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lunes, 25 de mayo de 2009

Naufragos (Lifeboat)

Naufragos (1944)

Tras el hundimiento de un carguero norteamericano que de dirigía a las Islas Bermudas, así como el del submarino alemán responsable del hundimiento, un solitario bote salvavidas acogerá a un grupo de supervivientes. A la única ocupante del bote, la famosa periodista Connie Porter (Tallulah Bankhead), pronto se le unen un variopinto grupo de náufragos rescatados del mar: el rudo marinero Kovac; el telegrafista Stanley, la enfermera Alice, el importante magnate de la industria Charles Rittenhouse; el cándido marinero Gus Smith (herido en una pierna), el camarero negro Joe, la señora Higgins que llega al bote con un recien nacido muerto, y por último, Willi, el capitán del submarino alemán, que ha sido el único superviviente del mismo. Mientras los supervivientes tratan de organizarse y buscar la mejor manera de ser rescatados, irán surgiendo entre ellos una serie de tensiones y enfrentamientos que pondrán en peligro la integridad del grupo.

A mi modo de ver, la grandeza de un cineasta no solo se mide por sus grandes obras, sino también por su capacidad para ofrecer algo diferente cuando se trabaja con una historia más tópica o convencional. No me cabe duda de que el gran Alfred Hitchcock era uno de esos directores tocados con la varita del genio creativo. Así lo demostró en productos, como Naufragos, aparentemente sencillos y que pueden considerarse “menores” dentro de su filmografía, pero que cuando uno los revisa, no puede dejar de admirar el sello inconfundible del mago del suspense. En ese sentido, partiendo de que “Naufragos” fue un film bastante conyuntural, realizado por Hitchcock en plena II GM en el contexto de la ingente labor propagandisitica realizada por los estudios de Hollywood en apoyo de la causa aliada, lo cierto es que es una película que trasciende su mera y superficial motivación propagandística, para convertirse en un intenso relato, a partes iguales, de drama humano y tensión psicológica excelentemente retratados en el celuloide.

Para realizar el guión del film, Hitchcock se basó en un relato del famoso escritor John Steinbeck, modificándolo para adaptarlo a las circunstancias bélicas del momento, mediante la introducción del personaje alemán, que será clave en el devenir de las relaciones entre el grupo de náufragos. Para dotar del mayor realismo posible a la historia, Hitchcock quiso filmar integramente desde el interior del bote (no se muestra ni un solo plano exterior) y aunque la película se rodó integramente en un tanque de agua en el interior de un estudio, sometió a los actores a un duro rodaje, ya que los intérpretes tuvieron que pasar gran parte del tiempo mojados (lo cual le costó a la protagonista sufrir dos pulmonías). Además, abundando en este realismo, el director decidió prescindir por completo de la música de acompañamiento, siendo el sonido de la flauta que toca el personaje del camarero negro la única banda sonora del film. Por otro lado, se planteaba el problema de introducir el ya habitual “cameo” de Hitchcock, quien –como seguro que saben los buenos aficionados al cine- tenía costumbre de aparecer brevemente en todas sus películas. Por razones obvias, en este caso no podía hacerlo como un extra, así que Hitch se sacó de la manga un truco bastante imaginativo para cumplir con su ritual: aparecer retratado en el anuncio de un tratamiento para adelgazar que aparece en el periódico que lee uno de los supervivientes a bordo de la barca.

Es interesante reseñar como Hitchcock, pese a lo reducido del escenario y las limitaciones de la trama, logra crear una inigualable atmósfera opresiva en torno a los personajes, gracias al uso in crescendo de una excelentemente dosificada tensión dramática, especialmente en las escenas que preceden a la desaparición de la madre del bebé muerto o a la amputación de la pierna del marinero herido. También es destacable el como se articulan las relaciones respecto a los personajes principales del film: la periodista con aires de diva, Connie Porter (muy bien interpretada por Tallulah Bankhead), cuya altivez inicial se irá degradando progresivamente conforme va perdiendo todas sus valiosas posesiones materiales; y por otra parte, el astuto, maquiavélico y cruel alemán, Willi, cuya doblez es otro de los aspectos que la película va descubriendo con excelente pulso, hasta el climax final.

Por lo demás, todos los elementos clásicos del cine hitchckoniano están ahí y son fácilmente reconocibles. Aparte de la mencionada carga de suspense y tensión sicológica, encontramos el elemento del erotismo, subrepticio pero latente, que se pone de manifiesto en la relación que se establece entre la periodista Porter y el rudo marinero Kovac. También se hace notar la poco disimulada misoginia del director a la hora de presentar a sus personajes femeninos, amén de su innovador aspecto visual, basado en el empleo casi constante de planos cercanos y medios de los personajes.

En definitiva, Naufragos pertenece a ese grupo de películas de Hitchcock que, aun estando un peldaño por debajo de sus mejores obras, son autenticos clásicos a descubrir o –como en mi caso- redescubrir. Una película que hay que ver y que no defraudará a los seguidores del mago del suspense.

Calificación: 7,5/10

lunes, 18 de mayo de 2009

Espía por mandato (The Counterfeit Traitor)

Espia por mandato (1962)

La acción nos sitúa en Estocolmo, en 1942. Erik Ericsson (William Holden) es un importante importador de petroleo sueco con influyentes contactos comerciales y politicos en la Alemania nazi. Su vida se ve alterada cuando es incluido en la “lista negra” aliada y coaccionado por un agente del servicio secreto británico para que espíe para los aliados y los informe acerca de la producción de petroleo y las condiciones económicas en el interior de Alemania. Forzado por las circunstancias, Ericsson accede a suministrar información, sin embargo para ello deberá aparentar ser un colaboracionista, lo cual le costará el desprecio de su familia y amigos. No obstante, con la ayuda de otra agente, Marianne Mollendorf (Lili Palmer), una alemana católica y de fuertes convicciones antinazis, Ericsson se las arreglará para proporcionarles a los aliados una muy valiosa información sobre las fábricas alemanas.

La historia real del espía norteamericano de origen sueco Eric Ericsson, es una de esas historias que se prestan a ser llevadas al cine. Ericsson, que había adquirido la nacionalidad sueca en la década de los 30, se las arregló para establecer relaciones comerciales con industriales alemanes, y durante la contienda facilitó importante información al OSS sobre la producción de combustible sintético alemán gracias a sus frecuentes viajes de negocios a Alemania. La historia de este espía sirvió para inspirar en 1958 la novela "The Counterfeit Traitor" (algo así como “El Falso Traidor”), del escritor Alexander Klein, la cual fue retomada por el realizador George Seaton para elaborar el guión del film.

De lejos, lo mejor de esta película es la variedad de la temática que abarca, ofreciendo una historia que contiene no solo los tipicos elementos del cine de espionaje espionaje, sino también de drama, thriller y romanticos, además de ahondar en las motivaciones morales y personales de los protagonistas. También es destacable, a diferencia de otras películas de contemporaneas, “Espía por mandato” no elude mostrar la cara más sucia del mundo del espionaje, un mundo en el que, por ejemplo, los agentes británicos no dudan en amenazar y coaccionar al protagonista con tal de ganarlo para la causa. También es destacable como se nos muestran las motivaciones de los protagonistas, Eric y Marienne. El primero, como hombre de negocios, solo mira por su seguridad y la de su patrimonio, mientras que la segunda es la típica idealista convencida de combatir por una causa justa. El choque de caracteres entre ambos personajes es otro de los elementos muy bien desarrollados en el film.

También es reseñable la riqueza de las distintas subtramas que se introducen en la historia, especialmente la denuncia de la crueldad nazi, ejemplificada en el niño fanatizado por la ideología hitleriana, que no duda en denunciar a su propio padre a la Gestapo como traidor. A todo ello se une el buen hacer del elenco de actores, tanto por parte de los protagonistas, con un William Holden en uno de sus mejores papeles, y una muy convincente Lilli Palmer; como de los solventes secundarios que los acompañan, destacando entre ellos a Hugh Griffith, como el cínico y socarrón agente británico que recluta a Ericsson, y un joven Klaus Kinski, que da vida a un judío que trata de huir de los nazis.

En definitiva, “Espía por mandato” es uno de esos films de muy pulcra realización, buena puesta en escena y convincentes actuaciones. Sin llegar a ser una grandísima película, sí que es un título de sólida factura formal y artística, además de ser uno de los que más profundidad han dado al tema del espionaje en tiempos de guerra. Desde luego, es un título de los que hay que ver al menos una vez. Una película muy completa en todos los sentidos.

La Crítica de Reisman

Calificación: 7/10

lunes, 11 de mayo de 2009

Operación Cicerón (5 Fingers)

Operación Cicerón (1952)

La acción no sitúa en Ankara, Turquía, 1943. Ulysses Diello (James Mason), el ambicioso e inteligente ayuda de camara del embajador británico en la capital turca se ofrece a los alemanes para pasarles información de alto secreto a cambio de importantes sumas de dinero. Tras convencer a Moyzisch, el agregado militar de la embajada alemana, de la utilidad de sus servicios, recibe el nombre clave de “Cicerón”. A partir de ese momento, Diello confiará sus actividades la condesa Anna Staviska (Danielle Derrieux), una aristócrata polaca exiliada, para ayudarle a preparar su fuga a Sudamerica una vez que haya reunido dinero suficiente, y antes de que los servicios secretos británicos descubran que está pasando información a los alemanes.

La historia de Eylesa Bazna, más conocido por su nombre en clave de “Cicerón”, es una de esas historias en las que la realidad desafía a la ficción. Nacido en Albania, en el seno de una familia humilde, Bazna se trasladó muy joven junto con su familia a Ankara, donde desempeñó el puesto de chófer en varias embajadas extranjeras. Unos años después, Bazna llegó a convertirse en ayuda de cámara del embajador británico Sir Hughe Knatchbull-Hugessen. Fue entonces, cuando, aprovechando su cercanía al embajador y su acceso a los documentos diplomáticos británicos, “Cicerón” ofreció sus servicios a los alemanes. Entre 1943 y 1944 Bazna le proporcionó al embajador alemán Von Papen importantes documentos confidenciales de los aliados, entre otros, las actas de la conferencia de Teherán, documentos relativos a las negociaciones aliadas con Turquía, e incluso documentación relativa a la Operación Overlord. Sin embargo, los alemanes no supieron hacer un uso adecuado de la valiosa información que les proporcionó Cicerón. En parte porque desconfiaban de la fiabilidad del espía, y también por los recelos personales existentes entre los principales receptores de la información: el ministro de asuntos exteriores Ribbentrop, el jefe de los servicios de seguridad Kaltenbrunner, y el propio embajador Von Papen.

Naturalmente, la película se basa en los hechos reales, relatados por el propio protagonista en su libro “Yo fui Cicerón”, los cuales el film respeta en gran medida. La producción corrió a cargo de la 20th Century Fox, que encargó la dirección al prestigioso realizador Joseph L. Mankiewicz, mientras que la redacción del guión corrió a cargo de Michael Wilson. Como apuntaba, la película nos muestra bastante fidedignamente los hechos que rodearon la entrega de información por parte de Cicerón a los alemanes, si bien añade algún elemento de ficción para hacer la trama más atractiva. El principal es la introducción del personaje de la condesa Staviska, con la que Cicerón planea escapar a Sudamerica, y que no existió realmente. Igualmente, para dar mayor emoción a la historia, el film se tomó la licencia de hacer ver que los servicios de espionaje británicos siguieron de cerca a Cicerón, aunque en la realidad esté abandonó voluntariamente el servicio en la embajada cuando la secretaria de Moyzisch, Nele Kapp, se pasó a lo aliados, poniendo en peligro su identidad secreta.

Desde el punto de vista cinematográfico, la película es bastante apreciable. Para empezar hay que destacar la brillante interpretación de James Mason en el papel Cicerón, dotando a su personaje del punto justo de refinamiento y ambiguedad moral, encarnando de esta forma al perfecto espía. Otro aspecto destacable radica en el guión del film, que sabe conjugar muy adecuadamente los elementos de acción e intriga, con algunas escenas de fino humor y unos diálogos muy bien elaborados. Por ejemplo, cuando Moyzizch le pregunta a Cicerón como es que pide el pago en libras, si la información que les pasa puede conducir a la victoria alemana, este le replica que para un condenado a muerte “Conocer el grosor de la soga no va a evitar que lo ahorquen”.

También es digna de reseñarse la ambientación en los escenarios reales (los exteriores se filmaron en Turquía) y la buena fotografía en B/N. Y por supuesto, no puede dejarse pasar por alto el desenlace final del film, que sirve de brillante colofón a la historia de “Cicerón”. En definitiva, “Operación Ciceron” es uno de esos films que, sin llegar a la categoría de Obra Maestra, merecen ocupar un lugar destacado por su esmerada factura formal y artística. Aun hoy, es de las más logradas películas del género de espionaje, y por supuesto, un título que definitivamente merece la pena revisar.

La Crítica de Reisman

Calificación: 7,5/10

miércoles, 6 de mayo de 2009

Resplandor en la Oscuridad (Shining Through)

Resplandor en la oscuridad (1992)

Linda Voss (Melanie Griffith), una norteamericana de origen judio alemán, es contratada para trabajar en una oficina gubernamental al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Tras iniciar un romance con su jefe, Ed Leland (Michael Douglas) descubre que este es en realidad un agente del OSS. Cuando Leland desaparece en el curso de una misión secreta en Alemania, Linda convence a sus superiores para viajar alli y realizar una peligrosa misión de espionaje en Berlín haciéndose pasar por empleada doméstica de un alto jerarca del partido nazi. Pero el verdadero motivo del viaje Linda será el intento de reencontrarse con su amado.

Resplandor en la Oscuridad es una de esas peliculas que se notan hechas con las mejores intenciones, pero que, a la postre, se quedan en un producto absolutamente mediocre. Se aprecia de forma bastante clara que la película, dirigida por David Seltzer, con guión basado en una novela Susan Isaacs, se hizo con la intención de fundir los elementos clásicos del cine de espionaje, con la típica trama romántica de “amor en tiempos de guerra” que tanto gustan en Hollywood. En ese sentido se aprecian claras reminiscencias que van desde clásicos como “Casablanca” a otros films más recientes como “La calle del adiós”.

Sin embargo, en este caso el resultado final quedó bastante desdibujado, principalmente porque la película flojea en demasiados aspectos. El primero, y más importante reside en lo absolutamente inverosímil de la trama. La protagonista es una simple secretaria, que sin recibir entrenamiento alguno como agente secreto (más allá de ser aficionada a ¡las películas de espías!), es enviada en una misión ultrasecreta nada menos que a Alemania. Por otra parte, Leland, el agente del OSS es enviado allí sin saber hablar alemán… eso sin contar la carambola por la que Linda es despedida de casa del jerarca nazi, e inmediatamente contratada para ser la cuidadora de los hijos de un general alemán. En definitiva, una serie de dislates argumentales forzados hasta el máximo.

Pero aparte de eso, lo peor es que la película resulta infumable debido en gran medida a lo inadecuado de su reparto. Melanie Griffith está absolutamente cargante y fuera de sitio en su papel de intrépida enamorada metida a espía, realizando una de las peores actuaciones de su carrera. Y a Michael Douglas, por aquel entonces un actor en alza, se le nota a la legua que no termina de encontrarse a gusto interpretando al duro agente del OSS. Se salva un poco de la quema Liam Neeson, en el papel secundario de general alemán, aunque su personaje no de demasiado juego, al menos cumple.

Finalmente, si a las deficiencias en lo tocante a verosimilitud y reparto, añadimos una trama desarrollada de forma absolutamente plana y sin gracia, amén de un desenlace de lo más pasteloso que uno pueda imaginarse, se explica mejor el hecho de que este film se hicera acreedor en su día de 5 “Razzies” o antioscars, incluyendo el de peor película y peor actriz principal. Por rescatar algo de la quema, quizás puedan salvarse los decorados y la ambientación, pero el resto de este film, desde luego, no pasará precisamente a la historia del cine. Un título absolutamente prescindible y que, (si me permite el juego de palabras) en absoluto resplandece.


Calificación: 3/10