Almas en la hoguera (1949)
La acción no sitúa en una base aerea de la 8ª Fuerza Aerea de EEUU en Inglaterra. La escuadrilla de bombarderos 918ª es una unidad que lleva varias semanas combatiendo y a la que las fuertes bajas han minado la moral de combate. Para sustituir al agotado comandante de la 918ª, el Coronel Davenport, se nombra al general Frank Savage, quien decide aplicar una ferrea disciplina para restaurar la moral de la tropa. Aunque inicialmente ello le acarrea la enemistad de sus hombres, estos iran cambiando gradualmente su actitud a medida que, gracias a Savage reducen las pérdidas y aumentan sus éxitos en las misiones de bombardeo. Pero las tensiones del mando terminarán por afectar igualmente a Savage, quien no se librará de sufrir sus consecuencias.
Por una vez, un título traducido, como es “Almas en la hoguera” resulta mucho mas apropiado para captar la esencia de la historia que el título original. La película, en vez de describir los combates aereos, centra su atención en la lucha interna de los pilotos sometidos a la tensión del combate y la angustia extrema que supone arriesgar la vida a cada momento. Las almas de esos aviadores están siendo consumidas en la hoguera de la guerra hasta el punto de atormentar sus espíritus. En ese aspecto, el desarrollo del guión es sobresaliente, presentando a la perfección los distintos puntos de vista del mando y los combatientes. El otro eje argumental de la película es la cuestión del liderazgo, confrontando las dos maneras posibles de ganarse a los hombres: compresión o dura disciplina. El coronel Davenport pierde su capacidad de mando por implicarse emocionalmente con sus hombres, mientras que el general Savage (Gregory Peck) será el encargado de aplicar la disciplina e inculcarles a sus hombres el “esprit de corps”, el orgullo de cuerpo, aunque finalmente no podrá evitar caer en la misma implicación emocional que destruyó al anterior jefe de escuadrilla.
En el apartado de la ambientación, la mayor parte de la película discurre en decorados de interiores (bases aereas, cuarteles…etc) solo en las escenas de la incursión sobre Scwheinfurt se muestran escenas de combates, en gran medida sacadas de documentales, y precisamente esa falta de escenas de combate aereo sea una de las grandes fallas de la película, que por momentos se hace excesivamente densa debido a su considerable metraje. En cuanto a las interpretaciones, hay que destacar el grandisimo papel que compone Gregory Peck como general Savage, así como los secundarios, que están todos muy creibles en sus interpretaciones.
En definitiva, “Almas en la hoguera” es todo un estudio psicológico de ese fenómeno que se denomina “fatiga de guerra” y una película de notable profundidad psicológica. Muy recomendable.
La acción no sitúa en una base aerea de la 8ª Fuerza Aerea de EEUU en Inglaterra. La escuadrilla de bombarderos 918ª es una unidad que lleva varias semanas combatiendo y a la que las fuertes bajas han minado la moral de combate. Para sustituir al agotado comandante de la 918ª, el Coronel Davenport, se nombra al general Frank Savage, quien decide aplicar una ferrea disciplina para restaurar la moral de la tropa. Aunque inicialmente ello le acarrea la enemistad de sus hombres, estos iran cambiando gradualmente su actitud a medida que, gracias a Savage reducen las pérdidas y aumentan sus éxitos en las misiones de bombardeo. Pero las tensiones del mando terminarán por afectar igualmente a Savage, quien no se librará de sufrir sus consecuencias.
Por una vez, un título traducido, como es “Almas en la hoguera” resulta mucho mas apropiado para captar la esencia de la historia que el título original. La película, en vez de describir los combates aereos, centra su atención en la lucha interna de los pilotos sometidos a la tensión del combate y la angustia extrema que supone arriesgar la vida a cada momento. Las almas de esos aviadores están siendo consumidas en la hoguera de la guerra hasta el punto de atormentar sus espíritus. En ese aspecto, el desarrollo del guión es sobresaliente, presentando a la perfección los distintos puntos de vista del mando y los combatientes. El otro eje argumental de la película es la cuestión del liderazgo, confrontando las dos maneras posibles de ganarse a los hombres: compresión o dura disciplina. El coronel Davenport pierde su capacidad de mando por implicarse emocionalmente con sus hombres, mientras que el general Savage (Gregory Peck) será el encargado de aplicar la disciplina e inculcarles a sus hombres el “esprit de corps”, el orgullo de cuerpo, aunque finalmente no podrá evitar caer en la misma implicación emocional que destruyó al anterior jefe de escuadrilla.
En el apartado de la ambientación, la mayor parte de la película discurre en decorados de interiores (bases aereas, cuarteles…etc) solo en las escenas de la incursión sobre Scwheinfurt se muestran escenas de combates, en gran medida sacadas de documentales, y precisamente esa falta de escenas de combate aereo sea una de las grandes fallas de la película, que por momentos se hace excesivamente densa debido a su considerable metraje. En cuanto a las interpretaciones, hay que destacar el grandisimo papel que compone Gregory Peck como general Savage, así como los secundarios, que están todos muy creibles en sus interpretaciones.
En definitiva, “Almas en la hoguera” es todo un estudio psicológico de ese fenómeno que se denomina “fatiga de guerra” y una película de notable profundidad psicológica. Muy recomendable.
Calificación: 7/10
4 comentarios:
Kleist:
Completamente de acuerdo. La interpretación de Gregory Peck es muy buena y la densidad de la trama argumental la hacen imprescindible. Cada vez que la veo me vuelve a llenar, aunque es verdad que el ritmo decae a veces.
Por cierto, era uno de mis próximos post. Lo retrasaré un poco.
Saludos
Buenas Steiner
Sí, sin duda Peck compone un personaje memorable en el papel de general Savage. En la escena de la crisis nerviosa que sufre antes de subir al avión pone los pelos de punta lo creible de su expresión de hombre con los nervios destrozados. El personaje de Savage es uno de esas grandes interpretaciones del cine.
Saludos
A las 45 misiones se ¨quemaban¨ por lo que estadísticamente deberían estar muy jodidos (quién llegaba a las 45?).
Buenas Billy
Si no me equivoco, el tope de misiones era de 25 (no 45) y pese a ello, eran pocas las tripulaciones que llegaban a esa cifra sin haber sufrido bajas o derribos. Creo recordar una estadística que señalaba que la VIII Fuerza Aerea llegó a perder más hombres que todo un ejército de tierra durante un mes de 1944, una prueba de la dureza de los combates que libraron en el aire los bombarderos aliados y sus pilotos.
Saludos
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