White Tiger (2012)
Frente Oriental, 1944. Tras sobrevivir milagrosamente a las
graves quemaduras sufridas en combate, el conductor de tanques Ivan Naydenov se
reincorpora a su unidad con una obsesión: destruir el tanque Tiger alemán que causó
sus heridas. Mientras tanto, comienzan a difundirse rumores por el frente
acerca de la existencia de un fantasmagórico Tiger pintado en tonos blancos que una y otra vez
aparece de la nada para destruir decenas de tanques rusos antes de desaparecer
en los bosques. Ante la gravedad de los rumores, la inteligencia militar soviética
decide destinar un tanque T-34/85 con Nadeynov como jefe y tripulado por los
mejores tanquistas del Ejército Rojo para dar caza al misterioso blindado
alemán.
Ya he comentado en alguna ocasión como el cine ruso más reciente
parece mostrar un creciente interés en volver la vista atrás para producir
películas bélicas ambientadas en la II
Guerra Mundial, un tema que el cine ruso parecía haber dejado
de lado en cierta medida en los años inmediatamente posteriores a la caída del Régimen
Comunista en la URSS.
Dentro de esta corriente, puede decirse que White Tiger es
una película ciertamente atípica, ya que lejos de ser una película bélica al
uso, es un film que ofrece una aproximación bastante filosófica a la hora de
tratar el tema de la guerra. En ese sentido puede decirse que el film contiene dos historias en una. Por un lado, la parte estrictamente bélica, que
sigue el hilo argumental del tanquista ruso obsesionado con destruir el carro
enemigo, embarcándose para ello en una especie de cruzada personal que recuerda
mucho a la del protagonista de Moby Dick.
Lo sorprendente en este caso es que esos elementos típicamente bélicos aparecen mezclados en el film con otros temas de índole casi metafísica, lo que provoca que la narración acabe discurriendo por unos cauces cercanos al realismo mágico. Esto se acentúa especialmente con el giro de la trama que se produce en el último tercio del metraje y que –dicho sea de paso- no resulta del todo convincente. Esa falta de solidez argumental es el principal problema que lastra el film, que termina por ofrecer al espectador un desenlace ciertamente sorprendente, pero que deja demasiadas interrogantes abiertas y no me resultó en absoluto satisfactorio. Tampoco puede decirse que el trabajo de los actores sea especialmente memorable, ya que las interpretaciones son simplemente correctas.
Lo sorprendente en este caso es que esos elementos típicamente bélicos aparecen mezclados en el film con otros temas de índole casi metafísica, lo que provoca que la narración acabe discurriendo por unos cauces cercanos al realismo mágico. Esto se acentúa especialmente con el giro de la trama que se produce en el último tercio del metraje y que –dicho sea de paso- no resulta del todo convincente. Esa falta de solidez argumental es el principal problema que lastra el film, que termina por ofrecer al espectador un desenlace ciertamente sorprendente, pero que deja demasiadas interrogantes abiertas y no me resultó en absoluto satisfactorio. Tampoco puede decirse que el trabajo de los actores sea especialmente memorable, ya que las interpretaciones son simplemente correctas.
En cualquier caso, hay que destacar que la ambientación y la
puesta en escena de la película, como suele ser habitual en las producciones
rusas, es sobresaliente. El atrezzo militar resulta no solo creible sino
absolutamente cuidado hasta el detalle. Así, además de los tanques rusos
T-34/85, aparecen carros occidentales (que fueron adquiridos por la URSS en virtud de los
acuerdos del Lend and Lease) como el norteamericano M1 Grant, el británico
Matilda, carros alemanes Pz IV, y por supuesto, un Pz. VI Tiger. Por otro lado, hay
que reconocer que las secuencias
bélicas, pese a su relativa brevedad, están excelentemente filmadas, mostrando
unas escenas de combate carro contra carro que poco tienen que envidiar en
cuanto a espectacularidad a las de las producciones Hollywoodienses. En esos
aspectos técnicos y visuales, el film resulta ciertamente soberbio.
Por lo demás “White Tiger” ofrece el interés de lo atípico
de su temática, y sus ya reseñados aspectos técnicos, que elevan indudablemente
el interés de un film que, en términos estrictamente cinematográficos resulta
un tanto fallido. Pese a ello opino que los aficionados al las películas sobre la
II GM no lamentarán en absoluto su
visionado.
Calificación: 5/10