Un taxi para Tobruk (1960)
La acción se sitúa en el Norte de África, a finales de 1942. Tras una incursión de los comandos aliados contra las instalaciones alemanas en Tobruk, un grupo de cuatro soldados franceses supervivientes se interna en el desierto para volver a sus lejanas posiciones en El Alamein. Sin embargo, cuando su vehículo se estropea, no tendraán otro remedio que caminar por el desierto. Casualmente topan en su camino con una patrulla alemana a la que eliminan, capturando su vehículo y a un prisionero, un oficial alemán, el capitán Stiegel. Pese a que la relación de este con sus captores se inicia con desconfianza, a lo largo del peligroso camino de regreso acabará por nacer un sentimiento de camaradería entre todos los integrantes del grupo.
Nacida como coproducción europea, con capital esencialmente frances “Un taxi para Tobruk”, supone un curioso (por temprano) alegato antibelicista, en una época, como los años 60, en la que el cine bélico era más dado a reflejar la épica de la guerra que a mostrar sus miserias. Con un planteamiento argumental que me recordó mucho al clásico del género belico “Sahara” la película nos muestra una historia convencional, aunque bien llevada, con el tema central de la natural fraternidad humana como eje. En general el desarrollo de la historia resulta algo lento, aunque los personajes, bien dibujados, consiguen dotar de mucha humanidad a la historia. El principal fallo es que la ausencia de acción hace que el metraje (de solo hora y media) parezca más largo de lo que es, aunque esto se suple en parte con unos diálogos no sobresalientes, pero sí bien elaborados y naturales. Un aspecto que no me gustó mucho es que la amistad entre el alemán y sus enemigos surge de forma un poco injustificada, aunque dado es escaso metraje supongo que no podía desarrollarse más en profundidad la evolución de los personajes.
La crítica antibélica se hace especialmente patente en el desenlace final del film, el cual resulta bastante “Remarkiano” (lo digo por el autor de “Sin Novedad en el Frente”). La ambientación del desierto resulta adecuada, asi como en cuanto al material bélico; y aunque aparecen algunos vehículos no adecuados a la época, también se aprecian algunos verdaderos, por lo que puede considerarse aceptable. El reparto está bastante correcto, especialmente el actor que interpreta al típico sargento gruñón pero entrañable.
En resumen, “Un taxi para Tobruk” resulta una película medianamente entretenida y con un aseado apartado artístico. Quizás en conjunto resulta un poco lenta y convencional, pero opino que merece al menos un visionado.
La acción se sitúa en el Norte de África, a finales de 1942. Tras una incursión de los comandos aliados contra las instalaciones alemanas en Tobruk, un grupo de cuatro soldados franceses supervivientes se interna en el desierto para volver a sus lejanas posiciones en El Alamein. Sin embargo, cuando su vehículo se estropea, no tendraán otro remedio que caminar por el desierto. Casualmente topan en su camino con una patrulla alemana a la que eliminan, capturando su vehículo y a un prisionero, un oficial alemán, el capitán Stiegel. Pese a que la relación de este con sus captores se inicia con desconfianza, a lo largo del peligroso camino de regreso acabará por nacer un sentimiento de camaradería entre todos los integrantes del grupo.
Nacida como coproducción europea, con capital esencialmente frances “Un taxi para Tobruk”, supone un curioso (por temprano) alegato antibelicista, en una época, como los años 60, en la que el cine bélico era más dado a reflejar la épica de la guerra que a mostrar sus miserias. Con un planteamiento argumental que me recordó mucho al clásico del género belico “Sahara” la película nos muestra una historia convencional, aunque bien llevada, con el tema central de la natural fraternidad humana como eje. En general el desarrollo de la historia resulta algo lento, aunque los personajes, bien dibujados, consiguen dotar de mucha humanidad a la historia. El principal fallo es que la ausencia de acción hace que el metraje (de solo hora y media) parezca más largo de lo que es, aunque esto se suple en parte con unos diálogos no sobresalientes, pero sí bien elaborados y naturales. Un aspecto que no me gustó mucho es que la amistad entre el alemán y sus enemigos surge de forma un poco injustificada, aunque dado es escaso metraje supongo que no podía desarrollarse más en profundidad la evolución de los personajes.
La crítica antibélica se hace especialmente patente en el desenlace final del film, el cual resulta bastante “Remarkiano” (lo digo por el autor de “Sin Novedad en el Frente”). La ambientación del desierto resulta adecuada, asi como en cuanto al material bélico; y aunque aparecen algunos vehículos no adecuados a la época, también se aprecian algunos verdaderos, por lo que puede considerarse aceptable. El reparto está bastante correcto, especialmente el actor que interpreta al típico sargento gruñón pero entrañable.
En resumen, “Un taxi para Tobruk” resulta una película medianamente entretenida y con un aseado apartado artístico. Quizás en conjunto resulta un poco lenta y convencional, pero opino que merece al menos un visionado.
Calificación: 5,5/10