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martes, 5 de febrero de 2008

Roma, Ciudad Abierta (Roma Città Aperta)

Roma, Ciudad abierta (1945)
La acción se situa en Roma a comienzos de 1944. La GESTAPO busca acabar con uno de los jefes del Comité de Liberación Nacional, el ingeniero Manfredi, quien logra escapar por poco a la captura. Huyendo de sus perseguidores, Manfredi se refugia en casa de la viuda Pina, novia de otro de los miembros de la resistencia, el tipógrafo Francesco. Con la ayuda del Padre Pietro, un cura que colabora con la resistencia, Manfredi intenta continuar sus actividades, pero resultará localizado por los alemanes y detenido, muriendo en el curso del arresto la viuda Pina. Aunque Francesco y Manfredi son liberados por la resistencia cuando los trasladan, Marina, antigua novia de Manfredi, delatará a este, dando lugar a una serie de trágicos acontecimientos.

En plena época de posguerra, con las heridas morales de la contienda aun sangrantes y los destrozos físicos aun presentes, el director italiano Roberto Rosselini marcó un hito en la historia del cine con este título, considerado justamente como el que sentó las bases del Neorrealismo (el precursor del moderno “Movimiento Dogma” que propugna un acercamiento del cine a la realidad huyendo de todo artificio técnico y argumental). Partiendo de un hecho real acaecido en los últimos meses de ocupación alemana, en concreto el fusilamiento de un cura por colaborar con la resistencia, Rosselini construyó una historia sencilla y sin alardes, con un estilo que muchas veces parece semidocumental por el realismo que rezuma cada plano. Especialmente destacable -y memorable, por ser un autentico icono del septimo arte- es la secuencia de la detención de Francesco y la muerte de Pina. Unas escenas magistralmente construidas, que impactan por su sobrio verismo y que ponen un nudo en la garganta por el intenso dramatismo que transmiten al espectador en cada fotograma. Puede decirse sin temor a exagerar que los gritos de Pina llamando a Francesco mientras corre tras el camión que se lleva a los detenidos saltan del celuloide y se atraviesan en el alma.

Otro aspecto destacable del film es como va mostrando el entramado de relaciones y actividades que se tejen entre los protagonistas y como se van desenvolviendo estas hacia el trágico final. A ello contribuyen unas actuaciones sobresalientes de la mayor parte del elenco de actores, que logran expresar una naturalidad pocas veces vista en pantalla, lo cual contribuye a reforzar el aspecto semidocumental del film.

En cuanto a los aspectos negativos, hay que reseñar las bastante evidentes limitaciones técnicas de que adolece el film, especialmente las deficiencias en cuanto a iluminación y fotografia, impuestas tanto por las circunstancias (prácticamente todos los estudios de Roma habían quedado destruidos, por lo que había que filmar en exteriores con luz natural) como por las limitaciones presupuestarias. Sin embargo, estos defectos, lejos de restarle calidad al film, redundan en una mayor coherencia con estilo que Rosselini imprime a su obra.

En pocas palabras, “Roma, Ciudad Abierta” constituye un título fundamental para entender una época y la misma esencia del cine. Con esta película se abrieron nuevas vías narrativas y se creó un lenguaje cinematográfico propio que inauguró una corriente cinematográfica que influyó notablemente al cine posterior, además de dejar para la posteridad algunas de las secuencias más memorables del Séptimo Arte. Un clásico imprescindible para todo buen aficionado al Cine.

Calificación: 8/10

7 comentarios:

Major Reisman dijo...

Buenas

De acuerdo en general con tu estupendo comentario, sobretodo en lo de considerar icónica la secuencia de la muerte de Pina y en que fue precursor del "movimiento Dogma". Aunque como bien indicas en tu post, creo que fue más una necesidad que un deseo en una Italia de la postguerra;-)

Ya comente en el blog de Steiner que a mi personalmente las actuaciones no me parecieron tan sobresalientes (exceptuando la Magnani, soberbia como siempre). De hecho abusa demasiado de los estereotipos como el nazi malo malísimo y además maricón, que me parece bastante lamentable.

Otra cosa que no me gusta mucho de la película es el retrato tan benevolente de los propios italianos como si no hubieran sido aliados de los alemanes y no hubieran nunca roto un plato. Un poco de autocrítica no habría venido mal.

Personalmente creo que esta película esta quedando más como una obra sobre como creía verse a si misma la Italia de 1945, que como la Italia de 1943-44. De todas formas y como bien dices, es imprescindible su visionado.

Un saludo

Von Kleist dijo...

Buenas Reisman

Muy interesante tu comentario, como siempre. Respecto a las actuaciones, me parecieron sobresalientes no por la técnica interpretativa sino por la naturalidad de casi todos los actores principales y secundarios, que hacen muy creibles todos sus papeles, desde los niños al "brigadier" (sereno) de la casa de Pina.

Sobre los estereotipos, quizás el personaje peor dibujado sea precisamente el del coronel de la Gestapo (ese amaneramiento parece fuera de sitio como dices). Pero en la escena de la discusión con el veterano mayor del ejército se deja entrever que no todos los alemanes eran iguales.

Sobre el retrato de los italianos, aqui es donde mas difiero de tu opinión. Ciertamente en la pelicula se muestra el idealismo de la resistencia por encima de las diferencias ideológicas (por ejemplo, el cura respecto a Manfredi) lo cual resulta un tanto idealista. Pero igualmente se muestran a los italianos que colaboran con los alemanes y a los fascistas (por ejemplo, el policia italiano que le da a la Gestapo la ficha policial de Manfredi). Además si algo demostró el comportamiento de la población (y parte del ejercito) italiana es que muchos no simpatizaban con el fascismo ni con la guerra.

Yo personalmente considero que "Roma, ciudad abierta" es un verdadero testimonio vital y cinematográfico de la sociedad italiana de la época. Pero, por supuesto, es solo una modesta opinión personal.

Anónimo dijo...

Kleist:

Añadir sólo a tu magnífico comentario que la escena final del fusilamiento de Don Pietro cuando fallan todos los disparos del pelotón de fusilamiento y es el oficial alemán el que tiene que matarlo con su pistola es magnífico y consigue incomodarte en la butaca.

Von Kleist dijo...

Buenas Steiner

Ciertamente, la escena del fusilamiento del cura resulta conmovedora y supone un final redondo a la pelicula. Por cierto que ahora que lo pienso, creo que dicha escena tuvo cierto reflejo en el final de "Muerte en Roma", para mi que en cierta medida Cosmatos se inspiró en Rosselini para su desenlace.

Saludos

Anónimo dijo...

Pues creo que la famosa secuencia de la muerte de pina es lo que no me convenció.

Para empezar que la chica abofetee al SS y el tipo se quede plantado: segurito que muchos "Bellos Rommanos" a los que les habrá pasado lo mismo se sentirán complacidos; y no pocas arpías de la "Piazza" se identificarían con la chica...pero los SS eran los SS, y no me trago que UNO SOLO DE ELLOS se quedará paradote en un caso así sin ir como el rayo tras ella... VAMOS, QUE NO ES UNA PELICULA COMICA.

Luego en cura y el chico salen de no sé dónde, CASUALMENTE justo después. (¿?)

Y para rematar, que precisamente CUANDO ya el tipo está metido y bien metido en el camión los alemanes le peguen un tiro a la chica. Más lógico que el SS le diera una buena cahiporra CUANDO LO DE LA BOFETADA.

Pero no se disparaba a matar contra una chica cuando al partisano ya se lo llevaban; en todo caso se la arrestaba, para interrogarla,(evidentemente era un ser querido del partisano, que podía decir cosas útiles de él) y, si a mano venía torturarla DELANTE del partisano, para que delatara más rápido a sus camaradas.

(Los SS eran crueles, pero métodicos; no disparaban a tontas y a locas)

La verdad es que matarla sólo servía para poner al niño (CON SU VESTIDO DE MONAGILLO INMACULADO: es que no podía ser menos) llorando por la Mamma: un ícono del cine italiano. (Creo que Coppola lo usó en El Padrino II cuando Don Corleonecito se escapa dejando a la suya bien muerta detrás antes de irse a américa a volverse cappo)

Lo único bueno es que al menos saben elegir los íconos italianos adecuados: El Cura, La Mamma, etc. Porque si quisieran presentarnos a un héroe del ejército italiano...entonces sí que se les cae la poca verosimilitud que le queda. Mucho victimismo PRECISAMENTE para los romanos, que por tener dentro al Vaticano como elemento publicitario que los nazis querían tratar con guante blanco, no sufrieron NUNCA lo que en Varsovia, Y TANTAS OTRAS CIUDADES. Pero "lloraban más", y con más ARTE, para hacer famosos sus pesares.

La triste y ETERNA lección del cine de propaganda: SOLO SE RECUERDAN LAS INJUSTICIAS DE QUIENES "LLORAN MAS".

Von Kleist dijo...

Buenas Alexander

Gracias por el comentario. Desde luego son formas de verlo, y tu razonas con bastante solidez por qué no consideras creible esa escena. Pero yo sigo pensando que por su fuerza dramática es una de esas escenas memorables de la Historia del cine.

Sobre el victimismo de los italianos, puede que tenga algo de cierto, pero en todo caso eso es algo ajeno al aspecto cinematográfico. De todos modos también los italianos sufrieron una ocupación alemana, relativamente corta, encarcelamientos de sus ciudadanos y matanzas como las de las Fosas Ardeatinas. Para mi esta película es una de las grandes del cine.

Saludos

Anónimo dijo...

Muy bueno todo!!!