Los niños de Huang-Shi (2008)
La historia nos sitúa en 1938. El jóven periodista inglés George Hogg (Jonathan Rhys Meyers) llega a China para cubrir la invasión japonesa del país. Ya en China, Hogg presenciará en primera persona la brutalidad del ejército imperial japonés hacia la población civil, por lo que decide quedarse en el país y ayudar a los más desprotegidos. Tras escapar de la muerte gracias a la ayuda de Jack Chen (Chow Yun Fat), uno de los jefes de la resistencia comunista, Hogg se refugia en el orfanato de Huang Shi, donde con la ayuda de la enfermera Lee Pearson (Radha Mitchell) se convertirá en profesor, dando clases a los niños. Con el paso de los meses, y ante la amenaza de que la guerra llegue al orfanato, Hogg decide emprender una increíble marcha de más de 1000 kilómetros atravesando China, a la cabeza de los 60 huérfanos de Huang Shi, para ponerlos a salvo trasladándolos a un remoto refugio en el interior del país.
Los niños de Huang-Shi es una de esas historias basadas en hechos reales que, a priori, tienen todos los elementos necesarios para convertirse en una gran película. En este caso, la historia original ofrecía unos personajes que dan perfectamente el tipo de “héroes reales”, y que protagonizaron una emotiva historia de superación personal y valores humanos; todo ello con el trasfondo de un drama bélico con tintes épicos ambientado en la guerra chino-japonesa. Teniendo en cuenta esto, es bastante elocuente el hecho de que los aspectos más destacables de esta película se reduzcan a la ambientación y los paisajes. Las posibilidades narrativas que ofrecía la historia original no han sido ni remotamente explotadas por el film, y esto se debe a varios motivos. El primero de ellos puede encontrarse en la deficiente elección del reparto. Jonathan Rhys Meyers no parece el actor más adecuado para dar vida al abnegado Hogg, y su interpretación, aparte de envarada e inexpresiva, no resulta nada creíble. Tampoco su compañera de reparto, la actriz Radha Mitchell, consigue transmitir gran cosa con su papel de sacrificada enfermera; y en cuanto al más entonado de los intérpretes, el actor chino Chow Yun Fat, es una pena que su personaje -que podía haber dado más de sí- se quede en un plano bastante esquemático y secundario.
Aparte de lo anterior, lo mínimo que puede pedirse a una película basada en una historia de superación personal y valores humanos emocione, cosa que la película intenta, sin éxito. Falta intensidad dramática en demasiadas escenas, especialmente en el relato de la hazaña de la agotadora marcha a través de las montañas, la cual es contada de una forma tan plana y desapasionada, que al final queda totalmente desdibujada. Y sobre todo, lo peor es que la película apenas llega a conmover al espectador, en lo cual tiene mucho que ver la poco vigorosa realización de la que hace gala el director Roger Spottiswide. Si ellos le unimos que las subtramas que se introducen en la historia resultan del todo insustanciales, sobre todo la que intenta mostrar el triangulo amoroso entre Hogg, Chen y la enfermera, se entiende que tras visionar las dos horas de metraje, el espectador se quede con la sensación de estar ante un título fallido en más de un aspecto.
En definitiva, Los niños de Huang Shi es el típico ejemplo de film poco inspirado que desaprovecha una magnífica historia de base, trasladando a la pantalla una torpe adaptación de la misma. Una pena, porque tales mimbres, en manos de unos guionistas y un director más avezados, podrían haber dado lugar a una gran película. Al final, se queda en un producto pasable y medianamente entretenido, pero que, en lineas generales, decepciona.
Calificación: 4/10