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jueves, 27 de diciembre de 2007

Rebeldes del Swing (Swing Kids)

Rebeldes del Swing (1993)

La acción se situa en Alemania en los meses inmediatamente anteriores al estallido de la II GM. Peter Müller (Robert Sean Leonard), es un adolescente, hijo de un opositor al régimen ejecutado por los nazis, que junto con sus amigos Thomas (Christian Bale), Arvid (Frank Whaley) y Otto (Jayce Bartok) forman un grupo de “Chicos Swing” aficionados al baile, a la musica jazz y al desenfadado estilo de vida anglosajón. El grupo de Peter trata de mantener su estilo de vida en medio de la asfixiante presión del nazismo, que cada vez se muestra menos tolerante con las expresiones culturales de los Chicos Swing. Para evitar problemas con las autoridades, Peter y Thomas se alistan en las juventudes hitlerianas, tratando de conservar sus principios libertarios y su afición por el Swing en secreto, a pesar de lo cual,  los “Chicos Swing” se verán progresivamente arrastrados por los aspectos más oscuros del régimen nazi.

Mezclando elementos de Drama y Musical, “Rebeldes del Swing”, puede enmarcarse dentro del cine juvenil, de “rebeldía” un poco al estilo de “El Club de los Poetas Muertos” pero trasladado al marco de la Alemania nazi. Ciertamente no se trata de una historia excesivamente original ni en lo tocante al desarrollo de su argumento ni en cuanto a los personajes, que resultan un poco tópicos. Tampoco la denuncia del nazismo -que es otro de los ejes arguméntales del film- resulta demasiado original o contundente.

Lo mejor de la película radica en la ágil realización que ofrece el director Thomas Carter, y en unos buenos números musicales muy bien resueltos y con una espectacular puesta en escena. Asimismo, la interpretación de los jóvenes actores protagonistas también raya a un buen nivel, destacando el prometedor Christian Bale (el nuevo “Batman”) y Robert Leonard en sus respectivos papeles, junto con Frank Whaley que interpreta al atormentado personaje de Arvid. También hay que recocer una más que lograda ambientación de los ambientes berlineses, pues los exteriores de la película se filmaron en gran parte en Praga, y de la época de los años 40.

En resumen, podemos decir que “Rebeldes del Swing” es una película de aseada factura, aunque un punto previsible y quizás algo pretenciosa. Bajo mi punto de vista no logra transmitir al espectador todo lo que se propone. Pese a ello hay que reconocer que el relato está llevado con un notable pulso narrativo y que la historia resulta bastante entretenida. No es una gran película pero no carece de interés.

Calificación: 6/10

viernes, 14 de diciembre de 2007

Adios Muchachos (Au Revoir, Les Enfants)

Adios Muchachos (1987)

A finales de 1943, el Colegio católico de los Padres Carmelitas en Fontainebleau será el escenario del nacimiento de una estrecha amistad entre dos niños de 13 años de edad, Julien Quentin (Gerard Manesse), un muchacho católico, hijo de una rica familia parisina, y el recien llegado Jean Bonnet, (Raphael Fejtö), un chico judio que en realidad se apellida Kippenstein y que se oculta en el colegio de la persecución nazi. Con trasfondo del ambiente desolador de la guerra que se libra lejos del colegio, Julián y Jean vivirán el paso de la infancia a la adolescencia así como el descubrimiento de los sentimientos adultos y de la verdadera amistad.

Más de una década después de sacudir conciencias tratando el tema del colaboracionismo en “Lacombe Lucien”, Malle volvió a tocar nuevamente el tema del comportamiento de la sociedad francesa durante la época de la ocupación alemana. También en este caso el ritmo de la narración es pausado, y se presentan los hechos de una forma bastante aséptica, pero, a diferencia de lo que ocurría en “Lacombe…”, la carga emocional que transmite el film es bastante mayor, así como el ritmo narrativo es mucho más vigoroso que en aquel film. Con “Adios muchachos” Malle ofrece una lección magistral de cómo hacer cine con aparente sencillez, pero rico en matices; contando una historia interesante con un ritmo pausado, y sobre todo, de cómo ser sensible sin caer en la sensiblería. Como el mismo Malle comentó: “A través de este muchacho que se me parece, he intentado reencontrar aquella primera amistad –la más fuerte- bruscamente destrozada, y representar mi descubrimiento del mundo absurdo de los adultos, con su violencia y sus prejuicios”.

Si “Lacombe Lucien” era una visión descarnada acerca de la realidad del colaboracionismo, “Adios Muchachos” es todo un canto a la amistad y, simultáneamente, una denuncia de las enormes cotas de maldad que es capaz de alcanzar el ser humano. La película tiene varias escenas magistrales (desde la inicial despedida de la madre de Julien en la estación, o la lectura de “Las mil y una noches”, cuando Julien descubre el secreto de Bonnet, y por encima de todas las sobrecogedoras escenas finales). Otro aspecto que me gustó mucho es el tratamiento que se ofrece de los alemanes, mostrando que no todos eran “nazis malos”. Asi la película nos muestra a dos soldados bávaros que rescatan a los niños en el bosque o a un oficial alemán que expulsa a la policía francesa de un restaurante donde estaban acosando a un cliente judío; pero naturalmente sin ocultar la crueldad de la GESTAPO. Esa honestidad de Malle al retratar a los “amigos” y “enemigos” con justicia es algo inusual en el cine.

Por lo demás, aparte de una sólida dirección y guión, la película se apoya en unas magníficas interpretaciones del dúo de niños protagonistas, que rezuman naturalidad y espontaneidad ante las cámaras, logrando que sus interpretaciones resulten absolutamente creibles. Y es precisamente la humanidad que transmiten todos los personajes la que hace de esta película tenga una profundidad desascostumbrada.

En definitiva, “Adios Muchachos” es un directo a la mandibula de la emotividad, además de un sentido y bonito homenaje a la inocencia juvenil, a la tolerancia y a la amistad verdadera, así como una contundente denuncia de la injusticia que es capaz de perpetrar el ser humano. En mi opinión, una pequeña Obra Maestra. Imprescindible.

Calificación: 8,5/10

martes, 11 de diciembre de 2007

Lacombe Lucien

Lacombe Lucien (1974)

La historia nos sitúa en un pequeño pueblo del suroeste francés, en Junio de 1944. Mientras la liberación de Francia comienza a vislumbrarse, el joven Lucien Lacombe (Pierre Blaise), de 18 años, hijo de un miembro de la Resistencia detenido por los alemanes, malvive con su madre trabajando como limpiador y cazando animales campestres. Pero Lucien, deseoso de escapar de su mísera situación, y tras ser rechazado su ingreso en la Resistencia, se unirá al grupo local de colaboracionistas franceses que trabajan para la policía alemana, lo que le permitirá situarse en una posición de poder casi ilimitado respecto a sus vecinos, posición de la Lacombe no dudará en hacer uso abusivo repetidamente. Sin embargo, su situación se complica cuando conoce a Alberto Horn, un sastre judío que vive recluido en una casa ocultándose de los alemanes junto a su hija Frances, de la que Lucien se enamora perdidamente, iniciando con ella un peligroso romance.

Con “Lacombe Lucien” el realizador francés Louis Malle hizo una valiente aproximación a un tema de lo más espinoso en el pais galo: la toma de posición de la sociedad civil francesa ante la ocupación alemana. El personaje de Lacombe Lucien, (el cual, según nos aclara el filme al final, es verídico) es retratado como el paradigma de la actitud que tomaron muchos franceses frente a la ocupación, decantándose por el pragmatismo antes que por el idealismo patriótico. En ese sentido, no puede negarse que el film logra pintar un complejo fresco de las relaciones que se establecieron en los dramáticos dias de la ocupación nazi, unas relaciones entrelazadas y a menudo contradictorias (por ejemplo, respecto a los judios a los que no pocos franceses despreciaban tanto como los alemanes). A lo largo de sus mas de dos horas de metraje, el film nos va desgranando un denso compuesto de acciones y reacciones en las que el personaje central (Lucien) viene a ser una especie de catalizador, lo que deja al final del visionado cierta sensación de asepsia ideológica por parte de Malle. Esto resulta bastante valiente desde el punto de vista ético, aunque quizás deja a la película en un cierto “limbo” de indefinición moral, dejando que sea el espectador el que saque sus propias conclusiones.

Personalmente opino que “Lacombe Lucien” es el típico caso de película que no termina de funcionar pese a sus loables intenciones artísticas. El ritmo, más que pausado, resulta lento, hasta el punto de que la historia transmite por momentos la sensación de arrastrarse más que de avanzar, y ciertamente a mi se me hizo aburrida a ratos. La preponderancia del aspecto discursivo sobre la acción (prácticamente nula) es tan abrumadora que algunas partes del film resultan inevitablemente farragosas y me produjeron sensación de hartazgo en más de una ocasión.

Por lo demás hay que reconocer que la parte plástica del film está muy lograda, tanto por la música de fondo, que muy apropiadamente incluye melodías fancesas de la época, acordes de piano, canciones de jazz…etc, como por la excelente fotografía de exteriores. Asimismo, el elenco de actores, en su mayor parte desconocidos, logra unas buenas interpretaciones, llenas de naturalidad, destacando especialmente Pierre Blasie en su papel protagonista de Lucien Lacombe.

En definitiva “Lucien Lacombe” puede considerarse una película notable desde el punto de vista sociológico, por abordar sin maniqueísmos de ninguna clase una etapa bastante controvertida de la historia reciente europea y francesa en particular. Sin embargo cinematográficamente hablando, creo que está lejos de los mejores dramas sobre la II GM.
Calificación: 6/10

viernes, 7 de diciembre de 2007

La patrulla del coronel Jackson (Back To Bataan)

La patrulla del coronel Jackson (1945)

Poco antes de la caida de Filipinas, a finales de 1941, el Coronel Madden Jackson (John Wayne) recibe el encargo de organizar una fuerza de guerrilleros filipinos para hostigar a las tropas de ocupación japonesas en las islas. Con la ayuda de un oficial filipino, el capitán Andrés Bonifacio (Anthony Quinn) un hombre atormentado porque su antigua novia se dedica a hablar por la radio como propagandista de los japoneses, (pero que en realidad colabora con los americanos), Jackson organizará un eficiente grupo de guerrillas cuyos golpes de mano lograrán crearles muchas dificultades a las fuerzas japonesas.

A la hora de valorar esta película hay que tener muy en cuenta que se enmarca en plena época de actividad propagandística de la insdustria hollywoodiense a favor del esfuerzo de guerra aliado, en este caso contra el enemigo que aun combatía: Japón. Como no podía ser de otra forma, el tratamiento de los personajes japoneses es descaradamente propagandístico, presentadolos como unos seres absolutamente taimados y retorcidos, lo que a veces hace que los personajes japoneses aparezcan como representaciones caricaturescas del “malvado amarillo”. Especialmente delirantes son las escenas en las que las tropas de Jackson desbaratan una ficticia ceremonia de declaración de independencia de Filipinas por parte de los japoneses.

En cualquier caso, mas alla de su contenido propagandístico, la película tiene algún que otro aspecto reseñable. El más evidente es el de contar en su elenco con dos gigantes de la pantalla como Wayne y Quinn, que sí bien no alcanzan en esta película sus mejores cotas interpretaivas, si que demuestran oficio en sus respectivos papeles. Otra de sus virtudes radica en la ambientación de los escenarios de la selva filipina, que está bastante lograda. Finalmente, hay que reconocer que el film, pese a la relativa escasez de escenas de acción, muestra en las secuencias de combate un alto grado de credibilidad, aunque eso sí, con las limitaciones típicas de la época (muertes no sagrientas), y con algún que otro efecto visual poco logrado.

Por lo demás “La Patrulla del Coronel Jackson” no aporta mucho más al género bélico, y además cae en algunos de los clichés típicos del cine de propaganda (sacrificio de los Filipinos por EEUU, el niño que sacrifica su vida por la causa…) que se ven realzados por el típico “Happy Ending” de este tipo de filmes. En resumen, estamos ante un título medianamente correcto y que se deja ver, pero del que no puede extraerse gran cosa.

Y con esta reseña, por cierto, concluyo este mini ciclo dedicado al gran John Wayne y al frente del Pacífico.
Calificación: 4,5/10