Un condenado a muerte se ha escapado (1956)
La historia comienza en abril de 1943. El jóven teniente Fontaine (François Letterier), miembro de la Resistencia, es capturado por los alemanes y, tras un fallido intento de fuga, queda recluido en la prisión de Fort Montluc. Desde el momento de su llegada a la prisión, encerrado en una minúscula celda, Fontaine comienza a planear su fuga, plan que se ve favorecido cuando es trasladado de celda a una situada en un piso superior de la prisión, cuya puerta de madera Fontaine comienza a perforar poco a poco, calculando minuciosamente a partir de ese momento todos sus pasos para consumar su huida de la prisión.
Al igual que hicieron otros cineastas franceses tras la finalización de la contienda mundial, el director Robert Bresson, dedicó un film al movimiento clandestino de la Resistencia contra la ocupación. Bresson elaboró el guión de la película a partir del relato autobiográfico homónimo de Andre Devigny, un miembro de la Resistencia capturado por los alemanes en abril de 1943, que tras ser enviado a la prisión de Montluc y sufrir torturas a manos del tristemente famoso jefe de la Gestapo Klaus Barbie, logró evadirse en compañía de otro recluso antes de que se ejecutara su condena a muerte, prevista para unos días más tarde. La historia de esta audaz y exitosa evasión atrajo la atención de Bresson, y decidió llevarla a la gran pantalla, siendo el segundo título dentro de su denominada “Trilogía de la Soledad”. Fiel a su manual de estilo, el realizador insistió en lograr el mayor realismo posible. De este modo, el rodaje tuvo lugar en la misma prisión de Montcluc donde se desarrollaron los hechos, y el propio Devigny le prestó al director los utensilios reales que había empleado en su fuga. Además, para conseguir una mayor veracidad, y como era norma habitual en sus películas, a la hora de elegir el reparto, Bresson recurrió a un casting de actores desconocidos, unos intérpretes anónimos que reforzaran la sensación de realismo de la historia.
En cuanto a la valoración, hay que decir que Un condenado a muerte se ha escapado, supone todo un brillante ejercicio de estilo visual y narrativo por parte de Bresson. Estamos ante la historia de, lisa y llanamente, un plan de fuga. Una idea de partida sencilla que Bresson sabe llevar mucho más allá gracias a su maestría visual, que nos muestra la minuciosa concepción y preparación del plan de fuga que Fontaine pretende llevar a cabo. A la vez, y gracias al uso de unos muy estudiados planos cortos y cerrados, el film logra trasladarle al espectador la claustrofóbica sensación de soledad que el protagonista experimenta encerrado en su celda.
Una sensación perfectamente narrada a lo largo de unos ajustados 95 minutos de metraje, que en conjunción con el uso que el director hace de las elipsis visuales, y los efectos de sonido, (que incluyen conversaciones a media voz, pisadas que se alejan, y ruidos en la galeria de celdas) logran meter al espectador en situación. Todo ello contribuye a crear un crescendo narrativo que alcanza su climax en unos veinte minutos finales plenos de intensidad dramática que muestran la ejecución de la fuga y que realmente mantienen en vilo al espectador, gracias a la maestria con la que Bresson combina tensión y angustia, sensaciones que se transmiten en gran medida al espectador gracias al inteligente uso de la acción y los sonidos que ocurren fuera de plano.
Una sensación perfectamente narrada a lo largo de unos ajustados 95 minutos de metraje, que en conjunción con el uso que el director hace de las elipsis visuales, y los efectos de sonido, (que incluyen conversaciones a media voz, pisadas que se alejan, y ruidos en la galeria de celdas) logran meter al espectador en situación. Todo ello contribuye a crear un crescendo narrativo que alcanza su climax en unos veinte minutos finales plenos de intensidad dramática que muestran la ejecución de la fuga y que realmente mantienen en vilo al espectador, gracias a la maestria con la que Bresson combina tensión y angustia, sensaciones que se transmiten en gran medida al espectador gracias al inteligente uso de la acción y los sonidos que ocurren fuera de plano.
Entre los aspectos menos positivos, personalmente eché en falta algo más de desarrollo del personaje de Fontaine; así como cierta tendencia al esquematismo en los diálogos y los personajes secundarios, aunque sea comprensible que el director optara por esto, dada la deliberada sobriedad que adopta la narración. En cualquier caso, hay que concluir que “Un condenado a muerte se ha escapado” es una película visualmente soberbia y muy intensa en el plano narrativo. Una buena historia de base, muy bien contada, y que recomiendo ver a todo el que no haya tenido la oportunidad de hacerlo.
Calificación: 7/10