Emperor (2013)
Japón, 1945. Poco después de producirse la rendición nipona,
el General Douglas McArthur (Tommy Lee Jones) llega a Tokyo para hacerse cargo
del ejército de ocupación estadounidense. Además, McArthur trae consigo un encargo especial de la Casa
Blanca: detener a los principales criminales de guerra japoneses y determinar
si el emperador Hirohito puede ser procesado como resposanble del ataque a
Pearl Harbor. Para esta espinosa tarea McArthur confiará en uno de sus expertos
en asuntos japoneses, el general Bonner Fellers (Matthew Fox), quien, de forma
paralela a la investigación sobre el Emperador tratará de averiguar el paradero
de Aya, una mujer japonesa con la que Fellers mantuvo un breve romance antes del
inicio de la guerra.
Emperor es una muy reciente coproducción entre Japón y
Estados Unidos que aborda uno de los episodios quizás más poco tratados en el
cine sobre la II GM, como es el de la posguerra en Japón. El guión se basa en un libro escrito por el
autor japonés Shiro Okamoto titulado “His
Majesty Salvation” (La Salvación de su Majestad) que ahondaba en el papel que
jugó Hirohito en la rendición de Japón y
en la inmediata posguerra. Hay que decir
que pese a tratarse de una producción relativamente modesta, Emperor resulta un
título mejor de lo que puede esperarse a priori, introduciendo la historia de
un modo bastante interesante, y desarrollando la investigación del general
Fellers como una trama en forma de Thriller, lo que sirve para dotar de una más
que estimable agilidad al relato, sobre todo en su primera mitad. La
ambientación de Tokyo arrasada por los bombardeos y del resto de escenarios
exteriores también resulta bastante convincente, y facilita que el espectador
se sumerja de lleno en la historia.
No obstante, la película adolece igualmente de
un par de puntos débiles que impiden que la narración termine de resultar
redonda en su conjunto. El primero –y quizás, mas importante- es el poco vuelo
de la subtrama romántica que se introduce para contar la historia de amor entre
Fellers y la japonesa Aya. Una trama afortunadamente breve en cuanto a minutos
de metraje, pero que entorpece más que enriquece la narración principal, y que
no aporta absolutamente nada de valor a la historia. Una trama, por tanto, que perfectamente podría haberse suprimido del guión.
El otro aspecto que no me terminó de convencer radica en la elección del reparto. Tommy Lee Jones cumple con corrección en su papel de McArthur, pero da la impresión que en algún momento sobreactúa, y además su caracterización física no termina de encajar con la del personaje real. Por encima de ello, la interpretación de Matthew Fox (famoso por su participación en la serie “Perdidos”) en el papel principal del general Fellers, me pareció un completo fiasco, dada la poca credibilidad que el actor imprime a su personaje, haciendo gala de unos recursos interpretativos más bien limitados. Por añadir otro pequeño “pero”, hay que decir que es una pena que el guión no ahonde más en el desarrollo algunas de las cuestiones que apunta: el choque entre culturas, el verdadero significado de la justicia entre naciones que han sido enemigas, o la responsabilidad de quien ostenta el mando supremo de una nación o un ejército. De haberlo hecho, muy posiblemente habríamos estado ante una de las grandes películas de la década.
El otro aspecto que no me terminó de convencer radica en la elección del reparto. Tommy Lee Jones cumple con corrección en su papel de McArthur, pero da la impresión que en algún momento sobreactúa, y además su caracterización física no termina de encajar con la del personaje real. Por encima de ello, la interpretación de Matthew Fox (famoso por su participación en la serie “Perdidos”) en el papel principal del general Fellers, me pareció un completo fiasco, dada la poca credibilidad que el actor imprime a su personaje, haciendo gala de unos recursos interpretativos más bien limitados. Por añadir otro pequeño “pero”, hay que decir que es una pena que el guión no ahonde más en el desarrollo algunas de las cuestiones que apunta: el choque entre culturas, el verdadero significado de la justicia entre naciones que han sido enemigas, o la responsabilidad de quien ostenta el mando supremo de una nación o un ejército. De haberlo hecho, muy posiblemente habríamos estado ante una de las grandes películas de la década.
En cualquier caso, no cabe duda que “Emperor” es un título
que resultará sin duda intereante para los aficionados al cine histórico, y un
título más que asequible para el público en general. Una historia interesante,
aunque no del todo bien desarrollada, que tiene momentos y algunas líneas de
diálogo bastante apreciables. En definitiva, un film de pulcra factura que no
desmerece un visionado.
Calificación: 6/10