Los Juicios de Nuremberg (2000)
Tras el fin de la II GM y la derrota de la Alemania Nazi, los principales dirigentes del III Reich, con Hermann Goering (Brian Cox) a la cabeza son capturados por los aliados y enviados a la prisión de Nuremberg, para ser sometidos a juicio por crímenes de guerra y contra la humanidad. El fiscal jefe del proceso, el norteamericano Robert Jackson (Alec Baldwin), ayudado por su asistente Elsie Douglas y el psicólogo Gustav Gilbert (Matt Craven) serán los encargados de encabezar la acusación contra los procesados, y en especial contra la astuta defensa adoptada por Göring frente a las acusaciones.
Esta producción televisiva, coproducida entre estudios de EEUU y Canada, reconstruye -mediante un formato a medio camino entre el telefilm y el docudrama-, el episodio histórico de los célebres Procesos de Nuremberg, un conjunto de juicios que se siguieron en dicha ciudad alemana contra los integrantes de la cúpula dirigente del III Reich entre 1945 y 1946. Con un guión basado en un libro de John E. Persico titulado “Nuremberg Infamy on Trial” ("Nuremberg: La infamia procesada"), el film reconstruye los principales episodios que rodearon el juicio seguido contra los principales responsables de la mayor destrucción sufrida por Europa y el mundo en toda la Historia de la humanidad. Un tema, por cierto, que ya había sido abordado en el clásico de 1961 Vencedores o Vencidos, si bien esta última no trataba sobre el proceso principal contra los dirigentes nazis.
En el caso que nos ocupa, Los Juicios de Nuremberg tiene varios elementos bastante atractivos para el espectador. En primer lugar es destacable la buena labor de ambientación y puesta en escena, así como la fidelidad histórica con la que se reproducen las sesionas del juicio. También acierta el guión al centrarse en el duelo dialéctico y de personalidades que se establece entre el fiscal Jackson y Hermann Goering, quien pronto se erige en el principal cabecilla de los acusados, y el más peligroso de ellos, tanto por su inteligencia y como por su ascendiente moral sobre el resto de encausados. Eso, únido a la brillante actuación de un Brian Cox, (de lejos, el más entonado del reparto) metido de lleno en el personaje del Reichsmarshall alemán, Göring, condesan los aspectos más destacables del film. Una interpretación, por cierto, que le valió al actor para hacerse con un merecido Premio Emmy a la mejor interpretación masculina en un papel secundario en la edicion de dichos premios correspondiente al año 2001.
Por lo demás, Los Juicios de Nuremberg no ofrece nada especialmente novedoso o destacable. Se limita a contar la historia del juicio desde una perspectiva más bien lineal, que no llega a transcender más allá de los hechos históricos ya sobradamente conocidos por el público mínimamente instruido en ellos. Quizás en ese sentido se echa de menos algo más de profundidad a la hora de analizar las motivaciones de los dirigentes nazis y las causas que llevaron a una nación civilizada como Alemania a ir directa a la hecatombe.
En definitiva, Los Juicios de Nuremberg es una pulcra producción televisiva, con elementos típicos del thriller judicial, que se sigue con interés por parte del espectador aficionado a los temas históricos. Quizás en el plano narrativo podría haber ofrecido algún aspecto más estimulante, pero en lineas generales entretiene contando con fidelidad los hechos que relata. Un telefilm no especialmente brillante, pero sí recomendable.
Calificación: 6/10