte cómica resulte excesivamente interesante, pese a la buena interpretación de Quinn como el borracho alcade del pueblo. A mi modo de ver lo mejor del film es como muestra el juego del gato y el ratón que se establece entre Bombolini y el resto de la población con el capitán alemán por cuenta de descubrir donde se esconde el preciado vino, lo que se convierte en una cuestión de orgullo para ambos. No obstante, como digo, la parte cómica del film no acaba de convencer; y por otro lado, el desarrollo de la historia resulta algo plano y falto de ritmo, por lo que el film se deja ver con agrado aunque sin excesivo interés. Todo ello sin menoscabo de la más que cuidada ambientación y producción del film, que logra retratar bastante bien los lugares y personajes de la campiña italiana de la época, presentando a toda una galería de simpáticos personajes mediterraneos.

En resumen, “El Secreto de Santa Vittoria” es un film medianamente entretenido, de más que correcta factura, pero al que le falta algo más –especialmente en su parte cómica- para llegar a ser una gran película. Con todo, aunque solo sea por ver al gran Anthony Quinn en uno de sus personajes más característicos, merece la pena verse. Un film simpático y sin pretensiones que se deja ver con agrado.

Calificación: 5,5/10

martes, 14 de octubre de 2008

El Tren de la Vida (Train de Vie)

El tren de la vida (1998)

La acción nos sitúa en 1941, en una pequeña aldea judia de Europa central, cuyos habitantes comienzan a sentirse inquietos ante las noticias que les llegan acerca de las deportaciones masivas de judios que están llevando a cabo los nazis. Para escapar de ellas, Shlomo, el loco del pueblo, propone huir a Palestina con todos los habitantes usando un tren falso de deportación como tapadera para encubrir su huida. Tras ser aceptada la idea de Shlomo por parte del Rabino de la aldea, todos los habitantes del pueblo se pondrán manos a la obra para conseguir engañar a los alemanes y llegar a Palestina en tren para comenzar una nueva vida alli.

Pocos meses antes de que Roberto Begnini comenzara a rodar su brillante “La vida es bella” fue tentado por el director de origen franco-rumano Radu Mihaileanu para participar en su proyecto que iba a ser precisamente una aproximación al tema del holocausto en tono de comedia. La negativa del italiano a participar en el proyecto no sentó nada bien al Mihaileanu quien no dudó en alegar que Begnini se había inspirado en la idea de su film para escribir la historia de “La vida es bella”.

Sea como fuere, lo cierto es que ambas películas tienen ciertas similitudes, pero en esencia son dos films bastante distintos. La película de Mihaileanu adopta un tono narrativo próximo al “realismo mágico” del cine de Kusturica, manteniendo en todo momento un tono cómico pero con un trasfondo poblado de matices dramáticos acordes con la transcedencia del tema que se retrata. Lo mejor del film es, en mi opinión, la idea que sirve de punto partida al argumento y la delicadeza del humor del que hace gala, al tratar un tema de enorme sensibilidad como el del Holocausto. Sin embargo, a la película le falta algo más de gancho a la hora de contar la historia de la huida del tren y, en especial, le falta inspiración para crear unos gags más originales u ocurrentes. Aunque las situaciones estrambóticas se hilvanan con agilidad, en el mejor de los casos resultan más simpáticas que graciosas. Las reiteradas bromas a costa de la facción del grupo de judios comunistas, por poner un ejemplo, no resultan especialmente cómicas, sino más bien pueriles. Y aunque hay momentos en los que los diálogos destilan chispazos de fina ironía, en general la parte cómica del film resulta bastante convencional y previsible.

Pese a ello, hay que reconocer que la película está contada con cierta imaginación y ritmo, y que se apoya en unas buenas interpretaciones de su elenco de actores, lo cual hace que se vea sin especial emoción aunque con agrado. En resumidas cuentas, “El Tren de la Vida” es una comedia agradable, narrada con tacto y que se deja ver bastante bien, pero está muy lejos de la genial inspiración –tanto cómica como narrativa- de la que hizo gala Begnigni con “La Vida es Bella”. Pese a ello, es un film estimable y merece la pena verse.

Calificación: 5,5/10

miércoles, 1 de octubre de 2008

1941

1941 (1979)

Diciembre de 1941. La declaración de guerra de Japón a EEUU provoca que la fiebre bélica se extienda por todo el país. Mientras tanto, en la zona de Los Angeles una serie de personajes se verá afectado por la psicosis colectiva provocada por la posibilidad de que se produzca un ataque japonés. De este modo, el piloto de caza Wild Bill Kelso (John Belushi) perseguirá aviones japoneses por todas partes, mientras que Ned Beatty (Rick Moranis) un pacífico ciudadano verá instalada una bateria antiaerea en el jardin de su casa, y un coronel desquiciado trata de descubrir agentes infiltrados japoneses. Todo ello al mismo tiempo que un submarino japonés que lleva a bordo un oficial alemán merodea la costa californiana.

A finales de la década de los 70, la carrera de Steven Spielberg estaba en la cresta de la ola. El joven pero consagrado realizador ya se había hecho acreedor del título de “Rey Midas de Hollywood” tras lograr de manera consecutiva dos éxitos arrolladores en taquilla con sus films “Tiburón” y “Encuentros en la Tercera Fase”, logrando unas cifras de recaudación apabullantes y ganándose el favor del gran público. Reforzado por estos éxitos, Spielberg decidió experimentar en su siguiente proyecto en el terreno de la comedia, con el que iba a suponer su cuarto largometraje. La escritura del guión se encargó a Robert Zemeckis un prometedor guionista y realizador a quien Spielberg había apadrinado dentro de la industria de Hollywood y que era uno de sus mas estrechos colaboradores en aquella época. El guión de Zemeckis trataba de parodiar, inspirándose lejanamente en una serie incidentes reales acaecidos en la Costa Oeste norteamericana al comienzo de la guerra, la fiebre bélica que se había apoderado de buena parte de los habitantes de la zona durante las primeras semanas del conflicto.

El hecho de que 1941 se convirtiera en un relativo fracaso comercial (el primer revés de Spielberg en taquilla) ha hecho que esta película sea una de las menos recordadas de Spielberg, y que incluso algunos la hayan calificado como su obra “maldita”. La verdad es que este film es uno de los menos brillantes de Spielberg. A pesar de lograr algún gag acertado (como la autoparodia de “Tiburón”, en este caso con el submarino japones haciendo las veces de escualo) el cambio de registro radical respecto a sus películas anteriores no le sentó nada bien a Spielberg. Se nota que este domina a la perfección los aspectos técnicos de su oficio porque en la película hace un espectacular uso de los efectos especiales, manejo de cámara y planos, al tiempo que ofrece una generosa muestra de secuencias espectaculares y multitudinarias, pero tratándose de una comedia, a la parte cómica le falta mucha sustancia y se nota que en este terreno a Spielberg le faltaba la inspiración artística de la que habia hecho gala en sus anteriores films.

Viendo la película se nota que Zemeckis y Spielberg estaban influenciados en esta época por el tipo de comedia alocada de boga en los 70 (por ejemplo, “Desmadre a la americana”) y que era del gusto del público en aquella época. El problema es que ni el realizador ni el guionista fueron capaces de trasvasar dicha comicidad a la historia de 1941. Y, pese al hecho de que Spielberg pudo manejar la producción contando con muchos medios y un reparto plagado de actores cómicos de renombre como John Belushi (genial en su papel de desquiciado piloto de P 40) o Dan Aykroid, lo cierto es que el resultado fue decepcionante. La intención evidentemente paródica del film queda deformadada por la hipertrofia de gags, a veces demasiados forzados. El ritmo que imprime Spielberg a su obra es tan frenético y alocado como un sketch de dibujos animados, cosa que no permite desarrollar adecuadamente ninguno de los ejes argumentales, y no digamos ya los personajes. La acelerada sucesión de escenas alocadas, explosiones, efectos visuales deslumbrantes (como por ejemplo la secuencia de destrucción de la noria), más que ayudar a crear comicidad lo que causa es un efecto de saturación en el espectador, por lo que la parte humorística resulta en general fallida. Y ello pese a dibujar algún que otro gag acertado (como el P-40 repostando en la estación de servicio) pero demasiado aislado en el conjunto de una comedia tremendamente irregular. El mismo Spielberg admitió, años mas tarde que “Comprendí que nos habiamos pasado cuando en los pases previos vi que gran parte de público pasaba mucho tiempo tapándose los oidos”.

Por ello personalmente opino que 1941, fue un merecido varapalo comercial para Spielberg. Una comedia excesiva en muchos aspectos, aunque por su puesta en escena, y algún que otro gag desternillante no desmerece un visionado por el aficionado al cine en general.

Calificación: 5,5/10

viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Que hiciste en la guerra, papi? (What you did in the war, daddy?)

¿Qué hiciste en la guerra Papi? (1966)

Sicilia, año 1943. Durante la invasión de la isla italiana por los aliados, el Capitan Cash (Dick Shawn), un estirado oficial de infanteria, recibe órdenes general Bolt de tomar el mando de la compañía C, en la que se encuentran el teniente Christian, (James Coburn) y el sargento Rizzo, y marchar al frente con la misión de capturar el pueblo de Valerno, un importante objetivo del sector. Cuando los hombres de Cash llegan a Valerno, en medio de un partido de fútbol, se encuentran con que no hay resistencia. El comandante italiano, Capitán Oppo, desea rendirse junto con la guarnición, a cambio de que le dejen celebrar una fiesta, dejando la rendición formal para el dia siguiente. Sin embargo las cosas se complican cuando la novia de Oppo, Gina seduce al Capitan Cash, con el consiguiente enfado del oficial italiano, quien se niega a rendirse. Mientras tanto los altos mandos americanos y alemanes son inducidos a creer que en Valerno se combate duramente, por lo que deciden enviar refuerzos complicando aun más la situación de Oppo y Cash.

El famoso director de comedias Blake Edwards dirigió y coescribió el guión de esta comedia bélica ambientada en la campaña de Sicilia, siguiendo la estela de otra comedia bélica filmada por el años antes, “Operación Pacífico”. Al parecer la idea del film surgió cuando el hijo de Edwards le hizo a su padre la pregunta que sirvió de inspiración para el título. Pese a que Edwards no había visto demasiada acción durante su servicio en la armada (sirvió en un guardacostas) decidió recrear una historia disparatada que ocurriera en la campaña siciliana de 1943. Pese tratarse de una comedia, la ambientación está bastante cuidada en lo tocante al atrezzo militar y en la producción, cosa que se ve reflejada, por ejemplo, en el empleo de un buen número de extras. Y pese a que la película se rodó en un estudio y en decorados de exteriores construidos al efecto en Hollywood, lo cierto es que la ambientación del pueblo es bastante realista y está muy lograda a la hora de recrear los escenarios de Sicilia.

La verdad es que tenia un recuerdo lejano de esta película, la cual recordaba como una comedia ligera de tono amable, y no especialmente memorable; opinión que se ha visto refrendada con un nuevo visionado. Posiblemente lo mejor de la película radica en la actuación del reparto, al que se le nota muy a gusto explotando la vis cómica de actores tradicionalmente encasillados en papeles “duros” como James Coburn o Aldo Ray, así como del resto de intérpretes. Sin embargo, los aspectos cómicos de la película no pasan, en mi opinión, de correctos. Algunas situaciones que se plantean son bastante divertidas (como por ejemplo el simulacro de batalla en el pueblo, con las mujeres italianas aplaudiendo desde los balcones); pero en general, los diálogos y gags mantienen un tono simpático a la vez que poco hilarante. Algunas escenas comicas -en especial las de la fiesta nocturna en la que se emborracha el capitán Cash- se alargan en exceso y no resultan especialmente ingeniosas ni ocurrentes, de modo que uno tiene la impresión de que a la película le sobran varios minutos en más de una parte de su metraje. Ello se debe, en gran medida a que el guión cae en un desarrollo demasiado convencional, y a que le falta ingenio para exprimir la comicidad de las distintas situaciones que va planteando.

En resumen, ¿Qué hiciste en la guerra, Papi? es la típica comedia holliwoodyense amable y “blandita” de los años 60. No considero que esté entre los mejores títulos de Blake Edwards (cuya carrera, por cierto, sufrió un serio bajón creativo después de este film) aunque es un film aceptablemente entretenido, que se contempla con una sonrisa en la boca. Una comedia medianamente divertida, aunque no brillante.

Calificación: 5/10

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Cuando pasan las cigüeñas (Letyat Zhuravli)

Cuando pasan las cigueñas (1957)
 
Moscú, primavera de 1941. La joven pareja de novios formada por Boris y Verónica contempla una bandada de cigueñas que sobrevuela el cielo que parece saludar su romance. Sin embargo su plácida existencia pronto se ve alterada por la invasión alemana. Boris acude con entusiasmo a su llamada a filas y es enviado al frente, situación que será aprovechada por su primo Mark para intentar seducir a Verónica. Aunque esta en principio, se niega, la muerte de sus padres en un bombardeo hará que acepte casarse con Mark. Tras trasladarse a Siberia junto con su esposo y el doctor Fiodor Ivanovich, padre de Boris, Veronica se entera de que Boris ha sido dado por desaparecido en el frente, pero aun así, se niega a creer que haya muerto y prefiere no perder la esperanza de reencontrarse nuevamente con él.

En plena época de “deshielo” posestalinista, solo un año después de la denuncia del régimen del dictador sovietico por parte de Nikita Kruschev, el director ruso Mikhail Kalatozov estrenaba Cuando pasan las cigüeñas, film que alcanzó un gran éxito internacional alzándose con la Palma de Oro del festival de Cannes en la edición de 1958. Al igual que ocurría en “La Balada de un Soldado” el aspecto verdaderamente rompedor del film radica en el modo en que este aborda el conflicto. Frente al cine eminentemente triunfalista y politizado del cine bélico anterior, que ensalzaba lo que en Rusia se conoce como “Gran guerra patria” como una gloriosa cruzada contra el fascismo, la temática de película de Kalatozov supuso toda una novedad dentro del cine sovietico contemporaneo. Porque lo realmente novedoso de esta película no es solo que no tenga contenido propagandístico, sino que se trata de un film eminentemente antibelicista. El símbolo de la cigüeña es utilizado por Kalatozov como emblema de la paz, una paz que nunca debería verse quebrada por la guerra, que es la causante de destruir las vidas y sueños de la gente corriente que se ve arrastrada dentro del torbellino bélico. En ese aspecto, la película no es nada original, centrándose en la típica historia de amor en tiempos de guerra, y el sufrimiento de los amantes por su separación, mientras la guerra cambia sus vidas irremediablemente.

Este eje argumental es eficientemente desarrollado a lo largo del metraje del film, si bien con los defectos y las virtudes propias del cine ruso. Entre estas últimas, cabe destacar el original juego de camaras que exhibe el realizador, usando encuadres atípicos, movimientos de cámara compulsivos y puntos de vista subjetivos para realzar la acción. Otro aspecto cuidado es el apartado visual, con una elegante y sobria fotografía en B/N que transmite realismo. Finalmente, el film se apoya en unas interpretaciones bastante buenas de su duo protagonista, especialmente por parte de la actriz Tatyana Samojlova en el papel de Verónica, que logra una interpretación de un dramatismo sobresaliente a la vez que contenido.

Sin embargo, estos innegables méritos se ven oscurecidos por los típicos defectos que suelen ser usuales el cine ruso: un ritmo narrativo lento, que se hace demasiado plomizo en algunos momentos; unido a ciertos excesos melodramáticos que hacen que la película no resulte del todo redonda y se haga un poco larga pese a su ajutado metraje de 95 minutos. Con todo, no puede negarse que “Cuando pasan las cigueñas” es una de las películas más interesantes de su época, por ofrecer una nueva muestra de la otra cara de todo conflicto bélico.

Calificacion: 6/10

viernes, 5 de septiembre de 2008

La Balada de un Soldado (Ballada o Soldate)

La Balada de un soldado (1959)

El joven soldado Alyosha Skvortsov de solo 19 años de edad, se convierte en un involuntario héroe de guerra al quedar aislado en una posición avanzada y dejar fuera de combate a dos tanques alemanes durante su intento de huida. En reconocimiento por su hazaña, es propuesto para una condecoración, pero en vez de ella, Alyosha solicita y obtiene una licencia para volver a su aldea para visitar a su madre, y reparar el techo de su casa. En el tren que lo lleva a casa, conoce a la joven Shura, una muchacha que también se encuentra de viaje en busca de su tia. Durante el trayecto, Alyosha y Shura descubrirán el amor a la vez que irán conociendo a una serie de personajes cuyas vidas se han visto afectadas por la guerra.

"La Balada de un Soldado" fue una de las películas realizadas durante uno de los periodos más peculiares de la historia sovietica, concretamente los años del post estalinismo. Este breve periodo, que abarcó menos de una década entre mediados de los 50 y principios de los 60, se caracterizó por una cierta apertura ideológica del régimen comunista, impulsada desde arriba por el premier sovietico Nikita Kruschev. Ciertamente este periodo supuso un autentico soplo de aire fresco para las artes en la URSS, ya que momentáneamente los artistas, escritores y cineastas volvieron a gozar de cierta libertad creativa, de la que habían carecido durante el férreo mandato de Stalin. En este contexto favorable, el director Grigori Chukhrai llevó al cine esta historia que, alejada de toda intención política y exenta de cualquier atisbo triunfalismo, ofrece una sincera muestra de los devastadores efectos morales que la guerra produjo en la población rusa. A través de las sencillas y breves historias personales que Alyosha va presenciando, el film nos ofrece un muestrario de los desastres de la guerra: el soldado lisiado que tiene miedo al reencuentro con su esposa, los civiles expuestos a todo tipo de penalidades, el alejamiento de los seres queridos, o la esposa adultera que ha abandonado al marido mientras este lucha en el frente.

Debido en gran parte a esa honestidad narrativa, y al mensaje universal que transmite el film (toda guerra es detestable, porque al final destroza las vidas de las personas comunes), la película tuvo un gran reconocimiento internacional. Entre otros premios, fue galardonada en el festival de Cannes de 1960, asi como en los festivales de cine de Roma, Londres y San Francisco, recibiendo por añadidura la nominación al mejor guión para los oscars de Hollywood correspondientes a ese año.

En cuanto a la valoración de la película, he de decir que esta me llenó solo a medias. Aunque muchos críticos han considerado que "La Balada de un Soldado" es una de las mejores películas rusas del S. XX, en mi opinión creo que es exagerado atribuirle tales méritos. Ciertamente, como apuntaba antes, lo mejor del film es la universalidad de su mensaje, su asepsia política, y la honestidad moral que transmite la historia. Además, la película se apoya en unas magníficas interpretaciones del duo protagonista, y una excelente fotografia en B/N, visualmente impecable.

No obstante, en mi opinión, la película adolece también de una serie de defectos que le restan brillantez al conjunto. En primer lugar, lo inverosímil de la hazaña de Aloysha (dejar fuera de combate a dos “Tigers” con un ligero fusil antitanque) chirría demasiado a quien entiende minimamente de técnica militar. Por otra parte, la historia experimenta un acusado bajón de ritmo en la parte central de su metraje, bajón que coincide con las reiterativas escenas del enamoramiento de los jóvenes protagonistas a bordo del tren que los lleva a retaguardia. En esa parte, en más de un momento la película roza la sensiblería, aunque, por fortuna, sin llegar a caer en ella. Finalmente, encuentro que el desarrollo argumental tiene un problema de fondo, y es que el tono generalmente amable e incluso levemente humorístico que envuelve a la narración, no termina de casar bien con el trasfondo marcadamente melodramático que enmarca toda la historia, aspecto en el cual la película se queda a medias.

En definitiva, “La Balada de un Soldado” es una película más que estimable, que nos cuenta una historia humana de valor universal, y de una factura casi impecable. No obstante, por los aspectos comentados, no creo que sea una obra maestra ni uno de los mejores films rusos de todos los tiempos. En esta linea me quedo más con la magnífica “La infancia de Iván”. Pese a ello, es una película que merece la pena verse y desde luego, una de las mas interesantes producidas durante el periodo soviético.

Calificación: 6,5/10

lunes, 1 de septiembre de 2008

Embajadores en el Infierno

Embajadores en el Infierno (1956)

Un grupo de prisioneros españoles de la División Azul encabezado por el Capitán Adrados es conducido a un campo de reclusión soviético. Alli son obligados a realizar trabajos forzados, aparte de sufrir todo tipo de privaciones y penalidades por negarse a realizar propaganda pro sovietica, gracias a la resistencia moral de Adrados. Este será trasladado a otro campo donde se reecuentra con otros compañeros de armas, que viven en las mismas malas condiciones. Como Adrados se niega a realizar trabajos forzados, es recluido junto a otros compañeros en celdas de castigo. Después de unos años, tras sufrir todo tipo de penalidades y la presión de los captores para que hagan propaganda, se niegan a trabajar en el campo acogiéndose a Convención de Ginebra. Tras ser acusados de agitación política, un tribunal los condena a veinticinco años de trabajos forzados en Siberia. Pese a ello, Adrados y sus compañeros seguirán mostrandose rebeldes frente a sus captores rusos.

En 1954, tras más de una década de cautiverio en la URSS, regresaron a España en barcos de la Cruz Roja los prisioneros españoles integrantes de la División Azul que habían estado retenidos en campos de prisioneros soviéticos desde el final de la contienda. El periodista Torcuato Luca de Tena se propuso entrevistar a varios de estos retornados para documentar sus experiencias durante su reclusión en Rusia. Entre ellos se encontraba el Capitán Palacios, al que los hombres señalaban como un auténtico heroe de cautiverio. La serie de entrevistas que el periodista mantuvo con Palacios le sirvieron a Luca de Tena para escribir el libro “Embajador en el infierno” basándose en los recuerdos de áquel como prisionero de guerra. Gracias al éxito del libro, que fue publicado en 1955, la figura de Palacios fue elevada a la categoria de héroe anticomunista y Tena no tardó en llevar la historia al cine.

Obviamente el personaje del Capitan Adrados es el trasunto de Palacios, cuyas experiencias plasmadas en el libro sirvieron de hilo conductor de la historia. Sin embargo, como había ocurrido con “La Patrulla”, al régimen le interesaba dar una imagen de los divisionarios como cruzados anticomunistas en vez de militantes fascistas. Consecuentemente, en la película, tras varias fricciones con los ministros falangistas, se suprimieron la mayor parte de las referencias a La Falange que contenía el libro, procurando que estas quedaran reducidas al mínimo, lo cual provocó algunas voces airadas dentro de la prensa falangista. Pero lo cierto es que el film, siguiendo el éxito del libro, tuvo una muy buena acogida por parte del público español.

En cualquier caso, “Embajadores en el infierno” es considerada -a mi modo de ver, con razón- el mejor film que se ha hecho sobre la División Azul hasta la fecha. El director Jose María Forqué, aun manejando un presupuesto relativamente reducido para una producción de este tipo, pudo contar con respaldo total del Ejército para la ambientación del film, especialmente apreciable pues le permitió usar material ruso capturado en la Guerra Civil española. La historia, además, se beneficia del realismo que le confiere el estar basada en hechos reales que describen los aspectos más oscuros del régimen sovietico: los maltratos de sus campos de prisioneros, los intentos de obligarlos a realizar propaganda comunista o los juicios farsa a los que someten a algunos prisioneros.

Lo malo del film, como era de esperar, radica en el descarado tono propagandístico que adopta desde un primer momento. Se trata, con poco o ningún disimulo, de demonizar al régimen soviético ensalzando el valor moral de los prisioneros españoles; de forma que el argumento se vuelve demasiado reiterativo en ese aspecto, a la vez que las situaciones que nos va presentando resultan bastante previsibles y monótonas en el mayor de los casos. Además, el personaje central, el Capitán Adrados, es dibujado de una forma tan heroica y perfecta que parece más bien un personaje sobrehumano por lo impasible que se muestra ante todas las penalidades que sufre junto a sus compañeros, lo cual le resta credibilidad (y dramatismo) a lo que el film nos cuenta. No cabe duda de que si la historia hubiese adoptado un tono menos maniqueo y más realista, podría haberse convertido en una gran película.

Con todo, y pese a sus deficiencias, “Embajadores en el Infierno” es una película de una buena factura para los estándares del cine español, con unas actuaciones correctas por parte del elenco de actores, y bien ambientada. Un film interesante porque constituye el unico testimonio cinematográfico dedicado íntegramente a la División Azul.

Calificación: 5,5/10

lunes, 25 de agosto de 2008

La Patrulla

La Patrulla (1954)

Madrid, 1939. Mientras las tropas nacionales se preparan para tomar la ciudad, un grupo de cinco soldados amigos se fotografía en la Casa de Campo. Uno de ellos, el más joven muere poco después durante una patrulla nocturna. Los cuatro restantes, Matías, Enrique, Vicente y Paulino, ya concluida la guerra, prometen volverse a ver diez años después en el mismo sitio donde se fotografiaron. Sin embargo el destino les irá separando. Un tiempo después Paulino es detenido por contrabando de medicinas; Vicente marcha al extranjero como corresponsal de prensa; Matías vuelve a su pueblo; mientras que la invasión de la URSS hará que Enrique se aliste en la División Azul para combatir en Rusia, aplazando sus planes de boda con su novia, Lucia. Su amigo Vicente, también enamorado de Lucía, aprovechará la ausencia de Enrique para cortejarla, cuando este es dado por desaparecido en Rusia.

Contrariamente a lo que pueda parecer, el cine del franquismo no fue especialmente prolífico en el género que podriamos denominar “histórico-patriotero” ni hizo especial hincapié en rememorar los episodios bélicos de la historia española. Aunque, naturalemente se produjeron títulos de estas características (el mejor ejemplo es el de "Los ultimos de Filipinas") el cine de la época derivó bastante más hacia el folklore y la comedia costumbrista que al cine histórico. En el caso de la División Azul, es especialmente llamativa la escasez de títulos que traten sobre la misma y la forma tan tangencial en la que se hace. Esto se explica en parte porque, sobre todo porque a partir de los años 50, el intento de progresivo acercamiento a las potencias occidentales aconsejó una cierta suavización ideológica, al menos externa, de la dictadura. Consecuentemente, las producciones sobre la División Azul, cuya participación en la guerra al lado de la Alemania nazi era una incomodidad política en el contexto internacional de la posguerra, fueron bastante escasas pese a las ínfulas militaristas del régimen de Franco. Y cuando se retrató a la División Azul en el cine español, se hizo desde la perspectiva de la lucha anticomunista (cosa conveniente, dada la coyuntura internacional de la Guerra Fria) y omitiendo todos aquellos componentes ideológicos que pudieran hacer referencia al fascismo español.

Este es el caso de “La Patrulla”, obra de uno de los realizadores que se atrevió a tratar el tema de la participación española en el Frente ruso, el director Pedro Lazaga. No en vano, Lazaga había sido un activo militante falangista y había servido personalmente como voluntario en la División Azul. Sin embargo la película apenas trata la lucha de los divisionarios en el frente, tema por el que pasa de puntillas y que se salda con apenas un par de escenas (por cierto, muy curiosa la juerga folklórica de los divisionarios en uniforme alemán), y se centra mucho más en la parte de drama romántico y la crítica hacia el régimen soviético, describiendo las penalidades y maltratos que sufren los prisioneros españoles durante su reclusión en la URSS (un tema que se volverá a tratar en la posterior “Embajadores en el infierno").

La película tiene un arranque interesante con la presentación de los personajes durante la Guerra Civil, antes de la incursión nocturna en Madrid. No está mal tampoco como se va describiendo el destino de los cinco protagonistas de la foto después de la guerra. Sin embargo, la película empieza pronto a flojear, especialmente porque el apartado bélico es excesivamente breve, y la historia va discurriendo lentamente por los previsibles cauces del drama facilón, centrado en el triángulo amoroso de turno de Vicente y Enrique con la protagonista femenina, aderezado con una poco sútil carga de crítica anticomunista, que no resulta especialmente interesante ni añade tampoco gran cosa a la historia.

En definitiva, "La Patrulla", pese a pertenecer a las obras más serias del posteriomerte prolífico director de comedias ligeras y de escasa calidad cinematográfica Lazaga, es una película mediocre, ideológicamente demasiado tendenciosa, y no demasiado original en su desarrollo. Solo merece verse por ser uno de los escasos testimonios cinematográficos (si bien fugaz) sobre la División Azul.

Calificación: 4/10

miércoles, 20 de agosto de 2008

El Ojo de la Aguja (The Eye of the Needle)

El Ojo de La Aguja (1981)

Inglaterra, 1944. El espía aleman infiltrado Heinrich Faber (Donald Sutherland) conocido por su nombre en clave de “La Aguja” (debido a su método de asesinar empleando un estilete), es localizado por agentes del contraespionaje británico y emprende la huida. Sin embargo, antes de salir de Inglaterra tendrá tiempo de fotografiar las falsas concentraciones de tropas aliadas frente a Calais, una información crucial de cara al desarrollo de la Operación Overlord. Tras llegar a Escocia, Faber intenta dirigirse al punto donde habrá de recogerlo un submarino para llevarlo de vuelta a Alemania. Sin embargo, durante el trayecto su buque naufraga en una tempestad y Faber irá a parar a la Isla de las Tormentas, un aislado e inhóspito islote habitado por David y Lucy Ross (Kate Nelligan), un matrimonio en crisis debido a la parálisis del marido, que quedó lisiado en un accidente de tráfico. Lucy pronto se verá atraída por Faber, con quien comienza un peligroso romance mientras aquel trata de contactar nuevamente con el submarino alemán y transmitir la vital información que posee.

Basándose en el Best Seller del famoso escritor Ken Follet titulado “Eye of the Needle”, el director Richard Marquand llevó a la gran pantalla esta adaptación de la novela de Follet con guión de Stanley Mann. Esta película es, sin duda, uno de los mejores thrillers de espionaje ambientados en la II GM, además de ser una de las más logradas dentro del subgénero de espias. El gran pilar que sustenta la historia es claramente el sólido personaje central, Faber, brillantemente interpretado por un Donald Sutherland en estado de gracia. El actor británico refleja a la perfección la doble cara del espía: un asesino frio y despiadado, pero a la vez, un hombre lleno de encanto personal y gentileza externa.

Por otra parte, la película ofrece una rica gama de subtramas muy bien hilvanadas entre si, incluyendo la historia de amor de Faber con Lucy, una mujer atrapada en un matrimonio frustrado; junto con elementos clásicos del mejor cine de suspense y acción, mezcla que logra construir una atmósfera de tensión emocional muy lograda. Ello se ve resaltado, además, por la cuidada ambientación de los escenarios (la película se filmó en escenarios reales de Inglaterra y Escocia) y la adecuada banda sonora de Miklos Rozsa. Como apuntaba antes, lo mejor del film es como integra las distintas situaciones que se plantean y las va desarrollando manteniendo un ritmo sostenido y creciente, que logra mantener en vilo al espectador conforme se acerca al climax final. Los paisajes desolados y el inclemente tiempo de la Isla de las Tormentas crean el entorno perfecto que sirve de escenario a la historia, que logra en todo momento transmitir una sólida sensación de verosimilitud y dramatismo a partes iguales.

En resumen, “El Ojo de La Aguja” es un film de muy buena factura, convincente guión y muy buenas actuaciones, no solo de Sutherland sino también de los secundarios. Una película bastante completa que no defraudará a los buenos aficionados al cine en general.

Calificación: 7,5/10

jueves, 31 de julio de 2008

El Dia mas largo (The Longest Day)

El Dia mas largo (1962)

Cuidada reconstrucción del desembarco en Normandia que dio comienzo a la invasión de Europa por los aliados occidentales, el 6 de Junio de 1944. Narrada desde distintos punto de vista de muchos de los participantes en los combates de aquella histórica jornada, que en palabras de Rommel iba a ser decisiva para el resultado de la contienda, y “El Dia mas largo”.

Si hubo algo que caracterizó las producciones del famoso magnate de Hollywood Darryl F. Zanuck fue la grandiosidad de sus películas, así como su espectacular puesta en escena. En ese sentido, “El Dia más largo”, no fue una excepción. Para llevar a la gran pantalla la adaptación del famoso libro de Cornelius RyanThe Longest Day”, Zanuck no escatimó medios de ninguna clase para dotar a la historia de realismo. Con un presupuesto de 10 millones de dólares, miles de extras y un apabullante reparto plagado de estrellas internacionales como John Wayne, Henry Fonda, Curd Jurgens, Robert Mitchum…etc. La dirección de la pelicula se encargó a 3 directores distintos, cada uno de los cuales iba a encargarse de filmar los episodios británicos, norteamericanos y alemanes, respectivamente: Ken Annakin, Andrew Marton y Bernard Wicki. Asimismo, para dotar de la mayor veracidad posible a la película se contó con la colaboración como asesores históricos de muchos de los militares que estuvieron realmente implicados en el Dia D, como los generales alemanes Blumentritt y Pemsel, el norteamericano James Gavin, o el jefe de comandos francés Philippe Kieffer.

Pero el auténtico responsable y alma mater de la película fue en todo momento el propio Zanuck, cuya implicación en las tareas de producción fue tan intensa que sus colaboradores más cercanos lo apodaron, de forma bastante apropiada dado el contexto, “General Zanuck”. De hecho, fue bastante provechoso para la Fox el haber contado con la colaboración del poderoso magnate, ya que la compañía estaba al borde la quiebra por los problemas financieros que estaban causando el muy complicado rodaje de “Cleopatra”. Ante esta situación, Zanuck se comprometió a reconducir la situación financiera del estudio, a cambio de sacar adelante su ambicioso proyecto para la realización de “El dia Más Largo”.

Y lo cierto que Zanuck, que siempre pensaba a lo grande, supo dotar a la película de un aura de realismo impactante, además de filmar algunas de las escenas bélicas más espectaculares de la historia del cine. De estas, personalmente destacaría tres: el dramático descenso de los paracaidistas norteamericanos sobre St. Mere Eglise; el ataque de los Rangers contra la bateria pesada alemana situada en la cima del acantilado de Pointe-du-hoc; y el asalto de los comandos franceses contra la posición fortificada del casino Ouistreham, escenas que destacan por su espectacular puesta en escena e intensidad dramática. Esto, unido a unas localizaciones y ambientación muy cuidadas hacen que la película apenas haya perdido su fuerza visual pese al tiempo transcurrido desde su estreno. No obstante, la película no llega a la categoría de obra maestra debido a varios aspectos que le restan brillantez al conjunto. En primer lugar, la naturaleza episódica de la historia y la variedad de personajes que aparecen hace que la narración resulte algo deslavazada y confusa en algunos momentos. Por otra parte, el dilatado metraje de casi 3 horas de duración provoca que el ritmo del film resulte irregular, y otro tanto puede decirse de las actuaciones del elenco de estrellas; algunas buenas (Richard Burton) y otras solo regulares (por ejemplo las de Mitchum y Wayne).

Pese a ello, no cabe duda que “El Dia más largo” es una de las grandes películas bélicas de todos los tiempos y, desde luego, era el mejor film que se había hecho sobre el Dia D hasta que fue recientemente desbancada por Spielberg y su “Salvar al Soldado Ryan”. Una película imprescindible para los amantes del género bélico.

Calificación: 7,5/10

La Crítica de Reisman

lunes, 28 de julio de 2008

Dia D, 6 de Junio (D-Day, the sixth of June)

Dia D, 6 de Junio (1953)

En vísperas del desembarco en Normandia, un convoy naval destinado a encabezar los desembarcos del Dia D transporta a dos oficiales uno británico el Coronel Winter (John Todd) y otro americano, el Capitan Parker (Robert Taylor). Ambos encabezan un contingente de asalto que tiene el objetivo de destruir una bateria alemana de cañones costeros antes de que se produzcan los desembarcos principales. Durante la ruta, los dos hombres rememorarán su relación con Valery, la mujer del coronel Winter, en los meses previos al comienzo de OVERLORD.

Pese a que el título de "Dia D, 6 de Junio" podría inducir a pensar que estamos ante un film bélico centrado en la Operación Overlord, lo cierto es que esta producción de los años 50 responde más al modelo de drama romántico con trasfondo bélico. Más de dos tercios del metraje son dedicados al típico triángulo amoroso en tiempos de guerra, en este caso de una mujer con un oficial americano, pues piensa que su marido, ha desaparecido en combate. Esta parte romántica es bastante tópica y presenta un interés limitado, si bien sí que me gustó como se muestran las fricciones que surgieron entre las tropas norteamericanas acantonadas en Inglaterra con la población local, un aspecto que aparece en pocas películas. La parte bélica, que ocupa los últimos diez minutos de metraje, se centra en el desembarco de una fuerza especial aliada con el objetivo la destrucción de una importante bateria costera alemana, y la verdad es que las secuencias de combate están muy bien filmadas para la época y resultan bastante realistas, algo que no era precisamente una constante en las producciones bélicas de los años 50.

Como decia antes, lo mejor de la película es como se muestra la realidad cotidiana de Inglaterra en los meses previos a la invasión de Europa y las relaciones que se entablaron entre los soldados estadounidenses y la población británica, con la guerra como tema de fondo, un esquema argumental muy parecido al que se usaría en un título posterior como “La Calle del Adiós”. El trabajo de los actores resulta bastante bueno y creible, y como curiosidad, es interesante apuntar que John Todd, el actor británico que interpreta al Coronel Winter, era un veterano de la II GM y participó realmente en el Dia D como soldado paracaidista.

Es una pena que la película no contenga una parte bélica de mayor calado, pues podría haber resultado un interesante drama bélico. En cambio, al centrarse casi en exclusiva en la trama romántica que viven los protagonistas, la historia se queda excesivamente circunscrita y resulta bastante convencional en su desarrollo. En definitiva, "Dia D, 6 de Junio" es una película no carente de interés pero que con un poco de más acción y menos romance habría sido más redonda.

Calificación: 5,5/10

jueves, 24 de julio de 2008

Dia D, Hora H (Breakthrough)

Dia D, Hora H (1950)

La acción nos sitúa en Inglaterra en 1944. A través de la historia de teniente Mallory, un joven jefe de pelotón de la 1ª división de infantería norteamericana (la célebre Big Red One) y su jefe de compañía, el estricto Capitán Hale, la película nos muestra el proceso de entrenamiento de la unidad y su posterior participación en el Dia D y en los duros combates de la Campaña de Normandia.

Comienzo con esta reseña un bloque dedicado a las películas relacionadas con la Operación OVERLORD y el desembarco en Normandia. En este caso, "Dia D hora H" supone una temprana revisión del desembarco en Normandia. La verdad es que tratándose de una película de los años 50 y de bajo presupuesto no está del todo mal. La primera parte del film nos muestra de una forma general el entrenamiento intensivo de los soldados americanos de cara al desembarco en Omaha, y el desembarco en la playa; mientras que la segunda muestra la sangrienta y dura batalla en el Bocage normando, así como las tensiones que sufren los oficiales que ostentan el mando de una unidad de combate que lucha en el frente.

Aunque la historia que sirve de hilo conductor del argumento no es excesivamente original, pues se centra en el típico enfrentamiento entre el oficial superior severo (Hale) contra el subordinado de menos experiencia que siente apego por sus hombres (Mallory), hay que reconocer que está desarrollada con eficacia. Los personajes también resultan bastante típicos: el soldado novato, el sargento experimentado, el suboficial “gracioso”…etc, pero en general resultan creíbles pese a estar estereotipados. Todo estos elementos se integran bien en una película sin excesivas pretensiones que cumple eficazmente su intención de ofrecer una visión general, razonablemente realista dada la época, de la campaña de Normandia.

De entre lo que más me gustó destacaría el atrezzo militar, que dada la cercania temporal a los hechos, es bastante real, de manera que los alemanes portan MP-40 y MGs-42, y los americanos las BAR, los fusiles Garand…etc, incluso los tanques alemanes que aparecen están modificados externamente para tener la apariencia de Tigers. La ambientación de los escenarios del campamento, la playa OMAHA y el Bocage es asimismo bastante buena y convincente. Las secuencias de combates resultan igualmente creibles, y son especialmente realistas las escenas que transcurren en el Bocage cuando el pelotón norteamericano tiene que neutralizar un cañón antitanque alemán, ya que tácticamente la escena es perfecta, recreando con bastante realismo el tipo de enfrentamiento a corta distancia que se dio en el terreno de setos vivos normandos.

Por ponerle algunos “peros” al film, puede criticarse el uso extensivo que se hace de imágenes sacadas de material documental de archivo, y que las escenas del desembarco en la playa OMAHA resultan bastante decepcionantes, ya que, aparte de está rodadas con muy pocos extras, parece que los americanos vencen fácilmente la resistencia en las playas, cuando en realidad costó horas de duros combates abrirse paso hacia el interior. Esa es, sin duda, la parte más floja de la película, aunque se entiende que la cortedad del presupuesto impuso limitaciones a la hora de recrear en el desembarco.

En resumen “Dia D, hora H” es un título aceptablemente entretenido, pero más interesante desde el punto de vista militar que cinematográfico. Una película discreta y sin pretensiones, pero bastante correcta en todos sus aspectos. No desmerece un visionado por parte de los buenos aficionados a la historia militar.

Calificación: 5/10

lunes, 21 de julio de 2008

Evasion en Atenea (Escape to Athena)

Evasión en Atenea (1979)

La acción nos sitúa en una isla griega del Egeo en algún momento de 1944. El mayor Otto Hecht (Roger Moore) es el comandante de un campo de prisioneros aliados donde se recluyen a varios especialistas formando un equipo para la recuperación de tesoros arqueológicos griegos. Los prisioneros aliados, liderados por el profesor Blake (David Niven) intentan fugarse y apoderarse de los fabulosos tesoros que se esconden en un monasterio cercano al monte Atenea. Al mismo tiempo, el lider de la resistencia griega Zeno (Telly Savalas) planea liberar a los prisioneros para asaltar el monasterio donde se sospecha que los alemanes tienen una base de cohetes V-2.

En lo que al cine bélico se refiere, los años 70 fueron terreno abonado para las producciones un tanto extravagantes e impregnadas de un cierto aire sicodélico propio de la época. Es el caso de “Evasión en Atenea”, realizada por el director estadounidense de origen griego George P. Cosmatos, quien contó con un deslumbrante reparto de estrellas internacionales, gracias en gran medida a que el hijo de David Niven era uno de los responsables de la producción y pudo convencer a su padre y a otras estrellas de renombre internacional para actuar en el film. Pero lo cierto es que, aparte del reparto, poco más puede rescatarse de esta película. Para empezar, el argumento es un refrito de varias tramas en las que pueden observarse reminiscencias de películas como “La Gran Evasión” o “Los cañones de Navarone” pero, por supuesto, con un desarrollo bastante más chapucero que el de aquellos grandes clásicos del cine bélico.

Por otro lado, los personajes resultan bastante inverosímiles y no hay por donde cogerlos, desde el corrupto coronel Hetch, hasta el cómico charlatán interpretado por Eliott Gould, todos parecen personajes de un vodevil de baja estofa. Por este motivo, los actores aparecen bastante desdibujados en sus respectivos papeles, y ni Roger Moore, ni David Niven ni Claudia Cardinale pueden hacer mucho por salvarse del naufragio impuesto por un guión bastante flojo. Pero sin duda, lo peor que puede decirse de una película de acción como esta es que, en líneas generales, resulta bastante aburrida. Y no por falta de tramas, porque estas van desde la voladura de una base de submarinos, pasando por el robo de un tesoro, y terminando en el sabotaje de una bomba V-2. Pero ninguna de estas tramas está suficientemente desarrollada, ni existe un hilo conductor adecuado para engarzarlas de una manera que resulte interesante para el espectador.

En definitiva, y exceptuando una trepidante secuencia de persecución en moto por las estrechas calles de un pueblo griego y la fotografía de exteriores, que se beneficia de los bellos escenarios de la isla de Rodas, donde tuvo lugar el rodaje, la película ofrece muy pocos puntos interés. En conjunto estamos ante una película que destila un aire de producto poco pulido y poco serio. Más allá de la curiosidad por ver a tantos actores buenos en una producción de baja calidad como esta, Evasión en Atenea resulta más bien un título infumable. Prescindible.

Calificación: 3,5/10

miércoles, 9 de julio de 2008

La Quinta Ofensiva (Sutjeska)

La Quinta ofensiva (1973)

La acción nos sitúa en mayo de 1943. En Yugoslavia, tras cuatro tentativas anteriores, los alemanes e italianos se disponen a lanzar una gran operación antipartisana contra las fuerzas del lider guerrillero Tito (Richard Burton) en el norte de Yugoslavia, donde esperan cercar a los 20.000 guerrilleros de Tito para aniquilarlos. Mientras tanto, el lider guerrillero, consciente del peligro prepara la huida de sus hombres a través del Valle del Rio Sutjeska.

Esta producción yugoslava, realizada a instancias del gobierno para conmemorar el 30º aniversario de la Batalla del Rio Sutjeska, en cuyos hechos históricos se basa el film siguiendo la estela de una película anterior titulada “La batalla del Rio Neretva”. Las similitudes entre ambos filmes son evidentes, pues en ambas usaron estrellas internacionales para hacer más atractivo el reparto (en este caso Richard Burton), además de centrar su temática en recrear la heroica lucha partisana contra los alemanes en Yugoslavia. Incluso se designó en primera instancia al director Veljko Bulajic, quien ya se había encargado de la dirección de “La Batalla del Rio Neretva” para dirigir este film, pero Bulajic declinó el ofrecimiento, al parecer porque no le gustaba el giro excesivamente patriotero que pretendía dársele a la historia. En cualquier caso, muchos de los actores yugoslavos que habían intervenido en “Neretva” repitieron actuación en este film, que prácticamente puede considerase una secuela de aquel. La película, asimismo contó con la colaboración de Serguei Bondarchuk uno de los grandes directores y guionistas del cine ruso, que había realizado grandes producciones bélicas como “Guerra y Paz”.

Como he mencionado antes, la película se basa en los hechos históricos de la “Batalla del Sutjeska” o lo que los alemanes denominaron “Operación Weiss” una ofensiva a gran escala para destruir a los importantes contingentes partisanos de Tito que operaban en la zona de Bosnia. Los alemanes e italianos concentraron un total de 10 divisiones en la zona norte de Yugoslavia cercando a las fuerzas guerrilleras, que hubieron de escapar por la zona montañosa de Bosnia, logrando romper las lineas alemanas en el Rio Sutjeska, si bien a costa de sacrificar a más de 6.000 hombres para lograr la ruptura. El mismo Tito estuvo a punto de morir en un bombardeo, y naturalmente los hechos fueron celebrados por el régimen comunista en la posguerra como unos de los hitos de la historia yugoslava, pese a que tácticamente supuso un duro revés para las fuerzas partisanas.

En cuanto a la valoración del film, la verdad es que este es bastante irregular. Tiene aspectos logrados, especialmente las multitudinarias escenas de combates en las montañas yugoslavas, escenas que fueron rodadas en los escenarios reales y que resultan bastante realistas incluso para los estándares actuales. Sin embargo, la batalla final la verdad es que resulta decepcionante y poco realista por el modo tan sencillo en el que son derrotados los alemanes. Asimismo, se nota que el respaldo del ejército yugoslavo fue total, lo que se traduce en una excelente recreación del atrezzo militar (incluso aparecen los típicos T-34 modificados externamente como Tigers) y gran número de extras que se emplearon en las secuencias de combates.

Sin embargo, la película también tiene varios puntos débiles. El principal es el tono descaradamente propagandístico que adopta el film, especialmente palpable en el retrato exageradamente heroico que se hace de Tito, casi en tono hagiográfico. Además, pese a que el film no tiene un metraje excesivo (96 minutos), se hace un poco largo, lo que es principalmente achacable a que el desarrollo de la historia se hace algo monótono y reiterativo. En cuanto a las interpretaciones, tanto Burton como el resto del reparto están correctos en sus respectivos papeles, sin que ninguno sobresalga especialmente, ya que los personajes principales tampoco dan mucho juego, limitándose a presentar a los típicos guerrilleros abnegados y sacrificados hasta el límite en su lucha contra el invasor. Finalmente, otro aspecto que no me convenció es que no se explica muy bien el desarrollo general de los acontecimientos, limitándose a mostrar una sucesión de combates tácticos que podrían haberse integrado en la historia con el típico recurso del mapa que muestra el transcurso de las operaciones.

En definitiva, “La Quinta Ofensiva” es un típico producto del cine comunista de la época. Merece la pena verse por su despliegue de medios y por tratar un aspecto poco conocido de la II GM como es el de la lucha antipartisana, pero su interés cinematográfico es bastante limitado, sobre todo por el nada disimulado tono patriotero que adopta la historia. Una película medianamente satisfactoria para los aficionados a la historia de la II GM.

Calificación: 5/10

lunes, 7 de julio de 2008

Fuerza 10 de Navarone (Force 10 from Navarone)

Fuerza 10 de Navarone (1978)

La acción comienza justo donde terminó “Los Cañones de Navarone”. El mayor Mallory (Robert Shaw) y el Sargento Miller (Edgard Fox), tras ser rescatados por un buque británico, son asignados a una nueva misión. Ambos deben infiltrarse en Yugoslavia, junto con un grupo de comandos denominados la Fuerza 10, comandada por el coronel Mike Barnsby (Harrison Ford). La misión de la Fuerza 10 es destruir un importante puente, mientras que la de Mallory y Miller es la de eliminar a un peligroso agente alemán que se hace llamar Capitán Leskovar (Franco Nero), infiltrado en la resistencia yugoslava.

El realizador britanico Guy Hamilton, director de varias de las películas de la serie James Bond fue el encargado de dirigir esta secuela de la exitosa y célebre “Los Cañones de Navarone” basándose nuevamente en una novela de Alistar MacLean. Pero lo cierto es que más alla del enlace, un tanto forzado, que se hace del punto de partida argumental de esta secuela con las secuencias finales de su predecesora, lo cierto es que ambas películas tienen poco en común.

Para empezar, el reparto está bastante lejos del que encumbró la película original, pues la sustitución de Gregory Peck y David Niven en los papeles principales por los mucho más anodinos Robert Shaw y Edgar Fox, respectivamente, se acusa bastante, aunque la presencia de un joven Harrison Ford en el papel de oficial norteamericano compense en parte la falta de carisma de los otros dos coprotagonistas. Por otro lado, aunque el relato procura combinar diversos elementos narrativos de acción y aventuras, complementados con algunas notas de humor e intriga, lo cierto es que se echa en falta más imaginación a la hora de desarrollarlos. Además, los diálogos, que eran bastante buenos en “Los cañones de Navarone”, en este caso no pasan de discretos, y desde luego son muy inferiores a los de aquella. Tampoco las escenas de acción resultan especialmente espectaculares, quedándose, como mucho, en correctas. Finalmente, aunque la historia trata de introducir ciertos elementos de sorpresa con algún que otro giro del guión, en mi opinión estos resultan bastante previsibles.

Lo que más me gustó el film es una fotografía de muy buena calidad y la ambientación de los escenarios de exteriores yugoslavos, bastante lograda. También es de agradecer que la historia esté ambientada en un escenario poco trillado como es el de la Yugoslavia ocupada por los alemanes. Pero por lo demás, aunque no puede decirse que “Fuerza 10 de Navarone” sea una secuela especialmente mala (sobre todo si la comparamos con otras), lo cierto es que dista mucho de la calidad del film original. Una película aceptablemente entretenida, pero poco más.

Calificación: 5,5/10

miércoles, 2 de julio de 2008

Los Cañones de Navarone (The Guns of Navarone)

Los Cañones de Navarone (1961)

Año 1943. En Keros, una remota isla griega del Egeo, 2.000 soldados británicos esperan para ser evacuados por la Royal Navy, pero los alemanes, decididos a dar un golpe de efecto para forzar la entrada en la guerra de Turquía, se disponen a liquidar a la guarnición de Keros. Para evitarlo y rescatar a los soldados, se hace preciso eliminar la estratégica bateria de cañones pesados de la isla de Navarone, que cierra el paso por mar a Keros. Sin embargo, la batería, emplazada en una fortaleza excavada en la roca de un inexpugnable acantilado, no puede ser destruida desde el aire. Por ello, los aliados preparan un comando liderado por el antiguo escalador Keith Mallory (Gregory Peck), quien junto al lider de la resistencia griega Stavro (Anthony Quinn) y el experto en explosivos Miller (David Niven) tendrán que conducir la peligrosa incursión contra Navarone con el objetivo de destruir los cañones.

Basándose en el Best Seller del mismo título, obra del escritor Alistair Maclean, el director británico Jack Lee Thompson firmó este notable film de aventuras bélicas. Esta película está considerada, a mi entender con razón, como la película de “comandos” por excelencia, y un auténtico clásico del género bélico. En mi opinión, esto se debe a varios motivos, el primero de los cuales es un inteligente guión, que sabe ir dosificando perfectamente la acción, la intriga y la tensión para captar la atención del espectador. Otro acierto radica en la caracterización de los personajes perfectamente creible, y en un soberbio reparto que sabe sacarle partido a cada uno de los papeles protagonistas.

De entre estos, destacaría especialmente un enorme Anthony Quinn en el papel del duro resistente griego Stavro y un impagable David Niven interpretando a un experto en explosivos díscolo y rebosante de fina ironía británica (por ejemplo, cuando los alemanes rodean la casa donde se esconde el comando, pregunta impertubable: ¿habrá salida de incendios?)”. Otros aspectos destacables de la película radican en la excelente ambientación de los escenarios griegos, así como en una excelente banda sonora, obra de Dimitri Tiomkin, que acompaña perfectamente a la acción sin interferirla. Igualmente habría que destacar los efectos especiales del film (merecedores del Oscar de ese año) que aunque hoy en dia no llamen especialmente la atención, hay que reconocer que estaban bastante logrados para la época.

Sin embargo, la película tiene también algunas debilidades que le restan brillantez al conjunto. La primera, es que tras un comienzo electrizante, coronado por la excelente secuencia del enfrentamiento con la patrullera alemana y las escenas de la escalada del acantilado, la historia sufre un acusado bajón del ritmo narrativo en la parte central del metraje, quizás algo dilatada. Por otra parte, hay algunos errores de ambientación (no parece probable que en una isla griega se diera tal concentración de panzers, como salen en la película, y además los vehículos alemanes se notan que son norteamericanos); y alguna escena de acción demasiado inverosímil, en las que los alemanes demuestran tener escasa puntería.

Pero en general, el film mantiene el tono, y la verdad es que la parte final de la película consigue captar perfectamente la atención del espectador gracias a un desenlace muy bien resuelto. En resumen, “Los Cañones de Navarone” es un intenso film de aventuras bélicas que ha resistido bien el paso del tiempo gracias a su buena factura, reparto estelar, y las altas dosis de entretenimiento que proporciona al espectador. No es una obra maestra pero sí merece estar entre las mejores del género.

La Crítica de Steiner

Calificación: 7,5/10

viernes, 27 de junio de 2008

Evasión o Victoria (Escape to Victory)

Evasión o victoria (1981)

La acción nos situa en el año 1943. El mayor Von Steiner (Max Von Sydow) es un oficial alemán que de visita en el campo de prisioneros aliados de Gensdorff, con motivo de la de inspección del campamento por representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja, observa como un grupo de prisioneros juega al fútbol. A Von Steiner, un apasionado del futbol, se le ocurre entonces la idea de organizar un partido de una selección alemana contra un grupo de prisioneros aliados. Aunque el oficial aliado del campo, el Capitan Colby (Michael Caine), en principio se opone, acabará aceptando el reto con la idea de aprovechar el partido para organizar su fuga y la de todo el equipo de prisioneros.

Bueno, como estamos en plena efervescensia futbolera, y en vísperas de un partido histórico para mi querida Selección Española de fútbol, creo que la ocasión es propicia para comentar este film con el deporte rey como argumento de fondo. La verdad es que ésta es una producción bastante atípica dentro de la filmografia del famoso realizador norteamericano John Huston, quien pese a ser estadounidense y no tener mucha idea de futbol decidió encargarse de este proyecto, basándose en un guión escrito por Evan Jones y Yabo Yablonsky, que aunque parezca mentira, está lejanamente inspirado en hechos reales acaecidos durante la II GM.

Tras la invasión de la URSS por los alemanes en 1942, los jugadores del Dynamo de Kiev que no habían escapado, fueron empleados por las autoridades de ocupación para jugar varios partidos de exhibición contra combinados alemanes, logrando varias victorias frente a estos. En agosto de 1942, pese a las amenazas alemanas de tomar represalias si no se dejaban ganar, el combinado del Dynamo venció por 5-3 a una selección de la Luftwaffe, humillación que fue demasiado para los alemanes quienes, tras el partido, detuvieron a 9 de los jugadores, que fueron ejecutados o enviados a campos de concentración. Naturalmente, la película no abordó esta parte de la trama real, sino que optó por presentar una versión suavizada de los hechos, trasladando la historia a un grupo de prisioneros occidentales.

Desde el punto de vista cinematográfico la película es bastante irregular. Para formar el equipo aliado, Huston no dudó en “fichar” a jugadores reales de fama mundial, contando entre otros con el mismísimo Pelé, el argentino Ardiles, el inglés Bobby Moore, y el belga Paul Van Himst. Para completar el reparto, se escogió al entonces emergente Silvester Stallone, para interpretar el papel de díscolo (y algo bruto) portero del equipo, además de experto en fugas. Claro que el hecho de contar con estos futbolistas profesionales haciendo de actores hace que sus interpretaciones aparezcan artificiosas y resulten poco convincentes (en especial el de Pelé, un mago de balón, pero un actor bastante mediocre), y de hecho, si exceptuamos a Michael Caine que cumple sin alardes, ni Stallone ni Max Von Sydow parecen estar muy a gusto en sus papeles.

Obviamente, la intención de la película es la de exaltar los valores de la resistencia, y lucha por la libertad mezclándolos con elementos propio de la épica deportiva que tanto gustan al público norteamericano, mezcolanza que, en este caso, funciona solo a medias en el mejor de los casos. De las dos tramas principales del argumento, la del plan de fuga resulta más bien plana y previsible, mientras que la parte deportiva a mi no me termina de convencer. Se nota que Huston no entendía de futbol, porque las escenas del partido están filmadas sin pasión, aunque se pretenden engrandecer con un par de escenas espectaculares de “futbol de salón” protagonizadas por Pelé (con gol de chilena incluido) que lo hacen aun más inverosimil.

Y todo ello coronado con un épico y pretencioso happy ending final, poco creible y bastante alejado de los hechos reales en los que se inspira la historia. Con todo, hay que reconocer que la historia resulta medianamente entretenida (hecho refrendado por una más que buena acogida por parte del público cuando se estrenó) y que para los aficionados al fútbol siempre será un título de referencia por haber contribuido a la generalización de este deporte. Pero desde el punto de vista cinematográfico, es uno de los títulos menores de la filmografía de Huston.

Calificación: 5,5/10

jueves, 26 de junio de 2008

Zero (Zero faita dai kûsen)

Zero (1966)

A través de la historia de dos amigos enrolados en la Fuerza Aearea japonesa, el teniente Yuzo Hamada y el mecanico Mikushima, el film hace un repaso al desarrollo y al historial de combate del famoso avion de caza Mitsubishi A6MZero”, uno de los aviones míticos de la II GM. Desde sus vuelos reprueba y primeros combates en diciembre de 1941 hasta el final de la guerra, ambos hombres serán testigos de las hazañas aereas del mítico Zero.

Esta curiosa producción japonesa es probablemente un caso único, al ser una película puesta al servicio no de unos personajes o de una historia determinada, sino que está dedicada integramente a un tipo de avión de caza. Sobre esta premisa, y partiendo de un argumento y unos personajes bastante esquemáticos, la película va haciendo un repaso al historial del Zero antes y durante el transcurso de la II GM. La verdad es que la película no carece de interés para los aficionados a la historia militar como es mi caso. Por ejemplo, me gusta la escena en la que el oficial les muestra a los dos cadetes el prototipo sin pintar del Zero con su estructura de aluminio, y les dice que “con este avión Japón será el dueño de los cielos”. También tiene su punto de interés el repaso general que el film hace de la evolución de la guerra en el Pacífico, o el que se muestren aspectos técnicos como la sorpresa de los pilotos japoneses al descubrir el grueso blindaje que protegía a los aviones norteamericanos frente a la escasa protección de sus cazas…etc.

Pero lo cierto es que desde el punto de vista cinematográfico, la película deja mucho que desear. Apenas hay desarrollo de los personajes, los diálogos son mayormente intranscendentes y además las escenas de combates aéreos son bastante deficientes. Pese a que las tomas aereas de los Zero reales no están mal, los estudios Toho, que se encargaron de la producción, eran los mismos que produjeron las famosas películas "de monstruos" japonesas de los 60. No es de extrañar, por tanto, que las secuencias de combates se limiten a mostrar maquetas bastante burdas de los aviones y primeros planos de las cabinas, lo cual me recordó en demasiados momentos a los efectos visuales de las películas de Godzilla. A todo esto hay que añadir que la película desprende el típico halo patriotero y justificativo de las producciones niponas, pero en este caso aun más acentuado por el hecho de que ensalzan sin el menor disimulo las virtudes japonesas y el mérito tecnológico de producir un avión como el Zero. Viendola, parece que estemos ante una película de propaganda filmada durante la contienda y no después de ella.

En definitiva, Zero tiene ciertos aspectos interesantes para los aficionados a los temá bélicos en general y a la aviación en particular, pero su calidad cinematográfica es bastante deficiente, casi de “cero”.

Calificación: 2,5/10

lunes, 23 de junio de 2008

Todos fueron valientes (None but the brave)

Todos fueron valientes (1965)

El teniente Kuroki es el jefe de un pequeño destacamento japonés destinado como guarnición en una pequeña y olvidada isla del Pacífico, que pretende escapar de la misma junto con sus hombres para reincorporarse al frente. Un dia, la rutinaria vida de las tropas de Kuroki se ve alterada cuando un C-47 norteamericano que transportaba un grupo de marines es derribado por cazas japoneses y se estrella en la isla. El pelotón norteamericano, liderado por el Capitán Bourke y el ayudante sanitario Maloney (Frank Sinatra) no tardará en enfrentarse a los japoneses por el control de la isla. Sin embargo, la fuerza de las circunstancias y las necesidades de supervivencia harán finalmente que ambos grupos de hombres pasen de la hostilidad inicial al entendimiento, y finalmente cooperarán por salir adelante.

El famoso cantante Frank Sinatra pasó buena parte de la década de los 60 buscando papeles que le permitieran revitalizar su languideciente carrera cinematográfica. Para ello afrontó este proyecto, hecho a su medida y en el que también iba a encargarse de la dirección (fue la única vez que lo hizo), además de colaborar en las tareas de producción. Muy probablemente Sinatra eligió una historia ambientada en la II GM recordando que su mejor interpretación vino dada precisamente en un film de este tipo, que le valió el Oscar al mejor actor secundario, por su papel de Maggio en “De Aquí a la Eternidad”.

Hay que reconocer que la película pese a estar rodada en plena década de los 60, parte de unos planteamientos bastante originales y honestos, pues partiendo de un punto de partida argumental con claros tintes antibelicistas, se esforzó en humanizar a los japoneses ofreciendo una visión más cercana de estos, algo que podía considerarse bastante rompedor para la época. Casi por primera vez en una producción nortamericana, los japoneses aparecen retratados no como los malvados y fanáticos enemigos, sino como hombres con sus propios sentimientos de honor y patriotismo, algo que luego también aparecería desarrollado en títulos posteriores como “Infierno en el Pacífico” o “Playa Roja”. Además, el argumento está inteligentemente desarrollado y logra mostrar como, por encima de las diferencias nacionales, culturales y raciales, siempre pueden imponerse los sentimientos de fraternidad humana. Además, el film evita caer en el “happy ending” fácil para mostrar, en cambio, un amargo final que pone de manifiesto la inutilidad de la guerra, lo cual refuerza el trasfondo antibelicista de la historia, dándole más contundencia al mensaje pacifista que pretende transmitir.

Quizás se le puede achacar que los personajes en general resultan algo planos, y que el desarrollo de la historia queda un poco falto de intensidad dramática, pero igualmente hay que reconocer que la dirección de Sinatra resulta más que digna. Las actuaciones del reparto americano y japonés también me parecieron bastante creibles, incluida la de Sinatra, que no era un gran actor, pero sí que solía mostrarse solvente en pantalla. En resumidas cuentas “Todos fueron valientes” me parece un film aceptablemente entretenido, de correcta factura, y cuyo mensaje conserva su vigencia aun hoy dia.

Calificación: 6/10