Hijos del Tercer Reich (2013)
Berlin, junio de 1941. Poco antes del inicio de la invasión
de la URSS por
las tropas alemanas cinco amigos de la infancia se reúnen en una fiesta de
despedida y, tras hacerse una foto de grupo, prometen volverse a ver una vez terminada la guerra. Los protagonistas
son Wilhem Winter (Volker Bruch), un condecorado teniente de la Werhmacht , su hermano
Friedlhem (Tom Schilling), soldado recien reclutado para servir en el frente junto a Wilhem; Greta, una camarera cuya
aspiración es la de convertirse en estrella de la canción, la jóven enfermera
Charlotte, destinada a servir en los hospitales del frente oriental, y el joven sastre judío Viktor Goldstein, novio de Greta. Pese al optimismo inicial con el que estos
cinco amigos miran al futuro, pronto se verá como sus aspiraciones vitales son sacudidas por
las crueldades y vicisitudes de la guerra.
Hijos del Tercer Reich (título español que poco tiene que
ver con el título original de la serie, “Nuestras madres, nuestros padres”) es
una muy reciente producción televisiva alemana que aborda, en formato de
miniserie la historia de la II GM , centrándose particularmente en describir la lucha en el Frente Oriental y la vida en retaguardia, para
ofrecer el punto de vista alemán sobre el conflicto. La historia está lejanamente
inspirada en los diarios de guerra del padre del productor alemán Nico Hoffman
-uno de los principales responsables del proyecto- quien declaró que el
personaje de Wilhem Winter viene a ser un trasunto de su progenitor, cuyas experiencias de combate en el Frente Oriental sirvieron de base para elaborar el guión.
Hay que decir que pese a tratarse de un producto pensado y producido parala TV , Hijos del Tercer Reich ha sido un proyecto bastante ambicioso que ha contado para su rodaje con un más que generoso
presupuesto de 14 millones de Euros. Un dinero que se ve que ha sido bastante bien empleado, puesto que la
labor de ambientación, puesta en escena y recreación de los escenarios,
esmeradamente cuidada hasta en los más mínimos detalles, resulta sencillamente
soberbia. El rodaje tuvo lugar a lo largo de casi tres meses en diversos
escenarios exteriores de Letonia y Lituania, combinado con la filmación en
distintos estudios alemanes que se habilitaron para ambientar los escenarios
interiores y las calles de los años 40 del pasado siglo.
Hay que decir que pese a tratarse de un producto pensado y producido para
En ese sentido, no es de extrañar que los aspectos técnicos
de la serie rayen a gran altura, con una fotografía de excelente calidad (que
recuerda a la de las series norteamericanas Hermanos de Sangre o The Pacific),
unas escenas de acción que impactan por su realismo, asi como el empleo de unos
muy buenos efectos especiales. En ese sentido puede afirmarse que, como
producción alemana, poco o nada tiene que envidiar a dichos títulos producidos
en EEUU. En esos aspectos, la realización técnica de la serie resulta
sobresaliente y desde luego está a la altura de la mostrada en Hermanos de Sangre, sobre todo en el apartado de la brillante factura visual.
En el plano narrativo, me ha parecido que la serie aporta algún
elemento interesante, en especial la evolución de los dos personajes principales, los
hermanos Wilhem y Frieldhem Winter. Wilhem comienza siendo un aguerrido oficial
que actúa movido por el patriotismo y convencido de la victoria final. Frieldhem, por
su parte es el típico joven culto y sensible que advierte a Wilhem que “La
guerra sacará lo peor de nosotros”, como efectivamente ocurre. De ese modo
Wilhem evoluciona desde su inicial fervor patriotico al desengaño y hastío
hacia la guerra, mientras que su hermano irá convirtiendose progresivamente, guiado
por su instinto de supervivencia, en una despiadada máquina de matar. El
desarrollo del resto de personajes protagonistas (la enfermera Charlotte,
Greta, y el amigo judío, Viktor Goldstein) me pareció un poco más plano, si
bien sus historias complementan bien la narración principal.
Los tres capítulos de la miniserie vienen a cubrir todo el
periodo comprendido entre la invasión de la URSS en 1941 hasta la derrota del III Reich en
1945. El primer capítulo, que comprende entre junio y diciembre de 1941, me
pareció interesante como presentación de la historia y de los personajes, pese a que algunos de los
diálogos podrían haberse mejorado, y a que también se eche en falta algo más de acción que
habría servido para dotar de mayor espectacularidad y agilidad narrativa a este
capitulo.
El segundo episodio, que para mi gusto es el mejor de la
serie, abarca desde mediados de 1943, en vísperas de la Batalla de Kursk, hasta
finales de ese año. Este episodio contiene algunas lineas de diálogos realmente
memorables, amen de mostrar unas excelentes escenas de acción recreando con
tremendo realismo un sangriento combate urbano librado por la unidad de Wilhem
contra las tropas soviéticas durante la batalla de Kursk. Además, considero que este segundo episodio es un magnifico
exponente de cómo transmitir un rotundo mensaje antibélico mostrando la propia guerra
en toda su extensión. Un episodio sobresaliente del que me quedo con una frase: “Mucha gente piensa que la guerra consiste en pelear. Se equivocan. Consiste en
esperar, el próximo día, la próxima comida, el próximo combate…”.
Finalmente, el tercer episodio, que sirve de desenlace a la historia lo encontré un algo inferior al segundo, cubre el periodo comprendido entre finales de 1944 y los meses finales de la guerra en 1945. Este último capitulo, si bien mantiene el interés del espectador para conocer cual será la suerte final de los protagonistas, se queda algo corto a la hora de cerrar todos los temas apuntados en los dos primeros episodios (en especial el romance entre Wilhem y Charlotte, que no termina de concretarse). En ese aspecto, también he de apuntar que el desarrollo de la secuencia final que cierra la narración me pareció un tanto falta de una mayor dosis de emotividad. De haber transmitido algo más de emoción en el desenlace habríamos estado sin duda ante una serie absolutamente memorable. En cualquier caso, hay que reconocer que la valoración global de “Hijos del Tercer Reich” resulta bastante positiva. Una serie sin duda muy recomendable.
Finalmente, el tercer episodio, que sirve de desenlace a la historia lo encontré un algo inferior al segundo, cubre el periodo comprendido entre finales de 1944 y los meses finales de la guerra en 1945. Este último capitulo, si bien mantiene el interés del espectador para conocer cual será la suerte final de los protagonistas, se queda algo corto a la hora de cerrar todos los temas apuntados en los dos primeros episodios (en especial el romance entre Wilhem y Charlotte, que no termina de concretarse). En ese aspecto, también he de apuntar que el desarrollo de la secuencia final que cierra la narración me pareció un tanto falta de una mayor dosis de emotividad. De haber transmitido algo más de emoción en el desenlace habríamos estado sin duda ante una serie absolutamente memorable. En cualquier caso, hay que reconocer que la valoración global de “Hijos del Tercer Reich” resulta bastante positiva. Una serie sin duda muy recomendable.
Calificación: 7,5/10