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lunes, 23 de mayo de 2011

Ispansi (Españoles)

Ispansi (Españoles) (2011)

La historia comienza en Moscú en el invierno de 1941. Mientras los alemanes avanzan sobre la capital rusa, en un tren encargado de evacuar de la ciudad a un grupo de niños y refugiados españoles coinciden Paula (Esther Regina), hija de una acaudalada familia madrileña conservadora, huida a Moscú para acompañar a su hijo ilégitimo tras robar la identidad de una republicana muerta; y Pablo (Carlos Iglesias) comunista y antiguo comisario político exiliado tras la derrota republicana. Tras varias peripecias en su largo viaje hacia zonas del interior de la URSS, surgirá entre Paula y Pablo un apasionado romance.

Tras el éxito comercial obtenido con su primera película como director, Un Franco, catorce pesetas, el cineasta español Carlos Iglesias quiso tratar en su segundo film detrás de las cámaras otra historia relacionada con el pasado reciente de la historia de España. Concretamente, en este segundo film, Iglesias abordó la historia de los denominados “Niños de la Guerra”, unos 3.000 niños españoles que, entre 1937 y 1938 fueron evacuados de la zona republicana y enviados a la Unión Soviética para garantizar su seguridad mientras durara la contienda civil. Y lo cierto es que, a priori, la película tenia bastantes aspectos atractivos en su haber, especialmente por el hecho de tratar un tema poco trillado en el cine patrio, además de contar con un generoso presupuesto –para los estándares de las producciones españolas- de 4 millones de Euros.

Sin embargo, una vez visionado el film, hay que concluir que el resultado final de Ispansi resulta mediocre en el mejor de los casos, y ello por varias razones. En primer lugar, porque desde el primer momento queda en evidencia que el tema de los Niños de la Guerra es una mera excusa argumental que el guionista usa para hablar de la génesis de la Guerra Civil y del enfrentamiento entre las “Dos Españas”, personificadas en sus protagonistas. En ese sentido, da la impresión de que el guión pretende abarcar demasiados temas, sin desarrollar adecuadamente ninguno, por lo que el desarrollo de la historia resulta más bien insulso, y lastrado además por el recurso de una cansina voz en off que introduce las reflexiones del protagonista. De este modo, las experiencias y penalidades que viven los protagonistas en su largo y accidentado viaje a lo ancho de la URSS, pasan por la pantalla con más pena que gloria, sin que la película logre nunca emocionar al espectador, ni levantar realmente el vuelo a lo largo de sus casi dos horas de duración.

Otro aspecto claramente deficiente radica en la elección del reparto. La interpretación de Carlos Iglesias en el papel de Álvaro resulta demasiado sobreactuada y poco creíble, mientras que la de la protagonista femenina Esther Regina no pasa de discreta en un personaje que requería unas mayores dotes interpretativas. Con todo no pueden negarse algunos méritos (sobre todo técnicos) del film, en especial en lo tocante a la más que correcta ambientación y a la notable fotografía. Sin embargo, ello no es suficiente para salvar a la película del naufragio, no solo artístico sino también comercial, ya que la recaudación de Ispansi en taquilla apenas dio para recuperar una ínfima parte de su presupuesto.

En resumidas cuentas Ispansi es el típìco ejemplo de una película que no sabe desarrollar la buena historia de base que toma como punto de partida. Sin duda hay que agradecerle a Carlos Iglesias su interés en abordar un tema histórico bastante relevante y su esfuerzo por ofrecer una producción española de factura visual más que digna. Sin embargo, al realizador español le ha faltado pulir bastante más los otros aspectos de la película, por lo que al final la historia se queda en agua de borrajas. Una película que tiene su punto de interés para los aficionados al cine histórico pero que en general, decepciona en cuanto a calidad cinematográfica.

Calificación 4/10

lunes, 16 de mayo de 2011

Esperanza y Gloria (Hope and Glory)

Esperanza y Gloria (1987)

Inglaterra, 1940. La tranquila vida del niño Bill Rowan (Sebastian Rice Edwards), hijo de una familia de clase media residente en un suburbio de Londres, se verá radicalmente alterada por el estallido de la guerra y el posterior el inicio de los bombardeos alemanes contra la ciudad. Mientras el padre de la familia se alista en el ejército, para Bill, la ciudad semiderruida se convierte en un apasionante mundo de aventuras y novedades que explorar con sus ojos de niño.

Diecinueve años después de haberse encargado de la dirección de Infierno en el Pacifico, el realizador británico John Boorman retomó el tema de la II GM para abordar este relato, de tintes semibiográficos basados en la infancia del director, sobre las vivencias de una familia inglesa de clase media durante el blitz de bombardeos alemanes de 1940. La película tuvo un notable éxito de público y crítica en la época de su estreno, recibiendo nada menos que 6 nominaciones a los Oscars, si bien finalmente no logró alzarse con ninguna de las estatuillas para las que había sido nominada.

Y ciertamente, visionando el film da la impresión de que Esperanza y Gloria estuvo un punto sobrevalorada en su momento. Se nota que Boorman quiso hacer una especie de remake actualizado de La Señora Miniver, con algunas escenas prácticamente plagiadas del clásico de William Wyller (por ejemplo, la del piloto alemán derribado) aportando otras sacadas de su cosecha personal. Tampoco falta el tono de comedia ligera que impregna buena parte de la narración, salpicada con una variedad de anécdotas que vive el protagonista en sus andanzas por los barrios londinenses, resueltas con irregular pulso y desigual fortuna. Pero el mayor problema de la película radica en el hecho de que la historia que nos cuenta resulta, en demasiados aspectos, insustancial y por momentos aburrida. Además, al contrario de lo que ocurría con La Señora Miniver, la película carece de la motivación propagandística y de la emotividad de algunas de sus escenas, por lo cual el conjunto resulta bastante desangelado. Con todo, hay que reconocer que tiene algún momento inspirado, especialmente la secuencia en la que los niños del barrio estallan en vítores al comprobar que su escuela ha sido destruida por un bombardeo. Pero, como apuntaba antes, en líneas generales la historia se diluye en contar una serie de anécdotas sin demasiada sustancia, y se echa claramente en falta la presencia un mayor calado dramático en más de un momento de la narración.

Entre los aspectos a destacar, pueden citarse la correcta ambientación de los escenarios londinenses de la época, la banda sonora y la buena interpretación del niño protagonista. Por lo demás, Esperanza y Gloria se queda en agua de borrajas. Un relato que, como recuerdo nostálgico de la niñez en tiempos de guerra, está muy lejos de títulos similares como Adios, muchachos; y que como comedia con tintes trágicos no termina de carburar en ningún momento. En definitiva, Esperanza y Gloria es una de esas películas de correcta factura que pueden verse una vez, pero que no invitan a repetir visionado.

Calificación: 5,5/10

martes, 10 de mayo de 2011

En el límite del amor (The edge of love)

En el limite del Amor (2008)

Londres, 1940. Mientras los bombardeos alemanes arrasan la ciudad, el poeta Dylan Thomas (Matthew Rhys), se reencuentra casualmente con Vera Phillips (Keira Knightley) su novia de la adolescencia. El reencuentro hará que renazca la atracción entre ambos, pero su relación se hace imposible cuando Caitlin (Sienna Miller), la esposa de Dylan, acude a Londres para reunirse con su marido, lo cual no impedirá que ambas mujeres se hagan amigas y compartan una intensa relación emotiva con el poeta. Cuando los bombardeos alemanes sobre la ciudad arrecian, los tres deciden mudarse a vivir juntos a la finca que Dylan posee en Gales, donde inevitablemente surgirán las tensiones entre ellos.

En el límite del amor supuso un acercamiento biográfico a la figura del famoso poeta galés Dylan Thomas, uno de los dramaturgos británicos más celebres del S. XX, que durante los años de la contienda se convirtió en una de las voces más populares de la BBC gracias a sus intervenciones radiadas para la nación. Basándose en este personaje, el film nos ofrece una narración centrada en su trayectoria vital durante los años de la guerra, así como en su tormentosa vida personal y amorosa. Lo mas atractivo del film radica en su reparto, especialmente en sus protagonistas femeninas, Keira Knightley interpretando nuevamente un papel de época, en un registro muy parecido al ya ofrecido por la actriz en Expiación, compartiendo el protagonismo con una convincente Sienna Miller, que da vida a la alocada esposa de Thomas. Ambas ofrecen lo mejor de un relato que comienza con fuerza en sus veinte primeros minutos de metraje, mostrando el reencuentro de Vera con su amor de adolescencia, y la bohemia personalidad del poeta, que lleva una existencia desordenada y plagada de excesos alcohólicos. Lamentablemente, prácticamente en esos aspectos se acaban las cualidades del film.

El resto de la película ofrece mayormente una amalgama de pretenciosas citas poéticas que el personaje de Thomas pronuncia a veces sin venir a cuento, junto con una desvaida y tópica a más no poder historia del triangulo amoroso que se establece entre los tres personajes protagonistas, sazonada con algunas escenas bélicas sin sustancia. El resultado final es que las dos horas de metraje no solo no logran transmitir el lirismo que pretenden, sino que además aburren mortalmente en más de un momento. Y eso es algo que ni el buen trabajo de las actrices principales, ni los destacables aspectos técnicos del film –en especial, la ambientación y la fotografía- puden compensar.

En definitiva, En el límite del amor constituye un notable ejercicio técnico y visual por parte de su realizador, John Marbury, pero es un título que finalmente ofrece muy poco debido a las debilidades de un guión muy poco consistente, y a una historia pretendidamente profunda, que al final peca de ser excesivamente superficial. Una pena que el talento de sus protagonistas se haya desperdiciado de esta manera, porque se trataba de una historia que podría haber ofrecido mucho más. Una película pasable, en el mejor de los casos.

Calificación: 4/10

martes, 3 de mayo de 2011

El hombre que nunca existió (The man who never was)

El hombre que nunca existió (1956)

La historia comienza en el verano de 1943. Tras la caida del norte de Africa en manos aliadas, el alto mando planea la invasión de Sicilia. Paralelamente los servicios de inteligencia británicos tratan de engañar al espionaje alemán acerca de las futuras operaciones militares en el Mediterraneo. Entre los planes propuestos, el Comandante Montagu (Clifton Webb) de la inteligencia naval, idea hacer llegar a los alemanes unos planes falsos de invasión de Grecia y Cerdeña, usando un hombre muerto arrojado al mar, un plan que recibirá el nombre clave de Operación Mincemeat.

En 1953 aparecia publicado en Gran Bretaña un libro titulado The man who never was, escrito por el antiguo oficial de la inteligencia naval Ewen Montagu. En dicho libro, Montagu describía los hechos históricos que rodearon a la Operación Mincemeat (“carne picada”), una de las más estrambóticas operaciones de engaño estratégico organizadas por el servicio secreto británico durante la guerra. El comandante Montagu pensó certeramente que si el cuerpo de un falso oficial británico, portando documentos de alto secreto, aparecía en las costas de Huelva, los agentes locales del Abwerh alemán se harían con una copia de los mismos y los trasladarian al Alto Mando, así que se hizo todo lo posible por dotar de credibilidad a la historia del cadáver. A tal efecto, se creó una identidad ficticia, la del Mayor William Martin, dotándolo de documentos de identidad, cartas de alto secreto, recibos de lavandería e incluso una carta de amor de una falsa prometida. El plan fue todo un éxito, y tras recibir la información falsa proporcionada por Mincemeat, Hitler ordenó el desvío de importantes contingentes navales y terrestres a Grecia, asegurando de este modo el éxito de la Operación Husky.

Naturalmente, esta era una de esas historias de espionaje que se prestaba a ser llevada al cine. En lineas generales la película respetó lo esencial de los hechos históricos, si bien se tomaron algunas licencias. En la película se muestra que el cadáver usado fue el de un hombre escocés al que vela su padre tras morir de neumonía, pero en realidad la identidad del cuerpo era la de un vagabundo galés llamado Glydwr Michael, huerfano de padre y madre, que se había suicidado a principios de 1943.

Además, los guionistas también optaron por dotar de mayor dramatismo a la historia real, incluyendo la historia ficticia de un espía alemán enviado a Londres para comprobar la veracidad de la identidad y de la historia del Mayor Martin. Aunque realmente es de agradecer que se hiciera así, ya que esa parte de la trama contribuye a levantar el vuelo de una narración que peca de ser excesivamente académica y quizás algo plana en su primera mitad de metraje. Por lo demás, la película presenta la típica corrección formal y visual del cine británico, un guión que consigue crear un aceptable ritmo narrativo, y unas buenas interpretaciones de los actores protagonistas, Clifton Webb y Stephen Boyd.

En resumidas cuentas, El hombre que nunca existió ofrece un interesante relato de espionaje, además de describir con fidelidad histórica una de las operaciones de engaño estratégico más existosas de la II GM. Pese a tratarse de una historia a la que quizás podría habersele sacado más jugo con una realización más vigorosa, es uno de esos relatos que a buen seguro agradarán a los aficionados a este tipo de cine. Un título que merece la pena visionar.

Calificación: 6/10