Escarlata y negro (1983)
La acción nos sitúa en Roma, tras la ocupación de la ciudad por tropas alemanas en 1943. El coronel de la SS Herbert Kappler (Christopher Plummer) recien nombrado nuevo jefe de la Gestapo en la ciudad, decidido a acabar con las actividades de la Resistencia en la capital italiana. Por su parte, Monseñor Hugh O’Flaherty (Gregory Peck), es un sacerdote irlandés perteneciente al Santo Oficio del Vaticano, que dedica todos sus esfuerzos a ocultar soldados aliados evadidos y familiares de la resistencia italiana para ayudarles a escapar de los alemanes. Pronto, Kappler comenzará a sospechar de O´Flaherty, trabándose entre ambos hombres una intensa rivalidad.
Puede decirse que el caso de Escarlata y Negro es ciertamente atípico, ya que, pese a ser una producción hecha para la televisión, tanto por su despliegue de medios de producción como por su calidad artística, estamos ante un telefilm perfectamente equiparable a cualquier producción hecha para la gran pantalla. La historia que nos cuenta se basa en una novela publicada en 1967 por el escritor J. P. Gallagher titulada The Scarlet Pimpernel of the Vatican (La pimpinela escarlata del Vaticano). En dicha novela se narraba la historia real de Monseñor O´Flaherty, cuyas actividades clandestinas durante la guerra habían sido de mucho valor para rescatar a decenas de personas en peligro de ser detenidas por los alemanes. Por tanto, era una historia que claramente se prestaba para ser llevada al cine.
Como apuntaba antes, pese a tratarse de un telefilm (ganador, por cierto, de 3 premios Emmy), “Escarlata y Negro” tiene toda la apariencia de una gran producción convencional. Destaca en primer lugar, la presencia de dos grandes intérpretes como Gregory Peck y Christopher Plummer, que bordan sus respectivos papeles de luchador sacedorte y cruel oficial de la Gestapo respectivamente. También llama la atención la cuidada ambientación de los escenarios y exteriores, con muchas escenas filmadas en las localizaciones reales de Roma y el Vaticano. Pero por encima de todo, el film destaca por el sobresaliente duelo interpretativo entre Peck y Plummer, que llena la pantalla de una manera abrumadora, especialmente en las escenas que comparten. Un mano a mano actoral que por momentos recuerda al no menos memorable de Laurence Olivier y Michael Caine en “La Huella”. De entre todas las escenas que comparten los dos grandes actores me quedaría especialmente con dos: el primer encuentro de Kappler y O´Flaherty a la salida del teatro de la Ópera, y la parte del desenlace, con el duelo dialéctico entre los protagonistas, en la que Kappler termina apelando a los sentimientos cristianos de su acérrimo rival para conseguir su ayuda.
Además, la película ofrece una buena visión general de la situación en Roma durante los meses de ocupación alemana, y de las actividades clandestinas de la Resistencia durante ese periodo. Todo ello muy bien aderezado con la banda sonora compuesta por el siempre eficaz Ennio Morricone, que acompaña muy bien a la historia. Por ponerle algún “pero” quizás se le puede achacar algún que otro pequeño bajón de ritmo, y que, debido a la extensión de su metraje (casi 140 minutos) puede hacerse un poco larga, pese a que el ritmo narrativo es sostenido, por lo que la historia no llega a aburrir en ningún momento. Otro aspecto a su favor es el de que la mayoria de personajes reales que aparecen como Kappler, el Papa Pio XII, el General Wolf (jefe de la SS en Italia aunque aparece en el film con otro nombre) o el mismo Himmler son retratados de una manera bastante creíble y fidedigna.
En definitiva “Escarlata y Negro” es un telefilm que supera ampliamente a otras producciones de su estilo, quizás no especialmente sobresaliente en ningún aspecto, pero hecho con mucho oficio. Un título que no viene mal revisar de vez en cuando y que sobre todo merece ser recordado por la brillante actuación de su dúo protagonista.
Calificación: 7/10
La acción nos sitúa en Roma, tras la ocupación de la ciudad por tropas alemanas en 1943. El coronel de la SS Herbert Kappler (Christopher Plummer) recien nombrado nuevo jefe de la Gestapo en la ciudad, decidido a acabar con las actividades de la Resistencia en la capital italiana. Por su parte, Monseñor Hugh O’Flaherty (Gregory Peck), es un sacerdote irlandés perteneciente al Santo Oficio del Vaticano, que dedica todos sus esfuerzos a ocultar soldados aliados evadidos y familiares de la resistencia italiana para ayudarles a escapar de los alemanes. Pronto, Kappler comenzará a sospechar de O´Flaherty, trabándose entre ambos hombres una intensa rivalidad.
Puede decirse que el caso de Escarlata y Negro es ciertamente atípico, ya que, pese a ser una producción hecha para la televisión, tanto por su despliegue de medios de producción como por su calidad artística, estamos ante un telefilm perfectamente equiparable a cualquier producción hecha para la gran pantalla. La historia que nos cuenta se basa en una novela publicada en 1967 por el escritor J. P. Gallagher titulada The Scarlet Pimpernel of the Vatican (La pimpinela escarlata del Vaticano). En dicha novela se narraba la historia real de Monseñor O´Flaherty, cuyas actividades clandestinas durante la guerra habían sido de mucho valor para rescatar a decenas de personas en peligro de ser detenidas por los alemanes. Por tanto, era una historia que claramente se prestaba para ser llevada al cine.
Como apuntaba antes, pese a tratarse de un telefilm (ganador, por cierto, de 3 premios Emmy), “Escarlata y Negro” tiene toda la apariencia de una gran producción convencional. Destaca en primer lugar, la presencia de dos grandes intérpretes como Gregory Peck y Christopher Plummer, que bordan sus respectivos papeles de luchador sacedorte y cruel oficial de la Gestapo respectivamente. También llama la atención la cuidada ambientación de los escenarios y exteriores, con muchas escenas filmadas en las localizaciones reales de Roma y el Vaticano. Pero por encima de todo, el film destaca por el sobresaliente duelo interpretativo entre Peck y Plummer, que llena la pantalla de una manera abrumadora, especialmente en las escenas que comparten. Un mano a mano actoral que por momentos recuerda al no menos memorable de Laurence Olivier y Michael Caine en “La Huella”. De entre todas las escenas que comparten los dos grandes actores me quedaría especialmente con dos: el primer encuentro de Kappler y O´Flaherty a la salida del teatro de la Ópera, y la parte del desenlace, con el duelo dialéctico entre los protagonistas, en la que Kappler termina apelando a los sentimientos cristianos de su acérrimo rival para conseguir su ayuda.
Además, la película ofrece una buena visión general de la situación en Roma durante los meses de ocupación alemana, y de las actividades clandestinas de la Resistencia durante ese periodo. Todo ello muy bien aderezado con la banda sonora compuesta por el siempre eficaz Ennio Morricone, que acompaña muy bien a la historia. Por ponerle algún “pero” quizás se le puede achacar algún que otro pequeño bajón de ritmo, y que, debido a la extensión de su metraje (casi 140 minutos) puede hacerse un poco larga, pese a que el ritmo narrativo es sostenido, por lo que la historia no llega a aburrir en ningún momento. Otro aspecto a su favor es el de que la mayoria de personajes reales que aparecen como Kappler, el Papa Pio XII, el General Wolf (jefe de la SS en Italia aunque aparece en el film con otro nombre) o el mismo Himmler son retratados de una manera bastante creíble y fidedigna.
En definitiva “Escarlata y Negro” es un telefilm que supera ampliamente a otras producciones de su estilo, quizás no especialmente sobresaliente en ningún aspecto, pero hecho con mucho oficio. Un título que no viene mal revisar de vez en cuando y que sobre todo merece ser recordado por la brillante actuación de su dúo protagonista.
Calificación: 7/10