La película nos narra la historia real de Oskar Schindler, un ambicioso empresario alemán, que se hace miembro del Partido Nazi como medio para conseguir suculentos contratos para su empresa de manufacturas, para la cual consigue hacerse con mano de obra judia gracias a sus influencias. Pese a ser un hombre práctico, Schindler irá pasando de su utilitarismo inicial al horror ante las atrocidades nazis contra los judios, por lo que decide usar su fábrica como via de escape para cientos de judios del infierno del ghetto de Cracovia y del monstruoso comandante nazi Amon Goeth, responsable del campo de concentración de Plaszow.
La Lista de Schlinder es, claramente, otro de los proyectos personales de Spielberg, quien quiso mostrar toda la crudeza del holocausto a la vez que homenajear a una persona supo sacar lo mejor de sí mismo en tiempos de oscuridad. Usando una fotografía en B/N que acentua el tono hiperealista y casi documental de la cinta que nos muestra las dos caras indisolubles del alma humana: la maldad y la bondad, ambas en sus formas más extremas.
La película contiene escenas que estremecen por su impacto visual, como la entrada al campo de concentración, la lluvia de cenizas sobre los hombros de Schindler, o las angustiosas escenas de las duchas de gas, además de la famosa escena del la niña del abrigo rojo, cargada de simbolismo. Respecto a los actores, destaca el trio protagonista Liam Neeson (Schindler) el contable judio (Ben Kingsley) y el sádico comandante Goeth, interpretado por Ralph Fiennes. De los tres, destacararía especialmente a Fiennes, quien logra una interpretación magistral del sanguinario oficial de la SS a cargo del campo. Neeson está bien en su papel de Schindler, aunque quizás no acaba de darle una dimensión más amplia a su personaje.
En definitiva, “La lista de Schindler” es una de esas películas imprescindibles, más por lo que cuenta, por como lo cuenta; y como recordatorio de unos hechos que la humanidad debe tener siempre presentes para evitar que se repitan.
Calificación: 8/10