Trenes rigurosamente vigilados (1966)
La historia nos sitúa en el pueblo ficitio de Kostomolaty, Checoslovaquia, a finales de 1944. Siguiendo los pasos de su padre, el joven checo Milos Harma, descendiente de una larga saga de perdedores, ingresa en la compañía de ferrocarriles para trabajar como guardagujas en la estación del pueblo. Mientras en la estación se suceden una serie de situaciones estrambóticas, y en el frente las fuerzas alemanas retroceden, Milos comenzará a verse frustrado en su despertar sexual al comprobar que sufre eyaculación precoz. Al mismo tiempo, la resistencia local planea hacer volar uno de los trenes militares alemanes a su paso por el pueblo, para lo cual requerirán la colaboración de Milos.
Trenes rigurosamente vigilados fue la ópera prima del realizador checo Jirí Menzel, con un guión basado en la novela homónima del escritor Bohumil Hrabal, en cuya adaptación trabajó el propio Menzel conjuntamente con el autor del libro. El rodaje de la película tuvo lugar en escenarios de la propia República Checa, y alcanzó tras su estreno un notable éxito comercial en su país, llegando incluso a alzarse con el Oscar a la mejor película extranjera en la edición de 1967 de dichos premios. Sin embargo, posteriormente el tono irreverente y sardónico de la película de Menzel se consideró demasiado transgresor para la ortodoxia comunista de la época, de modo que tras los episodios de la Primavera de Praga en 1968, la película fue prohibida en Checoslovaquia.
Entrando a analizar el film, he de decir que, pese a que esta película es considerada como uno de los denominados títulos “de culto”, personalmente no me terminó de satisfacer. La narración contempla una peculiar mezcla de comedia entre costumbrista y surrealista, drama y elementos bélicos, sazonados con unas leves gotas de erotismo. Una mezcla bastante inusual que a mi modo de ver no cuaja en pantalla. Y en ello tiene mucho que ver el hecho de que las distintas líneas argumentales que la historia va presentado (especialmente la relativa al despertar carnal del protagonista) se superponen entre sí sin demasiado sentido, por lo que da la impresión que la película carece de una estructura determinada. Y ello pese a la presencia de algunas secuencias satíricas bien resueltas y a las buenas interpretaciones de los actores principales. Sin embargo, considerada en conjunto, encuentro que la parte dramática de la narración no termina de conmover, y a la parte de comedia le faltan unas mayores dosis de coherencia y comicidad para hacer reir al espectador. Y lo cierto es que hay bastantes escenas pretendidamente cómicas a las que es difícil encontrarles la gracia.
Al final, el conjunto de la historia se presenta como una colección, más bien deslavazada, de momentos de sátira desigualmente resueltos que se intercalan con los episodios acerca del proceso de maduración sexual del protagonista. Por ello, Trenes rigurosamente vigilados parece un producto típico del denominado cine de Arte y Ensayo, que al espectador medio probablemente entusiasmará o dejará frío. En mi caso, desde luego encontré más de lo segundo que de lo primero. Una historia original, que ofrece algún momento cómico inspirado, pero poco más.
Calificación: 5,5/10